Ramón Isaac López Pérez (a) Pinciano, Pincianus fl. 1835
Olvidado “apóstol español de la nueva doctrina” de la homeopatía, desde 1835. Vallisoletano y López, quiso emular al insigne autor de la Philosophia antigua poética (1596), el “doctor Alonso López Pinciano”, y desde pronto se dio a conocer como reaparecido “López-Pinciano”.
«…una extraña persona, que, por ser de Valladolid, tomó desde estudiante el título de López Pinciano, añadiendo más adelante el de doctor, con que se engalanaba. Por los años 1826 o 1827 vino al antiguo Colegio de San Carlos a continuar sus estudios, comenzados en el de Valladolid, y fue incorporado en efecto; más al poco tiempo, no sólo hizo fijar en las esquinas de Madrid un cartel con el título Ideas químicas de López Pinciano, en que con audacia las exponía harto peregrinas, sino que en la cátedra, desempeñada a la sazón por D. Juan Francisco Sánchez, pedía la palabra y pretendía entablar discusiones con el profesor. Poco tiempo duró esto, y López Pinciano se fue al extranjero, donde hubo de permanecer cosa de cinco años por Francia e Italia.» (Francisco Méndez Álvaro, 1883.)
«Tal es el estado actual de los conocimientos humanos, y tal es con particularidad el de la filosofía física. Así al publicar nuestros primeros trabajos no dudábamos que siendo mucho más progresivos que el espíritu analítico del siglo, habían de chocar con el modo de ver de aquellos hombres ignorantes y rutinarios, para quienes el hábito de creer equivale completamente a la demostración. Estábamos también penetrados de las dificultades que nuestra posición debía ofrecernos (los estudios académicos que entonces hacíamos) para acabar de elaborar nuestras doctrinas, explanarlas convenientemente, y acostumbrar al público a oirlas glosar; pero un generoso sentimiento de emulación se hizo superior a nosotros, y nos determinó a dar una precoz publicidad a nuestras ideas, por asegurar la propiedad de un pensamiento (sistema de la concentración), que sucesivamente comentado como la ley de Newton, debe constituir un día el núcleo y el lazo común de todos los estudios que se designan colectivamente bajo el nombre de ciencias naturales. He aquí los motivos que en aquel tiempo nos determinaron a publicar un imperfecto bosquejo de nuestras ideas, y que en lo sucesivo han motivado nuestro silencio: si se pone igualmente en consideración los cinco años que después hemos viajado en Francia y en Italia, se juzgará sin dificultad que no ha sido la impertinente crítica que se nos hizo en un mal periódico la causa de haber interrumpido la continuación de nuestras tareas.» (Doctor López-Pinciano, Del resorte de la vida, 1834.)
La “precoz publicidad” que de la concepción de la filosofía física estaba concibiendo “R. López-Pinciano” se había plasmado en 1828 en un opúsculo, Ideas químicas de R. López-Pinciano, donde nada desvela el autor de su persona o méritos. Adopta como divisa el final del versículo XIV, 5 de la epístola de San Pablo a los Romanos, versión Vulgata de San Jerónimo: “Unusquisque in suo sensu abundet”, que se ha vertido al español “Cada uno esté asegurado en su juicio” (Francisco de Enzinas, 1543), “Cada uno esté asegurado en su ánimo” (Biblia del Oso, 1569), “Dejaos de disputas y siga cada uno su opinión, según le dicte su conciencia” (Francisco Ximénez, 1789), “Cada uno abunde en su sentido” (Felipe Scío de San Miguel, 1793), &c.; y en una dedicatoria ofrece amplia relación de títulos de Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo (1768-1841), XIII Duque del Infantado, sin otra explicación que permita alcanzar qué vínculo mantenían.

1828 Ideas químicas, Imprenta de Don José del Collado, Madrid 1828, viii+32 págs. Portada: “Ideas químicas de R. López-Pinciano. Unusquisque in suo sensu abundet. Madrid, 1828, Imprenta de Don José del Collado.” Dedicatoria: “Al Excmo. Señor Don Pedro de Alcántara, Toledo, Salm-Salm, Pimentel y Osorio, Luna, Mendoza y Aragón, de la Cerda, Enríquez, Haro y Guzmán, &c.: Duque del Infantado, de Pastrana, de Lerma, &c.: Marqués de Santillana, de Tábara, del Cenete, de Almenara, de Cea, de Campoó, &c.: Conde de Saldaña, de Villada, del Real de Manzanares, &c.: Príncipe de Melito y Evoli: Señor de la Provincia de Liébana, y Hermandades de Álava y Guipúzcoa: Barón de Alberique, Alcocer, Alazquer, Gabarda, Ayora, &c.: Poseedor del Mayorazgo de treinta y cuatro cuentos: Patrono de las Iglesias Colegiatas de Lerma, Ampudia &c., &c.: Grande de España de primera clase: Gentil-Hombre de Cámara de S. M. con ejercicio: Caballero de la insigne Orden del Toison de Oro: Gran Cruz de la Real y distinguida Orden de Carlos III, y de la Militar de San Fernando: Caballero de la Orden de Santi- Espíritus, y de la de Cristo: Consejero de Estado y Capitán General de los Reales Ejércitos, &c., &c., &c. R. López-Pinciano.” (Edición digital del texto en Filosofía en español, junio 2020.)
El prólogo de Ideas químicas glosa los “pasos agigantados hacia su perfección” de las ciencias físicas, la química en particular entre ellas, aunque “la falta de un sistema general hace sus explicaciones a veces contradictorias, y deja en otras obscuros fenómenos de bastante importancia.” Siguiendo el “dicho del gran Newton, que la luz (o el fluido que la manifiesta) puede transformarse en toda clase de cuerpos, y que recíprocamente todos los cuerpos existentes pueden convertirse en luz”, López-Pinciano parte de la concentración (“la aproximación de las moléculas mínimas o sea infinitamente pequeñas de cualquier principio”), contraria a la dilatación, para, desde un monismo lumínico (“propiamente hablando, es el único elemento: los que tienen este nombre no son más que diversos grados de concentración de que aquel es susceptible”), ofrecer, como “objeto del presente ensayo filosófico”, una “escala de la concentración” de la que estudia sus siete grados principales (deja los grados intermedios para otra “obra más lata”): 1.° Lumínico, 2.° Calórico, 3.° Fluido eléctrico, 4.° Oxigeno, 5.° Hidrógeno, 6.° Carbono, y 7.° Azoe (“este es el nombre que dio Lavoisier al principio que forma las tres cuartas partes del aire atmosférico; desde que el inglés Cavendish descubrió que es la basa del ácido nítrico, se le ha llamado también nitrógeno, denominación que en el día tiene alguna preferencia”). Este breve opúsculo (viii+32 páginas, 4.300 palabras, 25.700 caracteres) ya se difundía en la primavera de 1828 y, como publicaba el primero de mayo la Gaceta de Madrid en el reclamo correspondiente, “el presente opúsculo es recomendable, porque en él su autor trata de dar una idea práctica de la capacidad del genio español para las vastas empresas literarias, y ha de servir de introducción a una obra que está escribiendo con el título de medicina general”:
«Ideas químicas de R. López Pinciano. El presente opúsculo es recomendable, porque en él su autor trata de dar una idea práctica de la capacidad del genio español para las vastas empresas literarias, y ha de servir de introducción a una obra que está escribiendo con el título de medicina general. Se vende a rs. en Madrid en la librería de Quirós, frente a los Gremios; en la de Pérez, calle de Carretas; en la de Villa, plazuela de Santo Domingo; Barcelona en la de Piferrer; Cádiz en la de Hortal; Valencia en la de Fauli; Valladolid en la de Santander. Puede ir por el correo.» (Gaceta de Madrid, jueves 1.° de mayo de 1828, núm. 53, pág. 212.)
No pasó del todo desapercibido este opúsculo, pues mereció una respuesta casi tan extensa (3.800 palabras, 22.450 matrices), “impertinente crítica”, le dirá López Pinciano en 1834… Aunque no lleve firme, cabe asegurar que el autor de esa “impertinente crítica que se nos hizo en un mal periódico” también había nacido en Valladolid, “Pincia en otro tiempo llamada”, Manuel Hurtado de Mendoza (1783-1849), médico afrancesado partidario del broussismo, “autor principal” de la revista donde apareció (y que que dejó de publicar solo un mes después), “Décadas de medicina y de cirugía prácticas, por D. Manuel Hurtado de Mendoza, Doctor en las dos facultades de Medicina y de Cirugía médica, Individuo de varias Corporaciones médicas y quirúrgicas del Reino, y de muchas extranjeras…”. El lector de esa respuesta podrá encontrar en ella estupendos materiales para la reconstrucción filosófica de la cristalización de la ciencia química, y advertirá briznas de autodesprecio negrolegendario, propio de un pedante mercenario del francés, traductor y divulgador de novedades extranjeras, que había conocido en España al Víctor Broussais médico cirujano de los ejércitos invasores, y al que luego frecuentó en París, contagiándose de sus ridículas novedades, que volvieron a poner de moda, entre sus satisfechos pacientes, las sanguijuelas como principal remedio terapéutico.
«El haber leído en la gaceta del 1.° de mayo próximo pasado el anuncio de un opúsculo intitulado: Ideas químicas de R. López Pinciano, en el que se ofrece dar una idea del genio español para las vastas empresas literarias, que ha de servir de introducción a una obra que se está escribiendo con el título de Medicina general, excitó entre nosotros los vivos deseos de no carecer de un trabajo que tanto ofrecía al público literario. Su pequeñez nos llamó la atención, y aunque no debe juzgarse del mérito de una obra por su extensión, sin embargo, no pudimos menos de concebir la idea de que en tan corto volumen no podía contenerse lo que se ofrecía en el anuncio, esto nos estimuló a leerle con algún interés más de una vez, y lo que antes era un deseo, se cambió luego en pesar, el cual no podemos menos de manifestar en obsequio de la ciencia hacia la cual se dirige el señor Pinciano, y acaso también en beneficio de su precipitado talento.» ([Manuel Hurtado de Mendoza], “Bibliografía Médica Nacional. Ideas químicas de R. López Pinciano”, Décadas de medicina y cirugía prácticas, Madrid, 30 de noviembre de 1828, tomo 20, núm. 6, págs. 197-208.)
La crítica a Ideas químicas de R. López Pinciano se publica con fecha del último día de noviembre de 1828, y aunque en 1834 asegura Pinciano que “se juzgará sin dificultad que no ha sido la impertinente crítica que se nos hizo en un mal periódico la causa de haber interrumpido la continuación de nuestras tareas”, no hay que descartar que algo tuviera que ver con “los cinco años que después hemos viajado en Francia y en Italia”. Habría circulado López Pinciano de 1829 a 1833 fuera de España, y al reaparecer en 1834 por Madrid con un nuevo opúsculo, Del resorte de la vida, ensayo fisiológico-químico. Del biógeno, las circunstancias de su persona se han floreado notablemente respecto de 1828: “Doctor en Medicina y Licenciado en Cirugía de la Facultad de Montpellier; antiguo discípulo a oposición de la Escuela práctica de Anatomía y operaciones quirúrgicas de la misma; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad quirúrgica de emulación de dicha ciudad; Miembro de la Real Academia del departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo médico, del Círculo quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia médico-quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en Jefe del Real Canal de Castilla.”
Parece que en Montpellier se doctora en Medicina y se licencia en Cirugía (estudios que habría iniciado en España: su crítico de 1828 le dice “el señor clínico Pinciano”), que mantiene vínculos con la Société Royale de Médecine, Chirurgie et Pharmacie de Toulouse (“Elle a accordé le titre de Correspondant à M. Lopez, Docteur en médecine à Montpellier”, Séance publique de la Société Royale de Médecine, Chirurgie et Pharmacie de Toulouse, tenue le 13 Mai 1830, Toulouse 1830, pág. 91), con la Académie Royale du Gard (si es el mismo López: “M. le docteur Lopez, connu par un Mémoire sur l'hypertrophie”, La France Littéraire, Paris 1832, tome troisieme, pág. 663; en las memorias impresas de esa academia de 1832, Nimes 1832, pág. 230, figura como último incorporado entre los Associés correspondants: “Lopez, docteur médecin, à Montpellier”, mención que se mantiene intangible en las memorias de 1838-1839, Nimes 1840, pág. 226), &c.
López Pinciano, bajo su advocación de botánico, deja rastros en 1832 de algunas actuaciones suyas por Italia. En efecto, el 25 de noviembre de 1832, en una sesión de trabajo de la Academia de Ciencias de Turín, el académico y botánico José Jacinto Moris (1796-1869), auxiliado por el académico y botánico Luis Colla (1766-1848), informa de una memoria escrita en francés que ha presentado para su informe el botánico español Ramón Isaac López Pincianus, “Histoire des organes anormaux de la fleur”, y aunque reconocen que el autor de esa memoria está muy versado en el difícil estudio de las partes de la flor, concluyen que su escrito carece de novedad pues repite cosas publicadas por Miguel Félix Dunal (1789-1856), profesor de botánica en Montpellier (lleva su nombre el género Dunalia), en sus Considérations sur la nature et sur les rapports de quelques uns des organes de la fleur (Montpellier 1829), pues aunque el señor Pinciano asegure que realizó sus observaciones en 1828, no las ha presentado hasta 1832, tres años después de ser publicadas por el botánico francés. El vallisoletano reclama, prometiendo presentar pruebas de la prioridad de sus observaciones, pues ya las habría comunidado en un presunto volumen segundo del Istituto dell Scienze naturali de Madrid del año 1827. La Academia de Ciencias de Turín, en su sesión de trabajo de 23 de diciembre de 1832, agradece tal información y ordena adquirir las publicaciones de esa institución española para enriquecer su biblioteca académica. Se conserva la carta manuscrita dirigida por Pincianus al secretario de esa Academia, fechada en Florencia el 18 de diciembre de ese año, en la que informa de varios plagios que se han perpetrado en Francia a trabajos botánicos suyos.
1832 «Collocazione: 112-I. Autore: Pincianus, Isaac Lopez R[amon]. Anno: 1832. Luogo: Valladolid. Titolo: “Histoire des Organes Anormaux de la fleur”. Consistenza: 10 c. Note: Sui recto della 1ª carta: “Vedere il rapporto adunanza del 25 novembre 1832”.» (Accademia delle Scienze Torino, Manoscritti 1-2800, s.f., página 35.)
«25 di novembre 1832. [...] Organi anomali del fiore. Il Professore Moris, condeputato l'accademico Colla fa rapporto su di una Memoria intitolata: Histoire des organes anormaux de la fleur, lavoro stato rassegnato al giudizio dell'Accademia dal Dottore Ramon Isaac Lopez Pincianus. In questo parere i deputati riconobbero il botanico Spagnuolo profondamente versato nello studio difficile ed importante delle parti del fiore, ma essi riconobbero altresì che alla più parte delle cose da lui dette, manca il pregio della novità, essendo già state dette e pubblicate dal signor Dunal nelle sue Considérations sur la nature et sur les rapports de quelques uns des organes de la fleur, Montpellier 1829, in 4.° Vero è che il signor Pinciano dice aver fatte le sue osservazioni nel 1828, cioè un anno prima che le pubblicasse il Dunal; ma il botanico Spagnuolo presentando all'Accademia solamente in quest'anno (1832) manoscritte le sue osservazioni sul fiore, le quali il botanico Francese ha fatte di pubblica ragione tre anni prima, i deputati, e con essi la Classe, pensano che questi anzichè quegli sia da tenersene l'autore. (V. più sotto, adunanza 23 dicembre).» (Memoire della Reale Accademia delle Scienze di Torino, vol. XXXVII (1834), Notizia storica intorno ai lavori, pág. xiii.)
«L'Accademico Professore Moris, a nome di una giunta, lesse il parere intorno a una Memoria intitolata: Histoire des organes anormaux de la fleur, lavoro che il suo autore, il Dottore Ramon Isaac Lopez Pincianus, Spagnuolo, volle sottoporre al giudizio dell'Accademia Torinese.» (“Torino, 1.º dicembre”, Gazzetta Piemontese, Torino, sabbato, 1.º dicembre 1832, n.º 143, pág. 775.)
«L'Accademico Professore Moris, a nome di una giunta, lesse il parere intorno a una Memoria intitolata: Histoire des organes anormaux de la fleur, lavoro che il suo autore, il Dottore Ramon Isaac Lopez Pincianus, Spagnuolo, volle sottoporre al giudizio dell'Accademia Torinese.» (“Stato di Sardegna. Torino, 1.º dicembre”, Giornale del Regno delle Due Sicilie, Napoli, venerdi, 21 dicembre 1832, n.º 292, pág. 1201.)
«Collocazione: 112-II. Mittente: Pincianus, Isaac Lopez R[amon]. Anno: 1832. Mese: dicembre. Giorno: 18. Luogo: Firenze. Destinatario: Segretario dell'Accademia delle Scienze di Torino. Argomento trattato: Dà notizia all'Accademia di diversi plagi delle proprie opere di botanica avvenuti in Francia. Consistenza: 2 c. - lettera.» (Accademia delle Scienze Torino, Manoscritti 1-2800, s.f., página 35.)
«23 di dicembre 1832. Richiamo fatto dal Dottore Pinciano. Nell'adunanza, del 25 di novembre è stato accennato il parere di una Giunta accademica sulla Memoria: Histoire des organes anormaux de la fleur, stata rassegnata al giudizio dell'Accademia dal Dottore Ramon Isaac Lopez Pincianus. In questa adunanza il Segretario presenta un richiamo del predetto botanico Spagnuolo, il quale promette di produrre le prove della sua anteriorità in queste ricerche, comunicando all'Accademia l'II.º vol. dell'Istituto delle Scienze naturali, di Madrid, per l'anno 1827. La Classe gradì moltissimo la promessa comunicazione, anzi ordinò che quella pregievole collezione accademica sia acquistata tutta, ed aggiunta alle altre moltissime opere di questo genere che trovansi nella libreria accademica.» (Memoire della Reale Accademia delle Scienze di Torino, vol. XXXVII (1834), Notizia storica intorno ai lavori, pág. xvii.)

Este segundo opúsculo de López-Pinciano, Del resorte de la vida, es algo más copioso (6.180 palabras, 38.600 matrices) que el anterior, y en él introduce el concepto de biógeno: “Mas este principio que llamamos vital, si bien es un simple calórico en los últimos eslabones de la cadena orgánica, sufre no obstante alguna modificación en el interior mismo de los seres de una estructura más complicada y más perfecta. Estos últimos tienen además ciertos aparatos (centros nerviosos), donde el calórico arrastrado por las considerables masas de líquidos que a ellos afluyen, sufre a su modo una especie de elaboración, y se transforma en un elemento que designaremos bajo el nombre de biógeno, elemento que ocupa un grado intermedio al calórico y fluido eléctrico, disfrutando de las propiedades de uno u otro según su mayor o menor grado de concentración. Este mecanismo transformatorio sería demasiado difícil de comprender sin el auxilio de las doctrinas químicas, que hace algunos años ensayamos desarrollar, y sin las cuales la ciencia de la vida carecería del conocimiento del hecho más importante que puede ofrecer su estudio.” Ramón López Pérez, que por esos días convalida sus títulos franceses en el madrileño Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, concluye que su biógeno “reúne colectivamente las atribuciones del Astrum internum de Crollus, de la substantia enérgica Naturae de Glisson, y del principium vitale de Barthez, o de Duret”.
1834 R. Y. López-Pinciano, Del resorte de la vida. Ensayo fisiológico-químico del doctor López-Pinciano, Imprenta de D. E. Aguado, Madrid 1834, 48 páginas más cubiertas. Página 1: “Del Biógeno.”; página 2: “Tanto homines de rebus naturalibus scripsisse verius, quo simplicius philosophati sunt.” [Petro van Musschenbroek, Elementa Physicae, Nápoles 1751, pág. 77 + Antonio Genovesi, Elementa Metaphysicae, Nápoles 1751, pág. 84.]; página 3 [portada]: “Del resorte de la vida. Memoria fisiológico-química de D. R. Y. López-Pinciano, Doctor en Medicina y Licenciado en Cirugía de la Facultad de Montpellier; antiguo discípulo a oposición de la Escuela práctica de Anatomía y operaciones quirúrgicas de la misma; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad quirúrgica de emulación de dicha ciudad; Miembro de la Real Academia del departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo médico, del Círculo quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia médico-quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en Jefe del Real Canal de Castilla, &c., &c.”; páginas 5-48: “Del Biógeno. […]”; contracubierta: “Se halla venal en las librerías de Hurtado, calle de las Carretas; Viuda de Cruz, frente a las Covachuelas, y de Sánchez, calle de la Concepción Gerónima.” (Edición digital del texto en Filosofía en español, junio 2020.)
«Expediente de Ramón López Pérez, alumno del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos. Doctor en Medicina por la Universidad de Montpelier. Contiene Certificaciones de estudios y Comunicado admitiendo a examen de reválida para médico cirujano.» (Expediente del Real Colegio de Medicina y Cirugía de San Carlos, de Madrid, de fecha 1834, conservado en el Archivo Histórico Nacional de España, signatura: Universidades, 1220, Exp. 46.)
«Creemos hacer un servicio a la sociedad publicando las acciones generosas que puedan servir de ejemplo a las virtudes cívicas, y en consecuencia de este principio no podemos menos de presentar a la imitación de los amantes de la humanidad la conducta de don Ramón Isaac López Pinciano, doctor en medicina de la escuela de Montpellier, que ansioso de merecer la estimación de sus compatriotas, acaba de partir de esta capital con dirección a Valladolid, donde el cólera parece hacer en este momento los mayores estragos. León y Madrid le han visto correr al socorro de los invadidos de este mal, le verá también Valladolid y los pueblos infectados de Castilla la Vieja, a donde, según el proyecto que lleva, le sea posible acudir.» (Mensajero de las Cortes, Madrid, sábado 30 agosto 1834, pág. 3.)
«Valladolid 4 de setiembre. El doctor en medicina D. Ramón Isaac López, de quien en nuestro periódico de 30 del próximo pasado agosto, dijimos pasaba a Valladolid a tratar el cólera morbo, como lo había verificado en varias poblaciones de Francia y España inclusa esta capital; guiado de su filantropía e impavidez, escribe su llegada a aquella ciudad; siéndonos muy sensible no poder insertar íntegra la carta que nos dirige, refiriéndonos los obstáculos que ha experimentado en el tránsito, no habiéndole permitido entrar en poblado, ni aun a las mulas del carruaje, sufriendo hambre y frío extraordinarios; en cuyos pormenores dice se detiene para dar una ligera idea de las primeras peripecias que ocurrieron a un pobre médico por querer proporcionarse la original satisfacción de correr tras del cólera. Se extiende en hacer una descripción del triste estado de la ciudad que halló casi desierta; ni un alma por las calles, puertas y ventanas cerradas en la mitad del día, cuyo silencio era solo interrumpido por algunos carruajes que transportaban a los estudiantes de medicina que a falta de profesores se hallaban encargados de visitar a los invadidos de la cruel enfermedad, para cuyo remedio se hallan faltos los habitantes de los socorros que pudieran encontrar en otros médicos menos aprehensivos.» (Mensajero de las Cortes, Madrid, domingo 14 septiembre 1834, pág. 4.)
«Lista de los señores suscriptores. […] Sr. D. Ramón López Pérez.» (Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, tomo primero, desde el número 1 [5 junio 1834] al 30 [25 diciembre 1834] inclusive, correspondientes al año 1834, Imprenta que fue de Fuentenebro, Madrid 1835. “Nota. En esta lista no se incluye más que los suscriptores hasta el fin del año 1834, lo que se advierte para evitar reclamaciones.”)
Hasta 1834 no parece López Pinciano estar contagiado de homeopatismo… sin embargo calórico, biógeno y fluido eléctrico se conjuntan pronto en su persona como traductor y editor, que en desatado activismo inunda España de literatura homeopática desde inicios de 1835. Y como estas cosas no se improvisan en semanas, cabe suponer que, al menos desde su vuelta a Madrid tras la altruista excursión castellano colérica, tuvo que dedicarse plenamente a las ediciones homeopáticas, pues a finales de febrero de 1835 ya estaban a la venta los tres primeros libros homeopáticos firmados por el “Dr. López-Pinciano”, sus traducciones y ediciones de 1 Bigel, 2 Hahnemann y 3 Guidi, fechados los tres en 1835 y realizados en dos talleres distintos, la imprenta de don José Palacios y la imprenta de don Marcelino Calero (1778-1838).
«Todo el mundo resuena ya en alabanzas de la única filosofía que haya habido jamás en la ciencia médica, cuando apenas se tiene de ella ni una imperfecta idea en nuestra patria. Dos copiosas ediciones se han agotado ya en Francia del Organon del arte de curar, sin que aun haya merecido ni una ligera reseña en España. Once hospitales homeopáticos, y siete periódicos extienden y patentizan por todas partes sus dogmas, y todavía ni aún se han expuesto al criterio de los profesores españoles. Cinco academias homeopáticas se ocupan con el mayor ardor en la elaboración y progresos científicos de la nueva doctrina, cuando aún carecemos hasta de un mezquino resumen de ella…» (del Prospecto firmado por el traductor de las Obras de la nueva doctrina médica homeopática.)
En cuanto se difunde el prospecto anunciador de la traducción y publicación inminente de las obras fundamentales de Hahnemann, que ofrecía la suscripción a nueve tomos que habían de aparecer cada mes [en 1835 llega a publicar López-Pinciano tres tomos de Hahnemann y cuatro de otros homeópatas extranjeros], se expresan virulentos recelos, obviamente entre quienes rondaban la incipiente industria homeopática española, sorprendidos por el protagonismo que necesariamente había de adquirir el inesperado desconocido. Ya el sábado 10 de enero de 1835, en La Revista Española, reivindican que Badajoz es la “primera capital de nuestro suelo que ha visto la homeopatía puesta en práctica, y este honor no se le debe quitar” –como si López-Pinciano pretendiera arrebatar ese pretendido mérito a quienes simplemente ignora– pues desde hacía unos meses, aseguran, ya hacían sus pinitos homeopáticos los médicos Prudencio Querol, Francisco Rubiales, Manuel Cabello, Pedro Rino, y el boticario Juan Manuel Rubiales… Más asquerosa es la reacción profesoral académico gremial, doce días después, del Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, que hasta ese momento había ignorado absolutamente a Hahnemann y aprovecha para comenzar a desvelar los misterios de la homeopatía sin omitir su desprecio por la “sobrada ligereza” de un “entusiasmado traductor”, “atrasado apóstol de la Homeopatía en España”, que “solo ha tenido contacto con infelices sangradores que apenas pueden conocer el lenguaje de la ciencia” (ese mismo Boletín, un año después, aceptará mercenario páginas publicitarias de López Pinciano…).
1835 «Ha llegado a nuestras manos el anuncio de traducirse, imprimirse y publicarse las obras de la nueva doctrina médica homeopática. Al describir el mérito de estas obras dice el traductor: […]. Si la Revista no se equivoca demostrará en pocas líneas lo engañado que está el autor del anuncio de la traducción de las obras del inmortal Hahnemann; del poco favor que hace a sus comprofesores, negándoles la más mínima idea de la homeopatía, siendo así que en España se ha dado más de una vez la noticia de los principios fundamentales de la homeopatía. En el Diario de ciencias médicas que se publicó en Barcelona años pasados, se ha hablado de la homeopatía con la extensión y conocimiento suficiente para llamar la atención de los médicos españoles. […] Revistando los periódicos de las provincias se halla que en Badajoz están cansados de practicar la homeopatía, y que, por tanto, para anunciar traducciones, no es justo defraudar el mérito del que, o de los que han practicado la homeopatía antes que el señor traductor…» (“Las obras de la nueva doctrina médica homeopática”, La Revista Española, Madrid, 10 enero 1835, nº 444, págs. 1209-1211.)
«Todo resuena ya, dice el entusiasmado traductor del Organon del arte de curar, en alabanza de la única filosofía que haya habido jamás en la ciencia médica, cuando apenas se tiene de ella ni una imperfecta idea en nuestra patria. Estas expresiones nos dan a conocer la sobrada ligereza con que procede en sus juicios el editor expresado, obligándonos a creer que solo ha tenido contacto con infelices sangradores que apenas pueden conocer el lenguaje de la ciencia, pues es imposible que, de haber tratado con algunos profesores regulares, hubiese dejado de hallar quien le hiciese ver que en nuestra patria se tiene algo más que una imperfecta idea de la homeopatía, y que nos compadecemos de la debilidad científica de los alucinados que nada menos la suponen única filosofía que ha habida en Medicina.» (“Medicina homeopática de Hahnemann”, Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, Madrid, 22 enero 1835, nº 34, págs. 25-28, nota 1.)
Suscripción a las obras fundamentales de la nueva doctrina médica homeopática
Esta colección se halla formada exclusivamente de las producciones del ilustre Hahnemann, padre y fundador de la nueva escuela: constará de nueve tomos en cuarto, que se irán publicando sucesivamente a razón de uno por mes.
Las obras comprendidas en ella son las siguientes. = 1.ª Exposición de la doctrina médica homeopática, u Organon del arte de curar: un tomo en 4.º = 2.ª Tratado de Materia médica, o de la acción pura de los medicamentos homeopáticos: cinco tomos en 4.º = 3.ª Doctrina y tratamiento homeopático de las enfermedades crónicas: tres tomos en 4.º
El precio de dichas obras será de 20 reales por volumen, para los señores suscritores y 24 para los no suscritores: aquellos tendrán igualmente derecho a una rebaja de 2 reales en volumen sobre el precio de varias otras obras de la Doctrina que se están imprimiendo por cuenta del mismo traductor.
El primer tomo de la colección se dará a luz incesantemente.
Las actuales dificultades de la prensa con motivo de los periódicos, han hecho que nos veamos en la precisión de diseminar en cuatro imprentas nuestras obras por condescender con las repetidas instancias de varios profesores de Madrid y de las provincias.
(Dr. Bigel, Manual dietético de la homeopatía, traducido al español por el Dr. López-Pinciano, Madrid 1835.)
1 Traducción y edición de Gerardo José María Bigel (1769-1854), «Manual dietético de la homeopatía escrito en francés por el Dr. Bigel, Catedrático del Colegio imperial Médico-Quirúrgico de Petersburgo, Médico ordinario de S. A. I. el difunto Gran-Duque Constantino, &c., traducido al español por el Dr. López-Pinciano, Del gremio y claustro de la Universidad de Montpellier; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad Quirúrgica de emulación de dicha Ciudad; Miembro de la Real Academia del Departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo Médico, del Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en jefe del Real Canal de Castilla, &c. &c.» (Imprenta de D. José Palacios, calle del Factor, Madrid 1835, 134 páginas + «Apreciación del arte de curar, por S. Hahnemann», 44 págs.)
«Anuncios. Manual dietético de la Homeopatía, escrito en francés por el doctor Bigel, catedrático del colegio imperial médico-quirúrgico de Petersburgo, médico ordinario de S. A. I. el difunto gran duque Constantino, &c. Traducido al español por el Dr. López-Pinciano del gremio y claustro de la universidad de Montpellier; ex-tesorero archivero de la sociedad quirúrgica de emulación de dicha ciudad &c. &c. Se vende en las librerías siguientes: de Hurtado, calle de Carretas; viuda de Cruz, frente a las Covachuelas; Sánchez, calle de la Concepción Gerónima.» (Mensajero de las Cortes, Madrid, domingo 1.° de febrero de 1835, pág. 4.)
2 Traducción y edición de Samuel Hahnemann (1755-1843), «Exposición de la doctrina médica homeopática, u Organon del arte de curar, por S. Hahnemann, traducido de la 5.ª edición alemana y de la 2.ª francesa, por el Doctor López-Pinciano. Del Gremio y Claustro de la Universidad de Montpellier; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad Quirúrgica de Emulación de la misma Ciudad; Miembro de la Real Academia del Departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo Médico, del Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en Jefe del Real Canal de Castilla, &c. &c.» (Imprenta de D. M. Calero, Calle del Ave-María, núm. 2, Madrid 1835, 230 págs.); página 2: “Se considerarán como furtivos todos los ejemplares que no lleven en este sitio la firma del traductor.” (+ rúbrica Dr. Lopez, en algún caso estampillada.)
«Anuncio. Homeopatía. Organon del arte de curar. Tal es el título con que el inmortal Samuel Hahnemann ha dado a conocer la verdadera clave de la medicina racional, la exposición fundamental de la nueva doctrina médica. La sola circunstancia de hallarse traducida esta inestimable obra en todos los idiomas europeos, y aun la de haberse agotado rápidamente las cinco copiosas ediciones alemanas, las tres rusas y las dos francesas, bastan ya a recomendar la lectura y meditación de este sublime libro, clásico entre todos los clásicos que hayan podido escribirse sobre la ciencia médica. El grandioso camino experimental que se ha abierto recientemente en un arte hasta aquí tan miserable, tan rutinario y tan incierto, facilita al médico hipocrático completar las filosóficas ideas del oráculo de Cos, y hace para siempre inaccesible la medicina al charlatanismo y a la ignorancia. La escuela homeopática es el grande descubrimiento; y en ella estriba la suerte de la humanidad entera, si se concede algún valor a la existencia. Los suscriptores podrán acudir a recoger el primer tomo, que es el que ahora se publica, en Madrid a las librerías de Hurtado, calle de Carretas; Sánchez, Concepción Gerónima, y viuda de Cruz, frente a las Covachuelas, a donde sigue abierta la suscripción a 20 rs., y en que se halla venal a 24 rs., conforme al prospecto; igualmente que el manual dietético de la Homeopatía a 10 rs.» (Mensajero de las Cortes, Madrid, lunes 16 de febrero de 1835, nº 277, pág. 4.)
Samuel Hahnemann, Organon, primer párrafo del prefacio:
versión Ramón López Pinciano, Madrid 1835, págs. 3-4
Prefacio
La antigua medicina, o la Alopatía, para decir algo de ella en general, supone en el tratamiento de las enfermedades, tan pronto una superabundancia de sangre, que jamás tiene lugar, tan pronto de principios y de acritudes morbíficas. En consecuencia, sustrae la sangre necesaria a la vida, y trata ya sea de barrer la supuesta materia morbífica, ya de llamarla a otros puntos, por medio de los vomitivos, de los purgantes, de los sudoríficos, de los sialagogos, de los diuréticos, de los vejigatorios, de los cauterios, &c. Se imagina, por este medio, disminuir la enfermedad y destruirla materialmente; mas solo consigue aumentar los padecimientos del enfermo, y privar al organismo de las fuerzas y de los jugos nutritivos necesarios a la curación. Ataca el cuerpo con dosis considerables, largo tiempo continuadas, y frecuentemente renovadas, de medicamentos heroicos, cuyos efectos prolongados, y las más veces temibles la son desconocidos. Parece que ella misma se propone desfigurar la acción, acumulando muchas sustancias desconocidas en una sola fórmula. En fin, con un largo uso de estos medicamentos, añade a la enfermedad ya existente, otras nuevas enfermedades medicinales, que es imposible a veces curar. No deja jamás tampoco para mantenerse en buen crédito con los enfermos,{*} de emplear, siempre que puede, medios que por su oposición suprimen y palían durante algún tiempo los síntomas; pero que dejan tras de sí mucha más disposición a reproducirlos, es decir, que exasperan la enfermedad misma. Mira sin razón los males que ocupan las partes exteriores del cuerpo, como de naturaleza puramente local, como aislados e independientes; y cree haberles curado cuando les hace desaparecer con tópicos, que obligan al mal interno a dirigirse sobre una parte más noble y más importante. Cuando no sabe qué hacer contra la enfermedad, que se rehúsa a ceder, o que va siempre agravándose, emprende al menos a tientas modificarla con los alterantes, notablemente con el calomel, el sublimado corrosivo y otras preparaciones mercuriales a altas dosis.
{*} El mismo motivo la hace buscar ante todas cosas un nombre determinado, griego sobre todo, para designar la afección, a fin de hacer creer al enfermo que se la conoce ya de largo tiempo, y que se está mucho mejor en estado de poderla curar.
versión José Sebastián Coll, Madrid 1844, págs. 5-6
Prefacio
La antigua medicina o la alopatía, por decir algo de ella en general, supone en el tratamiento de las enfermedades ya una superabundancia de sangre que jamás hay, ya algunos principios y acrimonias morbíficas. En consecuencia de esto, quita la sangre necesaria a la vida, y trata, ya de expeler la pretendida materia morbífica, ya de llamarla a diferente punto por medio de los vomitivos, de los purgantes, de los sudoríficos, de los sialagogos, de los diuréticos, de los vejigatorios, de los cauterios, &c. Ella cree que con estos medios disminuye la enfermedad, y la destruye materialmente; pero no hace más que acrecentar los padecimientos del enfermo, y privar al organismo de las fuerzas y de los jugos nutritivos necesarios para la curación. Ataca al cuerpo con dosis considerables, continuadas largo tiempo, y renovadas con frecuencia de medicamentos heroicos, cuyos efectos prolongados y con bastante frecuencia temibles la son desconocidos. Parece que hasta se empeña en desfigurar su acción, acumulando en una misma fórmula muchas sustancias desconocidas. En fin, con el uso prolongado de estos medicamentos añade a la enfermedad ya existente nuevas enfermedades medicinales, que a veces es imposible curar. Tampoco deja jamás, por conservar su crédito para con los enfermos,{1} de emplear cuando puede, medios que por su oposición suprimen y palían durante algún tiempo los síntomas; pero que dejan tras de sí una disposición mayor a reproducirlos, es decir, que exasperan la enfermedad. Considera, sin fundamento, las enfermedades que ocupan las partes exteriores del cuerpo como puramente locales, aisladas e independientes, y cree haberlas curado cuando las ha hecho desaparecer por medio de tópicos que obligan al mal interno a fijarse en una parte más noble y más importante. Cuando no sabe ya qué hacer con una enfermedad que no quiere ceder, o que va siempre agravándose, trata de modificarla a ciegas por medio de los alterantes, principalmente con los calomelanos, el sublimado corrosivo y otras preparaciones mercuriales a altas dosis.
{1} El mismo motivo la hace buscar ante todas cosas un nombre determinado, griego sobre todo, para designar la afección con el objeto de hacer creer al enfermo que se la conoce ya de largo tiempo, y que por lo mismo se la puede curar con mucha más facilidad.
3 Traducción y edición de Sebastián Cayetano Salvador conde de Guidi (1769-1863), «Carta sobre la homeopatía dirigida a los médicos franceses por el Conde S. Des Guidi, Doctor en Medicina y en Filosofía, Inspector de la Universidad en la Academia de Lyon, Miembro de varias Sociedades Literarias, &c. Traducida y dedicada a los profesores españoles por el Doctor López-Pinciano, del Gremio y Claustro de la Universidad de Montpellier; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad Quirúrgica de Emulación de la misma Ciudad; Miembro de la Real Academia del Departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo Médico, del Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en Jefe del Real Canal de Castilla, &c., &c.» (Imprenta de D. M. Calero, Calle del Ave-María, núm. 2, Madrid 1835, 53 págs.) (Edición digital del texto en Filosofía en español, junio 2020.)
Se hallan de venta en las mismas librerías

Ideas químicas, de R. López-Pinciano, Madrid 1828, en 8.° - 3 rs.
Del resorte de la vida, trabajo fisiológico químico del Dr. López-Pinciano, Madrid 1834, en 8.° - 4 rs.
Manual dietético de la homeopatía, escrito en francés por el Dr. Bigel, traducido al español y adicionado con la célebre Apreciación del arte de Curar, por el Dr. López-Pinciano, un tomo en 8.° - 10 rs.
Organon del arte de curar o Exposición de la Doctrina Médica Homeopática, por S. Hahnemann, traducida de la 5.ª edición alemana y de la 2.ª francesa, por el Dr. López-Pinciano, un tomo en 4.° - 24 rs.
Bajo la prensa
Farmacopea homeopática, de Hartmann, en 8.° (incesantemente).
Examen teórico-práctico de la doctrina médica homeopática, por H. C. Gueyrard, un fuerte tomo en 8.°
Memorial del método homeopatista, o Repertorio alfabético de tratamientos y de experiencias homeopáticas, por M. Haas, un tomo en 16.°
Tratado de la materia médica, o de la acción pura de los medicamentos homeopáticos, por S. Hahnemann (el tomo primero).
Contracubierta de Carta sobre la homeopatía dirigida a los médicos franceses, Madrid 1835.
«Anuncio. Carta sobre la Homeopatía, dirigida a los médicos franceses por el conde S. Des-Guidi, traducida y dedicada a los profesores españoles por el doctor López Pinciano: bella edición en octavo inglés. Se halla en Madrid en las librerías de Hurtado, Sánchez y viuda de Cruz a 6 rs. rústia y a 4 para los señores suscritores a las obras de la medicina homeopática de Hahnemann. Esta elocuente alocución que ha decidido por sí sola los agigantados progresos de la doctrina homeopática en toda la Europa francesa, y en que brilla tanto una franqueza y sinceridad nada común, como la más fina crítica, escogida erudición y elegancia de estilo, prueba hasta la evidencia toda la ridiculez y vaciedad de cuantas impugnaciones hayan podido hacerse contra la irresistible doctrina de la nueva escuela alemana. En ella se hallan tratadas del modo más ameno y luminoso las diferentes cuestiones y dificultades que a primera vista parece oponerse a una medicina experimental que nada tiene de común con cuanto se ha podido decir hasta el día, y en donde no se sabe qué admirar más, si las altas y profundas miras de su fundador y discípulos, o las portentosas curaciones y resultados científicos que por su medio se obtienen. La homeopatía no pide otra cosa, sino que se la examine: las charlatanerías y necedades de hombres que no la conocen nada pueden seguramente probar contra ella: el apoyo de grandes prácticos, de médicos consumados como Des-Guidi, Dufresne, De-Horatiis, Trinths, Weber, Bigel &c., militan por el contrario en su favor: los sujetos que la han pretendido impugnar se han rendido a ella al estudiarla: solo a ignorantes ridículos es dado hablar de ella desventajosamente de memoria: el tiempo y los hombres realmente ilustrados y progresivos la harán justicia: nada es capaz de impedir en la ciencia el triunfo de la verdad y de la razón.» (Mensajero de las Cortes, Madrid, martes 24 febrero 1835, pág. 4.)
«Libros. Carta sobre la homeopatía, dirigida a los médicos franceses por el conde S. Des-Guidi, traducida y dedicada a los profesores españoles por el Dr. López Pinciano: bella edición en 8° inglés, rústica. Esta elocuente alocución, que ha decidido los agigantados progresos de la medicina homeopática en toda la Europa francesa, deshace la ridiculez y vaciedad de las cuestiones y dificultades que han podido oponerse a la nueva escuela alemana. Los que la han pretendido impugnar, se han rendido a ella al estudiarla. Solo a ignorantes y ridículos es dado hablar de la homeopatía desventajosamente de memoria: el tiempo y los hombres ilustrados y progresivos la harán justicia. Nada es capaz de impedir en las ciencias el triunfo de la verdad y de la razón. Se vende a 6 rs. en las librerías de Hurtado, Sánchez y viuda de Cruz, y 4 para los suscriptores a las obras fundamentales de la medicina homeopática de Hahnemann. Sigue abierta la suscrición a dichas obras en las mismas librerías a 20 rs. por tomo. Se halla ya de venta el primer tomo titulado Organon del arte de curar a 24 rs. para los no suscritores. Se hallan además de venta en las mismas el Manual dietético de la homeopatía a 10 rs., y a 8 para los suscritores a las obras fundamentales ya referidas, y el Resorte de la vida, obra original del Dr. López Pinciano, a 4 rs. sin diferencia.» (Diario de Avisos de Madrid, jueves 26 de febrero de 1835, págs. 3-4.)
«Librería. Carta sobre la homeopatía, dirigida a los médicos franceses, por el conde S. Des-Guardi, traducida y dedicada a los profesores españoles por el doctor López Pinciano. Bella edición en octavo inglés, rústica. A 6 rs. en la librería de Hurtado.» (La Revista Española, Madrid, viernes 27 febrero 1835, pág. 4.)
4 Traducción y edición de Franz Hartmann (1796-1853), «Farmacopea homeopática, escrita en alemán por el doctor F. Hartmann, traducida al español por el doctor López-Pinciano, del Gremio y Claustro de la Universidad de Montpellier; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad Quirúrgica de Emulación de la misma Ciudad; Miembro de la Real Academia del Departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo Médico, del Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en Jefe del Real Canal de Castilla, &c., &c.» (Imprenta de D. E. Aguado, Madrid 1835, 143 págs.) página ii: “Propiedad del traductor.” (+ rúbrica Dr. Lopez, en algún caso estampillada.)
«Farmacopea homeopática, escrita en alemán por el Dr. Hartmann, traducida al español por el Dr. López-Pinciano, obra indispensable a todos los médicos y boticarios, tanto por los nuevos métodos y conocimientos preparatorios que contiene, cuanto por hallarse comprendidos en ella varios agentes medicinales recientemente admitidos en la ciencia, tales como el causticum, graphites, sepia &c.: un tomo en 8.° rústica a 8 rs. Se halla en Madrid en las librerías de Hurtado, Sánchez, viuda de Cruz y en la extranjera de Mr. Denné y compañía, calle de los Jardines. En las mismas se hallan de venta las demás obras homeopáticas, traducidas y publicadas ya. Sigue abierta la suscrición a las obras de Hahnemann.» (Diario de Avisos de Madrid, lunes 30 de marzo de 1835, pág. 4.)
5 Traducción y edición de Honorato Casimiro Gueyrard (†1837), «Examen teórico-práctico de la doctrina médica homeopática escrito en francés por el Doctor H. C. Gueyrard, Miembro de la Sociedad homeopática de Leipsic; de la Sociedad galicana; y de varias otras corporaciones literarias. Traducido al español por el Doctor R. Y. López-Pinciano del gremio y claustro de la Universidad de Montpellier; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad Quirúrgica de emulación de la dicha Ciudad; Miembro de la Real Academia del Departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo Médico, del Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en jefe del Real Canal de Castilla, &c., &c.» (Imprenta de D. José Palacios, calle del Factor, Madrid 1835, 245 págs.) En la sección de Bibliografía homeopática (págs. 230-241) dice el traductor en nota: “Hemos creído rendir un servicio a nuestros lectores traduciendo del alemán los títulos de las obras escritas en dicho idioma, y que el Dr. Gueyrard se había limitado a hacer transcribir sencillamente sin acompañarlos de traducción alguna. Hemos añadido igualmente cerca de una mitad más de las que él cita, con cuya reforma nos lisonjeamos ofrecer un catálogo completo de las obras más importantes en orden a la nueva doctrina.” En la página 242 el traductor no deja de anunciar (en cursiva entre paréntesis) a su socio boticario: “Creemos igualmente de nuestra obligación poner en conocimiento de los profesores que se dedican en España al estudio de la homeopatía, que existe ya en esta capital una Botica homeopática, donde a presencia nuestra y bajo nuestra inmediata dirección, el distinguido farmacéutico Licenciado D. José María Sánchez ha preparado escrupulosamente la mayor parte de los medicamentos empleados en la nueva terapéutica. Los sujetos que deseen proporcionarse algunos pomitos de glóbulos medicinales o un estuche completo de ellos, pueden dirigirse a dicho Profesor, Botica de la puerta del Sol, frente a la casa de Correos.”
«Librería. Medicina Homeopática. En las librerías de Madrid de Hurtado, Sánchez, Viuda de Cruz, y la extranjera de Mr. Denné, calle de Jardines, se vende a doce reales El examen teórico-práctico de dicha medicina, escrito en francés por el doctor Gueirard, traducido y publicado por el doctor don Ramón López-Pinciano, igualmente que los demás tratados de ella que van dados ya a luz por el mismo. Este libro, así como la carta del conde S. Des-Guidi, es enteramente necesario a todos los profesores del arte de curar, quienes no pueden dispensarse de tomar una noticia exacta de este sistema, como tienen que informarse por precisión del Boerhaaviano, y Browniano y demás que constituyen los anales de medicina. Es igualmente útil a cuantos curiosos quieran enterarse de esta medicina prodigiosa, que cura con una rapidez extraordinaria, y sin padecimiento de los enfermos. En las provincias se halla en las librerías siguientes: Badajoz, Viuda de Carrillo; Barcelona, Piferrer; Cádiz, Hortal; Coruña, Calvete; Granada, Sanz; Sevilla, Hidalgo; Salamanca, Blanco; Valencia, Cabrerizo; Valladolid, Viuda de Roldán; Zaragoza, Polo y Monge. En las mismas se admiten suscripciones a las obras fundamentales de la medicina homeopática del doctor S. Hahnemann a veinte reales un tomo en cuarto.» (La Revista Española, Madrid, viernes 12 junio 1835, pág. 4.)
«Carta sobre la Homeopatía dirigida a los médicos franceses por el conde S. Des-Guidi; traducida y dedicada a los profesores españoles por el doctor López-Pinciano: bella edición en 8° inglés, rústica. Esta elocuente alocución deshace todas las dificultades que han podido oponerse a la Homeopatía. Los que la han pretendido impugnar, se han rendido a ella al estudiarla. Solo a ignorantes ridículos es dado hablar de ella desventajosamente de memoria. Nada es capaz de impedir en las ciencias el triunfo de la verdad y de la razón. Se vende a 6 rs. y a 4 para los suscritores a las obras fundamentales de Hahneman en Madrid librería de Hurtado, Sánchez y viuda de Cruz. En las mismas sigue abierta la suscrición a dichas obras fundamentales a 20 rs. por tomo; se hallan de venta ya en las mismas el Organon del Arte de curar, primer tomo de las enunciadas obras fundamentales a 24 rs., 20 para los suscriptores; el manual dietético de la Homeopatía a 10 rs., 8 para los suscritores a aquellas, y el Resorte de la vida a 4 rs. sin diferencia.» (El Eco del Comercio, Madrid, 19 de junio de 1835, pág. 4.)
6 Traducción y edición de Samuel Hahnemann (1755-1843), «Tratado de materia médica o de la acción pura de los medicamentos homeopáticos. Escrito en Alemán por S. Hahnemann, traducido al Español por el doctor López-Pinciano. Del Gremio y Claustro de la Universidad de Montpellier; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad Quirúrgica de Emulación de la misma ciudad; Miembro de la Real Academia del Departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo Médico, del Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en Jefe del Real Canal de Castilla, &c., &c. Tomo primero.» (Imprenta de Ortega, calle de Valverde núm. 17, Madrid 1835, 317 págs.)
7 Traducción y edición de Samuel Hahnemann (1755-1843), «Tratado de materia médica o de la acción pura de los medicamentos homeopáticos. Escrito en Alemán por S. Hahnemann, traducido al Español por el Dr. D. Ramón López-Pinciano, Del Gremio y Claustro de la Universidad de Montpellier; ex-Tesorero Archivero de la Sociedad Quirúrgica de Emulación de la misma ciudad; Miembro de la Real Academia del Departamento del Gard; de la Sociedad Real de Medicina, Cirugía y Farmacia de Tolosa de Francia; del Círculo Médico, del Círculo Quirúrgico y de la Sociedad Anatómica de Montpellier; Corresponsal del Instituto Real de Ciencias de Turín; de la Real Academia Médico-Quirúrgica de Barcelona; ex-Médico en Jefe del Real Canal de Castilla, &c., &c. Tomo segundo.» (Imprenta de Ortega, calle de Valverde núm. 17, Madrid 1835, 332 págs.)
8 “Régimen necesario durante el tratamiento homœopático de las enfermedades; un folleto en 8.º 6 cuartos.” [no lo hemos visto, citado en el anuncio bibliográfico de 24 de diciembre de 1835; se supone que traducido del francés por Pinciano.]
«Anuncios bibliográficos. [3] Carta del conde S. Des-Guidi a los profesores franceses, dedicada también a los españoles; 6 rs. [2] Organon del arte de curar, o sea exposición de la doctrina médica homœopática; un tomo en 4.° 24 reales. [6] Tomo Segundo de las obras fundamentales de Hahnemann, que es el primero de la materia médica pura; un tomo en 4,° 24 rs. [7] Tomo tercero de las obras fundamentales de Hahnemann y segundo de materia médica pura; un tomo en 4.° 24 rs. [1] Manual dietético de la homœopatía, un tomo en 8.° 10 rs. [5] Examen teórico-práctico de la homœopatía que comprende ciento y una observaciones de casos prácticos o curaciones homœopáticas; un tomo en 8.° 12 reales. [4] Farmacopea homœopática, un tomo en 8.° 8 rs. [8] Régimen necesario durante el tratamiento homœopático de las enfermedades; un folleto en 8.° 6 cuartos. Todas estas obras, traducidas del francés por el doctor don Ramón Isaac López Pinciano, se venden en Madrid en las librerías de Hurtado, Sánchez, viuda de Cruz y en la extranjera de Mr. Denné; y en las provincias en Badajoz, viuda de Carrillo; Barcelona, Piferrer; Cádiz, Hortal; Coruña, Calvete; Granada, Sanz; Sevilla, Hidalgo; Salamanca, Blanco; Valencia, Cabrerizo; Valladolid, viuda de Roldán; Zaragoza, Polo y Monge, con el recargo de portes. En las mismas librerías así de Madrid como de las provincias se admiten suscripciones a las obras fundamentales de Hahnemann a 20 rs. cada tomo en 4.°» (Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, Madrid, jueves 24 de diciembre de 1835, nº 82, pág. 536.)
Termina 1835 y López-Pinciano ha traducido del francés, publicado ese año y comercializa un total de 7 libros y opúsculos de asunto homeopático que suman 1.500 páginas y cuestan 108 reales de vellón castellano (aparte el folleto 8 que solo costaba 6 cuartos = 24 maravedís, menos de un real = ocho cuartos y medio = 34 maravedís). Al menos desde mayo de 1835 el doctor López-Pinciano ya es también un industrial implicado en el emergente sector de los pomitos preñados de globulitos homeopáticos, medicamentos que bajo su dirección elabora su socio el farmacéutico licenciado José María Sánchez, que los expende desde su céntrica botica de la Puerta del Sol, frente a la casa de Correos (recuérdese la nota de la página 242 del libro de Gueyrard, Examen teórico-práctico, que a principios de junio ya se anuncia a la venta en librerías de Badajoz, Barcelona, Cádiz, Coruña, Granada, Sevilla, Salamanca, Valencia, Valladolid, Zaragoza y Madrid). El día de Nochebuena de 1835, jueves, el Boletín de Medicina… incluye como publicidad de pago, obviamente, el anuncio arriba transcrito, que prueba la implantación homeopático bibliográfica que adorna a López-Pinciano y su entorno. Tres días después, el domingo 27 de diciembre, insertan en el Diario de Avisos un agresivo e innovador anuncio filohomeopático dirigido a enfermos y profesores del arte de curar:
«Aviso a los enfermos y a los profesores del arte de curar: las pulmonías, las catarrales y otras enfermedades agudas, se cortan en 24 horas, administrando el Acónitum Napellus, preparado homeopáticamente en dosis de uno o dos glóbulos reiterada de 6 en 6 horas; pasados estos plazos se ve al enfermo quedarse sin calentura y libre del mal; tres dosis suelen bastar; hay ya repetidos casos en esta corte: doña Paula García Prieto de la Torre, que vive calle de la Merced, número 1 antiguo, cuarto principal de la derecha: ha sido curada en este año de una pulmonía; dos dosis de Acónitum disiparon la calentura en el primer día, y una de Brionia en el segundo hizo desaparecer un residuo de ronquera, quedando la curación completa en 48 horas, sin otras resultas, bajo la dirección del profesor D. Luis Beltrán, que vive en la misma casa, cuarto segundo, de quien hay noticia está haciendo colección de varios casos, y de haber hecho desaparecer una angina con una dosis de dicho medicamento en dos horas. Si los enfermos recompensaran a los médicos los ahorros que les pudieran proporcionar con curaciones tan breves, ellos se dedicarían a estudiar el modo de hacerlas.» (“Anuncios”, Diario de Avisos de Madrid, domingo, 27 de diciembre de 1835, pág. 2.)
El último día de ese año, jueves 31 de diciembre, el mismo Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia que en su número anterior insertaba el anuncio bibliográfico homeopático antes transcrito, acepta otros dos anuncios de Medicina homœopática, el primero firmado por el boticario licenciado José María Sánchez, “Venta de algunos medicamentos homœopáticos”, que enumera una relación de hasta 93 “medicamentos” que se venden sueltos o en cajas de ochenta y cien dosis, y el segundo firmado por “L. P.”, que por el contexto no puede ser otro que López-Pinciano, rotulado “Aviso a los enfermos y a los profesores del arte de curar”, versión ampliada, con mención explícita a la botica de su socio el licenciado Sánchez en la Puerta del Sol, del aparecido cuatro días antes en el Diario de Avisos con el mismo título. Lo curioso es que, tras esos dos anuncios, los redactores del boletín se vieron obligados a replicar con tres párrafos tal ataque grosero contra los médicos…
«[…] La suposición gratuita de su autor, de que se multiplicarían los casos de curaciones homœopáticas si los enfermos curados con tal brevedad de males tan terribles premiaran a los médicos estudiosos cual corresponde, ataca de un modo demasiado grosero el decoro de los profesores de la ciencia de curar para que lo dejemos circular libremente. Todos los hijos de Esculapio tanto nacionales como extranjeros están dando continuamente las más decididas pruebas de buscar la mayor rapidez y seguridad en la curación de todas las enfermedades sin siquiera acordarse de la mezquindad del premio; y hombres que están todos los días ofreciendo hasta su vida en beneficio de la humanidad doliente sin esperanzas de más premio que la ingratitud y el olvido ¿no despreciarán mejor el vil interés del oro? […]» (“Medicina homœopática”, Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, Madrid, jueves 31 de diciembre de 1835, nº 83, págs. 545-546.)
1836 «Constantes en nuestro sistema de poner a nuestros comprofesores al corriente, no solo de todos los progresos que haga la Medicina, sino de todas las novedades que ocurran en ella; y de darles ocasión para que ejercitando su razón y sus conocimientos puedan contribuir a la resolución de los problemas médicos que a cada paso se presentan, nos hemos creído obligados a dar cabida en nuestras columnas al siguiente artículo que nos dirige el apóstol español de la nueva doctrina, el doctor don Ramón Isaac López Pinciano. Bien hubiéramos deseado que este señor hubiese omitido en su escrito las invectivas acres y odiosas calificaciones con que oficiosamente saluda a todos los que no piensan como él (que por cierto son demasiados); pero para eso era necesario que el señor Pinciano dejase de ser apóstol de una nueva doctrina, y por la misma razón fanático por ella. Efectivamente, toda especie de fanatismo es intolerante por necesidad, y su lenguaje no puede menos de ser ofensivo, audaz y apasionado; y teniendo presentes estas razones, perdonaríamos gustosos al digno apóstol de la homœopatía tantas injurias y ofensas, si consiguiese convencernos y enseñarnos una Medicina mejor que la que hasta aquí hemos profesado.» (Ramón Isaac López Pinciano, “Doctrina homœopática del doctor Hahnemann”, Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, Madrid, 14 enero 1836, nº 85, pág. 13-16.)
No conocemos las razones por las cuales durante 1836 permanece en silencio (y silenciado) Ramón López (a) Pinciano, tras el esfuerzo editorial y la presencia que le dieron los siete libros homeopáticos publicados en 1835. ¿Tuvo algo que ver con el nuevo impulso que conoció el activismo de Hahnemann, 80 años cumplidos, en los últimos meses de 1835, tras establecerse en París de la mano de Melania, su eficiente segunda esposa que era 45 años más joven que él? Es más que probable que López-Pinciano hubiera traducido y publicado en 1835 aquellos siete libros homeopáticos por la libre, sin mediar permisos o autorizaciones de sus autores, al haber actuado antes de la reorganización de la industria hahnemanniano homeopática con sede en París, con Melania como firme timonel que supo conducir esa nave tras quedar viuda el 2 de julio de 1843…
Sea como fuere, Ramón López-Pinciano impulsa en Madrid, a comienzos de 1837, el bisemanal Monitor Médico-Quirúrgico. Periódico propagador de ciencias médicas y naturales (Imprenta de Cruz González, e Imprenta de los Hijos de Doña Catalina Piñuela), que solo pudo mantenerse unas semanas, desde el 18 de febrero al 29 de abril de 1837. El Monitor Médico Quirúrgico no se presenta como órgano homeopático, aunque hodiernos sectarios de la homeopatía gustan fabular que fue el “segundo periódico homeopático español”.
1837 «Publicaciones periódicas. 30 reales al año. Monitor Médico Quirúrgico. Periódico propagador de ciencias médicas y naturales. A partir del sábado próximo 18 de febrero empezará a publicarse bajo este título, y dos veces por semana, un periódico científico que interese a la vez a los facultativos, naturalistas y literatos. Los redactores de él, enteramente extraños a las especulaciones de la prensa periodística, se han propuesto únicamente por mira difundir del modo más amplio conocimientos y doctrinas escogidas de que con frecuencia depende la salud y la vida de los hombres, y amenizar al mismo tiempo su lectura con deliciosas nociones sobre las ciencias naturales y estudios físico-químicos. Queriendo generalizarle a punto de que se haga popular una vez puesto al alcance de toda clase de fortunas, la asociación de redactores se ha propuesto fijar el precio de suscrición en Treinta reales al año o sea diez rs. por cuatrimestre, puesto en casa de los señores suscritores y mandado franco de porte a las provincias. Los profesores de los pueblos pequeños encontrarán en este periódico un abundante manantial de ilustración, y se hallarán fácilmente por su medio en un todo al nivel de los recientes progresos de la ciencia. Los sujetos extraños a la medicina tampoco perderán en su lectura, porque sin descender a un lenguaje trivial estará concebido en términos bastante inteligibles. Finalmente, los médicos y naturalistas distinguidos, entre los que contamos un gran número de asociados, hallarán por su conducto un fácil medio de emitir sus opiniones, contribuyendo por su parte desde luego al engrandecimiento de las ciencias en nuestra amada patria. Este periódico saldrá con la mayor exactitud todos los miércoles y sábados: constará cada número de un pliego regular, con letra menuda y a tres columnas por página. Se suscribe en la librería de la viuda de Cruz frente a las covachuelas, y en la redacción del mismo, calle de Carretas, núm. 39, cuarto segundo. En uno y otro punto se facilitarán gratis los prospectos.» (Diario de Madrid, viernes 17 de febrero de 1837, pág. 4.)
También aparece anunciado en febrero de 1837, como ya a la venta, el Manual de las propiedades características de los medicamentos homœopáticos de Jahr, traducido por Pinciano, pero no hemos localizado ningún ejemplar.
«Bibliografía médica nacional. Homœopatia. Manual de las propiedades características de los medicamentos homœopáticos, escrito en alemán por el profesor Jahr, y traducido al español por el doctor Pinciano, un tomo en 4.°, a que se seguirá su correspondiente repertorio, que está en prensa. Si existe alguna obra indispensable para el médico homœopata es seguramente la que le da a conocer el modo de obrar de cada modificador terapéutico, una vez puesto en contacto con el interior de nuestra economía. Infinitos ensayos se han hecho de medio siglo a esta parte en Alemania para estudiar el modo de acción de cada sustancia medicinal, y aun cuando haya costado algunas víctimas este nuevo género de investigación, no han dejado por tanto médicos filantrópicos de experimentar sobre sí mismos todos los recursos de la Medicina preparados homœopáticamente. La obra que anunciamos es el más completo manual de esta clase que hasta ahora se ha publicado, y se vende, con las otras ocho de homœopatía que ya están publicadas, en Madrid en las librerías de Hurtado; viuda de Cruz, Sánchez y en la extranjera de Mr. Denné, calle de los Jardines, a 24 rs. en rústica.» (Boletín de medicina, cirugía y farmacia, Madrid, jueves 23 de febrero de 1837, tomo IV, pág. 96.)
«Sigue el movimiento periodístico con el mismo furor. La hermandad se ha aumentado la semana última con un cofrade que se titula El Monitor Médico Quirúrgico, y La Verdad anda por esas calles que bebe los vientos por adquirir suscriptores. También abruman las esquinas los enormes cartelones de un nuevo Zurriago, que sin ser periódico, se propone nada más que hablar contra todo lo que elogie el Constitucional y el Patriota, y saldrá cuando a los redactores les de la gana, pero un poquito a menudo. Fortuna dé Dios a todos, y a nosotros no nos olvide, que al fin, si no decimos verdades ni hablamos mal de nadie, ponemos noticias, y cada loco con su tema.» (El Guardia Nacional, eco de la razón, Barcelona, jueves 2 de marzo de 1837, pág. 4.)
El nombre de Ramón López (a) Pinciano deja de publicarse (y de ser pronunciado, salvo para mal, por aquello de la damnatio memoriae) y los vestigios de su labor se van difuminando en confusos e interesados recuerdos de quienes pretenden atribuirse prioridades… Muy pocos años después José Sebastián Coll, que homeopatiza por Toro desde 1837 con botica homeopática desde 1839, duda que hubiera estudiado en Francia, y retrasa sorprendentemente un año las ediciones de Pinciano, a 1836, para atribuir prioridad en la historia de la homeopatía en España a una publicación aparecida en Cádiz cuando ya Pinciano tenía varios libros de homeopatía publicados en Madrid y asesoraba una botica homeopática en la madrileña Puerta del Sol… «Después no puede su historia profesional entregarse al juicio del público... La Junta Suprema de Sanidad, que le perseguía como intruso y en otros conceptos, le formó un expediente, que el año 1847, al suprimirse, obraba en su archivo y tuve ocasión de examinar.» (Méndez Álvaro, 1883.)
1843 «Pero España carecía de obras traducidas a nuestro idioma, que enseñasen aquella doctrina escrita en alemán, y después traducida al francés. A esta necesidad quiso ocurrir en 1836 el joven Dr. don Ramón Isaac López Pinciano, que decía haber estudiado en Francia la medicina y doctorádose allí mismo. No favorecía mucho a los progresos de una ciencia nueva el crédito que pudiera adquirirle la circunstancia de ser su apóstol un muchacho apenas conocido en nuestra península, con todo él se vino a Madrid, donde tradujo al español, y publicó la carta del conde Saint Desguidi, dirigida a los médicos franceses; y algunas otras obras de homeopatía, cuya traducción no concluyó, abriendo al mismo tiempo suscrición a un periódico titulado, el Monitor médico-quirúrgico, del que solo dio pocos números, cesando luego su publicación, sin duda porque Pinciano solo no podría desempeñar al mismo tiempo tantas atenciones como se había impuesto. Si hubiera tenido colaboradores, hubiera podido continuar el servicio que había comenzado a hacer a su patria, que sin embargo le tiene que agradecer el haber sido de los primeros a facilitar medios de ir principiando a conocer la homeopatía. El año 35, un año antes que Pinciano comenzase sus publicaciones dichas, se verificó en Cádiz la de los archivos de medicina homeopática, traducidos del francés, de que se dieron a luz cuarenta o cincuenta números, y cesó. Antes que el Dr. Pinciano de su redacción periodística, me hallaba yo ya ocupado seriamente del estudio de la homeopatía en las traducciones francesas del Dr. Jourdan.» «Desde aquel momento muchos médicos de diversas provincias por haber leído en los papeles públicos algunos pequeños escritos míos de homeopatía, principiaron a pedirme noticias de sus obras elementales, y del lugar donde podrían hallarlas, y que se les indicase al mismo tiempo cómo o de que parte podrían adquirir algunos preparados medicinales homeopáticos. Por mi parte satisfice sus deseos, señalando los puntos del extranjero donde hallarían venales las obras que apetecían, y noticiándoles que las atenuaciones usuales homeopáticas de cuantas sustancias medicinales hasta el día estaban suficientemente estudiadas, elaboradas con esmero, y de acción bien acreditada por el uso que de ellas estaba haciendo en mi práctica, se vendían a precios cómodos por don Alejandro Rodríguez Tejedor, farmacéutico de Toro, quien hacía algunos años poseía la única farmacia homeopática completa que se conocía en España, porque aunque el Dr. Pinciano, de quien queda hecha mención, puso al despacho público en una botica de Madrid cincuenta o sesenta preparados homeopáticos, este pequeño surtido había desaparecido ya.» (José Sebastián Coll, Examen crítico-filosófico de las doctrinas médicas homeopática y alopática comparadas entre sí, Madrid 1843, págs. 345-346 y 362-363.)
1867 «A excepción del opio, ninguna sustancia ha gozado de más reputación, como medicamento, que la belladona, y muy pocas se habrán aplicado en tan grande número de enfermedades. […] Buchave, médico de Copenhague, que asistió en grande escala la epidemia de tos convulsiva o catarro sofocante, que se padeció en aquella ciudad a fines del pasado siglo, la empleó con mucha frecuencia y con buen éxito; nuestro doctor López Pinciano en el Monitor médico quirúrgico, que publicó en Madrid después de la primera invasión del cólera morbo en nuestra España, y que fue el primero a quien la homeopatía debe la traducción y publicación en nuestro idioma de las primeras obras, también recomendó su uso en el catarro pertinaz convulsivo y grave, que se padeció por entonces con el nombre de grippe.» (Pedro Rino y Hurtado [1808-1882], “Algunas indicaciones sobre terapéutica y materia médica. Artículo cuato. Atropa Belladona”, El Criterio Médico, Madrid, 10 de noviembre de 1867, págs. 494-495.)
1873 «Después de esas ligeras ráfagas que aparecieron en nuestro país sobre la reforma hahnemanniana, puede decirse que los tres primeros prácticos que ejercieron la homeopatía y obraron como ardientes propagandistas de ella fueron D. Pedro Rino y Hurtado, D. Ramón I. López Pinciano y D. Prudencio Querol. Casi simultáneamente pusieron en práctica el nuevo método, y emprendieron aisladamente importantes publicaciones. […] El Dr. López Pinciano, del claustro universitario de Montpellier, persona de mucho mérito, fue nombrado médico en jefe, cuando regresó a España, del canal de Castilla. En este destino empleó el tratamiento homeopático en los presidiarios que trabajaban en el canal, cuyas enfermedades eran principalmente fiebres graves, que solían producir muchas defunciones. En 1834 se trasladó a Madrid con objeto de tratar homeopáticamente a los coléricos, y publicó al mismo tiempo un periódico titulado el Monitor médico-quirúrgico, para dar a conocer la nueva medicina. Su laboriosidad era asombrosa, pues en 1835 publicó la traducción de una porción de obras de homeopatía: el Organon; la Carta a los médicos, de Desguidi; el Manual dietético de la homeopatía, de Bigel; la Farmacopea homeopática, de Hartmann; el Memorial del médico homeópata, por Haas; el Manual de los medicamentos homeopáticos, por Jahr; la Terapéutica homeopática de las fiebres intermitentes, por Boenninghausen; la Exposición sistemática de los efectos patogenéticos puros de los medicamentos, por Weber; el Examen de la doctrina homeopática, por Gueyrard, y la Materia médica, de Hahnemann, de la que sólo publicó dos tomos. Estas traducciones se han hecho sumamente raras, y hace mucho tiempo no se encuentran ejemplares de ellas.» (Anastasio García López [1823-1897], Lecciones de medicina homeopática, Madrid 1873, págs. 302-303.)
1883 «Madrid 1837. Monitor Médico-Quirúrgico. Periódico propagador de Ciencias médicas y naturales. En el mes de Febrero de 1837 comenzó a publicarse en Madrid este periódico, que siguió algún tiempo repartiendo dos números semanales, los miércoles y sábados. Constaba cada número de un pliego de papel de molde, marca española, divididas en tres columnas cada una de sus cuatro páginas. Dirigíale, era su propietario y le redactaba una extraña persona, que, por ser de Valladolid, tomó desde estudiante el título de López Pinciano, añadiendo más adelante el de doctor, con que se engalanaba. Por los años 1826 o 1827 vino al antiguo Colegio de San Carlos a continuar sus estudios, comenzados en el de Valladolid, y fue incorporado en efecto; más al poco tiempo, no sólo hizo fijar en las esquinas de Madrid un cartel con el título Ideas químicas de López Pinciano, en que con audacia las exponía harto peregrinas, sino que en la cátedra, desempeñada a la sazón por D. Juan Francisco Sánchez, pedía la palabra y pretendía entablar discusiones con el profesor. Poco tiempo duró esto, y López Pinciano se fue al extranjero, donde hubo de permanecer cosa de cinco años por Francia e Italia (véanse los números 10 y 11 del Monitor). Regresó por fin a España, llamándose ya doctor y convertido por añadidura en homeópata; publicó una traducción del Organon de Hahnemann, y en 1837 empezó la publicación de este periódico. Después no puede su historia profesional entregarse al juicio del público... La Junta Suprema de Sanidad, que le perseguía como intruso y en otros conceptos, le formó un expediente, que el año 1847, al suprimirse, obraba en su archivo y tuve ocasión de examinar.» (Francisco Méndez Álvaro, Breves apuntes para la historia del periodismo médico y farmacéutico en España, Madrid 1883, págs. 23-24.)
2004 «El Dr. López Pinciano es el primer autor que se preocupó de elaborar y publicar en España un catálogo de obras homeopáticas al final de su traducción de la obra de H. C. Gueyrard, de 1835, con el título de “Bibliografía homeopática”. Además de traducir del alemán los títulos de las obras escritas en dicho idioma, incorporó otras tantas con el fin de ofrecer un catálogo completo de las obras más importantes en orden a la nueva doctrina.» (Isabel Díez Ménguez, “Nuevas aportaciones a la Bibliografía médica hispánica procedentes de la Biblioteca del Instituto Homeopático y Hospital de San José de Madrid”, Revista General de Información y Documentación, 2004, 14, nº 2, pág. 135.)
2013 «En España y en esta primera fase, destacan como precursores de este método terapéutico, además de los citados, otros activos doctores como el Dr. Ramón Ysaac López Pinciano, quien en solitario acomete una espectacular tarea de traducción de las primeras obras homeopáticas, editor del segundo periódico homeopático español, Monitor Médico-Quirúrgico, Periódico propagador de ciencias médicas y naturales, Madrid 1837, y proveedor de la primera farmacia homeopática madrileña, sita en la Puerta del Sol, n° 26, surtida con un centenar de medicamentos homeopáticos en 1834, continuada durante muchos años por el farmacéutico D. Luis Lletget.» (Libro blanco de la Homeopatía, Cátedra Boiron de Homeopatía, Universidad de Zaragoza, 2013, pág. 23.)
★ Bibliografía de Ramón Isaac López
1828 Ideas químicas de R. López Pinciano, Imprenta de Don José del Collado, Madrid 1828, viii+32 págs.
1834 Del resorte de la vida. Ensayo fisiológico-químico del doctor López-Pinciano, Imprenta de D. E. Aguado, Madrid 1834, 48 págs.
1835 traducción y edición de Gerardo José María Bigel (1769-1854), Manual dietético de la homeopatía, Imprenta de D. José Palacios, calle del Factor, Madrid 1835, 134 páginas + “Apreciación del arte de curar, por S. Hahnemann”, 44 págs.
traducción y edición de Samuel Hahnemann (1755-1843), Exposición de la doctrina médica homeopática, u Organon del arte de curar, Imprenta de D. M. Calero, Calle del Ave-María, núm. 2, Madrid 1835, 230 págs.
traducción y edición de Sebastián Cayetano conde de Guidi (1769-1863), Carta sobre la homeopatía dirigida a los médicos franceses por el Conde S. Des Guidi traducida y dedicada a los Profesores Españoles por el Doctor López-Pinciano, Madrid 1835, 53 págs.
traducción y edición de Franz Hartmann (1796-1853), Farmacopea homeopática, Imprenta de D. E. Aguado, Madrid 1835, 143 págs.
traducción y edición de Honorato Casimiro Gueyrard (†1837), Examen teórico-práctico de la doctrina médica homeopática, Imprenta de D. José Palacios, calle del Factor, Madrid 1835, 245 págs.
traducción y edición de Samuel Hahnemann (1755-1843), Tratado de materia médica o de la acción pura de los medicamentos homeopáticos, tomo I, Imprenta de Ortega, calle de Valverde núm. 17, Madrid 1835, 317 págs.
traducción y edición de Samuel Hahnemann (1755-1843), Tratado de materia médica o de la acción pura de los medicamentos homeopáticos, tomo II, Imprenta de Ortega, calle de Valverde núm. 17, Madrid 1835, 332 págs.
1836 traducción de G. H. G. Jahr (1800-1875), Manual de las propiedades características de los medicamentos homœopáticos. No lo hemos visto.
★ Textos de y sobre Ramón Isaac López en el proyecto Filosofía en español
1828 Ideas químicas de R. López Pinciano, Imprenta de Don José del Collado, Madrid 1828, viii+32 págs.
[Manuel Hurtado de Mendoza], “Bibliografía Médica Nacional. Ideas químicas de R. López Pinciano”, Décadas de medicina y cirugía prácticas, Madrid, 30 de noviembre de 1828, tomo 20, núm. 6, págs. 197-208.)
1834 R. Y. López-Pinciano, Del resorte de la vida. Ensayo fisiológico-químico. Del biógeno, Imprenta de D. E. Aguado, Madrid 1834, 48 págs.
1835 traducción de Sebastián Cayetano conde de Guidi (1769-1863), Carta sobre la homeopatía dirigida a los médicos franceses por el Conde S. Des Guidi traducida y dedicada a los Profesores Españoles por el Doctor López-Pinciano, Madrid 1835, 53 págs.
1836 Ramón Isaac López Pinciano, «Doctrina homœopática del doctor Hahnemann» (Boletín de Medicina, Cirugía y Farmacia, Madrid, 14 enero 1836.)