Filosofía en español 
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Ilustración apologética Discurso XXII

Modas

1. Habiéndome detenido mucho en los dos Discursos pasados, lo ahorraré ahora en los cuatro siguientes: ya porque el Sr. Mañer también pasa ligeramente sobre ellos, ya porque no dice cosa con que pueda alucinar al más ignorante del Vulgo.

2. En el primer número de éste confiesa que están muy [154] bien corregidas todas las modas de que hablo. Sólo echa menos, que no haya comprehendido en la corrección las pelucas, y la imitación de las pelucas, en el cabello propio, con rizos undulaciones y bucles. En cuanto a las pelucas, consiente en que las usen los que tienen medios para ellas, porque es conveniencia: pero no los que han menester para la olla el dinero que gastan en ellas. Subscribo con mucho gusto al Sr. Mañer. En cuanto a la imitación de la peluca, subscribo en parte. Algo tiene de figurada; pero es cortísimo el inconveniente. Vea el Sr. Mañer qué dócil soy y bienavenido, cuando le veo hablar con algo de razón. Sólo advierto, que habiéndome reprehendido atrás el uso de la voz undulaciones, debió mirándolo mejor, de parecerle bien el terminillo, y así lo usa en esta parte. Ojo alerta. Ningún Escritor diga, de esta voz no beberé.

3. Número 2 conjetura que habiendo dicho que el estudio de los que llaman Medallistas es entre las Naciones, de la Moda; le tildo como digno de reprehensión. Conjetura mal, y estoy muy lejos de eso. Conozco las utilidades de aquel estudio. Y si el Sr. Mañer vuelve los ojos a lo que digo en el número 26 de aquel Discurso, verá que no estoy mal con todas las Modas; antes estoy mal con los que están mal con todas. Apruebo las útiles: repruebo las desconvenientes. Así, el decir que es de la Moda aquel estudio, no le presta algún fundamento al Sr. Mañer para juzgar que le tengo por reprehensible.

4. Número 3 se hace apologista de los bigotes Españoles para introducir dos noticias que leyó verbo barba, y verbo pelo, las cuales a la verdad no son del caso; porque la cuestión es precisamente, si el uso del bigote contiene o no contiene deformidad: y sobre este punto no hay que decir, sino que el bigote al Sr. Mañer le parece bien, y a mí me parece mal. En este número tira un horrendo tajo sobre el trato de los Españoles de este tiempo; y lo más reparable es, que lo hace con la espada de un Judío. Dice, que a un Judío erudito le oyó en Amsterdam censurar terriblemente el mal trato de los Españoles, e inmediatamente [155] manifiesta dar pleno asenso a la censura. Pregunto, ¿si sería mejor la creencia de aquel Judío, que la del Anabaptista Vandále, y la de los Discípulos de Lutero? Y en segundo lugar pregunto: Si el Sr. Mañer se conforma con la opinión de un Judío, en perjuicio de nuestra Nación; ¿por qué no podré yo conformarme con la opinión de un Hereje, en lo que no perjudica ni a la Religión ni a la Nación ni a nadie?

5. Número 4 impugna el uso del vestido militar, por la razón de que no es vestido patrio; y defiende la golilla, porque excusa muchos gastos que se siguen de la compra de paños extranjeros. Ni una ni otra razón valen cosa. No la primera, porque el vestido militar (llamando así al que es contradistinto de la golilla) patrio es, y más antiguo en España que la golilla. Y así el texto que trae de Sofonías contra los que visten a la Extranjera, no es del caso. Fuera de que lo que (según los Expositores Sagrados) en aquel lugar se reprehende, no es todo vestido Extranjero, sino el que era propio y caracterizante de alguna Nación infiel; como entre nosotros lo sería el turbante Turco. Otros lo exponen del vestido que usaban los Sacerdotes Idólatras en el culto de los Idolos. Otros del vestido propio de otro sexo. Y nada de esto es del caso. Pero en el Sr. Mañer, esto de usar a cada paso, y fuera de propósito de textos de la Escritura, ya parece tema. Tampoco la segunda razón prueba nada: pues sin vestir golilla se pueden evitar paños Extranjeros, y superfluos gastos. ¿Quién le quita al que no usa golilla vestirse de paño de Segovia?

6. Si lo dicho no basta para templar la queja del Señor Mañer sobre el abandono de la golilla, busque en esa Corte, que no faltará, el elegante y gracioso Poema del P. Juan Commirio, cuyo título es: Golilla decreto Jovis interdicta. Ludus Catholici Regis (Philippi V) versu redditus, donde verá bien pintadas las incomodidades de este traje. La idea del Poeta es celebrar el festivo enojo con que nuestro Rey Felipe V (representando su persona en la de Júpiter) arrojó de sí la golilla como traje enfadosísimo, que le [156] ahogaba después de haberla usado unos cuantos días, cuando estaba para venir a España.


{Benito Jerónimo Feijoo, Ilustración apologética al primero, y segundo tomo del Teatro Crítico (1729). Texto tomado de la edición de Madrid 1777 (por Pantaleón Aznar, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), páginas 153-156.}