Filosofía en español 
Filosofía en español

cubierta del libro V. I. Lenin

Materialismo y empiriocriticismo

Editorial Laia (Ediciones de Bolsillo nº 352, Ciencias Humanas, Filosofía), Barcelona 1974, 115×185 mm, 425 páginas. Prólogo de Luis Crespo.

[cubierta] “V. I. Lenin. Materialismo y empiriocriticismo. Ediciones de Bolsillo” [lomo] “Materialismo y empiriocriticismo. 352. V. I. Lenin”. [1] “Ediciones de Bolsillo”. [3 = portada] “V. I. Lenin. Materialismo y empiriocriticismo. Editorial Laia. Barcelona, 1974.” [4] “La presente obra fue publicada en ruso, bajo el título de Materialismo y empiriocriticismo, en 1909, en edición de Zvienó. Cubierta de Enric Satué. Presentación de Luis Crespo. Primera edición: LAIA, mayo, 1974. Realización y propiedad de esta edición (incluida la presentación y el diseño de la cubierta): EDITORIAL LAIA, Constitución, 18-20, Barcelona-14. Impreso en Romanyà / Valls, Verdaguer, 1 - Capellades / Barcelona. Depósito legal: 17.407-1974. ISBN: 84-7222-271-3 Printed in Spain.» [7-9] “Prólogo del editor”. [10-425] texto. [contracubierta] “Ciencias Humanas. Filosofía”.

Luis Crespo Arrufat (1939-2013) firma el prólogo de esta edición –“La lectura leninista de la filosofía”– alineado en la vía leninista de “los trabajos de Louis Althusser y Dominique Lecourt, principalmente.” Conocido sobre todo como recopilador del Ideari de Joan Crexells [1896-1936] (Antología Catalana, Edicións 62, Barcelona 1967) y redactor en los suplementos de la Enciclopedia Espasa, firma ese mismo año, con José Ramoneda Molins (1949), el opúsculo Sobre la filosofía y su no-lugar en el marxismo (Laia/Paper-Back nº 8, Barcelona 1974, 98 págs.), también en órbita althusseriana (en el otoño de 1976 publica el artículo “Louis Althusser en Espagne (1966-1976)” en la revista francesa Dialectiques, nº 15-16, págs. 57-63). En 1975 forma Luis Crespo, con José María Calsamiglia Vives (1913-1982) y Xavier Rubert de Ventos (1939), entre quienes activan una sección de filosofía dentro de la “Setena Universitat Catalana d'Estiu” organizada por el Grupo Rosellonés de Estudios Catalanes. «Crespo, que ha realizado estudios de ciencias económicas y fue director literario de la editorial Avance (de Barcelona), pertenece al PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), la rama catalana del Partido Comunista Español. En 1967 publicó un útil Ideari de Joan Crexells. Ramoneda, licenciado en filosofía, colaboró en el Correo Catalán hasta 1966 y después en Tele-Express. Todavía se espera mucho de estos rigurosos dialécticos, que son la esperanza del marxismo barcelonés», vaticinaba el historiador francés Alain Guy (1918-1998), Historia de la filosofía española (Anthropos, Barcelona 1985, pág. 493).

En su mayor parte el texto de Materialismo y empiriocriticismo, en esta edición, reproduce en facsímil, sin decirlo, una de las composiciones tipográficas más utilizadas al reeditar esta obra, aunque renumera las páginas e incorpora algunas de cortesía (así, las páginas 9-405 de Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1959, pasan a ser las páginas 19-420 de Laia, Barcelona 1974). Respecto de la edición de Montevideo 1959 incorpora esta edición de Laia las “Diez preguntas al conferenciante” (páginas 10-12) y el “Prólogo a la segunda edición” (página 17), que junto con el “Prólogo a la primera edición” (páginas 15-16) aparentan nueva composición tipográfica.

En 1974, un año antes de la muerte del general Franco, al menos cuatro editoriales publican en España ediciones de Materialismo y empiriocriticismo de Lenin (otras dos se sirven de esta misma fuente: Fundamentos y Zero; mientras que Ayuso sigue Cartago 1960).

Versiones y ediciones en español de Materialismo y Empiriocriticismo de Lenin.


Prólogo del editor

La lectura leninista de la filosofía

Lenin filósofo. Es decir, Lenin interviniendo en los debates y polémicas del denominado tercer frente o tercera línea de la lucha de clases, a la que como revolucionario era tan sensible como a la lucha política o a la lucha sindical. Para Lenin la intervención en la batalla de y por las ideas era un momento decisivo de la lucha revolucionaria: sin teoría revolucionaria no es posible la práctica revolucionaria.

Su labor filosófica se inscribe, por un lado, en la perspectiva de la lucha político-teórica contra los llamados bolcheviques de izquierda (representados principalmente por Bogdánov, Bazárov, Lunacharski y sus «constructores de dios», &c.). Su libro Materialismo y empiriocriticismo es una feroz recusación de las tesis sostenidas por este grupo en sus Ensayos sobre la filosofía del marxismo (1908), en los que se somete a revisión el materialismo dialéctico desde posiciones empiriocríticas o empiriomonistas. No es casual que la introducción de estas tesis filosóficas en las filas del bolchevismo coincidiera con un reflujo del movimiento revolucionario en Rusia tras la derrota política sufrida por el proletariado de este país en la frustrada revolución de 1905. Por otra parte, la intervención de Lenin se produce también en una coyuntura teórico-científica dominada por la llamada crisis de fundamentos de la física y las matemáticas que conmovió el universo científico de finales de siglo y principios del actual, y que en realidad no era otra cosa que una crisis de crecimiento experimentada por la aparición de nuevos conceptos científicos.

Convergencia y fusión, por tanto, de dos luchas: una contra las desviaciones revisionistas de ciertos filósofos bolcheviques que encuentran los elementos de esta revisión en el material filosófico suministrado por los empiriocriticistas (Averanius, Mach); y otra contra esta posición filosófica que no hacía otra cosa que fabricar una filosofía a base de elementos científicos, es decir, dotarse de una «filosofía que junto a tesis filosóficas clásicas integra resultados científicos mixtificados» (Lecourt) para proceder a una abierta explotación idealista de la física. Esta explotación consistía en el desplazamiento de esta crisis del área filosófica a la científica, concibiéndola como crisis científica en lugar de estrictamente filosófica, para de esta manera obstaculizar y enmascarar su resolución. Lo que era una crisis de fundamentos de la filosofía idealista se convertía en una crisis de fundamentos de la física. De ahí el surgimiento de ideologías científicas como la de Ostwald (el energetismo) o de filosofías científicas como la de Mach (el empiriocriticismo), que en vez de «dar a las ciencias la filosofía que reclamaban» (Bachelard) remitían en última instancia a Aristóteles o a Berkeley, es decir, las incorporaba de nuevo a las tesis y posiciones de la filosofía tradicional.

Para Lenin la posición era radicalmente distinta. La lucha contra estas imaginarias soluciones de la crisis significaba tomar partido decididamente por el carácter a la vez histórico e infinito de la producción de los conceptos científicos. Ésta es la tesis central que vertebra todo el libro (desde su teoría del reflejo a sus tesis sobre el conocimiento o a su concepción de la categoría de materia).

Pero en el fondo de toda esta polémica filosófica late en último término la lucha por la autonomía del proletariado en la práctica teórica, para disponer de un espacio teórico propio, y de ahí la despiadada ofensiva lanzada por Lenin en su intervención filosófica para desbaratar las intenciones positivistas que amenazaban con destruir esta autonomía; de ahí también la denuncia sin contemplaciones del carácter idealista y reaccionario del empiriocriticismo. Esto es, para Lenin, hacer filosofía.

Porque para él la lucha teórica es un momento más –junto a la lucha política y sindical– de la lucha de clases. Y esta lucha teórica se articula en base a la filosofía, más concretamente, en base a la «toma de partido» que comporta y que se traduce en una intervención o demarcación política en la escena teórica (Althusser). O, como dice Lenin en las últimas páginas de su libro, la cuestión estriba en «si, en general, existen partidos en filosofía, y qué importancia tiene la no pertenencia a un partido determinado en filosofía». Esta concepción inédita de la práctica filosófica inaugura, sin lugar a dudas, la filosofía marxista de tal modo que sólo con Lenin el marxismo clásico planteaba por vez primera en términos correctos la posición de la filosofía en su teoría materialista. Ésta es la aportación leninista fundamental: la filosofía es una forma de hacer política, aunque una forma con carácter específico determinado por su inserción en la escena o práctica teórica.

Sin embargo, los teóricos y filósofos marxistas no han recuperado esta tesis leninista hasta muy recientemente. Y para ello ha sido necesario previamente desprenderse, «ajustar cuentas» con Hegel, con el humanismo teórico y con el positivismo y sus epígonos. Ardua tarea para recuperar la autonomía teórica, debilitada cuando no aniquilada por décadas de dominación de estas tendencias filosóficas en el marxismo teórico. En esta vía leninista se sitúan los trabajos de Louis Althusser y Dominique Lecourt, principalmente.

Barcelona, abril 1974.

Luis Crespo

[págs. 7-9.]

Ciencias Humanas. Filosofía

V. I. Lenin (1870-1924), máximo dirigente de la Revolución de Octubre de 1917 y fundador del Estado Soviético, llevó a cabo una incansable lucha política en todos los frentes, sin dejar de lado la intervención en la batalla de y por las ideas, en un momento decisivo de la lucha revolucionaria. Señalemos, entre sus obras: Materialismo y empiriocriticismo (1909), El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916) y El Estado y la Revolución (1917).

«Toda una serie de escritores que pretenden ser marxistas han emprendido en nuestro país una verdadera campaña contra la filosofía del marxismo.» A partir de esta afirmación, dirigida contra los llamados bolcheviques de izquierda, Lenin emprende en Materialismo y empiriocriticismo la lucha filosófica y política contra ciertos filósofos próximos a los empiriocriticistas (Avenarius, Mach). Porque para Lenin la lucha teórica es un momento más –junto a la lucha política y sindical– de la lucha de clases. Y esta lucha teórica se articula en base a la «toma de partido» que comporta y que se traduce en una intervención o demarcación política en la escena teórica. La denuncia del carácter idealista y reaccionario del empiriocriticismo constituye un acto de lucha en pro de la autonomía teórica del proletariado. EDITORIAL LAIA.

[contracubierta.]