Filosofía en español 
Filosofía en español

cubierta del libro M. F. Alvar

Cinematografía pedagógica y educativa

J. M. Yagües, Editor. Madrid 1936, 120×180 mm, 143 páginas.

[cubierta] “M. F. Alvar | Cinematografía pedagógica y educativa | J. M. Yagües, Editor | Madrid”. [lomo] “M. F. Alvar | Cinematografía pedagógica y educativa”. [1] “Cinematografía pedagógica y educativa”. [2] Obras del mismo autor. [3] “Cinematografía pedagógica y educativa | por M. F. Alvar | Pensionado por la Junta para ampliación de Estudios y por la Dirección de Enseñanza profesional y Técnica para estudiar la cinematografía en el extranjero. | J. M. Yagües, Editor | Madrid”. [4] “Es propiedad | Derechos reservados | ‘Marsiega’. Menéndez Pelayo, 12. Madrid.” [5-139] texto. [139] “Terminóse de imprimir este libro el día 6 de mayo de 1936, en los talleres gráficos ‘Marsiega’, M. Pelayo, 12. Madrid.” [141] Sumario. [142] Anuncio: “Las grandes marcas: Zeiss-Ikon, Agfa, Leica, Kodak, Filmo, &c. Fotografía y cinematografía. Suministro a centros oficiales y culturales. El mejor laboratorio fotográfico. Grandes facilidades de pago. ZATO ⋅ Pi Margall, 11 ⋅ Preciados, 1.” [143] Anuncio: “Proyector Filmo Auditorium, modelo 130, 1000 watts. Que presenta al mercado E. ZATO ⋅ Pi Margall, 11 ⋅ Madrid.” [contracubierta] “Precio: 3 pesetas. Impreso en España.”

Manuel Fernández Álvarez (1897-1936), periodista, maestro nacional e ingeniero electricista por la Escuela Técnica de Cinematografía de París, que en junio de 1932 había publicado su novedoso, completo y minucioso manual Técnica cinematográfica moderna (J. M. Yagües - Editor, Madrid, 551 páginas), recibe el 20 de septiembre de 1932 una pensión, gestionada por la Junta para Ampliación de Estudios y costeada con fondos del Estado, para ampliar estudios de cinematografía en el extranjero durante un año, por importe de 425 pesetas oro mensuales. De octubre de 1932 a septiembre de 1933 puede así volver a visitar París, Berlín, Varsovia, Moscú, Praga, Munich, Viena y Hamburgo (ver el informe correspondiente en las memorias de la JAE). Aunque Cinematografía pedagógica y educativa se publica en mayo de 1936, cabe suponer que en él se ofrecen reelaborados algunos de los informes que el autor ya habría entregado a las autoridades correspondientes en 1933, tras finalizar su viaje de estudios.

«M. F. Alvar, competente escritor cinematográfico, nos sorprende con la publicación de un buen libro: Cinematografía pedagógica y educativa. Alvar fue pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios y por la Dirección de Enseñanza Profesional y Técnica, para estudiar la cinematografía en el Extranjero. Consecuencia de este pensionado es el nuevo libro, bien documentado en materias necesarias a nuestro mercado. El nuevo libro de Albar es índice obligado que servirá de consulta y estudio a nuestros directores.» (Bernabé de Aragón, “Bibliografía cinematográfica”, Mundo Gráfico, miércoles 20 de mayo de 1936, pág. 37.)

«Ramón Gómez Sánchez (Villena, Alicante).- Además de las obras publicadas en el número 91, agregue usted ésta: Cinematografía pedagógica y educativa, de F. Albar [sic], precio, tres pesetas.» (R. Libris, “Consultorio cinematográfico”, Cinegramas, nº 92, Madrid, 14 de junio de 1936, pág. 41.)

Sumario

Generalidades, 5
Valor pedagógico del cine, 11
Materias apropiadas para el film didáctico, 18
La producción del film escolar, 22
La lección cinematográfica, 27
Enseñanza secundaria, superior y técnica, 35
Cinematografía agrícola y social, 41
El formato estrecho y la cinematografía pedagógica y educativa, 54
El film pedagógico sonoro, 63
La organización del cine pedagógico en Francia, 70
El film educativo en Alemania, 82
El cine educativo en Norteamérica, 103
El cine educativo en Inglaterra, 105
Instituto Internacional del Cinematógrafo Educativo, 124
Sugestiones para la organización de la cinematografía pedagógica y educativa en España, 130

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, página 141.]

Generalidades

Como resultado de las experiencias realizadas con el film, en tanto que instrumento auxiliar de educación e instrucción, de divulgación cultural, ha existido y existe todavía una confusión en las definiciones. Debido sin duda a las especiales condiciones en que se realizaban la mayoría de los ensayos, a la dificultad de conseguir películas bien caracterizadas de las distintas clases, se ha encontrado más cómodo el aplicar el término «educativo» a todo film, ya sea de vulgarización, documental, instructivo, social, moral, &c. Sin embargo, hemos llegado a un período de la cinematografía «educativa» en que es preciso dar a cada una de esas diferenciaciones la denominación correspondiente.

Sin perjuicio de una más amplia clasificación, a los efectos de nuestro estudio intentaremos aclarar los términos:

Film educativo

Por film educativo definiremos aquel que, sin perder su finalidad fundamental de recreo, de diversión, pretende influir sobre el espectador en una dirección moral. Su valor será tanto más grande cuanto que la finalidad perseguida sea menos manifiesta, y, en cambio, abunde en expresiones artísticas y técnicas.

El film educativo se destina a la población en general, sin distinción de profesiones ni edades. Puede también utilizarse como complemento de la actividad escolar, familias de los escolares y población que gravita en torno de la escuela, pero estas sesiones tienen lugar fuera de las horas de clase.

Entre las producciones educativas más caracterizadas conviene señalar las que despiertan las virtudes cívicas, las que exaltan las ideas bellas y artísticas, las que contribuyen a crear la comunidad ideológica, las que destacan las necesidades nacionales o populares, aquellas que presentan el ejemplo de hombres y pueblos; los dramas, comedias capaces de originar emociones viriles y reflexiones de índole social; los films cómicos inspiradores de un sano regocijo, &c.

El film educativo aprovecha la fuerza de sugestión del «cine» para fortalecer el espíritu de los individuos, para estimular las condiciones subjetivas capaces de crear colectividades sanas.

Film cultural

Bajo la denominación de film «cultural» comprenderemos las producciones que tienden a suministrar al pueblo en general conocimientos de toda índole con carácter enciclopédico. Puede concurrir a la cultura subjetiva, constituir una expresión de cultura objetiva o simplemente mostrar los síntomas de cultura de una época.

La vulgarización más o menos científica, la propaganda de determinadas actividades humanas, los viajes, las ciudades, costumbres de pueblos salvajes y civilizados, el film documental en sus variados aspectos, la previsión social, las obras de ayuda colectiva, higiene individual y social, mejora de las condiciones de vida, deportes, &c., constituyen los múltiples sujetos de cultura general que justifican esta clasificación. El film cultural suele ser hoy el complemento indispensable de las sesiones de muchos cines y su programación es obligatoria en algunos países.

Film pedagógico

Finalmente, el film «pedagógico» es el que se destina exclusivamente a la enseñanza escolar, superior, orientación profesional, tecnología e investigación científica, y está concebido con arreglo a ciertos principios didácticos.

El film pedagógico constituye un auxiliar eficaz del maestro o profesor en la enseñanza. Completa e ilustra ciertas lecciones del programa escolar; y, en ausencia de los objetos, de experiencias, de observaciones directas, representan un inmejorable medio de enseñanza intuitiva. La proyección pedagógica, si bien despierta el interés, suscita intensamente la curiosidad y fija la atención, no debe revestir el carácter de un espectáculo para distraer a los alumnos. La cinematografía pedagógica se combina con el programa de clases y se adapta a sus lecciones.

Especialmente en la enseñanza escolar su importancia, como veremos luego, se halla fuera de toda discusión y los problemas que plantea son más bien de índole económica y organizativa que pedagógica. Por añadidura no hay inconveniente en calificar el film pedagógico escolar de «didáctico».

En la primera enseñanza ha habido, hasta la aparición del cine, una serie de conocimientos que sólo se podían adquirir a través de definiciones verbalistas, y, en el mejor de los casos, por medio de imágenes fijas, desprovistas de vida y susceptibles de mostrar ciertos aspectos parciales estáticos que dificultaban bastante la representación exacta. El film permite que en lo sucesivo las palabras respondan a imágenes precisas. Y como se presta a ejercicios variados de observación, comparación y reflexión, aquéllas permanecen definitivamente.

Dentro de la enseñanza superior, si bien los límites se restringen, no por ello disminuye su valor como instrumento instructivo. Incluso, gracias al cine, se han hecho posibles ciertos estudios. La investigación científica, valiéndose del «ralenti», de la microcinematografía, los rayos X, la chispa eléctrica de Bull, ha proporcionado documentos de enorme valor.

La obra de pedagogía social representada por la orientación profesional encuentra en el film una colaboración de primer orden, que se extiende a la escuela primaria por medio de las producciones cinematográficas que muestran las profesiones humanas. Esta preorientación está llamada a constituir una de las misiones escolares.

Aun cuando con características menos acentuadas, podemos incluir en este grupo los film: de tecnología y agrícolas.

La edad y el film pedagógico

Las observaciones realizadas sobre los niños menores de seis años son bastante escasas y, en realidad, carecen de interés.

Dentro de la edad escolar, y hasta los nueve años, se manifiesta de una manera muy particular la influencia que la fantasía ejerce en las apreciaciones juveniles. Los films hablan más a la imaginación que a las otras facultades y, en general, el niño suele ir más lejos de lo que pudiera sugerir la representación animada. Cuentos de hadas, fábulas, mitos, aspectos agradables de una vida irreal cautivan al niño. En cambio, los films exclusivamente instructivos interesan menos y no despiertan la atención como en la edad superior. Preferentemente al tema, atraen las cosas del film. Se observó que los dibujos animados, precisamente por lo que tienen de fantasía, son acogidos con fervor por los jóvenes espectadores. A base de esta clase de films es posible obtener ciertas influencias educativas e instructivas.

Entre los ocho o nueve años y los doce, se manifiesta un interés acrecido por los sujetos técnicos e instructivos del film, se comienza a comprender, se reflexiona. En esta edad se manifiesta la observación y una atención concentrada. Ya no es sólo la imaginación, también interviene la memoria, la inteligencia, el juicio. Los documentales simples son bien asimilados. Los films dinámicos, de aventuras, de acción, comienzan a representar una aspiración definida al final de esta etapa.

Desde los doce hasta los dieciocho años, edad de la concentración en sí mismo, resulta más difícil conocer los efectos y resultados producidos por las películas. Un deseo evidente de adquisición, «hambre de materia», son características de ese período. Predomina la inclinación por las acciones a base histórica y dramática, por los países desconocidos y pintorescos. De ahí todo el partido que puede sacarse de los films en que se dosifiquen hábilmente esas aspiraciones. Aun cuando el «sujeto» es bien recibido, se manifiesta un cierto espíritu crítico y las producciones pesadas, fatigantes, conocen la repulsa de la juventud más todavía que los libros mediocres. Se da muchas veces el caso de que ante la incoherente producción cinematográfica de esta índole, los alumnos de las escuelas superiores no manifiestan un excesivo agrado por esas sesiones cinematográficas.

En cuanto a la juventud trabajadora, parece ser que muestra una gran inclinación hacia los films tecnológicos y deportivos. La producción moderna en sus diversas manifestaciones apasiona a los jóvenes obreros, a pesar de la rareza de los films de esta categoría. En general, los que se refieren a deportes entusiasman hasta el punto de requerir corrientemente su repetición. Los films económicos y sociales son recibidos con agrado.

Puede afirmarse que en todas las edades el film mejor aceptado es aquel cuya realización se inspira en la vida y cuya acción es agradable e interesante. La exposición escueta no encuentra excesivos partidarios.

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, páginas 5-10.]

Valor pedagógico del cine

No existe actualmente ningún tratado fundamental sobre el film didáctico. Sin embargo, las experiencias realizadas tanto en Alemania como en Francia y los EE. UU. nos permiten ciertas conclusiones sobre el valor pedagógico de la cinematografía.

Aparece en primer lugar que la proyección animada es el mejor medio conocido para procurar la enseñanza visual y auditiva, y contribuye como ningún otro a obtener el máximo rendimiento intelectual con mínima fatiga cerebral. Si tenemos en cuenta que los programas escolares se hallan sobrecargados de materias, es fácil comprender la ayuda que representa esa síntesis de la pantalla, que en diez minutos puede facilitar al niño conocimientos para los cuales hubiese precisado de horas en otras circunstancias. Es, pues, un medio ideal de enseñanza colectiva del cual, todos sacan provecho.

La voluntad y el film

Se ha dicho por algunos contradictores que el film no es el medio más apropiado para desarrollar la voluntad, por cuanto no exige esfuerzo. Ya ha sido demostrado suficientemente que la trascendencia de la adquisición no estriba en la sensación de esfuerzo, sino más bien en las condiciones en que el esfuerzo se produce. La atención puede ser consecuencia de la voluntad o producirse espontáneamente. En ambos casos los resultados serán análogos. El cine despierta precisamente, y en un grado poderoso, la observación y la atención, la visión, la memoria, la imaginación, la reflexión y la sensibilidad.

El niño no actúa frente a la pantalla como ser pasivo, sino que toda una actividad interior se manifiesta en vista de apropiarse la materia intelectual presentada en forma plástica por la película, lo cual facilita considerablemente la asimilación. En vez de una fatiga estéril, la actividad fecunda y paralela de todas las fuerzas conscientes e inconscientes que concurren al saber. La cosa vista se graba en el espíritu de modo más durable que la definida verbalmente.

Influencia de la personalidad

El film valoriza la lección, la resume y analiza según los casos, instruye sin fatiga, aumenta la capacidad de juicio, la materia se recoge mejor y más rápidamente, las representaciones son más exactas. La curiosidad, el cambio de ambiente, todo ello influye en la adquisición precisa y durable de los conocimientos. De las experiencias hechas se deduce incuestionablemente que es un buen procedimiento para fijar los conocimientos. Sobrepasa, desde luego, la imagen fija, la cual conserva su valor cuando de análisis se trata, y son muchos los casos en que se muestra superior a la observación directa de las cosas. El film contribuye a dar personalidad al niño al familiarizarle de una manera cierta con los diferentes aspectos de la vida moderna, en muchos casos incomprensibles sin la ayuda de aquél.

Realismo cinematográfico

El film consigue en numerosos casos una fuerza y una verdad superiores a la realidad misma. El ejemplo por medio de la imagen ha sido preconizada desde antiguo. El cine representa un indudable progreso en ese aspecto. Realismo y verdad son características de la cinematografía, y con ella se podrá limitar la enseñanza verbalista, el concepto abstracto e impreciso de determinadas explicaciones, la escasez de representación correspondiente a ciertas palabras.

La definición puramente teórica es reemplazada por una comprensión exacta derivada de lo concreto, de la fuerza vital de la proyección. Las aclaraciones orales del maestro adquieren en esas condiciones un relieve y un color de que carecían antes.

Como los fenómenos de la naturaleza y de la vida humana implican movimiento, la proyección animada contribuye a establecer una relación exacta entre la concepción y su realidad. Si la nueva pedagogía ha de inspirarse en la vida, el cine representa la exaltación más apropiada.

Con el cine resulta posible el análisis de los movimientos demasiado rápidos y la síntesis de los demasiado lentos. El «ralenti» y el acelerado se prestan al estudio de numerosos fenómenos de difícil conocimiento sin esta ayuda.

El mundo en la escuela

Sin necesidad de salir de la clase, el film nos transporta a todos los tiempos y lugares, universalizando así la enseñanza.

Los paseos y excursiones tienen el inconveniente de que se consideran como un recreo y los resultados de los mismos son poco satisfactorios. En cambio, con la proyección frente a un pupitre, el carácter de la enseñanza no se altera y el alumno no se siente predispuesto al abandono de sus deberes escolares.

Todos conocemos el caso de esas celebradas visitas a fábricas y talleres, de las cuales, a lo más, se obtiene una impresión de ambiente. Porque ninguno de estos lugares se halla organizado para la recepción de visitas colectivas numerosas ni es posible aumentar su número y en general la cifra de talleres es limitada y no corresponde al número de los que se precisa enseñar al joven escolar.

Los grupos de niños ven mal las cosas, el ruido les impide atender a las explicaciones, la vigilancia es difícil y en casi todos los casos los alumnos no pueden acercarse demasiado a las maquinas para observar de cerca los detalles esenciales y su funcionamiento. El film puede mostrar la progresión del trabajo, las diversas operaciones especializadas, los mecanismos interesantes, agrandar y aislar los que conviene conocer. No es posible la distracción, la perdida de tiempo en detalles accesorios o inútiles para el conocimiento.

La observación se desarrolla

Los maestros se quejan, con razón, de que la falta de objetos limita en la escuela la observación de los seres, de las cosas, de los hechos. La observación aparece como una de las fuentes de la adquisición de nociones y la condición primera del desarrollo intelectual. La observación real de las cosas es la base de la educación de las facultades.

El cine viene a llenar esa laguna. Los ejercicios practicados con los escolares muestran que sin necesidad de la ayuda del maestro observan los hechos bastante bien y, después de un entrenamiento no muy prolongado, pueden incluso recordar ciertos detalles particulares que exigen verdadero esfuerzo de atención. La proyección animada es, pues, un excelente medio de enseñanza intuitiva.

Todos los maestros que utilizan el cine se hallan de acuerdo en que se suscita fuertemente el interés; se retiene y se comprende mejor. Cautiva y atrae. El esfuerzo intelectual es más agradable y, por lo mismo, más eficaz. Como consecuencia tenemos que la atención se manifiesta, y se retiene sin necesidad de ningún otro estímulo.

Influencia en la memoria y en la imaginación

Una atenta visión desarrolla la memoria de la vista y hace trabajar la imaginación y las otras facultades mentales. Por regla general, los escolares, en la primera proyección, recuerdan un número importante de imágenes; y en la segunda, la mayoría. Los croquis de memoria, realizados varios días después de haber visto el film, demuestran esa fuerza de la observación y la fijeza de la retención determinadas por el film. Los niños pueden hablar de una película mucho tiempo después de haberla visto.

Las numerosas imágenes vivifican la imaginación, facilitan el recuerdo. El cine combate eficazmente la propensión de los niños a contentarse de ideas poco definidas, poco netas. La precisión de la imagen animada se graba profundamente en la memoria de los pequeños, porque hieren fuertemente y, con frecuencia, provocan la emoción o la admiración. El auditorio escolar vibra muchas veces en lecciones que por el sistema ordinario resultan aburridas. La variedad del film ameno concurre a este fin.

Todos los practicantes coinciden en reconocer que el cine afecta directa y principalmente la memoria. También la imaginación, la reflexión, la sensibilidad y el espíritu de análisis; y, como consecuencia de los ejercicios derivados de la proyección, el espíritu de elocución y la generalización se desarrollan con el film.

La expresión gráfica por medio de croquis muestra la influencia del cine en la memoria de formas. La representación se produce esquemáticamente, simplificando los trazos, dando vida y movimiento al dibujo.

El film, instrumento de trabajo

Cuando ha de expresarse por escrito su impresión sobre el film, la dificultad es mayor que en una redacción ordinaria. Se trata de aplicar principios de sintaxis a un estudio de formas.

El esfuerzo es grande, puesto que, en este caso, el trabajo es totalmente la obra del niño, sin que la preparación e intervención del maestro puedan facilitarle el camino, como ocurre en la redacción ordinaria. Ello contribuye a desarrollar su personalidad, fin esencial de la educación.

La facultad de observación adquiere así un relieve muy superior a la de acumular conocimientos por el proceso simplemente verbal. El film se convierte en un excelente instrumento de trabajo, habitúa al niño a buscar, y, sin necesidad de las constantes sugestiones del profesor, influenciado por los primeros planos, luz más o menos intensa, dibujos animados, dirige él mismo su investigación, realiza un trabajo más personal.

Las nuevas tendencias de la pedagogía encuentran una expresión adecuada en la cinematografía. Allí donde la clase ordinaria se revela ineficaz, el film logrará excelentes resultados. Ciertas películas son capaces de despertar el sentimiento artístico, de contribuir mejor que ninguna lección a desarrollar una moral sana y vigorosa, a situarle fuera de la ficción en que se desarrolla su vida en los primeros años.

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, páginas 11-17.]

Materias apropiadas para el film didáctico

Geografía

Dentro de los programas escolares, la geografía, la historia, las ciencias físico-naturales, agricultura, higiene, moral, estética, son las disciplinas más apropiadas para el film.

En las lecciones de geografía, el alumno podrá darse cuenta inmediatamente de lo que es un lago, una montaña, el mar, una llanura, un paisaje polar, una selva virgen, un volcán, una isla, &c. Podrá conocer las ciudades más importantes, una región, un país, las colonias lejanas, las diversas razas del globo, sus varias actividades económicas. El cine dará una amplia visión geográfica, ayudará a comprender una serie de fenómenos ahora sin posibilidad de representación exacta.

Las lecciones de historia

En el terreno de la historia, todos conocemos las magníficas reconstituciones logradas en muchos films y que pueden aportar al niño una exacta representación de una época, de aquellas fechas y personajes que caracterizan períodos históricos fundamentales.

Costumbres, trajes, tipos, todo ello puede ser tratado por el film en fácil competencia con las mejores lecciones orales.

La exploración del pasado, valiéndose del cine, no es uno de los aspectos menos interesantes de esta invención. Dentro de la época actual, los documentales de los últimos treinta años constituyen un depósito de inapreciable valor, que irá en aumento a medida que transcurran los años.

Nadie ignora la influencia de los films tomados por los servicios especiales de los Ejércitos beligerantes durante la Gran Guerra y su efecto en la propaganda pacifista, hasta el punto de que ciertos Gobiernos los hayan prohibido por contribuir a extinguir todo ardor bélico en las multitudes.

Las ciencias físico-naturales

En física y química, si no reemplaza ciertas experiencias, hemos de tener presente que el número de ellas es muy limitado y que; en la mayoría de los casos, no se trata de convertir al niño en experimentador, sino de hacerle ver el proceso de determinados fenómenos.

Las modificaciones y composición de metales y metaloides, el aire en sus diversos estados, la mecánica, muchos fenómenos de electricidad y de acústica, experiencias con el rádium, &c.

En botánica se consigue reproducir una serie de fenómenos cuya existencia ni siquiera se sospechaba hace poco tiempo. La evolución, el crecimiento de las plantas, su sensibilidad e instinto, su forma particular de vida, son especialmente revelados por el film.

El objetivo sorprende con una exactitud y un relieve admirables todo el misterio de la vida vegetal. La flora de regiones inaccesibles del Globo nos es descubierta de la misma manera. Plantas extrañas y desconocidas; otras de que se habla mucho y muy pocos han visto, llegan a sernos familiares por medio de la pantalla.

La Historia natural, gracias al cine, nos es conocida toda clase de animales terrestres y marinos, la fauna y la flora submarina y de todas las regiones, desde los Polos hasta el Ecuador. La constitución de la Tierra, los efectos producidos por el mar, los terremotos, los grandes volcanes en actividad, las minas. El mecanismo de la vida animal, la composición de las células, los distintos órganos. Animales raros, sus costumbres extrañas, las condiciones especiales de desarrollo y reproducción. Pesca, caza. Selección y cultivos. Microbios: su desarrollo y sus efectos en el organismo.

Higiene y deportes

Los ejemplos que se pueden presentar por medio del film en el terreno de la higiene, superan a todas las lecciones y consejos dados por el profesor. Se ha comprobado ya el caso de que un film sobre la limpieza de los dientes y la carie haya blanqueado definitivamente la dentadura de toda una clase. Los movimientos respiratorios, la limpieza, las precauciones contra los contagios, todo ello se presta a una eficaz propaganda por medio de la película.

Los films sobre los diversos deportes vienen a resolver muy oportunamente el problema de los juegos, cuya iniciación debe de comenzar en la escuela. El deporte, como necesidad de los pueblos, y los ejercicios físicos, condición primordial de una vida larga y sana, son perfectamente sentidos y comprendidos por medio de esta clase de películas.

Preparación para la vida

Si la escuela debe preparar para la vida, resulta imperdonable que no se le proporcionen nociones suficientes de los elementos económicos vitales representados por la industria y la agricultura. Una serie de films, pasando en revista las industrias fundamentales, mostrando el mecanismo, sencillo y complicado a la vez, de la producción. Presentar el panorama de la agricultura, base de nuestra existencia. Y, sobre todo, en los campos, familiarizar al futuro agricultor con los procedimientos modernos de cultivos, los métodos más apropiados para intensificar y mejorar la producción. Para esto es insustituible el cine, y sólo por su intermediación es factible llevar esas nociones a la escuela.

Educación estética

También, con el cine, está llamado a ocupar un papel importante en los programas la educación estética. Ver y oír los grandes artistas. Presentar aquellas artes caracterizadas por el movimiento, las ruinas evocadoras, las ciudades y los paisajes capaces de despertar las más bellas emociones, los bailes, los coros, en fin, trozos de los bellos dramas y comedias cinematográficas al alcance de los niños. Arte e historia del arte también tienen su exponente en la cinematografía.

A medida que en las disciplinas indicadas se vaya agrandando el círculo de producción, no tendría nada de extraño que se intentase extender el film a la enseñanza de las lenguas, a la enseñanza artística y especialmente la del dibujo, donde ciertos ensayos han dado resultados muy optimistas.

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, páginas 18-21.]

El formato estrecho y la cinematografía pedagógica y educativa

Es necesario desvanecer la idea de que el formato estrecho es una distracción de aficionado. Estos trabajan lo mismo con el normal que con el reciente de ocho milímetros, introducido en el mercado por Kodak. Hubo un período en que se concedió poca importancia a la proyección reducida, a causa de los defectos del grano de la película y a la escasez de luminosidad en la pantalla. Esas causas han desaparecido. El grano es de una finura superior al de la película normal. Se fabrican ortocromáticos, pancromáticos y supersensibles, en formato estrecho, y ya es normal conseguir proyecciones de 100 lumen por metro cuadrado. Hay films estrechos de una riqueza de tono y brillo extraordinarios. El ruido y desgaste de la mecánica es insignificante.

Para evitar confusiones, se ha designado con el nombre de film normal el de 35 milímetros de ancho; de formato estrecho a los films de una anchura de 16 milímetros (alemanes y americanos) y de 17,5 milímetros (Francia). Los de 9,5 y 8 mm. se designan como formatos «pequeños».

El film normal tiene dos perforaciones por cuadro o fotograma a cada lado; el de 16 mm., una sola perforación, y el pequeño, una lateral en cada fotograma.

Un metro de film normal nos da 52,6 fotogramas; del estrecho, 131,2, y del pequeño, 524,8 (8,5 mm.). Es decir, que, una escena que precise 25 metros de normal, no necesitará sino 10 del estrecho o del pequeño film. En el peso, la diferencia es la siguiente: 1.000 metros de normal pesan aproximadamente 7 kilogramos; en el estrecho, 1,28 kilogramos, y el de 9,5 milímetros, 0,76 kilogramos. Toda la producción pedagógica existente está hecha en 16 milímetros, que es el paso que mayores posibilidades tiene en cuanto a pantalla a cubrir, pues son posibles proyecciones de 4 metros de lado.

En cuanto a los precios, la parte más interesante, tomando como base la tarifa para los tres en un momento dado, tenemos que el formato estrecho cuesta dos veces y medio menos que el normal, y en cuanto al pequeño, su coste es el 40 por 100 del de 16 milímetros, es decir, una economía del 60 por 100.

Condiciones técnicas del formato estrecho

Vamos a hacer una descripción de los aparatos de film estrecho, que son los que realmente interesan en la escuela. Su ventaja fundamental es la facilidad de manejo. Allí donde hay electricidad, funcionan automáticamente mediante la presión de una simple llave. Un reostato permite la graduación correcta de la luz. Una vez terminada la proyección, automática y rápidamente la cinta se reembobina en la primaria. Su peso es muy reducido y oscila entre los 5 y los 15 kilogramos, según las marcas. Las dimensiones, insignificantes, varían entre 20 por 15 por 20 y 40 por 40 por 35, y, por medio del asa que sirve para sostener la bobina secundaria, un niño puede llevarlos de un lado a otro. Esto, con relación a los proyectores de film normal, representa una ventaja considerable.

No se precisan conocimientos especiales para la proyección y el aparato funciona solo, sin necesidad de la intervención del maestro. Cuando se quiere llamar la atención sobre una vista determinada, basta con apoyar un botón, y la proyección se para en el fotograma deseado.

Consumen de 200 a 750 vatios y la iluminación oscila entre 50 y 450 lumes. Las bobinas pueden contener de 30 a 120 metros, es decir, 300 metros en el normal.

Observaciones sobre las marcas de formato estrecho

De casi todas las marcas existen sus correspondientes aparatos tomavistas para film de 16 milímetros y, dados los perfeccionamientos aportados, la técnica de toma de vista se ha simplificado tan considerablemente, que con una mínima experiencia cualquiera puede improvisarse operador. Ello permitirá a los aficionados, a los investigadores y al profesorado obtener interesantes films pedagógicos y culturales. De otra parte, en la técnica corriente, los films de edición son tomados en formato normal y, luego, las copias positivas se obtienen en 16 milímetros. También es posible, con negativos de 16 milímetros, sacar positivos de 35 milímetros; pero ello no suele hacerse sino en casos de vistas imposibles de lograr si no es con el pequeño aparato y en algunas actualidades. Con los aparatos de 16 milímetros se puede rodar hasta 4 minutos sin interrupción. La óptica permite un volumen de luz para tomar vistas con los medios más simples.

De entre las casas que fabrican aparatos perfectamente en punto para la proyección de 16 milímetros, citaremos: Kodak, americano; Agfa, Zeiss Ikon, Lytax-Filmo, Siemens y Elleska.

La característica de estos aparatos es su sencillez. Un simple y robusto mecanismo de arrastre, una lámpara de incandescencia, un motor diminuto, un reostato, una óptica seleccionada y las bobinas adaptadas exteriormente. Son raras las averías y de fácil reparación.

Película estrecha y precios

No tenemos la pretensión de aportar argumentos en favor del empleo de formato estrecho en el campo del cine pedagógico, cultural y educativo. Es una cuestión resuelta en los diversos países, y todos los Gobiernos interesados han recomendado su adopción. Sólo las dificultades financieras, la escasa producción de este formato es consecuencia del reducido número de aparatos han impedido que se generalicen las películas estrechas; pero el movimiento en esa dirección se acentúa cada día y ya nadie pone en duda su porvenir.

Queda únicamente a discutir si ha de adoptarse el de 16 milímetros o el de 17,5, ambos sonoros. En principio, la mayoría ha optado por el primero, y en Francia tan sólo se mantiene el segundo. Por nuestra parte, creemos que a España, por múltiples e idénticas razones, conviene el formato de 16 milímetros, ya adoptado oficialmente. Sin embargo, el Pathé rural permite también de pasar los films de 16 milímetros.

La cuestión de la electricidad tiene su importancia en muchos centros rurales donde el fluido no existe. Sobre todo en las escuelas y para films de menos de 100 metros, no hay inconveniente en emplear proyectores de manivela, especialmente en film mudo. Unas lámparas especiales completan la instalación.

En cuanto a los precios, si una copia formato normal de 250 metros vale 600 pesetas, en estrecho no debiera ser pagado más de 175 pesetas.

Observaciones de empleo

Los aparatos de formato estrecho pueden ser utilizados a cualquier distancia de la pantalla y se obtiene siempre proyecciones bien iluminadas. Dado su escaso volumen, la carencia de ruido, la ausencia de peligro, no hay inconveniente en colocar el proyector en medio de la clase sobre un soporte apropiado o una simple mesa.

Las experiencias realizadas con el film estrecho en el Filmseminar, de Berlín, han demostrado su superioridad con relación al normal y, en consecuencia, se han votado resoluciones aconsejándolo.

El film de dicho formato requiere una oscuridad relativa, a causa de su intensidad luminosa para evitar la disminución de lumens en la pantalla.

Son de recomendar los aparatos que tienen un dispositivo de reembobinado automático, porque ello contribuye a conservar la película y, al mismo tiempo, hace ganar mucho tiempo, durante las lecciones, cuando se trata de proyectar de nuevo el mismo film.

Las bobinas deben poseer un guía para la introducción de la extremidad del film. Menos pérdida de tiempo y no se deforma el material. No debe detenerse excesivamente una imagen en la parada y han de hacerse sólo las indispensables, para evitar deterioraciones. Además, todo aparato ha de poseer una pegadora automática, cuyo uso rendirá grandes servicios.

El manejo del proyector de 16 milímetros no presenta dificultades ni requiere conocimientos técnicos. Las averías que pueden producirse son de fácil arreglo, salvo cuando se trata de ruptura del mecanismo. Los conocimientos de acústica y electricidad no son superiores a los que precisa quien usa un aparato de radio. En definitiva, bastan media docena de lecciones para poner al corriente al menos apto. Conocemos muchos casos en que esas lecciones no fueron necesarias. Las instrucciones de los fabricantes bastarán para alcanzar la perfección.

Los Kodaskopes

Entre los aparatos de formato estrecho que existen en el mercado, figuran los Kodaskopes Kodak de 16 milímetros, modelos D y L, universalmente utilizados:

El Kodascope, modelo D, va equipado con una lámpara de 400 vatios; es fácilmente transportable y de manejo muy sencillo. El enhebrado o carga de la película se hace con mucha rapidez, puesto que ésta ha de pasar solamente por un rodillo. Lleva palanca para rectificación del encuadre, y el enfoque se hace fácilmente, haciendo girar el objetivo. La velocidad de marcha se regula por medio de un reostato, y puede obtenerse también una proyección fija de cualquier fotograma, accionando solamente una palanca que desembraga el motor. El reembobinado de la película se hace con gran rapidez, y para ello no hay más que enganchar una transmisión y poner en marcha el motor del Kodascope.

El Kodascope, modelo D, admite bobinas de 120 metros de película y se puede conectar en líneas de corriente alterna o continua de 100 a 125 voltios. Este proyector va equipado normalmente con objetivo de 50 milímetros de longitud focal, y, como accesorio, se vende un objetivo de 25 milímetros, que permite proyectar sobre grandes pantallas, aun cuando la distancia entre ésta y el aparato no sea grande.

Su precio es de 775 pesetas.

El Kodascope, modelo L, puede utilizarse con cuatro objetivos de distinto largo focal y tres lámparas de diferentes vatios, lo que supone una gran facilidad de adaptación para proyectar sobre pantallas de cualquier tamaño.

Doce combinaciones diferentes pueden hacerse con los objetivos y lámparas que utiliza el Kodascope, modelo L.

En los lugares donde se reúnen grandes auditorios, los salones de conferencias, clubs, &c., donde se hace precisa la proyección a gran distancia y cubriendo una pantalla grande, se deberá usar el Kodascope, modelo L, con lámparas de 750 vatios y cualquiera de las lentes de 3 ó 4 pulgadas.

Los mandos principales del aparato, así como la puesta en marcha del motor y el encendido de la lámpara, se encuentran reunidos sobre un cuadro reducido, fácil de ver y al alcance de la mano. Los mandos secundarios se encuentran igualmente simplificados y dispuestos de la manera más conveniente para facilitar la libertad de movimientos del operador.

La lámpara y la lente condensadora van montadas sobre uno de los costados del Kodascope, de manera que su inspección, en un momento determinado, se hace con gran rapidez y facilidad. La lámpara lleva un blindaje, de forma que recibe todo el aire que envía el ventilador, consiguiéndose de esta forma su más rápido enfriamiento, lo que representa mayor duración de la lámpara.

En uno de sus costados, y en la parte inferior, lleva el Kodascope, Modelo L, un enchufe al que se puede aplicar una lámpara pequeña de mesa, o conectarse a la habitación donde se lleve a cabo la proyección, estando dispuesto de manera que alterna con la iluminación del aparato, es decir, en el momento de dar luz al Kodascope para comenzar la proyección apaga ésta, que se enciende al apagar la del Kodascope.

El precio del Kodascope L oscila alrededor de las 2.500 pesetas.

Proyector FILMO «Auditorium» mod. 130 1.000 watios

BELL & HOWELL, la firma americana, especializada en la fabricación de aparatos cinematográficos de 16 mm., ha lanzado recientemente este modelo de proyector «super-luminoso», para películas mudas de 16 milímetros, que en cuanto a construcción y luminosidad, queda a la cabeza de todos los proyectores actualmente conocidos.

Las características más salientes de este aparato son:

Lámpara de 1.000 vatios y resistencia con voltímetros hasta de 125 v.

Nuevo sistema óptico, que asegura una completa repartición y aprovechamiento del rendimiento luminoso de la lámpara.

Óptica intercambiable. Objetivos desde 32 hasta 102 milímetros.

Capacidad para bobinas hasta 1.600 pies.

Velocidad variable de 16 a 24 imágenes por segundo, por regulador eléctrico.

Motor auxiliar para enrollamiento rápido y tensión regular de la película.

Piloto orientable hacia el mecanismo, con salida de luz a la escala del voltímetro.

Motores filtrados, contra perturbaciones radiofónicas.

A pesar de la gran potencia luminosa (1.000 vatios), la cabina de la lámpara de este aparato no llega a calentarse más que en cualquier aparato de 100 vatios, gracias a la turbina acoplada al motor de impulsión del mecanismo, y que envía un torrente de aire a través de las resistencias y alojamiento de la lámpara.

También en este aparato ha sido solucionado un problema en que, al parecer, no habían pensado otros fabricantes: La película, al pasar por la ventanilla y corredor de los proyectores de alguna potencia luminosa, se desecaba de tal forma, a causa del calor depositado, que la película, después de algún tiempo, se partía o quebraba al menor descuido. En el FILMO 130, se ha dispuesto debajo de la cabeza del mecanismo, un alojamiento por el que al pasar la película recibe una corriente de aire frío, pasado a través de un filtro húmedo, que la limpia y la deja en condiciones de ser guardada sin riesgo de que pierda su flexibilidad.

Las pruebas efectuadas con este proyector, en la sala del cine del Callao, dieron una proyección magnífica, de 5,50 metros, a una distancia de 32 metros, con el objetivo normal de 52 mm.

Por último, diremos que este FILMO 130, también se suministra con la instalación para sonido.

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, páginas 54-62.]

El film pedagógico sonoro

Todos los maestros que han practicado la cinematografía en la enseñanza están de acuerdo en reconocer la importancia del sonido sincronizado con la imagen en cierta clase de lecciones: musicales, prosódicas, elocución, lenguas extranjeras, folklore, &c. Hay muchos casos en que la impresión de vida no puede darse sin el sonido. Los ruidos animan la imagen, sazonan su dinamismo, producen el ambiente. No en todos los casos se requiere del sonido, como no en todos es necesaria la imagen.

El problema no se ha planteado hasta ahora con toda su amplitud, porque la innovación sonora, al menos en sus aplicaciones, es de fecha reciente y su perfeccionamiento sólo se ha conseguido en el transcurso de los últimos cuatro años. De otra parte, existía un grave problema de índole financiera, por cuanto que el precio de los aparatos alcanzaba cifras elevadas, fuera de las posibilidades de la enseñanza. Si un simple proyector mudo resulta una carga pesada, un equipo sonoro, dos o tres veces más caro, aparece simplemente prohibitivo. Al mismo tiempo habían de tenerse en cuenta las condiciones técnicas de la nueva invención; se precisaban ciertas instalaciones especiales y cuidados, que en la mayoría de los casos no aparecían fáciles.

Estas dificultades van desapareciendo paulatinamente. El cine sonoro ya es perfecto. Con los adelantos recientes y la construcción en serie, hemos asistido a un descenso de los precios; las instalaciones se han simplificado lo suficiente para que sea fácil y posible equipar cualquier localidad. Y, con un mínimum de experiencia, el manejo de un aparato sonoro, especialmente el cuidado y conservación de la fotocélula, se halla al alcance de todos.

Pero, sobre todo, la adaptación del sonido al formato estrecho ha simplificado considerablemente la cuestión: economía en la adquisición del equipo, simplicidad en el manejo y baratura de las copias. Donde los inconvenientes aparecen más caracterizados es en aquellos países que habían adoptado el formato standard y cuyos depósitos de films son forzosamente de 35 milímetros de ancho. El reemplazamiento o la modificación resultan más onerosos que en los países donde el formato pequeño es universalmente empleado. Lo mismo puede decirse de aquellos en que este género de enseñanza se halla en sus comienzos y, por tanto, en condiciones de aplicar la técnica reciente.

La selección del sonido

La sonorización del film plantea algunos problemas que en parte ya hemos señalado. Desde luego, como regla general, el acompañamiento sonoro es indispensable en cuantas ocasiones lo pida normalmente la imagen reproducida, sobre todo en ciertos aspectos primordiales. Las cataratas del Niágara, un volcán en actividad, los sonidos característicos de ciertos animales, de ciertas máquinas.

Gracias a los procedimientos técnicos es factible eliminar otros sonidos que, si bien son reales, no presentan ninguna ventaja para la comprensión del tema; más bien lo oscurecen. Lo mismo que con la fotografía, se pueden obtener primeros planos de sonido, acentuar con refuerzos o debilitaciones ciertos pasajes, resaltar una escena e incluso provocar la emoción.

Con el sonido ocurre esa particularidad de que es mucho más sencillo destacar el valor del silencio. Ciertos momentos mudos tienen una elocuencia, un acento no superados por el sonido. Y ello no es una de las menores ventajas de éste.

La posibilidad de sincronización posterior o postsincronización permite afianzar todo el valor sonoro y obtener los más felices efectos; pero siempre a base de realidad, de veracidad: sería un insoportable procedimiento didáctico el llevar al espíritu del niño nociones falsas.

Es, pues, misión del sonido el de subrayar los movimientos, los elementos vitales del film, acercándolo aún más a la realidad. Los sonidos deben proceder lógicamente de los actores que actúan en la pantalla, animarlos, y en ningún caso ser reemplazados por interpretaciones y explicaciones de un conferenciante.

La sucesión de imágenes como elemento de una explicación puede tener un valor en casos muy limitados. Si, con finalidad cultural, una conferencia es aceptable, el caso que se presenta en la escuela es algo distinto.

Intervención del maestro

Por eso no vacilamos en considerar detestable la práctica que consiste en utilizar un negativo viejo para sincronizar una explicación oral. Ya hemos dicho que ésa es la misión del maestro y que no es práctico desde ningún punto de vista encerrarse en los moldes estrechos de un discurso invariable. Hacemos excepción de aquellos pasajes en que una explicación sobria y corta constituye una aclaración oportuna, sin carácter de comentario. Pero será un prudente acierto el boicotear a esos comentadores empalagosos que destruyen con su estupidez todo el efecto que tenemos derecho a esperar del film.

También debe evitarse cuidadosamente, por ejemplo, el convertir un contramaestre en conferenciante y que nos explique lo que ocurre en sus talleres. La imagen lo mostrará mejor y el ruido de las máquinas será más sugestivo. Ello no quiere decir que, frente a una máquina determinada, no nos aclare sucintamente las particularidades de su funcionamiento, los peligros de su manejo.

En general, lo que nosotros experimentamos en presencia de la imagen no necesita ni comentario ni interpretación. La reproducción de los acontecimientos por medio de la imagen y del sonido es el medio de facilitar nociones y crear sentimientos en el espectador. La labor de ordenar las ideas, de fijarlas, de subrayar los acontecimientos esenciales, de profundizar y exponer, corresponde exclusivamente al maestro, y en este aspecto a nadie se le ocurriría la idea de eliminarle por medio del film sonoro. En cambio, ciertas conferencias y demostraciones para las clases superiores pueden servirse ampliamente de la palabra y del sonido.

En definitiva, la película sonora se impone en ciertos casos y supera a la película muda con su dinamismo, en su ligereza, en su realismo, en su interés. Las observaciones, al menos parte de ellas, relacionadas con el escenario de imágenes, tienen una aplicación cuando de la confección del guión sonoro se trata. También muchas películas didácticas se prestan a un acompañamiento musical o de canto, que contribuirá a grabar más profundamente los conocimientos que se pretende suministrar.

En el cine agrícola, enseñanza superior, film postescolar, las ventajas del sonoro son evidentes. En cambio, en muchas disciplinas pedagógicas, los títulos serán necesarios.

Aparatos de film sonoro

El inconveniente más grave reside en la falta de cinematecas sonoras de ese formato. Tardarán todavía algún tiempo en producirse en serie las películas sonoras de 16 milímetros.

Kodak ha creado un nuevo proyector sonoro de 16 milímetros e iniciado una cinemateca sonora, en la cual destacan ciertas películas sobre Chopin, Mozart, Strauss, Beethoven, Listz, &c. Comedias, dramas, dibujos animados.

También Debrie ha fabricado un proyector sonoro de este formato, cuyos resultados han sido satisfactorios. El Pathé rural se emplea en las aldeas francesas.

Proyector sonoro Siemens Klangfilm

Durante los ensayos del nuevo «Siemens Klangfilm», sonoro, de 16 milímetros, hemos comprobado una gran claridad, ausencia de distorsiones, registro de sonidos con frecuencia elevada y escaso ruido de fondo.

La innovación de este aparato consiste en haber adaptado, al proyector de imágenes ordinarios, un reproductor sonoro, sumamente sencillo, representado por una caja de 15 centímetros de altura y 35 por 40. En uno de los lados, una caja de 20 por 10 por 40 resguarda las válvulas. Estas son en número de cuatro (tres amplificadoras y una rectificadora) con tres tramos de ampliación. El proyector de imágenes es sencillísimo, como todos los de esta clase. Protegidos por una cubierta metálica se halla la lámpara de 50 ó 100 vatios, según la fuerza del aparato, y el reostato. En la parte interior, el motor con las distintas llaves: marcha, enrollado, parada, lámpara de incandescencia y excitatriz. Un cable se enchufa directamente a la red, corriente alterna o continua, de 110-220 voltios. El mecanismo de arrastre es de una gran seguridad, a base del sistema Schlägerú, que transporta la película en toda su anchura. Para guiar su marcha, una sola perforación lateral, un agujero por fotograma. Los tambores, oportunamente distribuidos, impiden que se deslice irregularmente. En caso de avería, parada automática del mecanismo.

La inscripción sonora se efectúa en el lado de la película que no está perforado y ocupa la plaza que en el mudo corresponde a la línea de agujeros. Las dimensiones del fotograma son las siguientes: altura, 8 milímetros; anchura, 10,5 milímetros; anchura del agujero, 1,8 milímetro; anchura de la inscripción sonora, 1,8 milímetro. La diferencia queda como margen libre.

El film se desliza ante el objetivo de la imagen, y a las diez y nueve imágenes encuentra la línea de luz de tipo especial, extrema sensibilidad, de donde la corriente pasa a los amplificadores. Lateralmente existe un volante para regular el avance de la película y darle el movimiento continuo, indispensable para una perfecta traducción.

El elemento fotoeléctrico puede desplazarse, y por ello es adaptable a todos los aparatos de proyección de formato estrecho. Toda la parte sonora constituye un sistema universal que puede ser acoplado a cualquiera de los proyectores mudos de formato estrecho ya citados.

Un cable pone en relación el amplificador con el altavoz, de tipo electrodinámico y capaz de dar una buena audición en una sala de 300 a 350 personas. Con una amplificación de más fuerza, la experiencia ha demostrado que puede fácilmente servir una sala de 1.000 personas.

La imagen en la pantalla es de 2 por 2,50 metros de superficie con una iluminación de 100 lumens. Y de 4.5 por 6 con 200 lumens (315 w. lámpara), es decir, que puede hacer la competencia a los puestos de film normal. La película se coloca automáticamente en la bobina por medio de un dispositivo especial.

El aparato, incluido el altavoz, se transporta en un cofre de 40 por 40 por 3. Todas las partes se hallan resguardadas y no se corre riesgo alguno de deterioro. Pesa 15 kilogramos. Puede adaptarse a cualquier sector y con voltaje de 110 ó 220 vatios.

La anchura del trazo sonoro guarda una relación con el normal de 2,5:1; y la transposición se efectúa simplemente. Para la inscripción, el film sonoro es proyectado en un aparato ordinario y de la célula las variaciones de corriente son llevadas a la de Kerr de un sencillo aparato de impresión, donde se desarrolla el negativo estrecho. Así, de todos los films tomados en formato normal pueden hacerse copias sonoras en 16 mm.

No puede ser más sencillo, y no vacilamos en afirmar que el problema técnico de la cinematografía sonora de 16 mm. se halla resuelto.

En cuanto a su aspecto económico, el precio del proyector, todo comprendido, oscilará alrededor de las 5.500 pesetas.

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, páginas 63-69.]

Sugestiones para la organización de la cinematografía pedagógica y educativa en España

Los ensayos realizados en nuestro país carecen de interés. Aparte algunas escuelas de ciertas capitales, como Madrid, Barcelona, Bilbao, &c., que poseen un aparato de proyecciones, casi siempre relegado en un rincón por falta de films o de estímulo, en la inmensa mayoría de los casos, los niños sólo conocen el cine como espectáculo. Como excepción honrosa señalaremos que, gracias a la iniciativa del subsecretario de Instrucción pública Bolívar, se proveyó a todos los Institutos de España de proyectores de 16 milímetros y, según mis noticias, son utilizados de manera regular.

Ello nos permite aprovechar todas las experiencias realizadas en otros países y resumidas en las anteriores páginas. Ya no será indispensable persistir en el error de adquirir aparatos y material de 35 milímetros, cuyas condiciones antieconómicas están suficientemente demostradas. Al mismo tiempo, es posible utilizar los modernos adelantos de la técnica y formar cinematecas con films aprovechables desde el punto de vista pedagógico. Independiente de las producciones que pueden realizarse en España, existen en otros países valiosas colecciones didácticas, documentales, educativas y técnicas que pueden contribuir a la formación metódica de nuestras futuras cinematecas.

Ensayo de las Misiones Pedagógicas

Conviene, sin embargo, que hagamos una excepción en favor de las Misiones Pedagógicas, organismo original que ha intentado llevar a cabo una labor educativa valiéndose del cine, constituyendo, dentro del límite de sus recursos, un depósito de películas. Este ensayo pudiera servir de base para realizaciones ulteriores. Desde luego, de sus experiencias pueden sacarse muchas conclusiones que interesarán especialmente a la cinematografía postescolar y agrícola. El ensayo así realizado mostraría la posibilidad de practicar el cinema escolar ambulante para satisfacer las necesidades pedagógicas de una comarca determinada.

En Cataluña, el señor Ventura Gassol, Consejero de Cultura de la Generalitat, ha creado un Comité de Cine Educativo que volverá a actuar intensamente y que bajo la impulsión del joven y dinámico ministra, realizará interesantes ensayos, con la colaboración del alcalde de Barcelona, señor Pi y Suñer.

Apuntes para una organización

En líneas generales, trataremos de señalar las bases para la implantación de la cinematografía escolar en España.

Dado el poco espíritu de asociación, de empresa colectiva, característico de nuestro pueblo, dudamos que la iniciativa privada sea suficiente, como sucede en Francia, Alemania o Inglaterra. La ayuda del Estado se hace indispensable. En primer lugar, sería muy útil una disposición declarando la urgencia de la enseñanza visual y acordando subvenciones regulares para la compra de aparatos proyectores, que se subordinarían a una serie de condiciones para hacer eficaz en la enseñanza el uso del nuevo instrumento didáctico. Pero el Estado no debe concurrir sólo en ayuda de la cinematografía escolar. En las grandes ciudades con un gran circuito de escuelas, son los Ayuntamientos quienes han de soportar el mayor peso financiero. Y en las organizaciones provinciales esta misión incumbe a las Diputaciones.

Dadas las circunstancias particulares de España, no se concebiría la realización del cine escolar sin utilizar al mismo tiempo su organización para la propaganda cultural y educativa. Del proyector de la escuela debe beneficiar el pueblo, sobre todo en las aglomeraciones rurales. Un aparato por cada 5 ó 6 escuelas sería lo ideal; pero se cumplirían los fines pedagógicos de este instrumento, incluso, con un proyector para 20 ó 25 escuelas, utilizándolo por turno. Asociación de profesores y pueblos interesados a estos efectos.

Paralelamente, para favorecer la producción de films culturales, el Estado debería exonerar de tasas los cines en que se proyecten bandas de esta naturaleza, inspirándose en el sistema que para estos efectos funciona en Alemania.

También podrían subvencionarse films aceptados por la Comisión receptora correspondiente en vista de sus condiciones pedagógicas, culturales o educativas. Ello permitiría favorecer los experimentos del cineasta amateur. Conviene señalar que, para evitar abusos y en provecho de la enseñanza, las condiciones exigidas a los films habrían de aplicarse severamente.

La multiplicidad de actuaciones aparece contraproducente. Es preferible la centralización de todas las iniciativas y realizaciones de los diversos ministerios, tendiendo a la organización de depósitos de films, especialmente a los efectos de distribución.

Cinematecas

La creación de una cinemateca central con secciones correspondientes al film escolar, documental, educativo y artístico, secundario, científico, orientación profesional, agrícola, higiene pública y deportes.

A su vez esta cinemateca podría crear depósitos provinciales con arreglo a las necesidades de la población y posibilidades de realización. En las ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Bilbao, Málaga, su número de escuelas exigiría un depósito o cinemateca especial, dependiendo, desde luego, de la nacional. Las reglas de gestión interior, la organización de la distribución, el control, la organización de sesiones, la administración, serían idénticas para todas ellas y estarían sometidas a una inspiración común.

La gestión y organización de la cinemateca central habría de gozar de cierta autonomía y estar desvinculada de la tradición meramente burocrática, ya que se trata de crear un organismo cuyas condiciones de eficacia estén representadas por el dinamismo y la iniciativa. Este organismo gestor de la cinematografía buscaría la colaboración del personal capacitado para realizar tal función y lo sometería al refrendo del Ministerio. Entre el profesorado de primera y segunda enseñanza, en la Inspección y en el profesorado superior existen elementos susceptibles de llevar a buen término esa misión.

Funcionamiento de la cinemateca

La función de la cinemateca no se reducirá a organizar el depósito de films y su préstamo a través del país. Por el contrario, representaría el organismo central del cinematógrafo educativo en todos sus aspectos y en él, claro está, que el depósito de films constituiría la armadura.

La cinemateca organizaría el servicio de censura pedagógica, cultural y educativa de los films. Se ocuparía de recoger los datos y experiencias realizados en España y en el Extranjero. Convocaría las Semanas anuales, o Congresos del cine educativo, para establecer intercambio de experiencia e iniciativas y poner en contacto directo todos los elementos que concurren a esta enseñanza: profesores, autoridades, asociaciones, productores. En estos Congresos expondrían sus observaciones. La cinemateca u organismo central mantendría relación permanente con los organismos similares existentes en otras naciones, realizaría el intercambio de resultados y, cuando fuere necesario, participaría en los Congresos internacionales. La cinemateca crearía un servicio de orientación y examen de escenarios, a los efectos de obtención de visado favorable. Indicaría los sujetos cuya realización es más urgente. También podría tomar la iniciativa de ciertas producciones. En la internacional –ya existe el régimen de intercambio libre para esta clase de películas– seleccionaría los sujetos cuya realización o desarrollo convenga a España y adquiriría las copias que se considerasen oportunas. Aprobaría los aparatos que pueden ser adquiridos por las escuelas y, como se hace en Alemania, procuraría directamente los proyectores para aplicar a sus funciones propias el beneficio de la operación. Establecería las cartillas relativas a los films, las hojas de instrucciones, los formularios generales, los catálogos con resumen corto de cada film y su aplicación más apropiada. Los impresos de todas clases requeridos por las distintas operaciones. Señalaría las normas y condiciones para conseguir subvención destinada a adquirir aparatos de proyección y podrá establecer condiciones de pago en ciertos casos.

De cada film adquirido se distribuiría una copia a cada cinemateca municipal o provincial cuando ello fuese necesario. De lo contrario, las copias de la nacional servirían para todo el territorio. Con algunas provincias esto ocurriría siempre.

La cinemateca impondrá el porcentaje de participación de los depósitos locales o provinciales proporcionalmente a los servicios rendidos, si éstos gozan de autonomía económica. Sin embargo, de momento, sería quizás más práctico establecer tan sólo cinematecas regionales o solamente en ciertas grandes ciudades. Estas últimas, en ciertos casos, servirían a su provincia respectiva.

Al mismo tiempo, como existen algunos films de uso constante, cada puesto proyector podría tener un pequeño depósito. Pero, por regla general, un film que se usa una vez al año, no tiene por qué estar guardado inútilmente en una escuela cualquiera. Un postulado debe regir en toda la organización: que el film esté siempre a disposición de los usuarios.

Naturalmente, existiría un fichero, donde se consignarían los datos sobre el orden, títulos, resumen del film, grado de instrucción del espectador escolar a quien se dedica, especialidad, metraje, ciclo de distribución, fechas de uso, &c.

La distribución rápida y el reintegro dentro de los plazos fijados, las sanciones en caso de inobservación de los reglamentos, constituyen otra de las tareas de la cinemateca susceptibles de asegurar todo el éxito de la organización. Ello será grandemente facilitado por la oportuna clasificación, que permitirá al profesor o al usuario el escoger el film deseado sin posibilidad de equivocación. Así se evita el que, a causa de los errores de los títulos generales y sin explicación, las sesiones de cine no respondan a su finalidad.

La clasificación por materias podría ser parecida a esta: geografía, etnografía y folklore; matemáticas y astronomía; física y meteorología; geología, botánica y zoología; química y mineralogía; medicina e higiene; agricultura y economía forestal; pesca y caza; artes e industrias; orientación profesional; geografía política; transportes y vías de comunicación; sociología aplicada; historia y literatura (dramas y comedias) recreativas; deportes y danzas.

Insistimos sobre la necesidad de que la distribución sea realizada por un solo organismo, y se evitarán los graves inconvenientes que, a causa de esa dualidad, hemos podido comprobar en Francia y Alemania y que acaba de obligar a una fusión de estos servicios. Ello no quiere decir que los diferentes organismos oficiales, con preocupaciones distintas, hayan de alienar su autonomía para la realización de sus films especiales. Pero la distribución, para ser verdaderamente eficaz, habrá que realizarla en el plan nacional.

La participación oficial

En la organización de las cinematecas, indudablemente, se utilizarían edificios del Estado, del Municipio o de la Diputación. Los depósitos regionales, dentro de su distrito respectivo, actuarían con el mismo plan que la nacional y sometidas a su control regular. Anteriormente indicamos que los proyectores escolares tendrían una doble finalidad: servir la escuela y la aldea. Misión escolar, postescolar, cultural, agrícola y educativa.

Solución racional, ya que, dada la situación económica, no será posible esperar que los pueblos de España sean dotados de cine en muchos años.

De otra parte, la tarea cultural de los campos, la educación, como ya especificamos en el apartado correspondiente, no puede ser misión privada. E indiscutiblemente la escuela ha de actuar como intermediario.

Comités locales de cine

Nada se opone a que, para descargar la labor del maestro, para interesar la población, se constituyan Comités de cine en cada localidad, bajo la dirección de aquél, que tendrá a su cargo las sesiones extraescolares. Ello será un medio para obtener la ayuda económica de los Ayuntamientos, tanto en la escuela como fuera de ella, y recaudar fondos para la compra de películas por la cinemateca, de las cuales se servirán luego. En las escuelas donde no exista aparato, a base de la subvención del Estado, se puede interesar al pueblo y su Municipio a la compra del mismo, con tanta mayor facilidad, cuanto que ellos serán los primeros beneficiarios. La creación de los grupos de difusión cinematográfica puede ser una garantía de éxito para el cine.

Consideramos necesario para la perfecta organización de la cinemateca, que se exima, cual ocurre en otros países, de derechos de aduanas al film de formato estrecho producido con fines pedagógicos y educativos. También las copias de la cinemateca debería gozar, como en Francia, de la franquicia postal, tanto a la ida como a la vuelta, salvo para los usuarios de la ciudad donde reside la cinemateca, que habrán de recogerlas directamente.

Otras funciones de la Cinemateca

Sin embargo, la Cinemateca Nacional no se limitaría siempre al préstamo a las escuelas y grupos rurales de cine. En muchas ocasiones recibirá pedidos de Sociedades e instituciones semioficiales, de utilidad pública, organizaciones sindicales obreras, agrupaciones pedagógicas de alumnos, sociedades de deportes, incluso propagandistas y conferenciantes, a todos los cuales, y con las debidas garantías de responsabilidad y control, podrá hacer beneficiar de sus servicios. Si han de abonar un derecho mínimo por metro, sería una cuestión a resolver posteriormente.

También la cinemateca, en las semanas de Congreso anuales del cine, puede organizar cursos breves de perfeccionamiento y manejo de aparatos. En lo sucesivo, esas nociones simples serán suministradas en las escuelas normales donde existan aparatos de todos los modelos, para familiarizar a los alumnos con su manejo.

Como explicábamos antes, para algunas comarcas, en las cuales la implantación del cine se realizaría lentamente, los equipos automóviles pueden efectuar una labor de gran interés, tanto pedagógico como cultural y educativo. Será, a su vez, la mejor propaganda e instituirían una cátedra ambulante de cultura. También pueden imponer en el manejo de los aparatos, en cursos horarios, ciertos días, a los maestros de una comarca.

Paralelamente, y para uso de las escuelas, la cinemateca –caso de Alemania y Francia– puede crear un depósito de vistas fijas, que cooperaría a la enseñanza visual. Acaso más adelante tenga que ocuparse del fonógrafo en la escuela y de la formación de una discoteca. También el uso de la radio en las escuelas puede ser incumbencia de la cinemateca nacional, pues las relaciones estrechas entre esas tres invenciones son evidentes. Deberán, también, estimular la actividad del cineasta amateur y los esfuerzos de los estudiantes universitarios, cuyo trabajo ha dado resultados muy apreciables.

Tales son los puntos fundamentales para intentar una organización de la cinematografía pedagógica y educativa en España. Se recogen las experiencias realizadas en los países que hemos visitado, se tienen en cuenta todos los errores y no se ignoran las particularidades propias de nuestro país. Las condiciones de aplicación, la aplicación en práctica, requieren un estudio particular, en el que podremos inspirarnos útilmente de los ejemplos citados.

fin

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, páginas 130-139.]

Obras del mismo autor

Técnica cinematográfica. (500 págs., 200 grabados y fotoplanas). Edit. J. M. Yagües. Pesetas, 30.

La gran obra de la Sociedad de las Naciones. Actualidad internacional de hoy. Edit. J. M Yagües. Pesetas, 4.

Nicolás Romanoff (en francés).

En preparación

Turquía de hoy
La gran revolución de la técnica.

[M. F. Alvar, Cinematografía pedagógica y educativa, Madrid 1936, página 2.]

gbs