Filosofía en español 
Filosofía en español

[ Proyecto de sociedad para la Emancipación universal ]

Manuscrito autógrafo “n° 4” de Ildefonso Martínez Fernández (1821-1855), fechado en mayo de 1847


manuscrito

Viendo con dolor y sentimiento que a pesar de las muchas lecciones, de la experiencia, que después de las pruebas terribles porque han pasado los pueblos desde que los Reyes se apoderaron de la clase media para hacerla servir a sus intereses como otro tiempo lejano se apoderaron de la aristocracia para destruir las libertades de los pueblos; considerando que las luces suministradas por la historia no han convencido aún a la gran mayoría de las masas ni de sus intereses, ni de sus deberes y derechos, ni de sus fuerzas, y advirtiendo con el más profundo dolor que el abatimiento, abyección e ignorancia de las masas depende de la falta de centralización en sus trabajos, de la desunión de sus esfuerzos, y de la escasez de su ilustración y más que todo de su adoración servil y esclava a ídolos y personas más bien enemigas que sinceras defensoras de los sagrados fueros de la humanidad, hemos determinado hacer un llamamiento general a todos los que se sientan con fuerzas para seguir en el precioso camino de las conquistas de la humanidad, de la defensa de sus sacrosantos fueros, de la unión de todos los hermanos en doctrina y principios, de la emancipación universal en fin.

No queremos sociedades egoístas, logias tenebrosas que sirvan de escalón al encumbramiento de unos pocos, de embrutecimiento a las masas, de personificaciones odiosas, de conquistas a medias, de degradación de la inteligencia y fuerzas de los desgraciados pueblos, a quienes la corrupción, la falsía, los vicios todos han sumido en el sueño de la eternidad, y del cual parece no es posible sacarlos, sino con los esfuerzos unidos de los obreros de la humanidad, de los libres de todos los países, de todos los confines, de todas las naciones, de todos los mundos; porque donde hay hombres existen hermanos que gimen, lloran y padecen en la desgracia, siendo dominados por unas pandillas ambiciosas que deshonran hombres preciosos y sagrados, y desacreditan los principios de regeneración y felicidad universal.

Meditando en la antorcha de la historia, esa  mensajera de los tiempos; abriendo los fastos de las guerras civiles, apuntando los desvaríos y prevaricación de los hombres es como hemos llegado a comprender que ninguna de las sociedades que hasta ahora se han organizado han tenido base sólida fundamental; han carecido de crisol para la desgracia, de sostén contra la prevaricación, de libertad contra la delación, de fijeza contra los embates de los ambiciosos, de enseñanza por iniciación pública, de miras filosóficas en fin para hacer las conquistas que reclaman el siglo, la desgracia, y una multitud de circunstancias cada vez más críticas  y solemnes para pronunciar con entusiasmo: no hay naciones, no existen Alpes ni Pirineos, ni océano ni mediterráneo, todos son hermanos, todos obreros, todos partícipes de la desgracia o la fortuna de los bienes y los males porque todos os dirigís a un centro solo la Emancipación, la Libertad.

Conquista grande y poderosa aquella en que entrando todos los pueblos lo mismo los unos que los otros, así los viejos como los modernos, los paganos como los cristianos y en que unas mismas doctrinas universalicen unos principios puros y santos y tiendan un día con las armas en la mano en una misma hora, a un mismo tiempo, dirigidos a un fin, con iguales tendencias a derrocar el imperio de la usurpación y a establecer el de la igualdad de derechos, el de las conquistas filosóficas, de la tolerancia, de la libertad y mutuo enlace de intereses de los [sic] unos pueblos con los otros, como hijos todos de un padre común, de un centro de que emanan, como hermanos en fin que padezcan si padecen sus hermanos, como hombres sin monopolio, llenos de virtudes y completamente satisfechos de la bondad de sus doctrinas; sustituyendo a los apóstatas, el apostolado; a los tránsfugas, la disciplina; a los indiferentes, el entusiasmo; a la anarquía, la unidad y la paz; al exclusivismo, la tolerancia; al temor, la esperanza; al despotismo, la libertad.

Pues bien, liberales ese triunfo es posible, ese momento es anhelado, ese bello panorama puede realizarse fácilmente con la institución que vamos a exponer. Institución grande, hermosa, sublime que debe encerrar en su seno lo más notable, lo más puro y acrisolado, lo más necesario para la conquista de la libertad y los fueros de los pueblos, contra las usurpaciones de las testas coronadas.

A todos admitimos, a todos predicamos, a todos escuchamos y a todos reunimos bajo nuestra bandera: carbonarios, masones, comunistas, socialistas, comuneros, a todos os llamamos al centro, a la unidad, a la doctrina. Si vuestras logias no son un sentir  de indiferencia y egoísmo, si vuestras miras son la reforma de la humanidad, si vuestro conato es la emancipación y si vuestras ilusiones y sueños […] son la felicidad universal, es decir, del mayor número de ciudadanos que gimen y padecen en la degradación y miserias mientras unos cuantos zánganos absorben cuanto aquellos producen, entonces pues ¿por qué no os uniríais a un centro común, cómo no os regimentáis por naciones, por provincias y aldeas eslabonándoos y preparando ese día magnífico y glorioso en los fastos de la humanidad?

Unidad y acción, he aquí nuestra divisa, uníos a ella, activad los trabajos, el tiempo corre para no volver jamás, asociaos sí, pero sin pretensiones de primacía, formad una liturgia nueva en que estéis todos comprendidos, borrad ya la huella sangrienta que recuerda vuestras raquíticas asociaciones; formad, en fin, una grande, universal, incomprensible al gobierno, a los mismos iniciados eslabonados, donde no os conozcáis sino en el peligro, en el día de la prueba, en ese día que tardará pero ha de llegar porque la causa de la justicia se para, pero no muere.

Estos principios vamos a exponéroslos con claridad, con concisión, y no dudamos los aceptéis si en vuestros corazones militan más las ideas de descentralización y libertad que las mezquinas de pandillaje y exclusivismo, escuchad y después del examen elegid, entre esas vuestras sociedades y la que tenemos el deber y la honra de proponeros.

- - -

1°… Se formará una sociedad cuyo nombre sea la Emancipación universal; cuyo objeto perenne y constante sea la mayor suma de libertad posible, la mejora intelectual, moral y material de la humanidad, bajo formas constantes y uniformes.

2°… Esta sociedad tendrá dos medios generales de llevar a cabo sus proyectos, a saber, uno público y otro secreto; el primero por la prensa, dando un periódico indenunciable por sus doctrinas, lo más democrático posible y doctrinario o de propaganda, para hacer comprender al pueblo los principios estampados en nuestra introducción, cosa no puesta en planta hasta ahora, ni con la constancia ni con la buena fe que debe dirigir al verdadero patriotismo a la virtud y moralidad de las masas; el segundo por la iniciación secreta y eslabonamiento mutuo, pero sin tener conocimiento unos socios de otros, sino de tres en tres, perdiendo poco a poco su oriente o punto de partida desde arriba abajo, sin poderse denunciar por no conocerse sino de tres en tres, en la forma que luego explicaremos, y formando una comunidad en que por minutos, se pueda acordar la paz o la guerra, las elecciones, las combinaciones necesarias al grande objeto de la Emancipación universal.

3°… Para hacer el eslabonamiento, se deben usar dos medios, a saber: la formación de una junta central primero en la Capital de las monarquías, compuesta de tantos vocales como distritos tenga, todos ellos conocidos por sus intachables antecedentes, los que únicamente se conocerán entre sí a fin de poder deliberar, y numerados desde el primero hasta el último que represente también el postrer distrito, y a esta junta se denominará: junta general provincial; cada individuo de esta junta se encargará de un distrito y su propaganda, en la forma siguiente: iniciando a tres individuos únicos que le conocerán perdiendo ya el oriente de la junta provincial y conociendo uno sólo de sus individuos sin distinguir a ninguno de los otros, de donde resultarán las juntas locales de distrito compuestas de tres individuos que se conocen entre sí y se entienden con sólo un individuo de la junta provincial. Cada socio de las juntas de distrito abrirá un ramal; o sea, una serie de círculos o triángulos compuestos de a tres individuos que sólo comunicarán con él en la forma siguiente: 1. 2. 3. El 1 comunica al 2 y al 3, éste al 4 y 5, éste al 6 y al 7, y así sucesivamente al infinito perdiéndose el oriente total en cada tercera combinación. Hecha ya la junta provincial y sus ramales nada más sencillo que el enlace para la junta general de nación (verbigracia: centro español) en la cual estará representada cada provincia por un vocal de la junta general provincial y dividido aquel centro en secciones en la forma que expresará el artículo siguiente.

4°… Las secciones que debe tener el centro o junta general nacional serán: 1ª una de correspondencias provinciales o nacional para conocer los estados de cada provincia, los adelantos, el proselitismo y las ideas y aun intereses locales que predominen para enlazarlos en la junta general, sin menoscabar los sagrados fueros de la justicia; 2ª una de correspondencia extranjera o internacional en la cual se conozca el espíritu de los demás socios de los pueblos convecinos o lejanos unidos a la gran reforma social; 3ª junta de publicidad a quién estará encomendada la redacción del periódico órgano externo intachable de la propaganda; 4ª sección de gobierno en la cual se harán las propuestas o mejor, la que informará en junta general de los asuntos del reino o los extranjeros dividida en dos subsecciones: interior o nacional, exterior o internacional: teniéndose siempre presente la renovación total  de los individuos de estas secciones, excepto la de publicidad en razón a que ésta no puede ser perjudicada y aquellas pueden serlo si los hombres que las desempeñan quieren prevaricar y hacer servir a intereses bastardos lo que se funda para bien y felicidad de la especie humana.

5°… Cada socio de la junta provincial y de distrito tendrá un auxiliar que conozca los asuntos como él, a fin de que, si por un incidente inesperado faltase alguno o se inutilizase, no se pierdan los trabajos de la sociedad; ascendiendo siempre de los números primeros ya iniciados a las juntas de distrito y de éstas a las provinciales y de éstas a la general nacional según se fueran inutilizando.

6°… Para la iniciación no se necesita más que una fórmula sencilla, a saber: el juramento de cumplir y hacer cumplir los fines de la sociedad, dando parte de sus ausencias para la no interrupción de la cadena o eslabón, y si hay traslado, hacerlo inmediatamente colocándose en otro ramal de la sociedad para lo cual le bastará la formula siguiente que será su juramento: “Valor ciudadano, el día llegará”, ascendiendo a su número el inmediatamente socio del eslabón que le sigue y así sucesivamente.

7°… Como el objeto social tiene dos partes: el público indenunciable y el secreto o de acción, debe encargarse la suscripción al periódico de la asociación, a fin de nutrir en las doctrinas puras a las masas populares para que en vez de esclavos se tengan héroes, verdaderos conocedores de sus deberes y defensores firmes y constantes de sus fueros.

8°… Cada centro general nacional tendrá tres jefes electivos que saldrán de su seno y se denominarán Cónsules, a quienes estarán encomendadas la dirección de las acciones en la forma siguiente: Cónsul de paz, tendrá a su cargo las secciones 1ª y 2ª; Cónsul de instrucción, estará a su cargo la publicidad o 3ª sección, la impresión de obras y dirección de los negocios de iniciación pública; Cónsul de reformas, quien propondrá a la 4ª sección sus informes y medios de llevar adelante los proyectos de la sociedad.

Esta asociación es la que os proponíamos como base sólida e indestructible de la libertad política, civil y religiosa, como origen de una era nueva, en la que no se puede cejar dado el primer impulso (pues ni los cónsules, ni las juntas, así provinciales y de distrito, podrán) pues nadie podrá impedir la iniciación y de consiguiente la uniformidad de doctrinas, la confederación pacífica de los obreros de la humanidad para conseguir un día no lejano el triunfo de los verdaderos principios de la dignidad humana contra las pretensiones egoístas y traidoras de unos pocos seres degradados que quisieran que la humanidad se embruteciese para dirigirla siempre ellos, en su beneficio, y con menoscabo de los sagrados fueros de la justicia, de la libertad y felicidad universal.

Esta asociación servirá para el triunfo de nuestras doctrinas en la opinión por medio de las elecciones, para el advenimiento al poder de nuestros hermanos para la confraternidad universal y para establecer un día una forma federal de gobierno en el que no haya más nación que el mundo, más norte que el cielo, más distinción y raza que la humanidad.

Hemos pues concluido nuestro cuadro. A vosotros liberales toca llevar a cabo este profundo proyecto, y no dudéis que con más o menos tiempo venceremos, pudiendo decir con orgullo, yo también ayudé la empresa, mientras que si la abandonamos los futuros siglos nos apuntarán diciendo: “he ahí un siglo egoísta”.

Temed pues liberales el fallo de la posteridad que siempre es justo con los tiempos que le antecedieron, y embelleced la historia de la humanidad con el proyecto más precioso y grande que ha podido imaginarse volviendo vuestra vista entusiasmada hacia ese fondo de miseria, abyección e ignorancia en que se encuentran la mayor parte de vuestros hermanos, y si no os bastase ese panorama de tristeza y degradación mirad al cielo y en él veréis impreso con el dedo del tiempo la máxima de “camina humanidad, aúnate y vencerás”; palabras que no borrarán los siglos porque son la huella que dejó el gran arquitecto del universo a quien debéis gloria y honor, y no se la podéis dar mejor que trabajando en favor de la humanidad y sus sacrosantos fueros. Valor, pues, que el día llegará.

Salud, fraternidad, confianza y el triunfo [de las ideas contra] es inevitable.

Dios y Libertad.

[rúbrica]

Mayo de 1847.

{ Transcripción, por María José Ordóñez Vergara, del manuscrito autógrafo “N° 4” de Ildefonso Martínez Fernández, fechado mayo de 1847 –[7] hojas de 210×155 mm escritas por ambas caras–, conservado en Madrid en el fondo Ildefonso Martínez de la Biblioteca Histórica de la Universidad Complutense (BH AP 4-45). }