Filosofía en español 
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Agapito Maestre cesado como catedrático de la Universidad de Almería

¿Qué valores están en juego en el contexto universitario?

El Mundo de Andalucía, 9 de Abril de 2002


Tal como viene informando EL MUNDO desde el pasado miércoles 3, el catedrático de Filosofía de la Universidad de Almería Agapito Maestre, fue privado de su cátedra y arrojado al paro de la peor de las formas, mediante una resolución del Rector comunicada en plenas vacaciones y sin previo aviso, casi con «nocturnidad y alevosía». Se ha despedido así, de la peor forma posible, a un compañero que ganó su puesto de trabajo en 1996 procedente de la Universidad Complutense. Se ha despedido así, de la peor manera posible, a un catedrático cuya cátedra se vio amenazada por una sentencia del TSJA que se ubica como tal en el contexto administrativo, y que tendría que haber sido resuelta por el Rector en tal contexto, porque si la propia institución permite que falte un informe en la convocatoria de una plaza de profesor nunca debe ser el individuo que la obtiene quien pague las consecuencias.

Los firmantes de este escrito nos sumamos a los escritos de repulsa y protesta que han emitido los sindicatos de la Universidad de Almería UGT y CCOO sobre este hecho y a su petición de readmisión del profesor Maestre. Es este el cuarto caso de un profesor que pierde su puesto de trabajo en la Universidad de Almería, que viene a sumarse al cese anterior del catedrático de Filología Inglesa, al despido de un profesor asociado y al caso de una profesora ayudante.

Circunscribiéndonos al caso que nos ocupa, no es cierto que esto sea una «lamentable consecuencia» o una «penosa situación imposible de eludir». Y no lo es que el «rector se haya limitado a cumplir una sentencia del TSJA» como hace días señalaba, en este mismo periódico, el Vicerrector de Profesorado, D. Pedro Molina (por cierto, la misma persona que, siendo Director del Departamento de Filosofía, se negó a emitir el informe que ha provocado todo). Cabían varias posibilidades que en ningún caso suponían que un eminente catedrático se quedara sin trabajo. El Rector ha escogido una salida centrada en la persona (que ganó limpia y justamente su cátedra) y no centrada en el trámite administrativo (lo que el TSJA dijo que estaba mal).

Dicho de otro modo, el Rector de la Universidad de Almería, D. Alfredo Martínez Almécija (quien, por cierto, formaba parte del órgano de gobierno que aprobó la convocatoria de la cátedra en cuestión), ha resuelto la sentencia de la forma más lesiva posible para la persona que ocupaba esta plaza y que nunca tuvo nada que ver con el proceso administrativo; y ha resuelto de la manera más perjudicial para la Universidad como institución, porque supone la pérdida de uno de sus más brillantes profesores, y le hace pagar a Agapito Maestre la original negativa del departamento, presidido por D. Pedro Molina, de emitir el informe requerido por el equipo rectoral de entonces.

La cuestión fundamental, por tanto, no es la sentencia del TSJA, porque sentencias similares han sido resueltas por el mismo rector sin expulsar a las personas que ocupaban el puesto afectado (se cuentan hasta dos casos), demostrando el empleo de dos varas de medir bien distintas. La cuestión fundamental que debe responder el Rector de la Universidad de Almería es porqué en unos casos pagan las personas y en otros no. Por qué algunas sentencias se resuelven «administrativamente» y otras no. Por qué éste es el segundo catedrático que pierde esta Universidad por similares razones. Y, finalmente, por qué dos fallos del TSJA se resuelven manteniendo a los profesores implicados en su puesto de trabajo «por necesidades docentes», y otros dos expulsando de su puesto de trabajo a los catedráticos cuando existen también iguales o superiores «necesidades docentes». Resulta ridículo leer que alguien resalte «la preocupación del Rector ante esta situación», cuando ésta es una situación que la han creado tanto el Rector como quien resalta su preocupación, porque el Rector podía haber cumplido esta sentencia en manera que nadie se viera afectado y ha elegido no hacerlo.

La persona que gana limpia y brillantemente una cátedra no es responsable de las deficiencias administrativas que la Universidad convocante haya podido cometer. Y tanto Miguel Martínez (cesado como catedrático de Filología Inglesa en Octubre de 2000), como Agapito Maestre, ganaron sus cátedras limpia y brillantemente, y si en este último caso faltaba un informe de un departamento (que se negó a emitirlo), las consecuencias de la sentencia deberían derivarse hacia quien o quienes provocaron el problema negándose reiteradamente a emitir dicho informe, no sobre quienes ganaron las cátedras. Sobran ejemplos de otras universidades que han procedido de manera bien distinta ante similares problemas y, nunca lo podremos olvidar, tenemos el supremo ejemplo de nuestro propio Rector procediendo en otros dos casos de manera bien distinta, sin lesionar a las personas implicadas.

Además, el Rector de la Universidad de Almería desoyó al Ministerio de Educación y a otros expertos juristas cuyos informes señalaban la posibilidad de ejecutar esta sentencia de forma no lesiva para las personas que ocupaban esas cátedras. El Rector de la Universidad de Almería tampoco ha tenido en cuenta que el Tribunal Supremo anuló la doctrina de la sentencia del TSJA «en interés de ley», y considerando sus tesis «gravemente dañosas para el interés general y erróneas». ¿Cómo puede el rector de la Universidad de Almería resolver expulsando de su puesto de trabajo a catedráticos de universidad, dadas estas circunstancias? ¿Cómo evitar la sospecha de que las personas que ocupaban esas cátedras han importado? ¿Cómo no tener en cuenta que los dos catedráticos expulsados han sido abiertamente críticos con el Rector y su equipo de gobierno?

No cabe justificar la forma de ejecutar la sentencia elegida por el Rector como si fuera la única opción posible, porque simplemente no es así. ¿A qué responde esta arbitrariedad en la forma de resolver sentencias del TSJA? Es preocupante que estas cosas ocurran, y que uno de los catedráticos más brillantes de este país se encuentre sin empleo y sueldo desde el pasado miércoles santo. A nuestro juicio, se trata de actuaciones que minan el prestigio de una Universidad porque no cuidan y defienden a sus mejores mentes, y traen a la memoria tiempos pasados en los que eran despojados de su cátedra quienes no eran del agrado de las autoridades por sus ideas o por lo que representaban. Si hoy en día un catedrático puede quedarse impunemente en la calle por la decisión arbitraria de un Rector como forma de resolver una sentencia sobre una deficiencia administrativa, hemos avanzado poco en la construcción de un mundo más justo.

Nuestra querida Universidad ha quedado dañada y empequeñecida por decisiones como esta, que bajo la excusa de tener que ejecutar una sentencia, terminan «ejecutando» a sus trabajadores. Es necesario que el Rector rectifique y reponga en su puesto a Agapito Maestre por el respeto debido a los derechos que nuestro compañero tiene y que ganó en justicia, y por el bien de la Universidad de Almería como institución. Algo que como universitarios exigimos, invitando a nuestros compañeros de la Universidad de Almería y demás universidades a sumarse a nuestra petición.

Blas Torrecillas Jover (Catedrático de Algebra); Carmen Luciano (Catedrática de Psicología); Juan José Hinojosas (Catedrático de Derecho); José Vázquez García-Peñuela (Catedrático de Derecho); Inmaculada García (Catedrática de Informática); Javier Roca (Profesor Titular de Informática); Fernando Navarrete (Profesor Titular de Hidrogeología, Secretario del Consejo Social de la UAL); Javier de las Nieves (Catedrático de Física); Manuel Cantón (Catedrático de Informática); José Luis Callejón (Profesor Titular de Ingeniería); Agustín Molina (Catedrático de Economía).
Siguen 70 firmas más de profesores de la Universidad de Almería.


Agapito Maestre cesado como catedrático de la Universidad de Almería

Manifiesto a favor del Catedrático Agapito Maestre
Los hechos | 81 profesores | Informe Rector
Fernando Muñoz, El escándalo Maestre