Círculo Conservador Alfonsino
olim Círculo Conservador de la calle de Atocha
1870-1872-1875
6 junio 1869 ❦ Promulgada la Constitución española de 1869
18 junio 1869 ❦ Gobierno de Juan Prim Prats, Marqués de los Castillejos
El “Círculo Conservador” de la calle de Atocha
El “Círculo Conservador” se da a conocer públicamente cuatro días antes del domingo 17 de abril de 1870, en que inaugura sus instalaciones en la madrileña calle de Atocha. Dos meses después el Círculo Conservador filtra la noticia de haber contestado inmediatamente una carta que ha recibido del extranjero, “documento notable por las buenas doctrinas que expone y por los sentimientos patrióticos que revela”. Solo cinco días después la ex reina Isabel II abdica en París en favor de su hijo Alfonso de Borbón (25 junio 1870).
La trayectoria del remitente de esa carta, el general Francisco Lersundi Hormaechea, permite situar bien la génesis, momento y función del Círculo Conservador de la calle de Atocha. Con diecisiete años recién cumplidos ya lucha Lersundi en la defensa de Vitoria (marzo de 1834), en las milicias urbanas cristinas frente a la intentona carlista de Zumalacárregui; termina la guerra carlista como teniente coronel (1840) y fiel miembro del partido moderado al servicio de María Cristina de Borbón; de hecho intervino en el asalto al Palacio Real (7 octubre 1841) en la fracasada intentona contra Espartero que buscaba devolver a María Cristina la tutoría de sus hijas (el comandante Lersundi estaba prófugo por Francia cuando un consejo de guerra recetó el 26 de octubre su fusilamiento), miembro de la Unión Militar Española cuyo adalid era el general Narváez, fue luego varias veces ministro de la Guerra y de Marina, presidente del Consejo de Ministros en 1853, capitán general de Cuba de 1866 a 1869. Vuelto a la Península el entorno borbónico exiliado en Francia confía en él para una posible restauración militar, pero el general Lersundi aconseja la vía política… marcha en octubre con permiso para estar seis meses por el extranjero, pero el Gobierno le ordena regresar antes a Madrid (22 febrero 1870), pretexta enfermedad y solicita seguir tres meses más por Burdeos, así que Prim ya le acusa sin tapujos (“Siendo notorio que V. E. se halla al frente de la conspiración que tiene por objeto restablecer en el trono de España a doña Isabel de Borbón…”, 2 mayo 1870), y Lersundi es dado de baja del Ejercito por desobediencia (11 julio 1870), aunque como España es como es, la amnistía de 30 de agosto de 1870 anula su proceso y hasta volverá a servir como general en octubre de 1873.
1870 «El domingo próximo probablemente se inaugurará en Madrid el círculo Conservador.» (La Correspondencia de España, 13 abril 1870, pág. 3.)
«Anuncian algunos periódicos que el domingo próximo se inaugurará en Madrid el Círculo conservador.» (La Época, 15 abril 1870, pág. 3.)
17 abril 1870 ❦ Se inaugura el Círculo Conservador (de la calle de Atocha)
«Hoy, según habíamos anunciado, se ha verificado la inauguración del nuevo círculo Conservador, establecido en la calle de Atocha de esta capital.» (La Correspondencia de España, Madrid, domingo 17 abril 1870, pág. 3.)
«El Tiempo nos da noticia de la apertura del círculo conservador, cuyo presidente interino, Sr. López Serrano, conocido ex procurador de los tribunales de esta corte, pronunció un discurso indicando el objeto de la sociedad, que no es otro que el de levantar la bandera de paz, orden y justicia. Falta la consabida moralidad. Del discurso no diremos nada, porque el discurso tampoco dice nada. Es una especie de pedimento de cajón. En cuanto a la junta directiva, no ha podido constituirse definitivamente ni es probable que se constituya, porque nadie sabe quién puede ser el director de esa orquesta donde se tocan tantos pitos sin que ninguno entone. Unos están por el conde de San Luis; otros por el Sr. Esteban Collantes; alguien ha pensado en el señor marqués de Monistrol, pero dudamos mucho que este personaje acepte, porque sus ideas tienen poco del moderantismo, y su afecto a doña Isabel de Borbón es hijo solo de la gratitud, según creemos, no del convencimiento de que labraría el bien del país. Por aquí se comprenderá el laberíntico estado del círculo que nace en el seno mismo de la discordia. Hay en él reaccionarios a lo Pezuela que no transigen con las conquistas revolucionarias. Hay constitucionales al estilo de La Época que no transigen con el reaccionarismo de los otros. Hay mixtos de reaccionarios y liberales que suspiran por los tiempos del polaquismo. Aquello es una Babel deliciosa, pero conservadora. Dícese que en la sesión de apertura se colocó el retrato del Sr. González Brabo. También se asegura que para dirigir los asuntos del partido en el extranjero, visto que el conde de Cheste se ha retirado harto de los isabelistas liberales, se piensa en nombrar un triunvirato compuesto de los señores Belda, Marfori y Albacete. Otros indican a Orovio en sustitución de Belda y a Valero y Soto en vez de Albacete; pero en esto como en todo, los pareceres son tan distintos como las personas. Esta es la faz legal del partido, como si dijéramos; la secreta ya es otra cosa. Parece que se están dando pasos con el fin de atraer a D. Juan Prim al alfonsismo, prometiéndole la regencia del príncipe. Estas maniobras quizás sean causa de que algunos que han pagado por compromiso para inaugurar el círculo se abstengan de asistir por no confundirse con los revolucionarios embozados de que se compone casi toda aquella sociedad. Como complemento de todo, es cosa sabida que entre El Eco de España y El Tiempo han surgido graves divergencias que con dificultad podrán vencerse. ¡Y luego pregonan la paz y el orden esos caballeros!» (El Pensamiento Español, Madrid, 19 abril 1870, pág. 3.)
«En el centro de los ex-ministros y de los ex-polizontes se ha formado un círculo conservador. Y ante semejante milagro los conservadores no saben lo que les pasa de júbilo. De modo que se les olvida decirnos el número de los socios y los nombres de estos. Solo sabemos por inducción que ese círculo no está presidido ni por Miraflores, ni por San Luis, ni por Collantes, ni aun por Botella. Y además, que La Época le mira de reojo. Pero eso no quiere decir que el nuevo círculo conservador no represente al partido. Al contrario, no solo creemos que lo representa, sino que en él está el partido todo, sin que fuera de él se encuentre nadie. Y aunque El Tiempo y El Eco de España callen, suponemos que los socios llegan a ciento cincuenta o acaso a doscientos entre ex-ministros y ex-directores.» (La Esperanza, Madrid, 19 abril 1870, pág. 2.)
«Parece que el domingo ha tenido lugar la apertura de un círculo conservador, cuyo local se encuentra en la calle de Atocha. A nadie sorprenderá este acontecimiento, que es natural consecuencia de la libertad política que se disfruta, y no revela otra cosa que la lógica de los reaccionarios de todos matices, enemigos de la libertad cuando son poder, y afanosos en aprovecharla para combatir a su sombra y por toda clase de medios, lícitos o no, a los gobiernos liberales. Se había anunciado la inauguración de este círculo con cierta solemnidad por los periódicos del régimen polaco, y aunque la noticia no valía la pena de preocupar sino a esa plana mayor sin soldados que se llamó partido moderado, creíamos que se trataría de una reunión importante y solemne, para la cual se hubieran dado cita todas las notabilidades jubiladas de la época de los errores lamentables. Pero no ha sucedido así para sorpresa nuestra, por lo que se deduce del relato que hacen El Tiempo y algún otro periódico; y aun se desprende de lo que dejan traslucir que en este concilio o congreso de las notabilidades que sufren en Madrid las iras de la revolución, reuniéndose tranquilamente para resucitar las glorias de la época de los cargos de piedra y de las cuerdas de Leganés, ha brillado un espíritu de unión y de concordia tal, que no se han podido constituir una presidencia ni una dirección definitiva. Hay tantas divisiones como ministros cesantes; tantos proyectos como caminos para llegar más pronto al presupuesto. Y para revelar el propósito de libertad y moralidad y paz de que se encuentra poseído el antiguo bando, parece que como símbolo no se encontró medio más a propósito que colocar en el salón el retrato de González Brabo. Si todo lo que hacen y se proponen hacer los moderados para traernos las dulzuras de su paternal administración es tan edificante y fructífero como la inauguración del nuevo círculo, acabaremos por afianzarnos en la convicción que hace tiempo tenemos de que el partido moderado no sabe ni ha sabido nunca hacer otra cosa que aplicar racional, sensata y conservadoramente el presupuesto de ingresos.» (La Nación, Madrid, 20 abril 1870, pág. 2.)
«La apertura del círculo conservador, en la cual ha pronunciado un vulgarísimo discurso su presidente accidental el Sr. López Serrano, es un recurso de más efecto que resultados.» (El amigo verdadero del pueblo, periódico católico, Segovia, miércoles 20 abril 1870, pág. 7.)
«Leemos en El Popular: “La República Ibérica dice que el círculo político, que ha estimado conveniente llamarse conservador y que recientemente se ha inaugurado con mucho lujo en la calle de Atocha, se compone, en su mayor parte, de los amigos de González Bravo.” Si efectivamente se compone de amigos del pajarraco González Brabo, la mayoría del círculo conservador, ya puede gastar y amueblar lujosamente el local, pues algo les habrá correspondido a los socios del botín del presupuesto, que aquel hombre funesto se apropiaba y distribuía a sus amigos y cómplices.» (La Paz, Murcia, 23 abril 1870, pág. 3.)
«Se ha abierto un Círculo conservador en la calle de Atocha. En este Círculo se ha colocado el retrato del difundo Narváez. El tal Círculo nace ya muerto.» (Gil Blas, periódico satírico, Madrid, domingo 24 abril 1870, pág. 3.)
«–Vecino, ¿qué es lo que han puesto en la casa de enfrente que veo entrar y salir? –Señora, el Círculo conservador. –Ya. ¿Y eso con qué se come? –Le diré a V. Ahora ya no tiene nada que comer. –¡Como había dicho V. no sé qué de conservas! –Sé señora; ahí conservan en adobo los restos… –¿Mortales? Eso debe ser cosa de entierro. –Los restos del partido moderado. Entre ex-ministros y ex-directores no llegan a ciento. Se reúnen a ver si vuelven al poder por medio de la resurrección de la carne. –Eso será la vida perdurable. –Amen.» (El Papelito, periódico para reír y llorar, Madrid, domingo 24 abril 1870, siglo I, papelito 82, pág. 2.)
«Los moderados, envidiosos de las disensiones que reinan entre carlistas y federales, empiezan también a desunirse. Apenas se ha inaugurado el Círculo conservador, y ya empiezan a figurar las dos tendencias contrarias que tanto tiempo han agitado el partido. El grupo de los íntimos amigos de Ibrahin Clarete trabaja incesante para que se nombre presidente honorario a don Francisco Lersundi, uno de los jefes más autorizados del moderantismo, en tanto que la fracción alfonsista desea a toda costa esta presidencia para el heroico traductor del Dante. Sin embargo, uno y otro grupo llevan estas cuestiones muy en secreto, si bien algo dejan traslucir, cuando son del dominio de toda la prensa. Recomendamos a los moderados mucha más moderación, sí no quieren ocupar la escena bufa y desempeñar el interesante papel que hasta ahora han venido desempeñando los tersistas.» (La Iberia, Madrid, 29 abril 1870, pág. 2.)
«El Círculo conservador ha acordado celebrar la fiesta del Dos de Mayo, costeando las misas que se digan en San Sebastián, asistiendo una comisión del mismo, y entregar una cantidad al cura de la parroquia para que la distribuya entre los pobres.» (La Correspondencia de España, Madrid, domingo 1 mayo 1870, pág. 2.)
«Dando cuenta un diario de las honras fúnebres consagradas ayer a los héroes del Dos de Mayo por el Círculo conservador, y a las que asistieron los señores conde de San Luis y Moyano, exclama: “¡Qué flacos de memoria son los conservadores! ¿No recuerda El Tiempo que un ministerio moderado quiso suprimir la función cívica del Dos de Mayo?” ¡Qué ocurrencias tiene El Imparcial, autor de este inocente comentario! Los moderados, buenos liberales, en su conducta se ajustan siempre a lo que conviene, sin pararse en antecedentes ni contradicciones. A lo que estamos, estamos; y póngase hoy una vela a Dios sin perjuicio de ponérsela mañana al diablo.» (La Regeneración, Madrid, 3 mayo 1870, pág. 1.)
«Según el Tiempo, el general Lersundi ha dirigido una carta al Círculo conservador, que ha sido contestada por este inmediatamente.» (La Correspondencia de España, Madrid, 20 junio 1870, pág. 1 = El Imparcial, Madrid, 20 junio 1870, pág. 2.)
«Confirmando la noticia que dimos de una carta dirigida desde el extranjero a una sociedad política, da El Tiempo los siguientes pormenores: “Hase hablado hoy por muchos, deseosos de saber la verdad, de la noticia dada anoche por La Época, de haber llegado una interesante carta de París a una sociedad política y de recreo. Creemos poder asegurar que es exacta esa noticia. Según nuestros informes, la ha remitido el general Lersundi al Círculo conservador, en contestación a otra que el Círculo le había enviado. Parece que la carta del general Lersundi es un documento notable por las buenas doctrinas que expone, y por los sentimientos patrióticos que revela. Celebramos que existan tan buenas relaciones entre los elementos conservadores del país, y deseamos, por bien del mismo, que sea la esfera política en que se muevan, cada día más dilatada y anchurosa”.» (La Época, Madrid, 20 junio 1870, pág. 3.)
25 junio 1870 ❦ La ex reina Isabel II abdica en París en favor de su hijo Alfonso de Borbón

29 junio 1870 ❦ Junta general del Círculo Conservador de Madrid (de la calle de Atocha)
«Leemos en un periódico: “Los que habían creído que la catástrofe del 68 había ahondado las escisiones que podía haber habido en el antiguo partido moderado, sufrirán un desengaño terrible al saber el resultado de la junta general del círculo conservador. La candidatura presentada por la mesa interina, ha sido votada por unanimidad y con entusiasmo”.» «Leemos en El Tiempo: “Solemne es, como pocas veces se ha visto, la sesión que la junta general del Círculo conservador celebra esta tarde. La concurrencia es inmensa, y entre los asistentes hemos visto a los individuos más caracterizados del partido que residen en Madrid, y a muchos que han militado siempre en sus filas y desean en estos momentos de desgracia dar una prueba de consecuencia. Se calcula en cuatrocientos el número de socios que han concurrido”.» (La Correspondencia Universal, Madrid, 30 junio 1870, págs. 2 y 3.)
«El Tiempo daba ayer extensos pormenores sobre la junta general celebrada por el Círculo conservador, a la cual habían asistido unos 400 socios. Para resolver la cuestión referente a la organización de la Junta directiva, se discutió y aprobó la siguiente proposición: “La comisión nombrada por la Junta mixta y los notables del partido, tiene la honra de proponer a la junta general las resoluciones siguientes: Artículo 1.º Se prescindirá, por esta vez, de lo que disponen los estatutos para la elección de la Junta directiva del Círculo conservador de Madrid, y se verificará dicha elección constituyéndose la Junta bajo las bases siguientes: 1.ª Serán vocales de la Junta directiva todos los socios residentes en España que respectivamente sean o hayan sido: 1.º, capitanes generales de ejército y armada. 2.º, ministros de la corona. Cuando un socio pertenezca a ambas categorías, se considerará comprendido en la más elevada, por el orden antes indicado. 2.ª La antigüedad en cada una de dichas dos categorías, designará la precedencia de sus individuos para el orden numérico que han de ocupar en la Junta. 3.ª Todos los vocales de dichas dos categorías tendrán el carácter de presidente y vice-presidentes del círculo y de su Junta directiva. Desempeñará el cargo de presidente el que sea más antiguo en la primera categoría, y a falta de este, los individuos de la segunda, por orden de rigurosa antigüedad. Ejercerán el cargo de vice-presidentes los cuatro vocales que sigan al presidente, por el orden de rigurosa antigüedad que queda establecido. Cuando no se halle en Madrid el vocal a quien corresponda la presidencia, desempeñará este cargo el que le siga en orden de antigüedad. En tal caso ocupará la última vice-presidencia el vocal a quien corresponda por el mismo orden. Lo propio se verificará cuando se ausente alguno de los vice-presidentes. En todos estos casos la secretaría dará los avisos oportunos a quien corresponda. Los individuos de dichas dos categorías, mientras no desempeñen cargos de presidente o vice-presidentes, ejercerán las atribuciones vocales de la Junta directiva. 4.ª Los socios pertenecientes a dichas dos categorías que residan en el extranjero, ocuparán el lugar que les corresponda en la Junta directiva cuando regresen a España. Lo propio se verificará respecto de los que no siendo socios en el día, sean presentados y admitidos en lo sucesivo. 5.ª Para que todas las clases que forman el Círculo conservador tengan representación en la Junta directiva, se compondrá esta de 26 vocales, además de los que quedan expresados, por razón de su categoría y cargo. En dichas clases se comprenderá la representación de la actual Junta directiva, los senadores, diputados, grandes de España y títulos del reino, oficiales generales del ejército y armada, jefes superiores de administración civil, magistrados, propiedad y dirección de los dos periódicos El Tiempo y El Eco de España. La candidatura formada de este modo, se someterá a la aprobación de la junta general, sin discusión por referirse a personas. Si no obtuviese mayoría, se procederá a la elección por papeletas, en la forma que previenen los estatutos, incluyendo en cada papeleta el nombre de los 26 vocales. 6.ª En la primera sesión que celebre la Junta directiva elegida del modo antedicho, nombrará entre sus individuos los que hayan de desempeñar los cargos de secretarios, vice-secretarios, tesorero, contador y bibliotecario archivero. Art. 2.º Aprobadas las anteriores bases, y hecha la elección conforme a ellas, y aprobada la lista nominal que se acompaña, el presidente proclamará la nueva Junta directiva, leyendo el secretario todos los individuos de que se compone. Art. 3.º Cuando llegue el caso de renovación de la Junta directiva, la general que para ello se celebre acordará la forma en que haya de verificarse dicha renovación, y propondrá las reformas que estime necesarias en los estatutos y reglamento interior del Círculo conservador. Madrid 29 de junio de 1870.– Lorenzo Arrazola.– Fernando Álvarez.– Joaquín Gutiérrez de Rubalcaba.– Francisco López Serrano.” Resultaron elegidos para la primera y segunda categoría a que se refiere la proposición anterior, por orden de antigüedad, los señores siguientes: “Marqués de Novaliches, Arrazola, Benavides, San Luis, Bravo Murillo, Moyano, Esteban Collantes, Barzanallana, Sánchez Ocaña, Álvarez, Rubalcaba, Trúpita, Castro (D. Alejandro). Entran además a formar la Junta directiva, en representación de la actual Junta: Excmo. Sr. D. Francisco López Serrano, Sr. D. Manuel Danvila. Como senadores: Excmo. Sr. D. Antonio Rentero, Excmo. señor marqués de Monistrol. Como diputados: Ilmo. Sr. D. Antonio Jesús Arias, Ilmo. Sr. D. Daniel de Moraza. Como grandes de España y títulos: Excmo. señor marqués de Bedmar, Excmo. señor marqués de Villamagna, Excmo. señor marqués de Pidal, Excmo. señor marqués de Zafra. Como oficiales generales del ejército y armada: excelentísimo Sr. D. Francisco de Paula Pavía, Excmo. Señor D. Francisco de la Rocha, Excmo. Sr. D. Guillermo Chacón; Excmo. Sr. D. Juan Julián Pavía. Como magistrados: Excmo. Sr. D. Domingo Moreno, Excmo. Sr. D. Ramón Gil Osorio, Ilmo. Sr. D. Ramón María Manresa, Ilmo. Sr. D. José Entrala y Perales. Como jefes superiores de administración civil: excelentísimo Sr. D. José García Barzanallana, Ilmo. señor D. José María Bremón, Ilmo. Sr. D. Miguel López Martínez, Ilmo. Sr. D. José Genaro Villanova. Como propietarios: Excmo. señor marqués viudo del Villar, Sr. D. Rafael Pazos. Por la prensa periódica: los dos directores de El Tiempo y de El Eco de España.”
Otra proposición, que apoyó el Sr. Cadórniga y fue aprobada por unanimidad, tenía por objeto pedir al Círculo conservador que se sirviera acordar un voto de gracias y la expresión de su profundo reconocimiento por el celo, patriotismo, inteligencia y abnegación con que la Junta directiva interina ha procedido en todos sus actos, encaminados al bien del gran partido conservador. La proposición tendía además a declarar que habían merecido bien del Círculo los hombres notables que han contribuido con su ilustrado consejo y resuelta cooperación a la constitución definitiva del Círculo conservador. La junta general terminó con un entusiasta viva a Alfonso XII.» (La Época, Madrid, 30 junio 1870, pág. 2.)
«[…] La Época refiere que aquella reunión de amantes del orden terminó con grandes vítores al ex-príncipe Alfonso; pero ya están frescos los moderados si piensan que este altivo y pundonoroso país puede consentir semejante humillación. La madre y el hijo son incompatibles con la dignidad y la honra de la nación liberal española.» (La Iberia, diario liberal, Madrid, 1 julio 1870, pág. 1.)
«Por consideraciones de delicadeza fáciles de comprender no quisimos hacer comentario alguno sobre las imprudentes palabras que habíamos leído en el discurso del Sr. López Serrano, presidente interino del Círculo conservador, acusando de la grave culpa de no haber querido pertenecer a dicha reunión política a un personaje que no hemos tratado de averiguar quién sea, pero que probablemente habrá hecho a las ideas conservadoras bastantes más servicios que el Sr. López Serrano. El Tiempo y El Eco de España han tenido la noble franqueza de protestar contra dichas palabras en estos términos: “En el discurso del Sr. López Serrano, que ayer publicamos, hay un párrafo que no se pronunció en la junta general del partido, en el que se dirigen algunas durísimas frases a determinado personaje que, sin que sepamos quién sea, no puede menos de ser alguno de nuestros amigos políticos. Cúmplenos hoy rechazar semejantes frases, y decir que ninguno de los hombres importantes del partido conservador está en el caso de ser de esta suerte maltratado.” No nos toca a nosotros mezclarnos en las cosas íntimas del Círculo conservador; pero esa y otras contingencias se evitarían si las personas verdaderamente notables estuvieran al frente de los partidos y no se confundiera la actividad y la diligencia con los legítimos servicios y la importancia.» (La Época, periódico político y literario, Madrid, sábado 2 julio 1870, pág. 3.)
«No deja aun El Eco de España su tono dolorido cuando razona sobre la abdicación de doña Isabel, que tanto le ha afectado. Bien pretende el desairado colega hacer de tripas corazón, como dice una expresión vulgar; pero a pesar del desagravio que le ha sido ofrecido, rodeándole de las notabilidades que forman la Junta del Círculo conservador, no puede apagar la voz de su pesar, ni consolarse de la pérdida de sus esperanzas. Véase, pues, cómo se expresa en el suelto que hace preceder al manifiesto de doña Isabel, que publica íntegro: “Hemos expuesto nuestra opinión acerca de aquel acto de inmensa trascendencia, como que ha puesto término a un reinado, y le ha puesto con circunstancias excepcionales en la historia. Al exponer lealmente nuestra opinión, hemos dicho nuestra última palabra acerca del asunto.” Ya se recordará que la última palabra de El Eco de España fue calificar de mala nueva la del acto de la abdicación, y establecer que nadie, absolutamente nadie podría aprobarlo. Poro sigamos adelante, y veamos la adición que le pone el contristado diario a su última palabra: “Cuando muere un rey, los que fueron sus leales defensores no pueden hacer más que llorar la muerte del que fue su soberano, aclamar a su legítimo sucesor y serle tan leales como habían sido al que le ha trasmitido la corona.” Nada menos que a la muerte de un rey se le antoja al colega comparar la abdicación de la ex-reina: esto nos explica su duelo. Al leer tales palabras se nos han ocurrido las frases con que un padre agraviado por la falta de una hija casquivana dice a los que le preguntan por ella: “Mi hija ha muerto.” Y en verdad que El Eco de España, impensadamente o a sabiendas, habla de doña Isabel como pudiera hablar de su hija un padre agraviado.» (La Iberia, Madrid, sábado 2 julio 1870, pág. 1.)
«Como saben nuestros lectores, anteayer se inauguró el “Círculo conservador de Madrid.” Pues bien; en el discurso pronunciado por su presidente, después de congratularse éste del entusiasmo con que los notables del moderantismo respondieron a la excitación de la sociedad, encontramos el siguiente párrafo: “Alguna excepción tenemos que hacer, –añadía el señor presidente,– puesto que un personaje político que a la sombra de nuestro partido ha sido tan favorecido por la fortuna que ha ocupado los primeros y más lucrativos puestos públicos, dentro y fuera de España, no ha tenido ni la atención de contestar a nuestras invitaciones escritas, faltando a las buenas reglas de educación. Téngalo así presente el partido conservador, porque de seguro el día de la fortuna será uno de los primeros a ofrecer sus desinteresados servicios.” Como tantos otros: ¡pues si casualmente esos son los únicos frutos que ha producido en todos tiempos el partido moderado! Sin embargo, ese mismo desinterés sería aplaudido mañana, si posible fuera que esos hombres rigieran nuevamente nuestros destinos. No parece sino que no conocemos a esa gente. • A propósito del mismo “Círculo” dice un colega: “Ya se ha nombrado la Junta directiva del Círculo llamado conservador, con varios generales, ex-ministros, ex-diputados, grandes de España, magistrados, propietarios y periodistas. Solamente no se halla representado en la misma el pueblo español.” El colega tiene razón. ¿Cómo podía estar el pueblo español representado en una reunión cuyo fin primordial es derribar la obra de su libertad y de su gloria? En cambio, rebosa en la mencionada Junta la soberbia y la fatuidad empalagosa, que es el distintivo con que en todos tiempos se ha distinguido el partido moderado.» (La Iberia, Madrid, 2 julio 1870, pág. 2.)
«En el círculo conservador hay exministros, exembajadores generales, magistrados, propietarios, grandes bandas, grandes cruces… Lo único que no hay es pueblo. Y es lo mejor que puede sucederle.» (Gil Blas, periódico satírico, Madrid, domingo 3 julio 1870, pág. 4.)
«Damos las gracias a nuestro apreciable colega El Tiempo por el siguiente galante párrafo que nos dedica: “Notan, dice, con sorpresa algunos colegas la circunstancia de no haber sido designado el director de La Época, como los de El Eco de España y El Tiempo, para formar parte de la Junta directiva del Círculo conservador. Si el director de La Época fuera individuo del Círculo, cuyas puertas no están cerradas para él ni para nadie, no se habría hecho la omisión que algunos han advertido.” Crea nuestro colega que aun sin pertenecer al Círculo conservador, porque La Época desea mantenerse fiel al propósito de permanecer alejada de los partidos militantes, el director y redactores de nuestro periódico ven con júbilo y satisfacción cuanto se hace en apoyo de las ideas conservadoras, a las cuales han consagrado toda su inteligencia, y servido con modestia, desinterés, y sin eclipse alguno.» (La Época, Madrid, domingo 3 julio 1870, pág. 3.)
«Durilla, y aun podríamos decir ofendida, se muestra La Época con el célebre parrafito del discurso pronunciado por el presidente interino del “Círculo conservador,” en el cual se dirigen tan graves alusiones a un personaje desdeñoso o infatuado del partido restaurador. Véase con qué afán y con qué calor defiende el periódico de las actitudes especiales al personaje incógnito, blanco de las iras del señor López Serrano: “Por consideraciones de delicadeza fáciles de comprender no quisimos hacer comentario alguno sobre las imprudentes palabras que habíamos leído en el discurso del señor López Serrano, presidente interino del Círculo conservador, acusando de la grave culpa de no haber querido pertenecer a dicha reunión política a un personaje que no hemos tratado de averiguar quien sea, pero que probablemente habrá hecho a las ideas conservadoras bastantes más servicios que el señor López Serrano.” Estas últimas palabras nos hacen creer que La Época sospechará por lo menos quién sea la persona a quien se alude , por lo que pueda alcanzársele del hecho que motivó el exabrupto. Por otro lado, el diario de la calle de las Torres, como si la ofensa fuera propia o le tocara muy de cerca, no se muerde la lengua, antes, al paso que los otros dos órganos restauradores El Eco de España y El Tiempo se han reducido a lamentarse de lo que llaman imprudencia, el que nos ocupa termina el suelto que dedica al asunto con el siguiente disparo, que evidentemente va dirigido al señor López Serrano y consocios: “No nos toca a nosotros mezclarnos en las cosas íntimas del Círculo conservador; pero esa y otras contingencias se evitarían si las personas verdaderamente notables estuvieran al frente de los partidos, y no se confundiera la actividad y la diligencia con los legítimos servicios y la importancia.” Estas últimas líneas, además del natural entretenimiento, nos procuran alguna enseñanza: primeramente, que las armonías moderadas van perdiendo de día en día su afinación; y en segundo lugar, que La Época y los suyos, a pesar de que, como conservadores, habrán recibido la natural invitación, no quieren pertenecer al Círculo conservador, pues que no se creen autorizados para mezclarse en sus cosas íntimas.» (La Iberia, Madrid, 3 julio 1870, pág. 2.)
«Confiesa ayer El Tiempo, discutiendo con El Legitimista, que hay algunos moderados, ex-moderados, mejor dicho, que se han hecho carlistas. Consuélase, sin embargo, el periódico alfonsino, diciendo: “¡Ya volverán a nuestro campo!” El Tiempo conoce a su gente. • El siguiente suelto de El Tiempo esclarece un punto de que ayer nos ocupamos. Dice El Tiempo: “Notan con sorpresa algunos colegas la circunstancia de no haber sido designado el director de La Época, como los de El Eco de España y El Tiempo, para formar parte de la junta directiva del Círculo Conservador. Si el director de La Época fuera individuo del Círculo, cuyas puertas no están cerradas para él ni para nadie, no se habría hecho la omisión que algunos han advertido.” ¿Con que el director de La Época, a pesar de ser alfonsino, no quiere formar parte del Círculo Conservador?» (El Imparcial, Madrid, 3 julio 1870, pág. 2.)
«La Época, cuyas simpatías con cierta fracción de los moderados no parecen ser hasta ahora muy grandes, se ha permitido dirigir un embozado ataque al Sr. López Serrano, presidente interino del círculo conservador, con motivo de algunas censuras que, según el relato hecho por un colega, había inferido este en su discurso a un personaje moderado. El Sr. López Serrano, en un comunicado que aparece ayer en El Tiempo, manifiesta no haber proferido semejantes censuras, dando a entender que si bien llevaba ese propósito y para ello lo había consignado en sus apuntes, en el momento oportuno desistió de él, y si aparecieron las tales frases depresivas en la relación del discurso, fue debidos a motivos ajenos a su voluntad. Este suceso y la defensa que del personaje censurado han hecho indirectamente los periódicos conservadores, sin dar a entender el nombre de este, revelan dos cosas: primero, la gran divergencia y el odio que existe entre los diferentes grupos del moderantismo; y segundo, que los moderados no pierden, ni aun a costa de los mayores desengaños y desgracias, el antiguo instinto que les ha llevado siempre a proteger y amparar a sus adeptos aun cuando se hayan hecho objeto de las más justas inculpaciones. • La Época participa a El Imparcial que ni su director ni sus redactores pertenecen al círculo conservador. Es de extrañar que el colega alfonsino no se halle representado en ese círculo compuesto de todas las eminencias del moderantismo, y no atinamos con los motivos que puedan haber alejado al colega de una asociación con cuyo objeto debe hallarse conforme.» (La Nación, Madrid, 3 julio 1870, pág. 2.)
«Admiremos el optimismo del Sr. Llano y Persi, que considera hechos aislados los que por tres noches consecutivas han alarmado a Madrid; los que han costado la vida a una persona inofensiva que, si algún color político tenía, era el de la situación misma que domina; los que después de haber obligado a cerrarse un establecimiento abierto bajo el amparo de las leyes han ofrecido el escándalo de que esas mismas turbas hayan ido a amenazar a los individuos del Círculo conservador y aun a los de la unión liberal, como dijo el Sr. Navarro Rodrigo, aunque El Imparcial omita los detalles escandalosos que nosotros hemos oído referir.» «Amenazas análogas a las de que fue objeto el Casino de la unión liberal se hicieron al Círculo conservador, según las noticias siguientes que daba El Tiempo anoche: “Cunde el peligro. Los desórdenes incalificables ocurridos contra el Casino carlista, continuados en la noche siguiente contra personas pacíficas e indefensas en varias calles de la capital, y que terminaron con el horrible drama que conocen nuestros lectores, han llevado la consternación al seno de las familias, y serán causa de escándalo en todos los pueblos civilizados. También el Círculo conservador ha estado amenazado; también anoche estuvo rodeado de grupos sospechosos, en actitud siniestra; también los socios se vieron obligados a impetrar el auxilio de la autoridad. El auxilio fue prestado en el grado necesario para que fue se respetado el domicilio, pero no sabemos si en el suficiente para impedir que se repitan los ataques y amenazas”.» «El Sr. López Serrano, presidente interino del Círculo conservador, explica en estos términos la publicidad dada a unas palabras de su discurso que fueron con razón censuradas por El Tiempo y El Eco de España: “Señor director del periódico político titulado El tiempo. Muy señor mío y apreciable amigo: En el número 138, correspondiente al sábado 2 del corriente, aparece un suelto de redacción rectificando un párrafo del discurso que, con ocasión del nombramiento de la Junta directiva definitiva del Círculo conservador, tuve la honra de dirigirá la general, que tuvo efecto el día 29 de junio último; y como del contenido de la rectificación se desprenda una duda acerca de lo que pueda haber de exactitud, duda que es conveniente aclarar, le ruego tenga la bondad de hacer publicar la siguiente rectificación: Es cierto que cuando dirigí la palabra a la junta general del Círculo conservador, celebrada el día 29 de junio anterior, no pronuncié las palabras que se me atribuyen al final del párrafo en que me ocupaba de los hombres notables del partido, y solamente indiqué que todos habían correspondido a nuestras invitaciones, con alguna excepción, y aquí concluyó dicho párrafo. ¿Pues cómo se ha publicado el particular a que se refieren las rectificaciones? En esto consiste la duda que es preciso aclarar, para que las cosas queden en el lugar que corresponda. Al terminarse la junta, consta a V., señor director, que se acercó a la mesa de presidencia una persona importante a pedirme los apuntes de lo que debería publicarse en el periódico, y le entregué los que tenía, y en los cuales se consignaban los puntos de que había de ocuparme, y uno de ellos era el que motiva esta rectificación, y del que no hice uso; pero al entregarlos a dicha persona, le manifesté que los examinase y le autorizaba para que se publicara lo que fuera conveniente, suprimiendo lo que le pareciera; igual manifestación hice por segunda vez, en unión de otra persona de esa redacción: ahora bien, ¿por qué se ha publicado? Es indudable que por culpa de nadie, y solamente por la omisión de no revisar lo que había de ir a la imprenta, y por la precipitación con que se marchaba, por falla de tiempo. Al ver las frases en que está concebida la rectificación de su apreciable periódico, no he podido menos de molestar a V. con la presente, deseoso de que cada uno quede en el lugar que le corresponda, sin que por esto quiera yo ni desee declinar ninguna responsabilidad, de lo que a mí pueda corresponder. Ruego a V. dispense esta molestia a su afectísimo amigo Q. B. S. M., Francisco L. Serrano. Madrid y julio 2 de 1870”.» (La Época, Madrid, 5 julio 1870, págs. 2, 3 y 4.)
«Dice el Tiempo: “El Sr. López Serrano, presidente interino del círculo Conservador, ha visitado esta tarde a la autoridad superior de la provincia, para hacerle presente el fundado temor que abrigaba de que esta noche se repitiesen las escenas de las precedentes, y pedirle el auxilio necesario contra todo ataque. El Sr. Moreno Benítez ha dado al señor López Serrano las seguridades más completas de que el círculo Conservador será respetado.” • El general La Roche ha renunciado el cargo de vocal de la junta del círculo Conservador.» (La Correspondencia de España, Madrid, martes 5 julio 1870, pág. 1.)
«Las Novedades dirige la siguiente contestación a una pregunta de un diario moderado: “Pregúntanos un colega moderado lo que entendemos por el pueblo al asegurar que no se halla representado, en el Círculo conservador. La curiosidad del periódico alfonsino es bien fácil de satisfacer. Aunque en la acepción directa de la palabra pueblo es el conjunto de todas las clases, nosotros la usamos el otro día en el sentido opuesto a aristocracia, es decir, la masa de población que sufre, trabaja y sostiene las cargas del Estado; los valientes defensores de la integridad y honra de su patria; las clases que se dedican al estudio, fomentan la industria, desarrollan la importancia comercial, ilustran las letras y dan brillo a las artes sin esperar honores, mercedes ni retribución de ninguna índole, y sí solamente la ingratitud de sus explotadores.” Con efecto, nuestro apreciable colega está en lo cierto al afirmar que ninguna de esas clases, que por sentimiento y por necesidad aman la libertad y la honra de su patria, pueden figurar en las filas de los que con sus demasías y desafueros han causado por espacio de muchos años la ruina de la patria.» «Muy oportunamente, y con motivo de la abdicación de la ex-reina y del risible clamoreo que levantan los periódicos moderados, llamando a su candidato Alfonso XII, dice ayer uno de nuestros apreciables colegas: “¿No se llamaba Alfonso XII aquel rey niño elevado al trono en el campo de la degradación, allá por los tiempos de Enrique IV, de infausta memoria”.» (La Iberia, 5 julio 1870, pág. 2.)
«Todos los generales procedentes del partido moderado van negándose a formar parte del Círculo restaurador de la calle de Atocha. Precioso síntoma para el nuevo Borbón disfrazado de Alfonso XII.» «El Tiempo continua anunciando individuos de su partido que renuncian la honra de formar parte de la junta directiva del Círculo conservador. Son muy modestos los moderados.» (El Imparcial, Madrid, 5 julio 1870, pág. 2.)
«Anuncia El Tiempo, que se ha constituido definitivamente la Junta directiva del Círculo conservador. La presidió el señor marqués de Barzanallana, por ser el ex-ministro más antiguo de los presentes. Por unanimidad recayeron los nombramientos de cargos en los individuos que a continuación se expresan: Contador, Sr. Villanova; tesorero, señor marqués de Zafra; archivero, Sr. Rentero; secretario primero, señor conde de Toreno; segundo, Sr. Bremón; tercero, Sr. Moraza; cuarto, Sr. Pazos. El señor marqués de Novaliches, nombrado presidente del Círculo, ha escrito, según se nos dice por persona interesada, manifestando que si bien agradecía la honra que sus amigos le habían dispensado, no podía aceptarla en atención al estado de su salud y al apartamiento de todo género de asuntos políticos en que vive.» «Nos consta que el Excmo. señor marqués viudo del Villar ha hecho dimisión del cargo de individuo de la Junta directiva del Círculo Conservador. Dicho señor se halla actualmente en los baños de Santa Águeda, y en breve sale para el extranjero.» (La Época, 8 julio 1870, págs. 3 y 4.)
«El marqués viudo del Villar ha renunciado el cargo de vocal de la junta del círculo conservador.» (La Correspondencia de España, Madrid, sábado 9 julio 1870, pág. 1.)
«El señor marqués de Novaliches, nombrado presidente del Círculo conservador (léase alfonsino), ha escrito, según dice La Época, manifestando que, si bien agradecía la honra que sus amigos le habían dispensado, no podía aceptarla, en atención al estado de su salud y al apartamiento de todo género de asuntos políticos en que vive. La renuncia del señor marqués de Novaliches es un golpe terrible para el partido moderado.» (El Imparcial, Madrid, domingo 10 julio 1870, pág. 1.)
«El señor marqués de Novaliches, nombrado presidente del círculo Conservador, ha escrito, según dice la Época, manifestando que, si bien agradecía la honra que sus amigos le habían dispensado, no podía aceptarla, en atención al estado de su salud y al apartamiento de todo género de asuntos políticos en que vive.» (La Correspondencia de España, Madrid, lunes 11 julio 1870, pág. 2.)
«El periódico Las Novedades ha publicado una carta de D. Francisco desmintiendo a La Época por haber dicho que le invitaron a la ceremonia de abdicación de su esposa en favor de D. Alfonso. El diario de la calle de las Torres ha insistido, y ha empleado un lenguaje violento contra dicho príncipe. Todo esto quita naturalmente fuerzas a la causa de doña Isabel. Como si esto fuese poco, el marqués de Novaliches no ha querido ser presidente del Círculo conservador. Han presentado además su dimisión algunos de los vocales. El desaliento de los alfonsistas es grande, y no pocos se manifiestan cada vez más inclinados al Rey legítimo de España.» (Altar y Trono, 13 julio 1870, n° 58, pág. 188.)
«¿Qué diablos ocurre en el Círculo conservador que nadie quiere ser de su junta directiva? La historia de los conservadores en el poder ha sido digna de estudio; pero empieza a ser más curiosa en la oposición.» (Gil Blas, periódico satírico, Madrid 14 julio 1870, pág. 4.)
«Un día de estos tomará posesión de la presidencia del círculo conservador el presidente elegido recientemente.» (La Correspondencia de España, Madrid, 15 julio 1870, pág. 2.)
«En el seno del partido moderado parece que se ha operado una gran modificación respecto a su organización y tendencias. Esta variación ha sido consecuencia, en gran parte, de la carta que el general Lersundi envió hace días al círculo Conservador, donde se leyó y fue recibida con grandes aplausos. • El Sr. López Martínez, director que era accidentalmente de periódico moderado el Tiempo, ha dejado de formar parte de la junta directiva del círculo Conservador. • La junta directiva del círculo Conservador parece que en su reunión de ayer acordó remitir una circular a varios de sus amigos más importantes, en contra de las opiniones emitidas por el señor López Martínez en el Tiempo, sobre la conducta del emperador Napoleón respecto a España.» (La Correspondencia de España, Madrid, domingo 31 julio 1870, pág. 1.)
«El conde de San Luis y el marqués de Bedmar se han separado del círculo Conservador. Ayer enviaron los oficios de renuncia.» (La Correspondencia de España, Madrid, 8 octubre 1870, pág. 3.)
«Mientras esto pasa entre los liberales antiborbónicos, en las filas del partido moderado ha aumentado en estos últimos días la perturbación de un modo notable. Los señores conde de San Luis y marqués de Bedmar se han separado del Círculo conservador. Dícese que uno de ellos ha celebrado una larga conferencia con el general Prim, y un periódico indica que la separación de aquellas personas de las filas del partido moderado es el principio de una fusión entre los elementos más avanzados del partido alfonsino y la fracción representada en las Cortes por el Sr. Cánovas del Castillo y otros dos o tres diputados. El tiempo nos dirá si se llegara a realizar semejante plan, que después de todo no pasaría probablemente de crear un partidillo más para entretenimiento de los amigos de novedades.» (Altar y trono, Madrid, 13 octubre 1870, n° 70, pág. 408.)
«Según la Época, el señor conde de San Luis no se ha separado del círculo conservador.» (La Correspondencia de España, Madrid, 14 octubre 1870, pág. 2.)
«Ayer se reunió la junta directiva del Círculo Conservador para discutir el dictamen que sobre el proyecto de reforma del reglamento había redactado el Sr. Fernández de Cadórniga, y el cual fue aprobado después de una larga y animada discusión en que tomaron parte los Sres. Castro, Moreno, Collantes, Manresa y Cadórniga.» (La Correspondencia de España, Madrid, 16 octubre 1870, pág. 3.)
«El domingo habrá Junta general en el círculo Conservador para tratar de la reforma del reglamento ya aprobada por la junta directiva, reforma que parece ha dado lugar a la salida del conde de San Luis.» (La Correspondencia de España, Madrid 17 octubre 1870, pág. 3.)
«Parece que entre los moderados se han corrido órdenes para que todos los afiliados a este partido, sin excusa ni pretexto alguno, tomen parte en las inmediatas elecciones de diputaciones provinciales y ayuntamientos, lo cual supone implícitamente que aceptan la legalidad constitucional y que si no renuncian del todo a sus planes de restauración, los aplazan por lo menos. Pero sin perjuicio de haber acordado los hombres del moderatismo entrar en la legalidad común, han deslindado sus campos, dividiéndose en dos grandes fracciones y quedando completamente rota la unión entre el elemento más liberal y el más reaccionario y tradicional; la consecuencia inmediata de este deslinde, que hace tiempo venía preparándose, ha sido, separarse del círculo conservador el conde de San Luis y el marqués de Bedmar, los cuales tomarán a su cargo la dirección de los liberalizados, según se dice, sin que sepamos todavía a quien encomendarán su jefatura los reaccionarios. Es de suponer que el movimiento operado en los moderados de Madrid se extienda a las provincias también, cosa muy puesta en razón.» (La Crónica de Badajoz, periódico liberal, Badajoz, 18 octubre 1870, pág. 1.)
«Un periódico dice, con bastante fundamento, que se piensa en el Sr. Arrazola para la presidencia del Círculo conservador.» (La Correspondencia de España, Madrid 18 octubre 1870, pág. 2.)
«Tenemos motivos para creer que el Sr. Arrazola no aceptará la presidencia del Círculo conservador.» (La Correspondencia de España, Madrid 19 octubre 1870, pág. 3.)
«Mañana se verificará la junta que anunciamos en el Círculo conservador.» (La Correspondencia de España, Madrid 22 octubre 1870, pág. 3.)
23 octubre 1870 ❦ Junta general del Círculo Conservador (de la calle de Atocha)
«Como habíamos anunciado, el Círculo Conservador celebró ayer junta general para discutir el dictamen del Sr. Fernández de Cadórniga sobre reforma del reglamento. Abierto el debate sobre la totalidad, no hubo quien pidiera la palabra en contra. Presentose una enmienda fijando en cuatro, en vez de dos, las vicepresidencias, y fue admitida, después de haberla apoyado el Sr. Sanz. Aprobado el dictamen, el presidente, Sr. Álvarez (D. F.), anunció que la junta directiva resignaba sus facultades, con arreglo a la reforma aprobada; pero habiéndose presentado una proposición dando un voto de gracias a la junta y disponiendo que esta continuara en su puesto hasta el nombramiento de la nueva, y apoyada aquella por el señor marqués de Valle-Ameno, la reunión así lo acordó. Los socios que asistieron serían unos doscientos.» (La Correspondencia de España, Madrid, lunes 24 octubre 1870, pág. 3.)
«Dice el País: “Con motivo de la elección del presidente de Círculo conservador, las desavenencias y disensiones se han presentado más que nunca patentes. Ya se sabe que el Sr. Arrazola no consideró oportuno aceptar aquel cargo. En vista de esto, los que se consideran verdaderos representantes del partido moderado, tratan de elegir a D. Alejandro de Castro, contra cuya elección piensan alzarse otros, que también se consideran verdaderos representantes, por no considerarle con méritos suficientes ni talla política bastante para ocupar un puesto, que parece ser el que ha de significar la jefatura hoy vacante”.» (La Correspondencia de España, Madrid, 29 octubre 1870, pág. 3.)
«El sábado se discutirá en el círculo Conservador el manifiesto que piensan dar al país los jefes del partido moderado reorganizado, explicando su actitud y dando aclaraciones acerca de los principios constitucionales que forman el credo político de dicho partido. • Es indudable que el partido moderado en su mayor parte, acepta como candidato suyo al príncipe Alfonso y muy pocos ya la restauración completa de doña Isabel, y probablemente sobre estos puntos tan esenciales se harán declaraciones en el manifiesto que se publicará la semana próxima.» (La Correspondencia de España, Madrid, 2 noviembre 1870, pág. 3.)
«Los periódicos moderados publican la carta que la exreina Isabel ha dirigido a los socios del círculo conservador de Cádiz, en la cual se lee el siguiente párrafo: “¡Plegue a Dios que mi hijo sea lazo de unión y prenda de ventura para nuestra patria! Para conseguirlo por medios pacíficos, únicos que concibe mi ardiente amor por España, ha de contribuir poderosamente la profunda convicción, el patriotismo y la enérgica lealtad de los que, como vosotros consideran con razón indisputable que el restablecimiento del derecho, apoyado en la más sincera expresión del voto nacional, es el único posible término de las desventuras de España”.» (La Correspondencia de España, Madrid, jueves 3 noviembre 1870, pág. 1.)
«Hoy a la una se ha reunido la comisión nombrada ayer por el círculo conservador para redactar el manifiesto que va a dar al país el partido conservador moderado, el cual llevará un número considerable de firmas de hombres de diversas clases sociales que pertenecen a dicho partido. La comisión se compone de diez individuos. • Parece que se ha ofrecido al conde de San Luis la presidencia del círculo Conservador; pero tenemos motivos para creer que no la aceptará.» (La Correspondencia de España, Madrid, 6 noviembre 1870, pág. 3.)
«No se confirma la noticia de que el círculo conservador haya ofrecido la presidencia al conde de San Luis. No sabemos si aisladamente se le habrán hecho indicaciones; pero hasta ahora, la comisión nominadora se ha propuesto no ocuparse de este asunto hasta después de redactado el manifiesto, de entre cuyos firmantes designarán las personas que consideren más aceptables para formar la junta directiva.» (La Correspondencia de España, Madrid, 7 noviembre 1870, pág. 3.)
«Ha llamado la atención que los señores Cardenal y Botella, que se hallan en Madrid y han figurado mucho en el partido moderado, no hayan firmado el manifiesto del círculo conservador. Pero el Tiempo dice sobre esto: “La premura con que se ha firmado el manifiesto del partido conservador, ha hecho que muchas personas que lo desean no hayan podido suscribirlo. Por lo mismo cumplimos un grato deber anunciando a nuestros amigos políticos que estamos prestos a acoger en nuestras columnas, como lo venimos verificando, los nombres de los que así deseen constar”.» «El Tiempo publica hoy una larga lista de nuevos firmantes del manifiesto del círculo Conservador; y a los 62 grandes y títulos de Castilla que le firmaron, añade otros cinco.» (La Correspondencia de España, Madrid, 17 noviembre 1870, págs. 1 y 2.)
«Dícese que la fracción conservadora a cuyo frente figura el marqués de Miraflores, se adhiere al manifiesto del partido moderado. • Ayer asistió ya a la junta del círculo conservador el Sr. Benavides.» (La Correspondencia de España, Madrid, 24 noviembre 1870, pág. 3.)
«Ayer se nombraron dos comisiones en el círculo conservador: una para la organización electoral del partido y otra para todo lo referente a la prensa periódica.» (La Correspondencia de España, Madrid, 3 diciembre 1870, págs. 1-2.)
«Ayer se reunió la Junta general del Círculo conservador para tratar de la conducta que el partido debe seguir en las presentes circunstancias. Después de hacer uso de la palabra los Sres. Benavides, Castro, Bravo Murillo, Arias, y el conde de Toreno, abogando por que el partido moderado-conservador debe estar siempre dentro de la legalidad más estricta, y encareciendo la necesidad de acudir a las urnas electorales, cerró el debate el Sr. Fernández de Cadórniga, proponiendo que se nombrase una Comisión compuesta de los señores Benavides, Castro, marqués de Barzanallana y Arrazola, para que redactase las bases del programa económico y administrativo que debiera darse al país, toda vez que el fundamental en el orden político era el manifiesto del 15 del mes último. Nombrada la Comisión, parece que se acordó que en otra reunión se eligiese un gran comité electoral, compuesto de los hombres más importantes por su saber y riqueza, que dirija los trabajos en las provincias.» (La Paz, Murcia, 24 diciembre 1870, pág. 2.)
27 diciembre 1870 ❦ Asesinato de de Juan Prim
27 diciembre 1870 ❦ Gobierno de Juan Bautista Topete
2 enero 1871 ❦ Amadeo I de España
4 enero 1871 ❦ Segundo gobierno de Francisco Serrano, Duque de la Torre
1871 «El comité alfonsino, cuya presidencia ejerce un grande de España muy conocido en Madrid por su actividad, trabaja sin descanso en estos días; pero el Gobierno, que tiene conocimiento de esos trabajos, cree que para contrarrestarlos no habrá que apelar a las determinaciones adoptadas en España con la nobleza rebelde al advenimiento de las dinastías austriaca y borbónica.» (El Vigilante, periódico libertal de Gerona, domingo 8 enero 1871, pág. 3.)
8 marzo 1871 ❦ Elecciones a Cortes • 391 escaños en el Congreso de los Diputados
Coalición monárquico democrática: 235 (60%) Francisco Serrano • Partido Republicano Federal: 52 (13%) Francisco Pi Margall • Comunión Católico-Monárquica: 51 (13%) Cándido Nocedal • Partido Moderado: 18 (5%) Alejandro Mon • Partido Conservador: 9 (2%) Antonio Cánovas
«Según la Época, un periódico que no nombra dice que se conspira en Madrid, en Andalucía, en Cataluña y en todas partes en sentido Alfonsino-Montpensierista. Pero esta es una calumnia que rechazan unánimemente los amigos del duque de Montpensier y los de la dinastía caída.» (La Correspondencia de España, Madrid 30 marzo 1871, pág. 3.)
24 julio 1871 ❦ Gobierno de Manuel Ruiz Zorrilla
«Leemos en el Debate: “Hoy es objeto de las conversaciones en los círculos políticos la noticia anoche echada a volar por el corresponsal de la Época en Normandía, sobre proximidad de un congreso en Deaville para tratar la fusión alfonsino-montpensierista. Las invitaciones se han recibido hoy o ayer a lo que parece, y es el 20 de este mes el día designado para la gran reunión en Deaville, residencia de doña Isabel de Borbón. A esta reunión se ha invitado a diferentes personas de antecedentes más o menos constitucionales, sonando los nombres de los Sres. Ríos Rosas, Cánovas del Castillo, Calderón Collantes, Romero Ortiz, Escosura, Elduayen, Méndez Vigo, Vega de Armijo, Bugallal, y otros pertenecientes al partido moderado histórico, como los señores Bravo Murillo, Mon, Barzanallana, Nocedal, Benavides, Moyano, Estenan Collantes y Toreno. Los Sres. Novaliches, Bedmar, Coello y los ministros que pertenecieron al último gobierno del Sr. González Brabo, parece que ya se encuentran en Normandía.» (La Correspondencia de España, Madrid 18 septiembre 1871, pág. 1.)
5 octubre 1871 ❦ Gobierno de José Malcampo, marqués de San Rafael
«Hay noticias afortunadas y a este número pertenece la siguiente, que viene rodando hace dos o tres días por los periódicos: “Ayer se recibió en Madrid el acta del convenio celebrado en París en virtud del cual han quedado fusionados los elementos alfonsino y montpensierista.” A este propósito dice anoche la Época: “Ignoramos en qué consiste lo recibido, quién lo ha recibido, y suponemos que nadie ha recibido nada.”» (La Correspondencia de España, Madrid 14 diciembre 1871, pág. 1.)
21 diciembre 1871 ❦ Gobierno de Práxedes Mateo Sagasta
1872 «El círculo conservador ha recibido con reconocimiento y satisfacción el siguiente telegrama: “París 25.– Excmo. Sr. D. Lorenzo Arrazola.– Madrid.– Apenas trascurrido el mes de la muerte de mi muy amado esposo, me apresuro a manifestarle como a todos los señores del Círculo conservador mi profundo agradecimiento por su buena memoria y sentido pésame, saludándoles con el mayor afecto. La condesa de Girgenti”.» (La Época, Madrid 2 enero 1872, pág. 3.)
«La reina Isabel había preparado para hospedar a sus hermanas las habitaciones que ocupaba el príncipe Alfonso, ya entrado en su colegio; pero como los duques de Montpensier piensan estar cortísimo tiempo en París y habían renunciado por esto a habitar el hotel de los condes de París, el bellísimo del duque de Aumale y el de la reina Cristina, no han podido aceptar por esta causa el de su augusta hermana.» (La Época, Madrid 2 enero 1872, pág. 3.)
«El fracaso va siendo un desastre. Dice El Debate: “Son tres, según lo que se nos dice, las cartas expedidas por el príncipe Alfonso, haciendo saber su firme resolución de no admitir tutores. Una a su abuela la Reina Cristina; otra a su madre la Reina Isabel, y la última al presidente del Círculo conservador de Madrid. En todas alega los derechos que a los príncipes mayores de edad atribuye la Constitución de 1845.” Pero El Tiempo, refiriéndose a la minoría de D. Alfonso cuando nadie había hablado de ella, desmiente la existencia de esas cartas. ¿Se quiere mejor prueba de su existencia? ¡Triste, triste, triste!» (La Esperanza, Madrid, martes 9 enero 1872, pág. 3.)
«Las noticias publicadas por El Debate en estos días sobre cartas escritas por D. Alfonso de Borbón a algunos hombres políticos residentes en Madrid y sobre diversos hechos que supone ocurridos en la familia de la ilustre madre de aquel príncipe, proporcionan ocasión a nuestro colega El Eco de España para zaherir graciosamente a los que reconocen el notable desarrollo intelectual de D. Alfonso, admitiendo que es capaz a los catorce años de juzgar de los complicados sucesos de nuestra patria y de navegar solo por el encrespado mar de la política española. ¡Ojalá, dice aquel colega fijando más la vista en lo que tiene más próximo que en lo remoto o por venir!; ¡ojalá que hubiésemos encontrado un hombre de talento, de energía y de carácter, que es lo que hace falta en España! Y luego añade: “lo que España no soportará será un rey imbécil. Eso sí que puede asegurarse de positivo.” Nosotros creemos como El Eco que nuestra patria, digna de mejor suerte, hallará al fin, cuando llegue el día por la Providencia señalado, príncipes como los que el colega desea; y no hallamos tampoco en manera alguna hiperbólicos, sino muy justos los elogios que tributa a las prendas intelectuales de que está dando pruebas el joven educando del colegio teresiano de Viena. Por lo demás, excusado es repetir que las noticias de El Debate, como ya otras veces aseguramos, carecen de fundamento. El Tiempo las rectifica anoche en los siguientes concisos términos: “Podemos asegurar del modo más terminante que son inexactas las noticias de El Debate sobre cartas escritas por D. Alfonso”» (La Época, Madrid, martes 9 enero 1872, pág. 3.)
«El Debate insiste en afirmar que hay gran marejada en el campo alfonsino con motivo de la tutoría del príncipe Alfonso, quien, al decir del diario fronterizo, se ha insubordinado por no querer admitir tutor, alegando que ya ha entrado en la mayor edad. He aquí las palabras del Debate: “Son tres, según lo que se nos dice, las cartas expedidas por el príncipe Alfonso, haciendo saber su firme resolución de no admitir tutores. Una a su abuela la reina Cristina; otra a su madre la reina Isabel, y la última al presidente del círculo conservador de Madrid. En todas alega los derechos que a los príncipes mayores de edad atribuye la Constitución de 1845.” El Tiempo niega terminantemente la existencia de estas cartas; pero El Eco de España se alegra de la travesura infantil de don Alfonso, y asegura en vista de ella que el niño promete. En efecto, promete ser instrumento de niños grandes.» (El pensamiento español, Madrid, martes 9 enero 1872, pág. 3.)
«Digan lo que quieran los periódicos alfonsinos, la verdad es que todas las noticias recibidas de París presentan al niño en una actitud enérgica y rebelde a los consejos de sus nuevos tutores. Parece que tan luego como se decidió a seguir a esos nuevos consejeros que por lo visto le inspiran, dirigió tres cartas: una a su abuela la ex-reina Cristina, otra a su madre y otra al presidente del Círculo moderado de Madrid, haciendo saber su resolución de no admitir tutores. Fúndase para esto en que la Constitución de 1845 se halla vigente para la dinastía caída, y que con arreglo a ella los reyes son mayores de edad a los 14 años, que el niño Alfonso cumplió el 28 de noviembre de 1871. Si el niño persiste en esta resolución, no hay duda que queda lucido el duque de Montpensier con su regencia.» (El Imparcial, diario liberal, Madrid, martes 9 enero 1872, pág. 2.)
«Siguen todos los datos y todas las correspondencias que han llegado hasta nosotros, parece un hecho consumado que el ex-príncipe Alfonso ha jurado no respetar a los tutores o regentes que le impongan su mamá y adláteres. Las causas en que el niño se apoya son ya conocidas de nuestros lectores, y el único informe que referente a este asunto ha llegado hasta nosotros es el de qua la ex -reina Cristina, su hija doña Isabel y el presidente del Círculo moderado de Madrid han recibido, según voz pública, tres cartas del ex-príncipe, participándoles su resolución de no transigir en el asunto. Un diario neo, borbónico por lo tanto, y enterado por esta circunstancia de lo que suceda a aquella familia, dice que “el niño don Alfonso está dispuesto a no seguir los consejos de su madre, a la cual acusa de mala madre y mala reina.” El chico está adelantadito. A su edad, por lo común, ciertas cosas no se conocen. La verdad del caso es que la familia borbónica ni en la desgracia se corrige, y continúa dando espectáculos ante el mundo civilizado. Hay gentes qua hasta son indignas de hospitalidad.» (La Iberia, diario liberal, Madrid, miércoles 10 enero 1872, pág. 2.)
«El manifiesto del Círculo conservador a favor de nuestros hermanos de Cuba, cuenta ya con las firmas de algunos millares de personas. Los asuntos urgentes del día nos han impedido dar cabida a tantos nombres, entre los cuales se cuentan los más importantes del país.» (La Época, Madrid 10 enero 1872, pág. 3.)
«Leemos en El Eco de España: “Nuestro ilustre y distinguido amigo el Excmo. Sr. don Lorenzo Arrazola ha recibido una sentida y expresiva carta de S. M. la reina Isabel, manifestándole su pena con motivo de la pérdida que ha experimentado el Sr. Arrazola, con la muerte de su querida hija. S. A. R. la señora infanta, condesa de Girgenti, le ha escrito también otra carta de pésame con igual motivo. Si pudiera haber consuelo para tan gran dolor, el señor Arrazola ha encontrado en su reina y en todos sus amigos el deseo de contribuir a cicatrizar suavemente la terrible herida que ha sufrido en su corazón”.» (La Época, Madrid, jueves 11 enero 1872, pág. 3.)
Carta de la Reina Madre a D. Lorenzo Arrazola explicándole por qué no le ha nombrado del Comité de Madrid, y rogándole que dé sobre eso la debida satisfacción al Círculo Conservador que él preside / 24 Enero
Sr. D. Lorenzo Arrazola
Madrid.
París 24 de Enero 1872
Estimadísimo Arrazola,
Cuando verificada la reconciliación de la familia y acordada la fusión de las distintas parcialidades dinásticas y políticas que dividían el partido conservador, ha llegado el caso de nombrar un Comité directivo, y yo he tenido que elegir por mi parte cinco individuos de él, ya puedes conocer –si me haces justicia, como espero,– que tu nombre era de los primeros que habían de ocurrírseme, pues pocos merecen mi confianza y esa distinción como tú, por tu vida política entera, tu talento y tu prestigio y sobre todo por tu probada y bien probada fidelidad a tus Reyes. Y sin embargo, ves que no te he elegido. Bien mereces, por todo lo dicho, que yo te satisfaga y te diga el por qué ha sido esto: te lo diré francamente. Ha sido porque, por muy altas consideraciones que ha habido que tomar en cuenta, hemos escogido en la lista de felicitaciones, y nos hemos hemos propuesto mi hijo Montpensier y yo no nombrar individuo alguno que no fuese en la actualidad Diputado o Senador, y tú estabas bien lejos de ser ni uno ni otro. Mi elección estaba hecha y mi compromiso tomado cuando ha llegado la noticia de la disolución de Cortes: y además, las dichas razones subsisten. Pero, si al elegirte a tí te habría elegido no solo por tu personalidad, tan digna siempre bajo todos conceptos, sino como representante en su más alta representación que es la presidencia de ese Centro conservador a cuya cabeza estás, quiero que sepas que en mi espíritu y en mi intención está, y ha estado que eso mismo signifique también la elección que he hecho por mi parte, para el nuevo Comité de varias otras personas que corresponden a tu centro Conservador. Eso es lo que quiero, por eso te lo digo para que tú lo puedas explicar lealmente, y te ruego que tú y los tuyos contribuyáis por lo tanto a esta obra de concordia, ya bien difícil aún con el concurso de todos y poco menos que imposible si se eternizan nuestros recíprocos recelos.
Adios, Arrazola: bien merecías esta explicación y esta confianza, como mereces el verdadero aprecio de
M. Cristina
(Enviada abierta al Sr. Goicoerrotea para que la haga llegar a su destino)
[ ahn diversos 3462 leg. 312, doc. 51, imágenes 131-134 ]
29 enero 1872 ❦ Junta general del Círculo Conservador reelige Junta directiva presidida por Arrazola
«El partido moderado, en junta celebrada ayer tarde, ha tomado dos importantes acuerdos, a saber: 1.° Ir a las urnas. 2.° Dar un manifiesto al país, habiéndose convenido en el modo de nombrar la comisión que ha de redactarlo. Trabajo inútil; como quiera que el partido moderado se compone de algunos centenares de personas, es lástima que se gaste tiempo y papel para tan poca cosa.» «El círculo conservador reeligió anteayer por unanimidad su junta directiva que preside el Sr. Arrazola.» (El Pensamiento Español, Madrid, miércoles 31 enero 1872, pág. 3, columnas 3 y 4.)
«Ayer se reunió en el Círculo conservador el comité directivo electoral del partido conservador alfonsista para tratar de la conducta que deberá seguir en las presentes circunstancias, abriéndose debate sobre los puntos siguientes: si el partido debe ir a las elecciones: si debe dar un manifiesto el comité; y si conviene proponer o aceptar la coalición con los demás partidos oposicionistas. Hablaron los Sres. Castro, Collantes, conde de Toreno, Calonge, Jove y Hevia, Cadórniga, conde de Pallares, Ródenas y D. Fernando Álvarez. Pusiéronse a votación los dos primeros puntos, que fueron resueltos afirmativamente, y en cuanto al tercero, objeto de más amplia controversia, se acordó, según se dice, aceptar la coalición si la proponen los otros partidos, pero organizándola y reglamentándola para que dé resultados prácticos. La sesión, que empezó a las dos de la tarde, terminó después de las cinco.» (La Correspondencia de España, Madrid, miércoles 31 enero 1872, págs. 2-3.)
«El Eco de España anuncia que los acuerdos tomados por el Círculo conservador respecto de elecciones, son los siguientes: “Primero: Ir a las urnas. Segundo: Dar un manifiesto al país, para cuya redacción se ha conferido al señor presidente la facultad de nombrar una comisión. Por ahora ya saben nuestros amigos de Madrid y las provincias lo principal, que es el acuerdo del partido de no retraerse en la próxima lucha electoral. Posteriormente se comunicarán los acuerdos que hagan necesarios las circunstancias y el desenvolvimiento de la cuestión misma, así con relación a los medios que la ley puso en nuestras manos, como acerca de la relación y combinación con los demás partidos”.» (La Época, Madrid, 31 enero 1872, pág. 3.)
«Ayer se reunió en el Círculo conservador el comité directivo electoral del partido conservador alfonsista para tratar de la conducta que deberá seguir en las presentes circunstancias, abriéndose debate sobre los puntos siguientes: si el partido debe ir a las elecciones: si debe dar un manifiesto el comité; y si conviene proponer o aceptar la coalición con los demás partidos oposicionistas. Hablaron los Sres. Castro, Collantes, conde de Toreno, Calonge, Jove y Hevia, Cadórniga, conde de Pallares, Ródenas y D. Fernando Álvarez. Pusiéronse a votación los dos primeros puntos, que fueron resueltos afirmativamente, y en cuanto al tercero, objeto de más amplia controversia, se acordó, según se dice, aceptar la coalición si la proponen los otros partidos, pero organizándola y reglamentándola para que dé resultados prácticos. La sesión, que empezó a las dos de la tarde, terminó después de las cinco.» (El Pensamiento Español, Madrid, 1 febrero 1872, pág. 3.)
«También los hombres más caracterizados del moderantismo han celebrado una reunión para acordar la línea de conducta que habían de seguir en las presentes circunstancias. Según sus órganos en la prensa dicen, han resuelto: Primero, ir a las urnas. Segundo, dar un manifiesto al país, de cuya redacción se encargará una comisión nombrada por el presidente del “Círculo conservador.” Amantes sinceros y entusiastas del sistema liberal, plácenos que en el terreno de la legalidad se apresten a medir sus fuerzas todos los partidos. Así, y sólo así, es como podemos hacer todos algo, lo mismo amigos que adversarios, por la felicidad do la patria.» «El Círculo conservador reeligió el lunes por unanimidad su Junta directiva, que preside el señor Arrazola.» (La Iberia, Madrid, 1 febrero 1872, págs. 2 y 3.)
«Parte política. Madrid 1.° de febrero de 1872. Publicado el articulo en que ha días aconsejábamos a los elementos conservadores que se agrupasen y organizasen con motivo del movimiento electoral que ya comienza, hemos visto que una parte de aquellos elementos políticos ha dado algún paso con el expresado objeto, reuniéndose en el círculo conservador y acordando desechar la actitud del retraimiento, por pocas personas aconsejada. No podemos menos de aplaudir este resultado. Sobre que el retraimiento no es una resolución que pueda admitirse como conforme con los principios conservadores, si no que por su naturaleza y carácter conduce más bien a una actitud revolucionaria, en la ocasión presente hubiese sido una torpeza. La bondad de los principios conservadores, y la necesidad de los mismos en una monarquía constitucional, ha mucho tiempo, en efecto, que se están demostrando aun sin el concurso de las personas que más propiamente podrían representar aquellos principios, y aun dentro de una situación revolucionaria. Tan grande es el anhelo de la inmensa mayoría de la nación española por la aplicación de aquellos principios, que él ha bastado para elevar al poder a una minoría entre los partidos revolucionarios, haciendo que el que impropiamente se denomina “conservador de la revolución” se sobreponga, a pesar de su inferioridad numérica y de no hallarse definitivamente organizado, al radical, más numeroso y compacto, pero que representa una política de violencias y de aventuras hacia la que el país, las clases ilustradas e independientes sobre todo, sienten profunda aversión. […]» (La Época, Madrid, 1 febrero 1872, pág. 2.)
«Leemos en El Tiempo: “Saben nuestros lectores que la víspera de San Ildefonso fue obsequiado el príncipe D. Alfonso en la plazuela de su nombre con una gran serenata dada por una inmensa muchedumbre de laboriosos y leales artesanos. Mal los trató El Imparcial, sin duda por pertenecer a lo que se llama el pueblo, y cuya circunstancia era para nosotros un motivo de verdadero aprecio. A esa multitud se ha dirigido la siguiente carta, que con el mayor gusto insertamos: “Viena 13 de enero de 1872.– Sr. D. Antonio Bellido.– S. A. R. el príncipe de Asturias me manda dar a Vds. las gracias por su felicitación, y asegurarles que nunca olvidará a tan leales y fieles servidores. Suplico a V. lo haga así saber a los demás firmantes. Queda suyo afectísimo, Marqués de Alcañices”.» (La Época, Madrid, sábado 3 febrero 1872, pág. 3.)
El Sr. Goicoerrotea noticia que de acuerdo con el Comité ha resuelto no entregar la carta de la Reina Madre a Arrazola, pidiendo a esta Señora que las sustituya con otras dos cartas al mismo de que el Comité hará el uso conveniente.
Participa Goicoerrotea que solo Manzanedo no ha admitido el nombramiento, y que el Comité dará pronto aviso oficial de estar constituido (3 Febrero 72.)
La Reina envía a Goicoerrotea las cartas para Arrazola (6 Feb.º)
[ ahn diversos 3462 leg. 312, doc. 51, imagen 135 ]
Excmo. Sr. Duque de Riánsares
Muy Sr. mío y respetable amigo:
No sé si lo que he hecho con la comunicación de la Señora para Arrazola, que en vez de entregar la adjunta la devuelvo, lo considerará S. M. como un acto poco respetuoso. Este sería el mayor disgusto que pudiera tener entre los infinitos que debo a la política. Mi celo por la causa y por la Señora, ahora como siempre, ha sido el único movil de mi proceder.
Según está redactada la carta, fíjese V. en las palabras subrayadas, Arrazola no podría dejar de dar cuenta al Círculo de la formación del Comité, que aquí rotundamente negamos, así como también dado que comprometió con Montpensier a reservarlo.
Estoy además convencido de que no hay excusas que basten para desagraviar a Arrazola de no contar con él hasta como obligado Presidente habiéndolo sido del Consejo de Ministros, del Supremo Tribunal y ahora del Círculo. Y como yo quería salvar todos los escollos, dejar en buen lugar a S. M., contento a Arrazola y al mismo tiempo establecer relación entre él y el Comité para que este y el Círculo no anden cada cual por distinto camino, consulté el caso con mis compañeros manifestándoles que de tal manera contaba con la abnegación de la Señora y con lo dispuesta que estaba a todo por salvar a su nieto, que aún sin conocer su voluntad en el particular que nos --, tomada sobre mí la responsabilidad de hacer lo que se creyera más util y después de prolija discusión se acordó lo siguiente.
Que Salamanca, que ya cuando vino de París había visto a Arraozola por encargo de S. M., volvería a verle y ocultando que el Comité estuviera formado, al menos definitivamente, le dijera tenía encargo de la Señora de sondearle pues deseaba conocer su disposición para -- --, no habiéndolo hecho desde luego por temor de comprometerle, aun cuando por la confianza que a S. M. merece ningún otro nombramiento para el Comité haría con tanto gusto.
Ya sabíamos que no aceptaría pues hace mucho tiempo que venía diciendo que la toga que ha vestido le impide hacer ciertas cosas, y con afecto se ha negado rotundamente, y de esta manera allanado el camino a S. M., la Señora, pues, ahora debe escribirle dos cartas. La primera, con carácter de muy reservada, diciéndole el sentimiento que ha tenido al saber por Salamanca que no quería ser del Comité cuando era su persona de más confianza, y anadiéndole que dicho Comité se pondrá en comunicación con él, para que como Presidente del Círculo dirija a este de modo que no resulte antagonismo alguno entre los trabajos reservador del uno y los procedimientos públicos del otro.
La segunda carta reducida a comunicarle para que lo haga al Círculo, y al Círculo solo sin que lo publiquen los periódicos, y así debe asegurarles la reconciliación de la Real familia y la fusión de las distintas parcialidades dinásticas y políticas, congratulándose de ello S. M. como amantísima madre, y como la primera partidaria de su nieto, y esperando que de iguales sentimientos participaran todos los verdaderamente conservadores y sinceramente adictos a la dinastía de su Augusta hija.
Estas dos cartas son tan urgentes que convendrá vengan sin pérdida de momento por el mismo portador de esta, pues el Círculo de un día para otro dará su manifiesto electoral, que acaso esté o pueda estar en oposición al acuerdo del Comité, o a la orden que acuerde el que ha de dirigir la política según un artículo del tratado. Convendría que estas cartas las reciba yo, y luego veremos quien las ha de entregar, si el mismo Salamanca a Barzanallana como nuestro Presidente, para con esta ocasión dejar establecido el procedimiento que en nuestras relaciones ha de seguirse en lo sucesivo.
Constituido el Comité, para eso quería que por mi causa hubiera la menos demora, pero no sin manifestarle que solo continuaría formando parte del mismo hasta que venga mi reemplazo, pues agradeciendo con toda la afección de mi alma la honrosa confianza que me han dispensado S. M. y S. A., y estando dispuesto, para corresponderles dignamente a hacer todo género de sacrificios, uno solo es el que no puedo ofrecerles, el de manejar forzados por su carácter con cuentas misteriosas que fácilmente se prestan a la calumnia.
Ya comprenderá V. que al trazar algunas líneas apropósito de las cartas que conviene escriba la Señora no he tenido el atrevimiento de meterme a redactar, ni aun cuando hubiera querido podría haberlo hecho dada la urgencia con que escribo, sería que ha sido la forma con que al correr de la pluma he podido significar con mayor claridad el espíritu que en las mismas debe dominar.
Un día de estos, muy pronto, volverá a reunirse el Comité y oficialmente dará cuenta a S. M. y a S. A. de su constitución, y cada uno en particular las gracias por su nombramiento. Todos los nombrados han aceptado excepto Manzanedo, cuya credencial me he guardado entregando a Iranzo la que se reserva para el --, pero sin el saber que sustituye a Manzanedo ni que este no haya aceptado. Y cuando digo que nadie se refiere al Comité mismo, pues los de afuera todos andan mareados haciendo conjeturas --.
Concluyo como he principiado. Obrando como he obrado creo haber servido bien a S. M. y a la causa, mas si a pesar de mi buen deseo me he equivocado lo sentiré en el fondo de mi corazón, y anticipadamente espero, en gracia de su celo, mi perdón.
Me dicen que se van Vds. al Havre […] de su constante y querido amigo y servidor Q. B. S. M.
F. Goicoerrotea
Ha dicho Arrazola que si S. M. le hubiera nombrado del Comité lo mataba. Creo, pues, que por esta vez no he andado torpejo, y en cuanto a respetuoso no puedo dejar de serlo. M. 3 Feb. 1872.
[ ahn diversos 3462 leg. 312, doc. 52, imágenes 136-140 ]
Excmo. Sr. D. Francisco de Goicoerrotea
París 6 Febrero 1872
Muy Señor mío y muy estimado amigo:
Por el joven y puntual mensajero recibí ayer con mucho gusto su deseada carta del 3 del corriente.
Como lo 1.º que deseará V. saber es si gustó o disgustó a esta Señora, y si aprueba o desaprueba lo que hizo V. con la carta dirigida al Sr. D. Lorenzo, me apresuro a sacarle del cuidado, diciéndole que fue y es aprobado y agradecido, como también la confidencial gestión que instituyeron Vs. al paso que creyeron necesario omitir. ¿Está V. tranquilo? Vds. ven las cosas desde ahí, y es menester dejar a su prudencia muchas cosas.
La prueba de que se acepta lo hecho en este particular es que pedía V. en su lugar dos cartas de esta Señora para D. Lorenzo, y ahí van. Va aún más que eso; pues va otra para V. que puede ser leída a D. Lorenzo, por V. o por otro, sin darle más que la 1.ª y más importante. Notará V. una modificación hecha en la 1.ª que V. proponía, y es la de no referirme al paso confidencial de Salamanca y “sentimiento de aquí de que ese Sr. no haya aceptado”. Por reserva que se supone y de -- no quiere S. M. que aparezca, hoy o mañana, que ha hecho una gestión que él estaría fuera del criterio que sirvió para la elección (legisladores y felicitantes: si -- aparece que ha habido excepciones, por alta y merecida que sea, quedarían autorizadas otras quejas.
En fin, con las cartas de la Reina que ahí van, que son 3 en vez de 2, Vs. hacen la combinación que más convenga.
Ahora una explicación sobre lo pasado. Indudablemente la redacción de la carta que el 28 fue de aquí para Arrazola, peca contra el secreto sobre el Comité. Pero si aquí, en su día, se habló de ese gran secreto, cuando ha venido el D. de Montpensier no hablaba en ese sentido. Decía que debía haber gran secreto hasta saber quien admitía y quien no: pero, después, y como indica a los suyos si no daba saliva de la legalidad, creía que esa junta podría obrar públicamente como las de otros partidos. Tan es así que la minuta de la carta detenida, además de consultada con Pidal a quien pareció bien, fue leída a Montpensier, a quien gustó mucho. Y aunque no tan en forma solemne, de modo más confidencial, eso mismo hemos hecho Montpensier y yo con Cárdenas: téngalo V. entendido. De ahí y de esa distinta opinión sobre el secreto ha venido y procede el paso y carta proyectado con Arrazola, y que ha habido que variar.
Una observación haré a V. y es que, esto mismo que V. propone y se hace ahora, sobre comunicación e inteligencia del Comité recién nombrado con el Presidente del Círculo se revela también la existencia del Comité; existencia que Vs. niegan, según me dice.
Para otra vez no tenga V. reparo en enviar ya del todo redactada, cualquier otra cosa. Gracias por su delicadeza, pero el que había de ofenderse es precisamente quien me encarga que diga a V. que por su parte, tiene carta blanca. Es mejor eso; se ahorran dificultades y se gana tiempo.
Veo con gusto -- tuyo V. el comité y no se salió mal cuando es uno solo el que se ha excusado. Me alegro de que hasta ahora se haya conservado tal cual el secreto: pero aunque aquí se ha hecho lo mismo, yo en secretos de más de una docena de personas, siempre temo.
Habla V. nada menos que de su relevo... De eso hay mucho, o poco, que hablar, según se tome, y hoy no hay tiempo para discutirlo.
Con efecto, nosotros nos vamos pronto al Havre, pero aunque digo pronto no se cuando. Van a venir a París los de -- y probablemente los aguardaremos.
Queda como siempre de usted seguro servidor afectísimo amigo,
El D. de Riánsares.
[ ahn diversos 3462 leg. 312, doc. 53, imágenes 141-144 ]
«El Debate asegura que es perfectamente exacto cuanto ha dicho respecto del viaje de un agente alfonsino a Londres, con el objeto de solicitar el apoyo del general Cabrera para la fusión de la familia borbónica.» (La Paz, Murcia, 13 febrero 1872, pág. 2.)
«Todos los partidos oposicionistas nombraron ayer sus respectivos representantes para el arreglo de la coalición, excepto el carlista. La comisión de los moderados había designado al marqués de Barzanallana por presidente, y al conde de Heredia Spínola para secretario, y dispuesto que ambos señores, con el Sr. Esteban Collantes, formasen la sub-comisión que se entienda con las de los demás partidos. El Sr. Arrazola, encargado por el Círculo conservador de designar los sujetos que habían de formar la comisión, tuvo la delicadeza de no designarse a sí mismo.» (El Pensamiento Español, Madrid, 8 marzo 1872, pág. 2.)
«No es cierto, como se ha dicho en algún periódico, que nuestro respetable amigo el Sr. Arrazola haya celebrado conferencias con los Sres. Nocedal, Figueras y Martos sobre asuntos referentes a la coalición. El dignísimo presidente del Círculo conservador recibió de este importante centro el encargo de nombrar una comisión de los hombres de su partido que se entendiera con los jefes de los demás partidos de oposición, y ha creído por lo tanto deber dejar a aquella completamente expedito el ejercicio de sus funciones, sin inmiscuirse en ellas.» (La Época, Madrid, 8 marzo 1872, pág. 2.)
3 abril 1872 ❦ Elecciones a Cortes • 391 escaños en el Congreso de los Diputados
Coalición conservadora: 236 (60%) Práxedes Mateo Sagasta • Partido Republicano Federal: 52 (13%) Francisco Pi Margall • Partido Radical: 42 (11%) Manuel Ruiz Zorrilla • Comunión Católico-Monárquica: 38 (10%) Cándido Nocedal • Partido Moderado: 11 (3%) Alejandro Mon
«En la sesión celebrada ayer tarde por la Junta directiva del Círculo conservador legitimista, se dio lectura de entusiastas contestaciones de nuestros hermanos de Ultramar al manifiesto que dio el partido a los defensores de la integridad nacional en aquellas apartadas provincias. El Casino de la Habana, el Círculo de Puerto-Rico, el Comité nacional conservador de Matanzas, el Círculo español de Santiago de Cuba, todos ellos contestan con frases levantadas y patrióticas al saludo fraternal de los verdaderos conservadores de España. Su lectura, dice El Tiempo, de quien tomamos la anterior noticia, fue escuchada con gran satisfacción, convencidos todos de que estas relaciones no serán estériles para la ventura de la patria.» (La Época, Madrid, 15 abril 1872, pág. 3.)
«En la sesión celebrada por la junta directiva del Círculo conservador, se dio lectura de las contestaciones de nuestros hermanos de Ultramar al manifiesto que dio el partido a los defensores de la integridad nacional en aquellas apartadas provincias.» (El Pensamiento Español, Madrid, 15 abril 1872, pág. 3.)
21 abril 1872 ❦ Levantamiento del pretendiente Carlos de Borbón: tercera guerra carlista
«Tiempo hace que una escisión profunda viene trabajando al partido moderado; pero ahora se ha hecho pública y ya no pueden negarnos sus periódicos lo que hemos anunciado, como comprenderán nuestros lectores perfectamente. Los periódicos moderados El Tiempo y La Época han tenido estos días grandes elogios para el señor Suárez Inclán con motivo del discurso pronunciado días atrás por dicho señor en el Senado; pero El Eco de España, órgano del señor Esteban Collantes, sale al paso a sus colegas en los siguientes términos: “El señor Suárez Inclán no ha fijado su posición como conservador liberal: ha fijado su posición como unionista recalcitrante; y si hubiera triunfado el rey a quien dio su voto, no hubiera vuelto a acordarse de las iniquidades e infamias cometidas con la reina doña Isabel por la unión liberal, ni se hubiera vuelto a acordar de los derechos de don Alfonso. El señor marqués de Barzanallana no ha fijado su posición como conservador liberal: ha persistido en llamarse moderado, firmante del manifiesto de 14 de noviembre de 1870, discutido y aprobado públicamente en el Círculo conservador, que es como se firman los documentos formales y serios, llamados a fijar la atención de los partidos y del país, y no recogiendo firmas sin discusión ni examen previo. Ahora bien; ¿qué significa ese movimiento que se marca en el párrafo de El Tiempo? ¿Continúan el señor Barzanallana y El Tiempo llamándose moderados? ¿Continúa el señor Suarez Inclán llamándose unionista? ¿Se han dado las manos para continuar cada uno en su puesto, o se han dado las manos para formar un partido de conciliación y, cuando Dios quiera, un Gobierno de conciliación? Pues que se apliquen las palabras del señor Suarez Inclán: ‘Los Gobiernos de conciliación son una gran calamidad para las naciones.’ Es necesario conciliarse dentro de las doctrinas. Lo demás es confusión y anarquía. Y es imposible no haber aprendido y escarmentado ya con la experiencia de los últimos cuatro años.” Como se ve, la divergencia no es de apreciación, sino de doctrina, y amenaza poner públicamente de relieve la falta de unidad y armonía de esa comunión política, si antes los jefes de ella no procuran ocultar sus miserias a los ojos del país. • Ayer, –dice un colega,– se celebró una reunión por algunos hombres importantes del alfonsismo, y se acordó que ni La Época ni El Tiempo contesten al artículo de El Eco de España de que nos ocupamos arriba. Tanto monta.» (La Iberia, Madrid, 25 mayo 1872, pág. 3.)
26 mayo 1872 ❦ Tercer gobierno de Francisco Serrano, Duque de la Torre
«Ayer hubo, según parece, una sesión bastante acalorada en el círculo Conservador, notándose marcada división entre los concurrentes, como se nota entre El Tiempo y El Eco de España.» (La Correspondencia de España, Madrid, 26 mayo 1872, pág. 3.)
«Hablan algunos periódicos de sesiones acaloradas en el círculo conservador correspondiéndose con la actitud de los periódicos El Tiempo y El Eco de España. Dejaríamos de ser españoles para no perder el tiempo parodiando la fábula de Los conejos y los perros.» (La Época, Madrid, 27 mayo 1872, pág. 3.)
«Gran marejada en el campo del moderantismo. En las dos sesiones celebradas por el Círculo conservador se ha dado descomunal batalla a los que pretendían convertir en artículo de fe de la restauración el conocido manifiesto del duque de Montpensier, base de la fusión de los elementos de discordia. La parte más granada e importante del partido moderado protesta contra ese documento y se dispone, no sólo a rechazarlo, sino hasta a publicar otro en contra si a dar a luz el primero se atreven sus firmantes. He aquí lo que a propósito de este asunto dice un colega: “El manifiesto de que se trata, convenido de antemano con el duque de Montpensier, le ofrece a éste la regencia para el caso improbable de una restauración. Quéjase, no sin fundamento, la mayoría del partido moderado de que este asunto no se haya discutido con amplitud; pero sin duda ignora, aunque en estos instantes ya debe saberlo, que doña Isabel de Borbón ha dado órdenes terminantes, no sólo para que no se discuta el indicado documento, sino para que se disuelva el Círculo conservador y se sujeten todos a las resoluciones de un Comité establecido con amplios poderes, y que, según dicen, preside el marqués de Barzanallana. Pero es el caso que en el partido moderado hay muchos que no profesan las ideas absolutistas, y que no quieren por consiguiente obedecer sin debates las órdenes de semejante Comité. Resultado de todo esto: que las disensiones son profundas, que la publicación y aun la recolección de firmas para el manifiesto se ha suspendido, y que la fusión está a punto de romperse. En la Junta directiva del partido se hallan en minoría los fusionistas, y no sería extraño que si al fin y al cabo prevaleciese la idea de publicar el manifiesto, le acompañase una protesta que sería más importante que aquel. Los moderados fusionistas aseguraban que en la contestación a la carta de Montpensier no habían querido que apareciesen las firmas de los ex-generales del partido; pero se nos figura que si se publicara el contramanifiesto habían de verlo suscrito por el conde de Cheste, el marqués de Novaliches, Calonje, Chacón, Macías, Gasset y otros muchos hombres importantes en la milicia. ¿Y qué autoridad política tendría además un manifiesto de fusión moderada y montpensierista que por parte de aquel partido no contase con las firmas ni las adhesiones de Arrazola, Bravo Morillo, Moyano, Castro, don Fernando Álvarez, don Domingo Moreno, don Agustín Collantes y tantos otros personajes del moderantismo que se niegan a firmarlo y que lo combaten terriblemente? Desengáñense los partidarios de la fusión; sus esfuerzos se estrellarán ante la lógica de las cosas, porque es imposible hermanar aspiraciones tan opuestas, intereses tan encontrados como los que, aunque otra cosa aparenten, animan a los partidarios de cada una de las ramas de la familia destronada”.» (La Iberia, Madrid, 30 mayo 1872, pág. 3.)
«Formalmente dice El Eco de España que nos pide una explicación categórica acerca de algunas frases que hemos escrito al comentar como hemos tenido por conveniente un artículo publicado por El Diario Español. Si nuestro apreciable colega no copiase íntegras nuestras palabras, y no marcase con precisión las que quiere que expliquemos, creeríamos que no nos había leído, o que lo había hecho muy a prisa, y nos limitaríamos a decirle que volviese a leer con cuidado. El Diario Español habló largamente de disensiones entre los defensores de la restauración, y de polémicas más o menos agrias en el círculo conservador. Nosotros, además de contestar al periódico amigo de los revolucionarios lo que creímos que venía al caso, censuramos la conducta de los que no habían tenido inconveniente en “llevar vergonzante y anónimamente a los periódicos de la situación revolucionaria las cuartillas que no hay atrevimiento para llevar a los diarios alfonsinos o que no serían aceptadas por estos.” En esta frase está colocado El Eco de España por nosotros en igualdad absoluta de condiciones con La Época. Y sin embargo, dice nuestro colega que hay alusiones malignas, y que necesita que le demos explicaciones categóricas; y nos pregunta quiénes son los villanos que llevan esas cuartillas, y que ejecutan esas infames maniobras, suponiendo que nosotros aparentamos estar enterados de ellas. Pregúntele El Eco de España a El Diario Español quién le ha llevado el artículo con las noticias que nosotros hemos censurado y que El Eco censura en términos todavía más duros. Pregunte quiénes eran los que en un pasillo del Congreso leían el párrafo publicado después por El Imparcial. Nosotros no sabemos más sino que hemos leído con extrañeza en un periódico ministerial detalles y pormenores sobre cosas que se dicen ocurridas en el Círculo conservador. A este no hemos concurrido, ni de él hemos dicho nada; ahora vemos en El Eco que las discusiones y los acuerdos de ese Círculo han sido hasta ahora reservados; razón de más para que insistamos en nuestro juicio condenatorio de la conducta de los que escribieron largamente acerca de esas discusiones y acuerdos en El Diario Español, con la intención no disimulada de introducir la discordia entre los alfonsinos. Vea una vez más El Eco que, si resultan polémicas para aclarar los hechos, no ha de consistir en que nosotros las provoquemos. En nuestro suelto de anteayer no hemos dicho una sola palabra que no nos sea tan aplicable a nosotros como a El Eco. A El Diario Español contestábamos. El hecho que reprendíamos, por nuestro colega es reprendido con mayor dureza: en cuanto a las ideas a que dábamos contestación al periódico revolucionario nos dirigíamos, y solo en favor de la conciliación entre los alfonsinos hablábamos.» (La Época, Madrid, 1 junio 1872, pág. 3.)
13 junio 1872 ❦ Segundo gobierno de Manuel Ruiz Zorrilla
13 junio 1872 ❦ Se funda el Círculo de la calle de Cedaceros
«Anoche, mientras se colgaban nuevamente en la antigua Tertulia, bajo regios doseles, retratos arrancados en momentos de desesperación y desengaños, se inauguraba en la calle de Cedaceros el Círculo Victoria, sancta sanctorum donde se establecen fronterizos y calamares. Tendremos, pues, en este círculo las sesiones antidinásticas que han terminado por ahora en la calle de Carretas. ¡Qué tal es el arraigo de la dinastía de Saboya en España que nunca ha de faltar un club de dinásticos que conspire contra ella!» (La Igualdad, diario republicano federal, Madrid, viernes, 14 junio 1872, pág. 2.)
«Anoche celebraron nuestros amigos en el Círculo liberal de la calle de Cedaceros (local que ocupaba el antiguo Círculo del Comercio) una reunión que dejará recuerdos en el gran partido constitucional de España. Concurrieron las mayorías de ambos Cuerpos colegisladores, la prensa liberal, individuos de todas las clases de la sociedad y muchos de los diputados que han desempeñado ministerios durante las situaciones monárquico-constitucionales. En la reunión reinó una unidad de miras que envidiarán todos los partidos políticos, y muy especialmente el cimbrio, acordándose, como era de suponer, no oponer ningún obstáculo a la legalización de la situación económica y dar fuerza al Gobierno en las cuestiones de orden público que pudieran suscitarse. Así cumplen los partidos de gobierno; así contestan los políticos patriotas a la conducta indigna que con ellos han tenido los partidos intransigentes. Recobren las clases sensatas de Madrid su perdida tranquilidad; nuestros amigos velan por la Revolución. La reunión se disolvió a las once enmedio del mayor entusiasmo.» (La Iberia, diario liberal, Madrid, viernes, 14 junio 1872, pág. 2.)
«El Imparcial […] En cambio refiere en estos términos lo ocurrido en otra reunión, la que tenía por objeto fundar el Círculo sagastino: “Anoche, dice, se reunieron en el incipiente ‘Círculo Victoria’ algunos individuos de la mayoría de ambas Cámaras con objeto de acordar la actitud que deberán tomar enfrente del Gabinete radical que acaba de formarse. Los circunstantes convinieron a lo que parece en prestar al gobierno su apoyo en las cuestiones de hacienda y orden público, y combatirle rudamente en todas las demás, con especialidad en las esencialmente políticas. Nosotros creemos que los señores de la mayoría que alrededor de un tapete verde y bajo la presidencia del señor Moreno Benítez se reunieron anoche en la calle de Cedaceros, malgastaron el tiempo lastimosamente.” De esta reunión habla La Iberia con más respeto, pues dice que dejará recuerdos en el gran partido constitucional de España, y que a ella concurrieron las mayorías de ambos Cuerpos colegisladores, la prensa liberal, individuos de todas las clases de la sociedad y muchos de los diputados que han desempeñado ministerios durante las situaciones monárquico-constitucionales. La Iberia ensalza la unidad de miras que hubo en la reunión, y otro periódico dice que se dio la presidencia honoraria al señor duque de la Torre, para demostrar que allí no había un pensamiento exclusivo.» (La Época, Madrid, 14 junio 1872, pág. 3.)
«El Círculo constitucional va aumentando mucho sus socios. La lista de inscripción sigue abierta en el local de la calle de Cedaceros.» (La Iberia, diario liberal, Madrid, martes, 18 junio 1872, pág. 4.)
«El Círculo liberal, que se halla establecido interinamente en la calle de Cedaceros, cuenta va con 356 socios.» (La Época, Madrid, miércoles 19 junio 1872, pág. 4.)
«Habiendo publicado el Manifiesto de los conservadores alfonsinos o sea de los montpensieristas y la carta del duque de Montpensier al marqués de Camposagrado, creemos que debe conocerse el de los alfonsinos puros, cuyo órgano es El Eco de España, con el encabezamiento que le puso este periódico. Dice así el colega: “Competentemente autorizados, damos publicidad al siguiente documento para que se pueda juzgar del asunto a que se refiere con todos los datos a la vista. Nuestros amigos han sostenido su opinión en las diversas discusiones que con este motivo han tenido lugar en la junta directiva del Círculo conservador, en las actas de cuyo centro político consta la exposición de que hoy damos cuenta. […]”.» (La Esperanza, Madrid, 24 junio 1872, pág. 2.)
«Apelando al bien del partido y a consideraciones de prudencia, pidió El Tiempo a El Eco de España muy encarecidamente, que no publicase más documentos relativos a las cuestiones entre alfonsinos puros y alfonsinos montpensieristas; pero El Eco no se ha ablandado y promete no ablandarse por ningún género de argucias. El Tiempo, al ver en El Eco la exposición de los alfonsinos puros, quiere quitar toda importancia a este documento, diciendo que se trató de él en la junta directiva del círculo conservador y fue desechado, y que además aparece sin firmas. […]» (El Pensamiento Español, Madrid, 24 junio 1872, pág. 3.)
«En las continuas mutaciones de nuestros partidos ha habido, según parece, conatos de destruir el antiguo círculo de la unión liberal, para lo cual muchos socios de este se trasladaron al círculo constitucional de la calle de Cedaceros: pero la mayoría de los antiguos unionistas ha creído deber respetar la fundación del general O'Donnell y sostenerla con muchos o pocos socios, pues es bien seguro que si el vencedor de Tetuán viviera no habría tolerado que su partido se embarcase en el proceloso golfo revolucionario para acometer empresas que su noble y generoso corazón rechazaba. Seguirá, pues, viviendo el círculo de la unión liberal, aunque a él no pertenezcan ya los fronterizos.» (La Época, Madrid, martes 25 junio 1872, pág. 3.)
«Después se reúnen los conservadores en el círculo de Cedaceros, y al elegir presidente, vicepresidente y secretarios, hay su ratito de protesta, por no perder la costumbre. Segundo merengue.» (La Nación, diario progresista, Madrid, jueves 27 junio 1872, pág. 1.)
18 junio 1872 ❦ Frustrado regicidio en la madrileña calle del Arenal: Amadeo I sale ileso de los disparos
«Los alfonsinos, reunidos en junta general de todo el partido, creemos que en uno de los gabinete del Círculo conservador, donde cabían muy cómodamente, han acordado no retraerse. Trabajo inútil; el país será el que se retraiga de los candidatos que con tal bandera se presenten en los comicios. Por dichosos se tendrán si logran reunir media docena de diputados para muestra.» (El Pensamiento Español, 9 julio 1872, pág. 3.)
«Sección de Anuncios. Sagasta, Herrera, Romero Robledo y cuadrilla. Sociedad de seguros contra gobernadores. Los fundadores de esta sociedad, saben por experiencia que ciertas autoridades equivalen a veces a las calamidades más tremendas, sobre todo en períodos electorales como el que se aproxima. Palos, pedradas, heridas de todas clases, magullamientos, cocea, prisiones, palizas, bofetadas y toda clase de percances ocasionados por las elecciones; todo lo indemniza la sociedad con arreglo a las bases que están de manifiesto en el círculo de la calle de Cedaceros. Capital social. ¡¡¡2.000.000!!!» (El Garbanzo, periódico de primera necesidad, Madrid, juees 18 julio 1872, pág. 4.)
«También refiere La Prensa, que así que se supo el atentado en el círculo conservador liberal, fue a palacio, en representación de aquel, una comisión compuesta de los Sres. Ulloa, general Cervino y Moreno Benítez, para protestar ante los reyes del inicuo crimen que acababa de consternar a todas las personas que sintieran palpitar un corazón noble y generoso. La Prensa añade, que los reyes recibieron a la comisión con galantería y amabilidad, sin que en su semblante se notara alarma. Otras varias comisiones fueron también a palacio.» (La Época, Madrid, 19 julio 1872, pág. 2.)
«En Jaén lucharán tres candidatos para obtener la representación en Cortes: el radical Sr. Calatrava, el republicano Sr. Calatayud y nuestro amigo político el Sr. Mariscal, vicepresidente del Círculo conservador en la misma ciudad, y persona de representación y arraigo.» (La Época, Madrid, 20 julio 1872, pág. 2.)
«Un periódico moderado hace ayer la siguiente advertencia: “Anoche y anteanoche se han observado a las inmediaciones de la casa del Círculo constitucional, sita en la calle de Cedaceros, grupos de gente de mala catadura, y que sin duda trataban de hacer alguna cosa contraria al derecho de reunión. Por si vuelven, les diremos que nuestros amigos están preparados a todo, absolutamente a todo, venga de donde viniere.” Creemos que el colega no debe tener esos presentimientos; hoy no hay ataques a ningún círculo ni casino; pasaron los tiempos en que eran poder sus amigos los calamares en confusa mezcla con el radicalismo. ¡Los de hoy respetan tanto los derechos individuales!» (El Combate, ¡Viva la República democrática federal!, Madrid, martes 23 julio 1872, pág. 3.)
«Un periódico hace ayer la siguiente advertencia: “Anoche y anteanoche se han observado a las inmediaciones de la casa del Círculo constitucional, sita en la calle de Cedaceros, grupos de gente de mala catadura, y que sin duda trataban de hacer alguna cosa contraria al derecho de reunión. Por si vuelven, les diremos que nuestros amigos están preparados a todo, absolutamente a todo, venga de donde viniere.” A Porra nos huele esto.» (El Pensamiento Español, Madrid, miércoles 24 julio 1872, pág. 3.)
«El Eco Popular, escribe lo siguiente: “Se nos asegura que la misma noche del horrible atentado de la calle del Arenal se notaba en las afueras de Madrid y en los barrios bajos síntomas nada pacíficos, agrupaciones de hombres armados que aguardaban una señal para sumirnos en un caos que Dios sabe las consecuencias que hubieran tenido. ¡Y sin embargo de que el Gobierno lo sabía, Zorrilla se acostaba a las once de la noche en tan tremenda situación!” • El mismo diario dice también que estas noches se han observado a las inmediaciones de la casa del círculo constitucional, sita en la calle de Cedaceros, grupos de gente de mala catadura, y qua sin duda trataban de hacer alguna cosa contraria al derecho de reunión.» (La Regeneración, Madrid, miércoles 24 julio 1872, pág. 3.)
«En nuestro colega La Política encontramos el siguiente suelto: “Un periódico sagastino publica, una detrás de otra, maliciosamente, las siguientes noticias: ‘Hoy sale para Vichy el Sr. Cristino Martos, ministro de Estado. –El Sr. D. Felipe Ducazcal saldrá uno de estos días, por mandato de los facultativos, a tomar las aguas de Vichy.’ Está mal informado el colega sagastino, la palabra empeñada por el Sr. Ducazcal en el círculo de la calle de Cedaceros no recibirá cumplimiento hasta que el Sr. Martos deje de ser ministro. Relata refero” Triste, muy triste es que la prensa se complazca en acojer en sus columnas rumores que la mayor parte de las veces carecen de fundamento.» (La Discusión, Madrid, miércoles 31 julio 1872, pág. 1.)
«Y entremezcladas con esas se dan estas otras noticias: que se había telegrafiado a los Sres. Sagasta y Romero Robledo para que se pusieran inmediatamente en camino; que en el círculo conservador de la Calle de Cedaceros se había manifestado gran alegría por la noticia de la crisis que circuló anoche por todo Madrid, y de la que nadie oyó hablar; y que las próximas elecciones se aplazarían unos días si el partido conservador subía al poder como solución de la crisis actual.» (El Imparcial, Madrid, miércoles 7 agosto 1872, pág. 1. = La Esperanza, 7 agosto, pág. 3.)
«El Sr. Romero Robledo llegará de un momento a otra a Madrid, según vemos en los periódicos conservadores. También parece que en el círculo de la Calle de Cedaceros se le prepara una gran ovación.» (La Discusión, Madrid, sábado 10 agosto 1872, pág. 1.)
«Un periódico fronterizo dice lo siguiente: “¡Si serán traviesos los radicales! Sepan nuestros lectores que ayer varios de ellos celebraron una reunión con el levantado propósito de organizar una cencerrada para el día que llegue a Madrid y vaya al círculo constitucional de la calle de Cedaceros, cierto personaje importante cuya venida se espera. ¡Ah, políticos churriguerescos! ¡Cómo en todo dais la medida de vuestro nobilísimo carácter y de la altura de vuestros sentimientos!” Es falso completamente el contenido del anterior suelto.» (La Nación, Madrid, domingo 11 agosto 1872, pág. 1.)
«Leemos en un periódico unionista: “¡Si serán traviesos los radicales! Sepan nuestros lectores que ayer varios de ellos celebraron una reunión con el levantado propósito de organizar una cencerrada para el día que llegue a Madrid y vaya al círculo constitucional de la calle de Cedaceros, cierto personaje importante cuya venida se espera”.» (El Pensamiento Español, Madrid, lunes 12 agosto 1872, pág. 3.)
24 agosto 1872 ❦ Elecciones a Cortes • 391 escaños en el Congreso de los Diputados
Partido Radical 274 (70%) Manuel Ruiz Zorrilla • Partido Republicano Federal: 78 (20%) Pi Margall • Conservadores: 14 (4%) Práxedes Mateo Sagasta • Alfonsinos: 9 (2%) Antonio Cánovas
31 agosto 1872 ❦ El Círculo de la calle de Cedaceros se traslada a la calle del Clavel
«Habiéndose trasladado el Círculo Constitucional a su nuevo local de la calle del Clavel, desde el día 1.° de setiembre volverá a celebrar sus reuniones de costumbre el Círculo del Recreo en su casa de la calle de Cedaceros, 13, cuarto bajo, de la izquierda.» (La Correspondencia de España, Madrid, sábado 31 agosto 1872, pág. 3.)
«El Círculo conservador, que se hallaba establecido en la calle de Cedaceros, ha quedado instalado anoche en la calle del Clavel.» (El Pensamiento Español, 2 septiembre 1872, pág. 4.)
«Si La Época nos diera palabra de no incomodarse, la recordaríamos un suelto nuestro que la hizo abandonar su calma habitual y eso que el suelto en cuestión no contenía ninguna palabra malsonante. Aplaudía La Época la determinación adoptada por el círculo conservador alfonsino que, apenas disueltas las últimas Cortes y viendo que los carlistas continuaríamos retraídos, ordenó a sus amigos la lucha en los comicios; y nosotros dimos cuenta del hecho añadiendo estas o parecidas palabras: “no nos parece mal, pero ¿y los electores, señores alfonsistas? ¿Dónde están los electores que han de sacar a VV. diputados? porque francamente no conocemos a esos caballeros y no los conoceremos mientras VV. no nos los pinten.” Las elecciones han concluido, y el amor a la verdad nos obliga a reconocer el error en que vivíamos. Hay electores alfonsistas en España, y su número se aproxima al de los candidatos de este color que han tenido la abnegación de obedecer el acuerdo del círculo de la calle de Atocha. Verdad es que La Época podrá decirnos que no contaba con la torpeza de Zorrilla y que no le creía capaz de cometer la insensatez de apoyarse en unas Cortes donde no hubiera una minoría conservadora inofensiva, que le diera ocasión para hacer alarde de radicalismo.» (La Esperanza, Madrid, 5 septiembre 1872, pág. 2.)
«De El Eco del Progreso: “El periódico La Nación tiene entendido que el Sr. Romero Robledo ha sido expulsado del círculo conservador por haber manifestado tendencias marcadamente anti-dinásticas. No podemos creer que sea cierto este hecho, aunque no es ya un misterio el creciente desagrado de muchos conservadores, especialmente progresistas, contra los que no han vacilado en colocarse enfrente de la dinastía.” Son tan contados los progresistas a que alude el colega, que quizá no lleguen a tres. Y hay también que tener muy en cuenta, sobre todo para la reconstrucción consabida, que esos pocos sagastinos partidarios todavía de D. Amadeo, rechazan el título de progresistas, llamándose simplemente conservadores. Al fin nos saldremos con la nuestra, sosteniendo que ya no hay progresistas en España.» (La Discusión, Madrid, 12 septiembre 1872, pág. 2.)
«Recoge ayer La Época la noticia dada por La Correspondencia acerca del acuerdo tomado por los conservadores de dejar en libertad a los diputados y senadores de su comunión política para asistir o no a las Cortes: “Suponemos, dice el diario alfonsino, que ayer habrá sido cuando se habrá tomado una resolución definitiva, puesto que, si no estamos equivocados, ayer debieron reunirse en San Ildefonso varios hombres políticos.” No había sido, por lo visto, definitivo aquel acuerdo. En el Círculo conservador de la calle del Clavel ha habido después una borrascosa discusión, sosteniendo algún significado fronterizo que era preciso adoptar una actitud antidinástica, y aconsejando por el contrario los Sres. Ríos y Rosas y Topete que se esperen los sucesos.» (El Imparcial, Madrid, 17 septiembre 1872, pág. 2.)
«Y por de pronto, consignemos como uno de los fastos más notables la felicitación dirigida por una cosa que se llama “Círculo conservador” a una persona que se llama hoy todavía duque de la Torre, la cual recibió el ducado, con más la grandeza de primera clase, reinando en España la princesa por cuyo destronamiento el dicho Círculo felicita al dicho duque. El duque, en un acceso de modestia encantadora, ha respondido diciendo: “El Círculo me honra recordándome este aniversario.” Palabras notablemente filosóficas, pues vienen a probar que las honras de este mundo no tienen un valor, dígamoslo así, per re, sino que están sometidas a una especie de precio de afección. El “Círculo conservador” cree que felicitando al duque de la Torre por la batalla de Alcolea, le honra; y el duque de la Torre se cree en efecto honrado por esa felicitación. Sobre esto, nada tenemos que decir sino que así pasa. Pero el duque de la Torre, al acusar recibo de esta honra que le envía el “Círculo conservador”, da muestra de estar, como si dijéramos, tristote y cariacontecido, pues añade: “El cielo haga que nuestros sacrificios no sean estériles.” En estas palabras vemos nosotros otra apreciación puramente individual y eminentemente relativa. El señor duque cree que él y el “Círculo” felizmente han hecho sacrificios. Cierto: el lanzarse con guantes amarillos a coger una sartén por el mango, impone el sacrificio, cuando menos, de mancharse los guantes. Pero no convenimos del mismo modo en que esos sacrificios “hayan sido estériles.” Al contrario, su fecundidad es asombrosa: de seguro ha excedido a todas las esperanzas del duque de la Torre y del Círculo conservador. Y si no, recontemos. Con los sacrificios del “Círculo conservador” y del duque de la Torre, hemos pasado del cuasi ateísmo velado que ya teníamos en las esferas oficiales, antes de la revolución de Setiembre, a la impiedad más cínica que existe hoy en Europa. Tenemos una monarquía democrática en la persona del segundo-génito de Víctor Manuel, y de resultas gozamos la honra insigne de estar asistidos en nuestras enfermedades por el médico Lanza. […] Y aun con esto, no hemos mencionado sino alguna parte de los productos inmediatos de la revolución de Setiembre. ¿Cómo, pues, el duque de la Torre se atreve a temer que sus sacrificios y los del Círculo Conservador sean estériles? […] Con que señores; ¡a caballo! ¡Presupuesto y cierra España!» (El Pensamiento Español, Madrid, lunes 30 septiembre 1872, pág. 1.)
«—Al telegrama que el círculo conservador dirigió anteayer al señor duque de la Torre, felicitándole en el aniversario de la batalla de Alcolea, ha contestado el ilustre general con el siguiente: “El círculo me honra recordándome este aniversario. El cielo haga que nuestros sacrificios no sean estériles.– Serrano”.» (Boletín del Comercio, Santander, lunes 30 septiembre 1872, pág. 3.)
«La política actual fluctúa entre un nombre y un cuadro. El círculo conservador vacila entre llamarse Círculo Constitucional o Círculo Victoria. La Tertulia progresista mira al cuadro que preside su salón, y vacila si le descolgarán o no. Un nombre y un cuadro sintetizan el estado de las cosas. ¿Por cuál opta el pueblo español? Ambos son extranjeros, inútiles y gravosos. La cuestión no es para meditarla mucho.» (La Igualdad, diario republicano federal, Madrid, 1 octubre 1872, pág. 1.)
«Contestando a un suelto de un periódico del Gobierno, dice La Correspondencia de España que en el Círculo de la calla del Clavel se celebran reuniones todas las noches, porque se reúnen la mayor parta de los socios para hablar y pasar algunas horas agradables. Así es la verdad, y el apreciable colega ha hecho perfectamente en decírselo al diario ministerial a fin de que pierda el miedo.» «Dice un diario federal: “La política actual fluctúa entre un nombre y un cuadro. El Círculo conservador vacila entre llamarse Círculo constitucional o Círculo Victoria. La Tertulia progresista mira al cuadro que preside su salón, y vacila si le descolgarán o no.” El Círculo constitucional –llámele como quiera el colega,– defiende y defenderá la obra de las Constituyentes sin necesidad de vergonzantes benevolencias ni de ningún género de transacción con los facciosos de la Revolución de setiembre.» (La Iberia, Madrid, 2 octubre 1872, pág. 2.)
«Ha llamado la atención que se haya hecho un recibimiento frío y silencioso al Sr. Topete, habiendo sido tan rumboso el que el Círculo conservador ha preparado a los señores Sagasta y Serrano. Atribúyese esto a la actitud respectiva de cada uno de estos señores.» (La Igualdad, diario republicano federal, Madrid, 4 octubre 1872, pág. 2.)
«La reunión del círculo Conservador constitucional no ofreció anoche de particular más que la visita de su presidente el duque de la Torre.» (La Correspondencia de España, Madrid, 9 octubre 1872, pág. 3.)
«Las declaraciones dinásticas hechas esta tarde en el Congreso por el Sr. Balaguer a nombre de sus amigos, parece que son el resultado de las reuniones que se han celebrado estos días en casa del Sr. Herrera y de la que ayer tuvo lugar en el círculo conservador. A juzgar por estas y por el espíritu que preside en la redacción del proyecto de contestación al discurso de D. Amadeo, publicado hoy por La Iberia, los conservadores deben haber desistido por ahora de toda tentativa extrema. Los conservadores confían que antes de fin de año han de ser poder.» (La Esperanza, Madrid, 9 octubre 1872, pág. 4.)
«El Diario Español, aunque calificado de periódico antidinástico, trata tan durísimamente al señor Balaguer por sus declaraciones, que califica de inoportunas e inconvenientes, que La Iberia se ve obligada a salir en defensa de su antiguo director y a declarar que las desautorizaciones de los periódicos, sólo de los periódicos son, y por tal se tienen y que en el círculo conservador no ha habido discusión alguna con tal motivo. Allá se las entienda La Iberia, La Política y el bardo catalán desautorizado.» (La Esperanza, Madrid, 11 octubre 1872, pág. 4.)
«Un individuo del Círculo conservador constitucional, y que, según La Política, forma parte del comité de la prensa nombrado últimamente en ese Círculo para organizar el partido, es el autor de dos artículos publicados en El Diario Español, y en los que se hacen declaraciones completamente antidinásticas. ¡Qué buen dato! Excusamos los comentarios, porque el hecho es demasiado elocuente.» (La Nación, Madrid, 13 octubre 1872, pág. 2.)
«No es cierto que el círculo Conservador de la calle del Clavel trate de trasladarse a otro local, y menos que se fusione con el moderado, según indica un colega.» (La Correspondencia de España, Madrid, 26 octubre 1872, pág. 2.)
«Muy pronto, según nuestras noticias, los hombres del Círculo Conservador de la calle del Clavel, tomarán una actitud demasiado significativa. Malos aires reinan para D. Amadeo de Saboya.» (La Regeneración, Madrid, 30 octubre 1872, pág. 3.)
«Si en el Círculo conservador hubiese habido anteanoche algún retrato de don Amadeo, hubiera corrido el peligro de ir a parar al mismo sitio que fue aquel otro que estaba en la Tertulia progresista cuando militaban en la oposición los radicales. El entusiasmo dinástico estaba en la calle del Clavel bajo cero.» (La Igualdad, diario republicano federal, Madrid, 31 octubre 1872, pág. 2.)
«La Junta directiva del Círculo conservador legitimista acordó –a propuesta de gran número de socios– que se cite a junta general extraordinaria para el 17 del corriente mes.» (La Época, Madrid, 4 noviembre 1872, pág. 3.)
«Hasta tal punto ha llegado la descomposición del partido alfonsino, que se anuncia que va a cerrarse el círculo conservador que se estableció hace unos dos años. Varios periódicos dan la noticia, y los diarios moderados no lo niegan. Siempre han tenido los alfonsinos sobrados motivos para no entenderse; pero desde que se metió entre ellos D. Antonio de Orleans, no han gozado un día de paz. No podemos decir que lo sentimos.» (El Pensamiento Español, Madrid, 13 noviembre 1872, pág. 2.)
«Según vemos en un párrafo de La Correspondencia de anoche, son muchas y distinguidas las personas que en el Círculo conservador alfonsista profesan las opiniones de amplia tolerancia y de atracción para con todos aquellos elementos que acepten como principio fundamental la bandera del príncipe Alfonso: siendo este el objeto, según parece, de la proposición que ha de votarse el domingo. Nosotros desearíamos vivamente que no hubiera escisiones, y pues que todos han de estar conformes en el pensamiento común, no se diera a los accidentes excesiva importancia. Las circunstancias son graves; es necesario el concurso de todos, y nuestras desinteresadas exortaciones.» (La Época, 15 noviembre 1872, pág. 3.)
«Si hemos de creer a La Época, mañana resolverá el Círculo conservador-alfonsista acerca de las condiciones que se han de exigir a los que acudan a inscribirse en el banderín de enganche, allí establecido, en provecho del augusto hijo de la reina Isabel. Excusado es decir que el diario conservador aboga porque al aspirante no se le pregunte de dónde viene ni a dónde va, con tal de que admita en su compañía al príncipe niño. Para honra del partido alfonsino, aun cuenta en su seno algunas respetables personas que rechazan esta maquiavélica teoría, que no repara en la bondad o malicia de los sistemas políticos, con tal que sus secuaces se presten a coadyuvar al triunfo de una persona. Por este camino, el duque de Madrid habría llegado años hace al trono de España. Pero en algo nos hemos de diferenciar los que creemos de los que no creen. Ahora, juzgue La Época quién es más libre, si los conservadores liberales sacrificándolo todo a la restauración de la segunda rama de la familia borbónica, o los católico-monárquicos, con su jefe a la cabeza, posponiendo hasta el trono a los principios.» (El Pensamiento Español, 16 noviembre 1872, pág. 3.)
El domingo 17 de noviembre de 1872 la Junta general del “Círculo Conservador Alfonsino” se reúne presidida por Juan Martín Carramolino (al no asistir Lorenzo Arrazola). Se elige por unanimidad nueva Junta Directiva, presidida por Carramolino; vicepresidentes: teniente general Manuel Gasset, el Conde de Toreno, vice-almirante Francisco de Paula Pavía, el Marqués de Villamagna; Vocales: Juan Bautista Trúpita, José G. Barzanallana, el Conde de Heredia Spínola, el Duque de Baena, Gabriel Fernandez de Cadórniga, teniente general Eduardo Fernández San Román, el Vizconde de Roca-Mora, Agustín de Torres Valderrama, Celestino Más y Abad, Juan José Navarro; Secretarios: José María Bremón, Federico Fernández San Román, José de Cárdenas y Faustino María Velasco. (→ Pormenores)
«La sesión celebrada ayer por el círculo Conservador alfonsino ha sido verdaderamente importante. Como supusimos, ha triunfado la proposición renovando la junta directiva, y con tal motivo, visto el espíritu que reina en la mayoría, manifestado por los bravos con que fueron interrumpidos los discursos de los señores marqués de Barzanallana, conde de Toreno, Gutiérrez de la Vega y Cadórniga, aquel centro inaugura una nueva política.» (La Correspondencia de España, Madrid, 18 noviembre 1872, pág. 3.)
«La Correspondencia refiere en estos términos lo ocurrido en la Junta general celebrada el domingo por el Círculo conservador alfonsista: “[…]”. La Política añade, dando pormenores sobre el mismo acto, que el general Sr. Gasset se manifestó tan partidario de la conciliación, que no vaciló en decir que, si para obtenerla era necesario prescindir de la Constitución de 1845, nadie debía vacilar un instante en sacrificarla. “Esa Constitución, habría añadido el esforzado general, no es hoy más que el epitafio de una dinastía destronada, y sobre su epitafio no puede hacerse más que preces. Si queremos, pues, fundar algo serio, estable, permanente y fecundo, prescindamos de tristes reminiscencias, de hábitos inveterados, y establezcamos un orden de cosas vividero que pueda servir de sólida base a una dinastía que aspire a vivir con las exigencias de la época y a cimentarse en el amor de los pueblos sobre la más amplia participación de ellos en el gobierno, hasta donde no sea incompatible con el orden y con nuestros principios.” Nuestro apreciable colega celebra que las palabras del Sr. Gasset fueran tan bien acogidas, “y más aún el que con que ellas se facilite una conciliación siempre conveniente y en no lejanas ocasiones salvadora.” Como se ve, a pesar de las insípidas burlas de La Tertulia, van siendo ya largos de contar, muy largos los partidarios de la solución única que puede oponerse a la demagogia desenfrenada. En esa misma reseña publicada por La Correspondencia, se ve que las dignísimas personas que no han creído por escrúpulos, dignos de respeto, poder conformarse con la actitud casi unánime tomada por el Círculo, no han rechazado por eso inteligencias patrióticas y honrosas, y es que no hay más que un punto de vista respecto de la marcha más conveniente para la idea alfonsista. Ese punto de vista es que, tomando las cosas en el estado en que se hallaban al día siguiente de la batalla de Alcolea, no volviendo la vista atrás y considerando unidos, como lo estuvieron ya aquél día todos nuestros bravos soldados, deje de haber solución de continuidad en la cronología de nuestros reyes, y por encima de los partidos, sin compromisos exclusivos con ninguno, fijos los ojos únicamente en el bien del país, se aúnen las voluntades de todos alrededor del símbolo del derecho y del verdadero gobierno constitucional.» (La Época, Madrid, 19 noviembre 1872, pág. 2.)
«Anteayer se verificó la anunciada reunión general de socios del círculo conservador alfonsino, solicitada por un gran número de ellos. Según hemos oído referir, después de una larga discusión, fue aprobada la proposición de los que querían que el círculo representara la política de ancha base que vienen defendiendo los periódicos La Época y El Tiempo. Habiéndose retirado de la presidencia la junta directiva, no sabemos si a consecuencia de dicho acuerdo o por otra causa, se nombró una nueva junta que, según parece, se compone de los señores siguientes: […]» (La Nación, Madrid, 19 noviembre 1872, pág. 1.)
«Los alfonsistas niegan que exista una verdadera división en el partido, como se quiere deducir de lo ocurrido en la reunión del círculo Conservador. Las diferencias que se dejaron advertir el domingo, son solo, según la opinión de personas autorizadas, diferencias sobre cuestiones de conducta, que no influyen en la marcha del partido.» (La Correspondencia de España, Madrid, 21 noviembre 1872, pág. 3.)
«La última reunión celebrada por los alfonsinos en el Círculo conservador para deliberar implícitamente sobre la conducta que conviene seguir a su partido, suministra tema a La Regeneración para un artículo, cuyo objeto evidente es atraer a una porción de aquel partido a las filas carlistas, suponiendo diferencias y divisiones que, o no existen, o no tienen la importancia que el diario carlista las da. […]» (La Época, Madrid, 21 noviembre 1872, pág. 2.)
«Como de costumbre, siempre que discuten los periódicos carlistas con los alfonsinos, El Imparcial interviene hoy entre La Regeneración y La Época, con el piadoso fin de provocar o exacerbar la polémica y de mezclar en la misma a El Eco de España. La tela que teje al efecto es demasiado burda para que por nuestra parte nos engañemos acerca de su objeto, y demos gran importancia a sus conatos de dialéctica. Que los alfonsinos no están conformes en lo esencial; que hay entre ellos diferencias, parecidas siquiera a las que motivan tan rudas batallas entre conservadores de la revolución y radicales. Cite aquel colega hechos y discutiremos. Por ahora, lo único que sabemos es, que el alegado por La Regeneración para probar que el alfonsismo se dividía, esto es, la separación de varias personas importantes en el antiguo partido moderado del Círculo conservador, no es exacto: que los halagos prodigados por los alfonsinos a los conservadores de la revolución, son estériles, porque ni persuaden ni atraen. Tanto mejor: con eso seguirán los primeros edificando al mundo con su adhesión a los que un día intentan llevarlos a la barra del Seriado, otro llaman “enmohecidas” a las espadas de sus generales, y que siempre que necesitan contener o halagar a los republicanos, hacen litiere de la conservaduría, gritando a voz en cuello, como ayer el presidente del Consejo, que sus adversarios fueron a la revolución solo por despecho y que no saben gobernar sin tiranía. Que confundimos a los hombres a quienes representa El Eco de España con el elemento llamado neo-católico, que tan dañosa influencia ejerció en el último período del reinado de doña Isabel II. No es exacto: El Eco de España ha cuidado de apartar de sí la responsabilidad de la política que los últimos representaron, y ni nosotros ni nadie puede con razón exigírsela. Es un diario conservador-liberal como La Época e interpreta los principios del régimen representativo como nosotros, sin necesidad de acuerdo, en cuantas cuestiones doctrinales surgen: prueba de que entre los alfonsinos las diferencias, cuando las hay, no versan más que sobre puntos de conducta. Pierde el tiempo El Imparcial cuando procura sembrar la cizaña en nuestro campo: un tiempo precioso, porque podría emplearlo en explicar a los conservadores de la revolución, que, cuando el Sr. Ruiz Zorrilla los pone a los pies de los republicanos, los excluye del movimiento político, y con saña y coraje los escarnece y vilipendia, no hace más que darles pruebas de un afecto qué ellos, ¡ingratos! no aciertan a comprender ni a agradecerle.» (La Época, Madrid, 22 noviembre 1872, pág. 2.)
«Reina gran división en el campo de los conservadores revolucionarios. La hoja publicada ayer por La Iberia en su nombre y en el de los demás periódicos del partido, ha sido apreciada de diversa manera; mientras unos están decididos a defender ese mal paso de los periódicos, otros quieren condenarle públicamente. Para tratar de esto deben haberse reunido esta tarde en el Círculo conservador de la calle del Clavel los directores de todos los periódicos, asegurándose que el Sr. Ríos y Rosas, director de La Prensa, ha presentado la dimisión de su cargo, pues parece que el acuerdo de publicar el mencionado suplemento se hizo sin conocimiento suyo. De todos modos es casi seguro que los periódicos conservadores de la revolución, El Debate, La Prensa, La Tribuna y otros, defenderán a capa y espada el acto llevado a cabo por La Iberia. • Un Juez de primera instancia, con gran acompañamiento de alguaciles y agentes de orden público, se ha personado en la imprenta de La Iberia, y después de apoderarse de todos los ejemplares que existían del suplemento de ayer, ha procedido a deshacer a martillazos las formas del mismo suplemento. Ignoramos si el procedimiento se ha hecho de oficio, o a instancias de parte.» (El Pensamiento Español, Madrid, 25 noviembre 1872, pág. 4.)
«Dice El Tiempo de anoche: “El círculo conservador alfonsino se reunirá mañana jueves a las nueve de la noche, para celebrar el natalicio del príncipe Alfonso, entendiéndose este aviso como invitación a todos los señores socios para que se sirvan concurrir.” De esto a las ridículas parodias de la corte tersa, no hay más que un paso.» (El Imparcial, Madrid, 28 noviembre 1872, pág. 2.)
«El Círculo conservador alfonsino se reunirá mañana, jueves, a las nueve de la noche, para celebrar el natalicio del príncipe Alfonso. Valiera más que estos señores hubieran sabido defenderle, cuando necesitó de sus esfuerzos.» (El Pensamiento Español, diario católico, apostólico, romano, Madrid, jueves 28 noviembre 1872, pág. 3.)
«Los alfonsinos. Por una atenta comunicación de la junta directiva del Círculo conservador, fuimos invitados para asistir a un thé que en la noche del 28 del actual había de tener lugar en los salones de dicho centro alfonsino, en celebración del cumpleaños de nuestro querido príncipe D. Alfonso XII. A las nueve de la noche una distinguida y numerosa concurrencia llenaba los elegantes salones del Círculo conservador, entre la que, haciendo abstracción completa de la política, reinaba la más cordial hermandad y la alegría más expansiva, por el objeto para lo que estaba reunida. Entre las personas que recordamos, se encontraban: el presidente Sr. Carramolino, el marqués de Barzanallana, el conde de Heredia Spínola, el duque de Baena, el conde de Toreno, los generales Gasset y San Román, el coronel Mendigacha, los Sres. Salamanca, Rodríguez Rubí, Corradi, Escobar, Gutiérrez de la Vega, Valero y Tornos, Carriquiri, Jove y Hevia, Perales, Castillo Trigueros, Bermejo y Caballero, Sola, Soriano Fuertes, Inglés, Velasco, Arenillas, Auñón, Bremón, &c., &c. Después del thé, el Sr. Carramolino pronunció un improvisado y sentido discurso recordando los felices reinados de los Alfonsos en España, y que por las dotes y cualidades que ya adornan a nuestro joven príncipe don Alfonso, seguirá la senda de sus antecesores, dando a la patria la paz y la felicidad de que en estos atribulados tiempos carece. El señor marqués de Barzanallana, a instancias de sus amigos, manifestó con la fluidez y naturalidad que tanto le distinguen, que bajo la bandera de Alfonso XII cabían todos los españoles; que las opiniones eran libres no perturbando el bienestar del país; que era preciso caminar hacia el verdadero progreso para encumbrar a nuestra patria al nivel de las más adelantadas, y que unidos todos los españoles para el bien de todos, apoyados en un poder legítimo, la juventud, vida de los pueblos, debía ser la encomendada en abrir los manantiales de la riqueza pública con la perseverancia, el trabajo y la hermandad, sin otras miras que la paz y el bien de la nación apoyada en la experiencia y en los sabios consejos de los buenos patricios. Concluyendo por decir, que abrigaba la esperanza de que el reinado de Alfonso XII, haciendo desaparecer las diferencias que hoy nos dividen por el olvido de todo lo pasado y con sabias leyes para el porvenir, había de reunir a todos los españoles en un solo pensamiento patriótico, cual era el de la paz y prosperidad para los pueblos, y el de los adelantos y la gloria para la nación. El Sr. Escobar, director de La Época, en una sentida y elocuente improvisación, expresó sus deseos de conciliación y de armonía entre todos los españoles amantes del orden y de la verdadera felicidad nacional, única bandera que podía salvar a la patria de todos los males que la rodean, terminando con un ¡viva Alfonso XII! que fue contestado con entusiasta espontaneidad. El señor conde de Toreno, lleno del más patriótico entusiasmo y abundando en las mismas ideas de los señores que le habían precedido, manifestó que ante el ara de la patria debían olvidarse todas las diferencias pasadas; que él el primero se sometía gustoso a sacrificar sus opiniones particulares ante las necesidades del porvenir, siguiendo adelante por la senda del verdadero progreso, bajo la bandera legítima de Alfonso XII. El general Gasset, invitado por sus amigos, dijo que siendo un soldado fiel a sus deberes, no podía decir otra cosa, sino que siempre se le encontraría en su puesto de honor dispuesto a sacrificar la vida por su patria y por el juramento que ante sus banderas había prestado. Todos estos discursos llenos de conciliación y de fe y de patriotismo y de amor hacia una familia descendiente de cien reyes e injustamente proscrita, según los hechos nos están demostrando, fueron acogidos con aplausos de verdadero entusiasmo. En ninguno de ellos hubo la más ligera personalidad, la más insignificante alusión a ningún partido, el más pequeño ataque a lo existente. ¡Qué diferencia entre los demás partidos, que con las armas en la mano unos, y con los dictados más inconvenientes otros, pretenden buscar la razón derramando sangre española, destrozando la riqueza pública o deprimiendo a personas respetables y a instituciones que abrieron las puertas de la patria a la libertad y al gobierno constitucional! ¡Qué diferencia entre los que, celebrando el cumpleaños de un rey legítimo y proscrito y zaheridos injustamente por todos los demás partidos, no tienen más palabras que las de conciliación y olvido, para los que, destrozándose unos con otros, están próximos a sucumbir! Reciba nuestro querido príncipe la felicitación de nuestro leal y entusiasta cariño en los días de su cumpleaños, orgullosos siempre en defender sus legítimos derechos, en medio de españoles que al quererlo y defenderlo, quieren y defienden la paz y la conciliación, sin recordar el ayer, sin sangre que derramar, sin lágrimas que verter y sin otras aspiraciones que la felicidad de la patria y su progreso, bajo el reinado de Alfonso XII.» (El Fray Gerundio de Ogaño, Madrid, 30 noviembre 1872, zapatazo XV, págs. 1-2.)
«Dice con razón y oportunidad un diario de la noche: “Existen en Madrid en la actualidad un círculo conservador en la calle de Atocha, donde campean los moderados; otro conservador en la plaza de Pontejos, donde se reúnen los unionistas velados que rinden culto al príncipe Alfonso, y otro círculo también conservador en la calle del Clavel, donde se está a los dos aires; pues bien, a más de estos círculos, anuncia anoche La Correspondencia, que piensan fundar otro nuevo los progresistas históricos que rechazan las innovaciones modernas, y quieren sostener su antigua bandera, y que por consiguiente, será también conservador. Es chocante esto de aparecer tanto partido conservador en los momentos en que España no tiene nada que conservar.” Pero si España no, los conservadores tienen que conservar el monopolio del poder, que por espacio de tantos años y con raras intermitencias han ejercido, y, lo que es peor, explotado.» (La Discusión, Madrid, 5 diciembre 1872, pág. 1.)
«El Sr. Olave, el diputado de la mayoría, al parecer, que se quedó en el Congreso para defender, según dijo, a los conservadores amadeístas, que se retiraban por no sufrir las interrupciones pedagógicas del Sr. Rivero, ha dirigido un comunicado a El Imparcial diciendo que ni pertenece al Círculo conservador de la calle del Clavel, ni a la Tertulia radical de la calle de Carretas, ni a los centros alfonsino y republicano de la casa de Cordero, ni al unionista de la calle del Correo, ni a ningún círculo, logia o reunión de este género, porque es refractario a ellas su carácter. Puede que dentro de pocos días haya variado de opinión, no obstante su carácter; porque se nos figura que, en efecto, va entrando en carácter. Al fin irá a formar con la caballería ligera. Allá veremos.» (La Igualdad, Madrid, 10 diciembre 1872, pág. 2.)
«Entre la multitud de felicitaciones y comisiones que recibió ayer la Junta directiva del Centro hispano-ultramarino se cuentan la del Círculo alfonsino, presidido por el señor Carramolino, y la del antiguo Círculo de la unión liberal, representado por el general señor Caballero de Rodas.» (La Iberia, Madrid, viernes 13 diciembre 1872, pág. 2.)
«La circular que la nueva junta directiva del círculo Conservador alfonsino ha dirigido a los comités de provincias, dice La Época que es muy notable y que ha sido redactada por un tan entendido militar como distinguido escritor.– l. c.» «El círculo Conservador-alfonsista celebra mañana a las dos de la tarde una reunión particular, para la cual no han podido enviarse citaciones individuales.– c.» (La Correspondencia de España, Madrid, 16 diciembre 1872, págs. 1 y 3.)
«La Junta Directiva del Círculo Conservador Alfonsino de Madrid, elegida en la última Junta general, cree de su obligación dirigirse a los Comités del partido en las provincias, no solo para anunciarles su existencia, no exclusivamente para enviarles un mero y fraternal saludo, sino para exponerles su manera de apreciar la política, en cuanto tiene relación con la bandera que nos distingue y con los medios de conseguir su triunfo.» (El Fray Gerundio de Ogaño. Fantasmagoría política, Madrid, 16 de diciembre de 1872, zapatazo XVII, pág. 1.)
«Del Diccionario de la restauración: Alfonsino, sinónimo de castellano viejo. Ya decíamos nosotros que era esa una voz anticuada y fuera de uso. • Alfonso XII se presenta cobijado bajo la bandera intacta y pura de la legitimidad. (Consabido manifiesto.) La habrán lavado en las aguas del Sena, que bien lo había menester, después de haberla arrastrado por el lodo Godoy, los hijos de Godoy y los nietos de Godoy. • La caída del trono de los Borbones, narrada por la junta directiva del Círculo conservador alfonsino de Madrid: “… no podían manos de llamar las iras del cielo. El rayo vino, en efecto, del cielo, al parecer sereno; se hundió el trono…” Cualquiera diría la destrucción de la Pentápolis. • Los alfonsinos acaban de fundar la Santa Liga, pero menos avisados que Eduardo III de Inglaterra al instituir la orden famosa de la Jarretera, háseles olvidado decir lo que era muy del caso: Honni soit qui mal y pensé.» (El Imparcial, Madrid, 17 diciembre 1872, pág. 2.)
«La Época, que a pesar de su gravedad suele remontarse alguna vez a las regiones de la fantasía, escribe, soñando gratísimas ilusiones, el siguiente suelto: “Hemos leído con singular satisfacción la bien pensada y elegantemente escrita circular que la nueva junta directiva del círculo conservador-alfonsino de Madrid ha dirigido a los comités del mismo partido en provincias con motivo de su elección. Estamos en un todo conformes con las ideas de tolerancia y de verdadera libertad que han inspirado este documento, así como con la explicación que en él se hace del nombre de ‘alfonsino,’ equivalente, dice la mencionada circular, a ‘antiguo castellano;’ y bien pudiera decirse, hoy que tan amenazados se hallan los restos de nuestras posesiones coloniales, ‘buen español.’ Plácenos también la fe en el porvenir que revela la alocución de la junta directiva del círculo conservador alfonsino; y por nuestra parte, hemos de procurar mantenerla defendiendo con la misma constancia que hasta aquí unas ideas que tan felizmente se han propagado. Desearíamos saber quién es el autor de tan notable documento, pues a nosotros nos parece trazado por mano que así sabe manejar la pluma como la espada y que ejerce saludable y patriótica influencia en las decisiones del círculo alfonsista.” Después de todo, es lástima que un partido que tiene quien escriba tan bonitas circulares, tenga tan pocas esperanzas de vida; tan pocas, que no hay para el salvación posible. Está condenado a morir sin tener el gusto de pasar por el poder. ¡Esa es su suerte!» (La Discusión, 17 diciembre 1872, pág. 2.)
«El retraso de correos no nos permitió hablar en nuestra edición anterior, de la circular que el señor Presidente del círculo conservador alfonsino de Madrid, tuvo la atención de dirigirnos, y por lo que le enviamos nuestro reconocimiento y ofrecimientos colectiva y personalmente. El carácter semanal de nuestra publicación y su poco ámbito son causa de que no insertemos íntegro el citado documento. Nosotros decimos como el centro conservador de Madrid, que ser alfonsino no es afiliarse a ningún partido, sino ser español. No rogaremos a nadie que sea alfonsino, ni desconoceremos tampoco a quien pretenda y declare serlo, por lo mismo que depende de la ley y de la voluntad, la nacionalidad propia y como nosotros nos envanecemos de la nuestra, en su virtud, con el centro conservador de Madrid, decimos “España por D. Alfonso XII.”» (El Paladín, periódico político semanal, Barcelona, lunes 30 diciembre 1872, año I, n° 12, págs. 4-5.)
«No es cierto que ayer hubiera larga discusión en el Círculo conservador para adoptar el título de alfonsista o alfonsino. Hiciéronse ligerísimas indicaciones sobre la mayor o menor propiedad de cada adjetivo, pero en lo que importa, en el espíritu expansivo de la reunión, en su deseo de que allí tuvieran cabida todos los elementos que adoptaran como símbolo la restauración del derecho, no hubo la más pequeña discrepancia ni pensó nadie en ser alfonsista o alfonsino del modo que lo era El Imparcial cuando escribió La loca del Vaticano o como lo era su partido cuando el señor Ruiz Zorrilla lloraba en Tablada ingratitudes de propios y de extraños.» (La Época, Madrid, lunes 30 diciembre 1872, pág. 3.)
1873 «En ningún periódico, a excepción del Tiempo, hemos visto la noticia de que hoy se reúna la junta directiva del Círculo conservador. Creemos, sin embargo, que si esta noche no se reúne lo hará en uno de estos días próximos.» (El Imparcial, Madrid, lunes 20 enero 1873, pág. 1.)
→ Carta de Pedro de Egaña al Círculo Alfonsino de Madrid (desde San Juan de Luz, 21 de enero de 1873.)
«El círculo conservador obsequia mañana a los socios con un modesto té para celebrar los días del príncipe D. Alfonso. Han sido invitados muchos hombres políticos de los que están más cerca del Círculo en opiniones, y casi todos han contestado ya que tendrán una satisfacción en asistir a esta fiesta de familia. No era de esperar otra cosa después del ejemplo de abnegación y de patriotismo dado por provincias importantes, en que los partidos deponen sus pequeñas diferencias en aras de la patria.» (La Época, Madrid, miércoles 22 enero 1873, pág. 3.)
«La reina Isabel ha dirigido al Sr. Barzanallana el siguiente telegrama, en contestación al que le dirigió el Círculo alfonsino, con motivo de ser los días de su hijo el príncipe D. Alfonso: “París 20.– La felicitación que tú y los señores que contigo firman el telegrama me dirigís, en representación de los senadores y diputados alfonsistas, con motivo de los días de mi muy amado hijo, me ha causado el mayor placer; os envío por ella las más sinceras gracias del fondo de mi corazón, y os ruego las trasmitáis a todos, y recibid la expresión de mi cariñoso recuerdo.– Isabel”.» (La Época, Madrid, miércoles 29 enero 1873, pág. 3.)
11 febrero 1873 ❦ República Española
11 febrero 1873 ❦ Presidencia y gobierno de Estanislao Figueras
«Madrid 11 de febrero. […] Los conservadores siempre a la expectativa. Hay quien habla de que trabajan en sentido de un movimiento militar. Estos fueron los propósitos de los reunidos anoche en el Círculo conservador y casa del señor Sagasta, entre quienes estuvo el duque de la Torre, llegado a Madrid a las 10 de la noche de ayer, ¡Pobres ilusos que creen poder resucitar el monarquismo enterrado ya por mano de la República!» (La Independencia, Barcelona, 14 febrero 1873, pág. 11.)
«El grupo armado que durante estos días ha custodiado el Círculo conservador, ha enviado una comisión a dicha sociedad, con objeto de darle las gracias por las atenciones recibidas de la misma, y de protestar a la vez de la conducta de algún otro grupo de la calle de Hortaleza. Todos los socios del Círculo de la calle del Clavel elogian la actitud y patriotismo desplegado por los paisanos armados que en estos días han ocupado aquel local.» (El Imparcial, Madrid, 19 febrero 1873, pág. 3.)
«La comisión nombrada por el Círculo conservador, que había tomado noblemente la iniciativa en estos conciertos y la que nombrada por los senadores y diputados alfonsinos se había acercado al señor duque de la Torre, tuvieron ayer noticia oficial de la actitud del partido constitucional, disponiéndose por su parte a dar cuenta a sus respectivos poderdantes, a fin de venir como parece muy probable, a una inteligencia común.» (La Época, Madrid, 15 abril 1873, pág. 2.)
«El Círculo conservador volverá a abrir sus puertas el día 1.° de mayo próximo.» (El Imparcial, Madrid, 29 abril 1873, pág. 3.)
«El Círculo conservador volverá a abrir sus puertas el día 1.° de mayo próximo. ¿Y tendrán aún valor para presentarse allí los conservadores? A nosotros nos daría vergüenza.» (La Regeneración, Madrid, 29 abril 1873, pág. 4.)
10-13 mayo 1873 ❦ Elecciones a Cortes Constituyentes • 383 escaños en el Congreso de los Diputados
Partido Republicano Federal: 346 (90%) Pi Margall • Radicales: 20 (5%) Cristino Martos • Conservadores: 7 (2%) Práxedes Mateo Sagasta • Alfonsinos: 3 (1%) Antonio Cánovas
11 junio 1873 ❦ Presidencia y gobierno de Francisco Pi Margall
18 julio 1873 ❦ Presidencia y gobierno de Nicolás Salmerón
7 noviembre 1873 ❦ Presidencia y gobierno de Emilio Castelar
3 enero 1874 ❦ Golpe de Estado del general Manuel Pavía… República dictatorial unitaria
3 enero 1874 ❦ Presidencia del general Francisco Serrano, Duque de la Torre
1874 «El domingo próximo se inaugurará el nuevo círculo popular Alfonsino, establecido en la calle de Jacometrezo. Comisiones de los centros conservador y liberal alfonsinos asistirán a la apertura del nuevo círculo de obreros, que cuenta antes de abrirse con más de mil socios, según la Época.» (La Correspondencia de España, Madrid, sábado, 17 enero 1874, pág. 2.)
18 enero 1874 ❦ Se inaugura el Círculo Popular Alfonsino
«Como estaba anunciado, anoche se verificó la inauguración del círculo popular Alfonsino, a cuyo acto asistieron comisiones de los círculos de las calles Mayor y del Correo. Después de leídos los estatutos, abriose la sesión, pronunciando notables discursos los Sres. Romero Robledo, Corradi, Arenillas, González de los Ríos, Alcalá Galiano, Cadórniga, Cazurro, Fernández de San Román (Federico) y Valle, demostrando que las clases populares, en sus relaciones con los elementos conservadores, tienen entre sí el íntimo enlace de recíprocos intereses, y afirmando que la solución alfonsina, que representa el sistema verdaderamente constitucional, es garantía del orden, significa la protección al trabajo, que todos los oradores enaltecieron, y constituye una afirmación en pro de la paz y de la libertad. Tal fue el tema de los discursos, repetidas veces interrumpidos por muestras de aprobación. La aristocracia, que allí tenía sus representantes en el conde de Heredia-Spínola, en los marqueses de Miraflores, de Villamagna, de Soto-Mayor y de Santa Genoveva, y la prensa en escritores como los Sres. Escobar, Carreras y González, Cortázar, Montes, Campo-Arana y Valero, fraternizaban cariñosamente con los honrados obreros, los modestos comerciantes y aplicados industriales que forman la base y constituyen el carácter del círculo popular Alfonsino. La reunión, que terminó a las once y media, fue muy numerosa, y en nombre de ella el presidente dirigirá a Isabel II y al príncipe Alfonso un telegrama participándoles haberse inaugurado aquella asociación popular.» (La Correspondencia de España, Madrid, lunes, 19 enero 1874, pág. 3.)
«Dice La Época: “Se nos ha anunciado que varios socios del círculo de la calle del Clavel se han retirado, en atención a no hallarse dispuestos a ser republicanos. Esta actitud ha producido bastante impresión en las regiones oficiales, dónde ya había sido comentada la noble franqueza con que el señor marqués de la Vega de Armijo abordó la cuestión política cuando fue consultado por el señor duque de la Torre.” Tenemos autorizados informes para rectificar lo dicho por La Época. No es cierto que se hayan retirado varios socios; lo que ha ocurrido es que algunos declararon que no irían a la república oficialmente, y se contentaban con seguir siendo monárquicos constitucionales dentro de aquel círculo que no ha dejado de serlo, pero cuyo patriotismo le obliga a dar decidido apoyo al gobierno que está resuelto a restablecer el orden y acabar con la desastrosa guerra civil, planteando una política enérgica y puramente conservadora.» (La Correspondencia de España, Madrid, lunes, 19 enero 1874, pág. 3.)
26 febrero 1874 ❦ Gobierno de Juan de Zavala de la Puente
3 septiembre 1874 ❦ Segundo gobierno de Práxedes Mateo Sagasta
1874 1201 → Carta de Alfonso de Borbón, Príncipe de Asturias, a quienes le felicitaron por su cumpleaños (York Town, Sandhurst)
29 diciembre 1874 ❦ Golpe de Estado del general Martínez Campos • Pronunciamiento de Sagunto
1874 1231 → Proclamado por la Nación y el Ejército el Rey Don Alfonso de Borbón y Borbón (Gaceta de Madrid, jueves 31 diciembre 1874)
29 diciembre 1874 ❦ Restauración de la monarquía: Alfonso XII
1875 → Comunicación que dirigió S. M. Alfonso de Borbón al Círculo Conservador Alfonsino de Madrid (El Bien Público, Mahón)
1881 «Correo de anoche. Madrid 5. Hasta los últimos días de este mes no se abrirá el círculo Conservador Liberal de la calle de Atocha.» (El Comercio, Cádiz, lunes 7 marzo 1881, pág. 1.)
1882 «Editorial. La actitud de los conservadores. […] Del mismo modo que el pueblo no hizo caso cuando, al abrirse el Círculo conservador de la calle de Atocha, este partido le hizo un llamamiento, así la nación se sonríe hoy ante esos políticos que en todo hallan infracciones constitucionales, abusos de poder, prevaricaciones y excesos políticos de todo linaje. […] (De La Tribuna.)» (El Comercio, Palma, sábado 13 mayo 1882, pág. 1.)