Obras de Aristóteles Moral a Nicómaco 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Patricio de Azcárate

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Moral a Nicómaco · libro octavo, capítulo X

Consideraciones generales
sobre las diversas formas de gobiernos

Hay tres especies de constituciones y otras tantas desviaciones, que son como alteraciones viciosas de cada una de aquellas. Las dos primeras son el reinado y la aristocracia, y la tercera es la constitución que por estar fundada sobre un censo más o menos elevado puede llamársela timocracia, y que habitualmente se la denomina república. El mejor de estos gobiernos es el reinado; el peor la timocracia. La desviación del reinado es la tiranía. Ambas, tiranía y reinado, son monarquías, pero no por eso dejan de ser muy diferentes. El tirano no tiene otra mira que su interés personal; el rey sólo se fija en el de sus súbditos; no es verdadero rey, si no es perfectamente independiente y superior al resto de los ciudadanos en toda clase de bienes y cualidades. Ahora bien; un hombre colocado en tan elevadas condiciones no tiene necesidad de nada; no puede pensar nunca en su utilidad particular, y sí sólo en la de los súbditos que gobierna. Un rey que no tenga esta virtud, no será más que un rey de circunstancias hecho tal por la elección de los ciudadanos{168}. La tiranía es enteramente lo contrario de este verdadero reinado. El tirano{169} sólo busca su interés personal, y esto basta para probar evidentemente cuán posible es que este gobierno sea el peor de todos, porque en todos géneros lo opuesto a lo mejor es lo peor.

El reinado cuando se corrompe, se convierte en tiranía; porque la tiranía no es más que la perversión del reinado, y un rey se convierte en un tirano. también muchas veces el gobierno [230] pasa de la aristocracia a la oligarquía por la corrupción de los gobernantes, que se reparten entre sí la fortuna pública contra toda justicia; que conservan para sí solos la totalidad o, por lo menos, la mayor parte de los bienes sociales; que mantienen siempre el poder en las mismas manos y ponen la riqueza por encima de todo lo demás. En lugar de gobernar los ciudadanos más dignos y más honrados, son unos cuantos depravados los que gobiernan. En fin, la constitución se trasforma de timocracia en democracia, dos formas políticas que se tocan y son limítrofes. La timocracia se acomoda bastante bien a la multitud; y todos los que están comprendidos en el censo fijado, son por esto sólo iguales. La democracia es por otra parte la menos mala de estas desviaciones constitucionales, porque se aleja muy poco de la forma de la república.

Tales son las leyes del cambio{170} que sufren frecuentemente los Estados; experimentando de este modo modificaciones sucesivas se separan lo menos posible y lo más fácilmente de su principio.

En la familia misma{171} pueden encontrarse semejanzas y como modelos de estos diversos gobiernos. La asociación del padre con los hijos tiene la forma de reinado, porque el padre cuida de sus hijos; y por esto Homero ha podido llamar a Júpiter: «el padre de los hombres y de los dioses.» Y así el reinado tiende a ser un poder paternal. Entre los persas, por lo contrario, el poder del padre sobre su familia es un poder tiránico; los hijos son para ellos esclavos, y el poder de dueño sobre sus esclavos es tiránico necesariamente; pues en esta asociación sólo se toma en cuenta el interés del dueño. Por lo demás esta autoridad me parece legítima y buena; pero la autoridad paterna como la practican los persas, es completamente falsa; porque el poder debe variar cuando los individuos varían. La asociación del marido y de la mujer constituye una forma de gobierno aristocrático. El hombre manda en ella conforme es justo, pero sólo en las cosas en que el hombre debe mandar y abandonando a la mujer lo que corresponde a su sexo. Pero cuando el hombre pretende decidir [231] soberanamente de todo sin excepción, se convierte la asociación en oligarquía, y obra entonces contra derecho, desconoce su misión, y ya no manda en nombre de su superioridad natural. A veces son las mujeres las que mandan, cuando llevan al matrimonio grandes riquezas. Pero estas dominaciones singulares no proceden del mérito; no son más que el resultado de la fortuna y de la fuerza que ella da, exactamente como sucede en las oligarquías. La asociación de los hermanos representa el gobierno timocrático; porque son iguales, salvo que haya entre ellos una gran diferencia de edad. En cuanto a la democracia, se encuentra sobre todo en las familias y en las casas que no tienen dueño que las gobierne, porque entonces son todos iguales; y lo mismo sucede en aquellas en que el jefe es demasiado débil y deja a cada cual hacer todo cuanto quiere.

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{168} Que no han sabido distinguir el verdadero mérito, ni conocido su propio interés.

{169} Véase el notable retrato del tirano y su relación con el rey en la Política, lib. VIII, cap. IX.

{170} Todo esto se desarrolla en la teoría de las revoluciones, desenvuelta en los libros octavo y último de la Política.

{171} Platón encuentra los modelos de las diversas formas de gobierno en los caracteres diferentes de los individuos, y Aristóteles en las condiciones de la familia.

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  Patricio de Azcárate · Obras de Aristóteles
Madrid 1873, tomo 1, páginas 229-231