La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Antonio de Guevara 1480-1545

Libro áureo de Marco Aurelio

Capítulo XV
De la buena conversaçión que Marco Aurelio Emperador tenía con todos los que tractava, y cómo era grato a sus amigos y suffrido con sus enemigos.


Dicho avemos de la enemistad que tenía Marco el Emperador con los truhanes y chocarreros, y de sus loables exercicios. Diremos agora qué le acontesçió por ser bien acondicionado. Es tanta la malicia humana, que, como los buenos tienen obligación de minar el mal, no menos los malos tienen osadía para contraminar y derrocar el bien. Y oxalá, y oxalá fuese tanta la liga y esfuerço de los buenos en las cosas buenas como es la hermandad y desvergüença de los malos en las cosas malas. ¿Qué mayor corrupción de siglo puede ser que un virtuoso para una obra de virtud no halla quien se la ayude a obrar, y después que la obra vienen diez mill a se la contradezir? El supremo bien de los buenos es quando las tyrannías son repremidas de las virtudes adquisitas, o quando los viçios muy usados se remedian con las buenas inclinaciones; y el summo mal de los malos es quando, olvidados de ser hombres y acoçeada la razón, a la virtud van a la mano y afloxan las riendas al vicio.

Pues Marco Aurelio el Emperador, si tuvo en su vida gran gloria por sacudirse de las vilezas de los viles, no menos mereçe immortal memoria por aver suffrido muchos denuestos en la execuçión de sus virtudes. Infallible regla es entre los hijos de vanidad los viçios aviçiados parir defensores y las virtudes asenderadas criar muchos émulos. Siempre los malos son dobladamente malos, porque traen armas defensivas [71] para defender los males proprios y offensivas para offender los bienes agenos. Por cierto, si los hombres buenos son sollícitos a buscar a otros buenos, no menos deven andar recatados en asconderse de los malos; porque un bueno con un solo dedo enseñoreará a todos los virtuosos, y para guardarse de solo un malo ha menester pies, manos y amigos. Y como sea triste hado de buenos su fama propria depender de paresceres agenos, como este noble Emperador fue ubérrimo en las virtudes, dulce en las palabras, modesto en los exercicios, communicable con todos, grave entre los graves, severo entre los severos, alegre con los alegres y muy sabio entre los sabios (como conviene al curioso príncipe), quanto estas cosas en ley de buenos se aprobavan por los de claros juizios, tanto eran condemnadas por los de las malas intenciones. Pues como las prunas ignitas no pueden estar en la fragua sin çentellar, ni lo corrupto en los esterquilinos sin heder, ansí el que es de coraçón sano prorompe en palabras de amor, y el que tiene las entrañas dañadas sobresale en palabras de malicia. Por cierto, poco tiempo el amor del enamorado se puede abstener y mucho menos tiempo la passión del apassionado se puede absconder, al coraçón lastimado pregonan los sospiros muy lastimosos y a las entrañas dañadas las descubren palabras muy maliciosas.

Esto todo hemos dicho porque la bondad de Marco el Emperador en los buenos ponía alegría y en los malos tristeza. Y como en semejantes cosas muestren su cordura los cuerdos y su sabiduría los sabios, siendo virtuoso en el obrar y sabio en el cognoscer, era muy prudente en el dissimular. Una de las virtudes que ha de tener el sabio, en la qual se cognosce que es sabio, es que sea bien suffrido, porque hombre bien suffrido jamás fue sino bien librado. Con el suffrimiento y cordura de negocios malos se hazen razonables, y de razonables buenos, y de buenos muy buenos; y por el contrario, hombre que no es bien suffrido, aun en las cosas muy iustas no espere ser bien tractado.

Caso que Marco el Emperador en todas las virtudes igualó con todos los emperadores de Roma que avían passado, pero en esta virtud de ser suffrido sobrepujó a todos los del mundo. [72] Muchas vezes solía él dezir: «Yo no alcançé el Imperio por la Philosophía que deprendí con los sabios, sino por la paciencia que tuve entre los necios.» Y parece esto ser verdad, ca como muchas vezes se hallase el Emperador con el Senado en el Colliseo, o el Senado con él en el alto Capitolio, y viese en su presencia muchos que le amavan y otros muchos que en su absençia con el pueblo le rebolvían, era tanta su templança, y mostrávase tan neutral con los unos y con los otros, que ni los amigos por el desagradescimiento quedavan tristes, ni los enemigos por algún disfavor se partían quexosos. [73]


{Antonio de Guevara (1480-1545), Libro áureo de Marco Aurelio (1528). Versión de Emilio Blanco publicada por la Biblioteca Castro de la Fundación José Antonio de Castro: Obras Completas de Fray Antonio de Guevara, tomo I, páginas 1-333, Madrid 1994, ISBN 84-7506-404-3.}

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Antonio de Guevara
La versión del Libro áureo de Marco Aurelio, preparada por Emilio Blanco, ha sido publicada en papel en 1994 por la Biblioteca Castro, y se utiliza con autorización expresa de su editor y propietario, la Fundación José Antonio de Castro (Alcalá 109 / 28009 Madrid / Tel 914 310 043 / Fax 914 358 362).
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