Luis de Molina
Concordia del libre arbitrio. Parte séptima
Sobre la predestinación y la reprobación
Traducción, introducción y notas de Juan Antonio Hevia Echevarría
Biblioteca Filosofía en Español, Fundación Gustavo Bueno, Oviedo 2007, páginas 587-787

Disputa I. Qué es la predestinación.
1. Puesto que la predestinación, como ya hemos explicado, es casi una parte de la providencia divina, Santo Tomás también disputa sobre ella cuando trata el tema de la providencia.
Ya hemos presentado los fundamentos de todo el tratamiento dedicado a la predestinación y la reprobación en nuestros comentarios a la cuestión 14, artículos 8 y 13, a la cuestión 19, artículo 6, y a la cuestión anterior, artículos 1 y 4. Por esta razón, debemos tener todo esto en cuenta para poder entender un modo legítimo de predestinación y de reprobación que sea digno de la majestad y bondad divinas, que sea conforme a las Sagradas Escrituras y que no parezca inferir perjuicio alguno a todo aquello que –en nuestros comentarios al artículo 13 citado– ya hemos demostrado sobre la gracia divina o la libertad de nuestro arbitrio. Si, tal como esperamos, confiando en el auxilio divino, explicamos la predestinación y reprobación divinas de tal manera que resulte evidente que concuerdan con todo lo anterior, creo que no tendremos necesidad de otro testimonio, para que se entienda que hemos alcanzado la verdad.
2. Es cosa muy sabida, por lo que podemos leer en las Sagradas Escrituras, que la predestinación es el medio a través del cual, desde la eternidad, Dios ha destinado para la vida eterna a quienes la alcanzan. Así leemos en Romanos, VIII, 29-30: «Porque a los que conoció de antemano, a ésos los predestinó a ser conformes a la imagen de su Hijo, para que éste sea el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos también llamó; y a los que llamó, a ésos los justificó; y a los que justificó, a ésos también los glorificó». Y en Efesios, I, 4-5: «por cuanto que en Él nos eligió antes de la constitución del mundo para que fuésemos santos e inmaculados ante Él en caridad, y nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo».
Pero para que se entienda qué es la predestinación, debemos comenzar por el significado del nombre.
Parte séptima. Sobre la predestinación y la reprobación. Comentarios a la cuestión 23 sobre la predestinación
Artículos I y II, 587
Disputa I. ¿Qué es la predestinación?, 587
Disputa II. ¿Es la predestinación sobre todo un acto del entendimiento o de la voluntad?, 591
Disputa III. ¿Qué se entiende bajo el sintagma «efectos de la predestinación»?, 597
Artículo III. ¿Qué es la reprobación?, 599
Artículos IV y V, 607
Disputa I. ¿Es el predestinado causa de la predestinación?, 607
Miembro I. En el que explicamos el sentido de la cuestión, 607
Miembro II. Sobre los errores de los luteranos, de Orígenes y de Pelagio. La previsión de la fe no es razón de la justificación y de la predestinación, 608
Miembro III. En el que examinamos el parecer de Ambrosio Catarino, 611
Miembro IV. En el que examinamos el parecer de quienes afirman que la previsión del buen uso del libre arbitrio, en tanto que antecede, al menos por prioridad de naturaleza, a la primera gracia justificante, es la razón de la predestinación de los adultos, 615
Miembro V. ¿Es la previsión del buen uso del libre arbitrio que sigue a la gracia justificante la razón de la predestinación de los adultos? Asimismo, explicaremos qué debemos pensar sobre aquellos que no llegan al uso de razón, 625
Miembro VI. Parecer de Santo Tomás sobre la predestinación, que es el más común entre los escolásticos, 627
Miembro VII. ¿Determina Dios el asentimiento o disentimiento de nuestra voluntad? Apéndice del miembro anterior, 646
Miembro VIII. En el que se considera el proceso que, según algunos imaginan, Dios sigue con los hombres a predestinar y a reprobar; y en el que también nos preguntamos si a la predestinación le antecede la previsión de los pecados o alguna elección, 656
Apéndice del miembro VIII, 673
Miembro IX. En qué medida el efecto de la predestinación depende del libre arbitrio del adulto, 678
Miembro X. Apéndice del anterior, 687
Miembro XI. Parecer del autor sobre la predestinación, 692
Miembro XII. Apéndice del anterior, 721
Miembro XIII. Epílogo en el que se explica con mayor claridad el parecer del autor, 735
Miembro XIV. En el que se enseña cómo conciliar algunos pasajes de los Padres y cómo explicar los pasajes de las Sagradas Escrituras que hablan de la predestinación y en el que se explica todavía más el parecer del autor, 742
Disputa II. ¿Fue Cristo por sus méritos la causa de nuestra predestinación?, 749
Disputa III. ¿Qué gracia previniente puede decirse en términos absolutos que es mayor: la concedida a Lucifer o al menor de entre los ángeles predestinados?, 758
Disputa IV. ¿Es el réprobo la causa de su reprobación?, 763