Nicola Abbagnano, Diccionario de filosofía [1961]
Fondo de Cultura Económica, México 1963 (2ª 1974)
páginas 566-570

Forma

(gr. morgh1, ei4doç; lat. Forma; ingl. Form; franc. forme; alem. Form; ital. Forma). El término tiene los siguientes significados principales:

1) La esencia necesaria o sustancia de las cosas que tienen materia. En este sentido, que es el aristotélico, forma no sólo se opone a la materia, sino que la reclama. Por lo tanto, Aristóteles adopta este término con referencia a las cosas naturales que están compuestas de materia y de forma y observa que la forma es naturaleza más de lo que lo es la materia, ya que de una cosa se dice que es lo que es en acto (la forma) más que lo que es en potencia (Fís., II, 1, 193 b 28; Met., IV, 1015 a 11). Desde este punto de vista, no puede decirse que las formas sean sustancias inmóviles (Dios y las inteligencias motoras) privadas de materia, sino que son forma las sustancias naturales en movimiento. De aquí la polémica de Aristóteles contra el platonismo, con el fin de afirmar la inseparabilidad entre materia y forma. Los escolásticos no se atuvieron rigurosamente a esta terminología aristotélica y extendieron el término forma a toda sustancia, hablando de «formas separadas» para indicar las ideas existentes en la mente de Dios (San Alberto Magno, S. Th., I, q. 6; Santo Tomás, S. Th., I, q. 15,. a. 1) y de «formas subsistentes» para indicar a los ángeles, privados de cuerpo y, por ello, de materia (Santo Tomás, S. Th. I, q. 50, a. 2). Los escolásticos, por lo demás, hablaban de «formas sustanciales o de formas accidentales» (Ibid., 1. q. 76, a. 1), expresión esta última poco menos que contradictoria desde el punto de vista aristotélico. Gilberto de la Porrée (siglo XII) distinguió en el De sex principiis entre formas inherentes, correspondientes a las cuatro primeras categorías aristotélicas (sustancia, cualidad, cantidad, relación) y formas asistentes, que corresponden a las otras categorías aristotélicas y resultan caracteres no constituyentes de la sustancia de las cosas. En todo caso, la forma conserva los caracteres que Aristóteles le había reconocido: es la causa o razón de ser de la cosa, aquello por lo cual una cosa es y lo que es; es el acto o la [567] actualidad de la cosa misma, por lo tanto, el principio y el fin de su devenir.

El concepto de forma así entendido ha sido y es adoptado asimismo fuera del aristotelismo y de sus derivados. No posee determinaciones diferentes de las apuntadas, la forma de que habla Bacon como objeto propio de las ciencias naturales; tal forma es acto y causa eficiente, tanto como la forma aristotélica (Nov. Organ., II, 17) y se distingue de ésta sólo por el hecho de no dejarse apresar por el procedimiento deductivo o por el entendimiento deductivo (como lo considera Aristóteles), sino por la inducción experimental. Descartes hace referencia al significado tradicional de la palabra, al negar que existen «esas formas o cualidades acerca de las cuales disputan las escuelas» (Discours, V). Y en el mismo sentido es tomada por Bergson cuando afirma que «la forma es una instantánea tomada sobre una transición», o sea una especie de imagen media a la que se acercan las imágenes reales en sus cambios o que es tomada como «la esencia de la cosa o la cosa misma» (Évol. Créatr., 4ª ed., 1911, página 327).

El sentido en el que usa la palabra Hegel se acerca a este concepto de forma, es decir, como «totalidad de las determinaciones», que, por lo demás, es la esencia en su manifestarse como fenómeno (Enc., § 129). La forma, en este sentido, es el modo de manifestarse de la esencia o sustancia de una cosa, en cuanto tal modo de manifestarse coincide con la esencia misma. Éste es el sentido en que Hegel usa habitualmente la palabra, por ejemplo, al decir: «El contenido humano de la conciencia, producto del pensamiento, al principio no aparece en forma de pensamiento, sino como sentimiento, intuición, representación, forma que deben distinguirse del pensamiento como forma» (Enc., § 2). Éste es, justo, el sentido en el que Croce y Gentile han hablado de «forma del espíritu», ya sea para establecer o para negar su diversidad.

2) Una relación o un conjunto de relaciones (orden) que puede mantenerse constante con la variación de los términos entre los cuales media. Por ejemplo, la relación «Si p, entonces q», puede ser tomada como la forma de la inferencia, porque permanece constante sean cuales fueren las proposiciones p y q entre las cuales media. De manera análoga, se dice por lo común que la matemática es una ciencia formal, en el sentido de que lo que enseña no es válido sólo para ciertos conjuntos de cosas, sino para todos los conjuntos posibles, que versan, precisamente, sobre ciertas relaciones generales que constituyen el aspecto formal de las cosas. En este sentido, la palabra forma fue usada por vez primera por Tetens, quien la aplicó a las relaciones que el pensamiento establece entre las representaciones sensibles que constituirían, por su lado, la «materia» del conocer (Philosophische Versuche über die menschliche Natur [»Ensayos filosóficos sobre la naturaleza humana y su desarrollo»], 1777, I, p. 336). Kant aceptó esta distinción en la disertación de 1770, en la cual decía: «En primer lugar, a la representación pertenece alguna cosa que se puede denominar materia y que es la sensación y, en segundo lugar, lo que se puede denominar forma o especie de las cosas sensibles, la cual sirve para coordinar, mediante una determinada ley natural del alma, las diferentes cosas que impresionan los sentidos» (De mundi sensibilis et intelligibilis forma et ratione, § 4). Esta distinción entre materia y forma es el punto de partida de toda la filosofía kantiana, pero Kant mantiene siempre el significado de forma como relación o conjunto de relaciones, esto es, orden. «El elemento formal de la naturaleza -escribe, por ejemplo, en los Prolegómenos (§17)- es la regularidad de todos los objetos de la experiencia». De manera análoga, la forma de los principios morales es la simple relación en la que está una ley con los seres racionales, es decir, significa su validez para todos estos seres, su universalidad (Crít. R. Práctica, §4). El sentido de la palabra se ha fijado, de Kant en adelante, como el de relación generalizable, orden, coordinación o, más simplemente, universalidad. En tal sentido, Kant distinguía materia y forma en el concepto: «La materia del concepto es el objeto; su forma es la universalidad» (Logik, Elementarlehre, § 2). Éste es el sentido en el que los lógicos utilizan actualmente la palabra para caracterizar el objeto de su ciencia. Peirce hacía referencia al mismo (Coll. [568] Pap., 4.611), como también más recientemente Strawson (Intr. to Logical Theory, 1952, p. 41), Prior (Formal Logic, 1955, §1) y Church (Introduction to Mathematical Logic, 1956, § 00). Carnap ha dicho: «Una teoría, una regla, una definición o similares, debe ser denominada formal cuando no hace referencia alguna al significado de los símbolos (de las palabras, por ejemplo) o al sentido de las expresiones (de los enunciados, por ejemplo), sino únicamente a las especies y al orden de los símbolos con los cuales se construyen las expresiones» (Logische Syntax der Sprache [«Sintaxis lógica del lenguaje»], 1934, § 1; ampl. en ed. ingl.: The Logical Syntax of Language, 1937).

El significado de la palabra forma (Gestalt) se reconduce al mismo significado de orden o relación, por intermedio de la psicología contemporánea que pretende subrayar el hecho experimental de que las impresiones simultáneas no son independientes unas de otras, como trozos de un mosaico, sino que constituyen una unidad que tiene un orden definible (véase Psicología). En el mismo sentido, Max Born ha propuesto que sean consideradas como «forma de las cosas físicas las invariantes de las ecuaciones, que tienen la misma realidad objetiva de las cosas que nos son familiares» (Experiments and Theory in Physics, 1943, pp. 12-13). En la misma estética existe por lo menos un significado de la palabra forma que la lleva al de orden u organización de las partes y es el significado que Dewey aclara así: «Sólo cuando las partes constituyentes del todo tienen el único fin de contribuir a consumar una experiencia consciente, el designio y el modelo pierden su carácter superpuesto y se convierten en forma» (Art as Experience, capítulo VI; trad. esp.: El arte como experiencia, México, 1949. F.C.E., pp. 104-105). Al mismo significado se acerca el uso que de la palabra ha hecho Focillon: «Las relaciones formales en una obra y entre las diferentes obras constituyen un orden, una metáfora del universo» (Vie des Formes, 1934; trad. ital, p. 53). En general, puede decirse que en el ámbito de este significado se pasa a la consideración de la forma cada vez que se generaliza una determinada relación, esto es, se considera válida para un determinado número de términos o de casos posibles o bien cuando se prescinde de los términos entre los cuales media un orden por considerar importante o significativo solamente este orden.

3) Una regla de procedimiento. En este sentido se habla de forma en el derecho, para el cual una «cuestión de forma» es la que concierne a la relación del caso en examen con las reglas del procedimiento y no con el problema que constituye la sustancia o el contenido del caso. De manera análoga se dice «respetar las formas» para indicar el respeto a las reglas de las buenas maneras o similares. A veces el recurso o la apelación a la «forma» expresa la exigencia de autonomía de un procedimiento o de una técnica determinada. Este es, a menudo, el significado de la insistencia acerca del carácter formal del arte. Cuando, en el arte, la apelación a la forma no expresa la exigencia de la organización y del orden (que es una vuelta al significado 2), expresa la exigencia de que los procedimientos o las técnicas del arte sean independientes de los procedimientos o de las técnicas de otras actividades tales como el conocimiento, la moral, &c. (cf. Croce, Breviario di Estética, p. 53). En este sentido, se pasa a la consideración formal, en un determinado campo, cuando se reconoce la independencia de las técnicas que en este campo se pueden adoptar y que son propias de otros campos.

Formal

(ingl. formal; franc. formel, alem. formal; ital. formale). 1) Corresponde al significado 1) de forma, esto es, es lo que pertenece a la esencia sustancia de la cosa, y significa, por lo tanto: esencial, sustancial, real. En este sentido usaron la palabra los escolásticos, como también Descartes (Méd., [569] III Réponses, def. IV) y Spinoza (Eth., II, 8). A este significado se refiere también el uso que del término hace Duns Scoto en, las expresiones «distinción formal» o «razón formal». La distinción formal es, en efecto, una distinción de esencia o naturaleza, que no implica una separación numérica; media, por ejemplo, entre la naturaleza común y la individualidad de las cosas o entre las diversas perfecciones de Dios (Op. Ox., I, d. 8, q. 4, n. 17).

2) Corresponde al significado 2) de forma, esto es, lo que pertenece a una relación generalizable, al orden o a la coordinación de las partes. En este sentido es usada la palabra en lógica, en la matemática moderna y en estética.

La lógica ha usado ampliamente este término, con un sentido intuitivo bastante claro, pero no del todo determinado. En la lógica medieval, formalis tiene el significado fundamental de «inherente a la forma», por lo tanto, «esencial», pero también, en consecuencia, «universal», «válido para todo contenido empírico relativo a una determinada forma» y, por ello, como último significado, también «independiente de la naturaleza empírica de los contenidos». En este sentido ha pasado el término a la Lógica moderna y contemporánea, en la cual, a partir de Leibniz, los términos «forma» (por ejemplo, los arguments en forme en la terminología leibniziana) y «formal» indican determinados esquemas, fórmulas, etcétera, en los que los términos descriptivos han sido sustituidos por símbolos («variables») y, por lo tanto, las propiedades, relaciones, consecuencias, etcétera, del esquema o fórmula rigen, independientemente de toda posible designación de los términos significativos en ella presentes.

3) Corresponde al significado 3) de la palabra «forma»: lo que pertenece al Procedimiento, ya sea legal o de urbanidad, &c.

G. P. - N. A.

Formalismo

(ingl. formalism; franc. formalisme; alem. Formalismus; ital. formalismo). Toda doctrina que apela a la forma, en cualquiera de los significados del término. Hacia fines del siglo XIV se llamó «formalistas» a los partidarios de la metafísica de Duns Scoto, los cuales se oponían a los «terministas», discípulos de Occam (Gerson. De conceptibus, p. 806). El punto de vista kantiano en ética fue denominado forma porque apela a la forma general de las máximas, prescindiendo de los fines a los que se dirigen. En matemáticas, se ha denominado forma al procedimiento que intenta prescindir de cualquier significado de los símbolos matemáticos y, en tal sentido, la dirección de Hilbert en especial. Forma se denomina asimismo a la acentuación de la importancia del procedimiento en el derecho o de determinadas reglas de comportamiento en las relaciones entre los hombres.

Formalización

(ingl. formalisation; franc. formalisation; alem. Formalisation; ital. formalizzazione). Este término es característico de la lógica y de la filosofía de la ciencia contemporáneas. Con «formalización de una teoría» se entiende el procedimiento mediante el cual se construye un sistema meramente sintáctico de símbolos S, regido por algunos axiomas (y eventualmente, por reglas operativas de formación y derivación de las fórmulas) de los cuales, según las reglas sintácticas del sistema mismo, se hacen derivar fórmulas que resulten transformaciones tautológicas del grupo de axiomas. Este sistema sintáctico puro, S, constituye una forma de una determinada teoría T (por ejemplo, de la aritmética de los números enteros, de la teoría de los conjuntos o del cálculo lógico elemental), cuando T resulta ser una interpretación verdadera, y posiblemente L-verdadera, de S. En general todas las teorías fundamentales de las matemáticas puras contemporáneas han recibido formalización; pero sigue aún sin resolverse del todo el problema de la formalización de la lógica y, en general, de los metalenguajes empleados para la formalización por las propias teorías matemáticas. Entre otras cosas, una de las mayores dificultades de tal formalización de segundo grado es la dada por un conocido teorema (el de Gödel) por el cual una teoría formalizada no puede contener la prueba de la [570] propia no-contradicción (véase Axiomática; Matemática).

G. P.

Formas, pluralidad de las

Véase Agustinismo.


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