Nicola Abbagnano, Diccionario de filosofía [1961]
Fondo de Cultura Económica, México 1963 (2ª 1974)
páginas 1081-1084

Sistema.

(gr. sísthma.; ingl. system’; franc. système; alem. System; ital. sistema). 1) Una totalidad deductiva de discurso. La palabra, desconocida en este sentido en el periodo clásico, fue adoptada por Sexto Empírico para indicar el conjunto de las premisas y de la conclusión o el conjunto de las premisas (Hip, Pir., II, 173). Y la palabra es empleada [1082] en filosofía para indicar preferentemente un discurso organizado en forma deductiva, o sea que constituye un todo cuyas partes pueden resultar una de la otra. Leibniz denominó Sistema a un repertorio de conocimientos que no se limita a catalogarlos, sino que contiene sus razones o las pruebas y describió el ideal sistemático del modo siguiente: «El orden científico perfecto es aquel en el cual las proposiciones están situadas según sus demostraciones más simples y de manera que nacen una de la otra» (Méthode de la certitude, Op., ed. Erdmann, pp. 174-75). A su vez Wolff dijo: «Se denomina Sistema un conjunto de verdades relacionadas entre sí y con sus principios» (Log., § 889). La noción de Sistema se modeló así según la del procedimiento matemático. Kant la subordinó a una condición ulterior: la unidad del principio que es fundamento del Sistema. Entendió, en efecto, por Sistema a «la unidad de múltiples conocimientos reunidos en una única idea»; afirmó que el Sistema es un todo organizado con una finalidad y, por lo tanto, es articulado (articulatio) no acumulado (coacervatio); puede crecer desde el interior (per intussusceptionem) pero no desde el exterior (per appositionem) y es, por lo tanto, similar a un cuerpo animal cuyo crecimiento no agrega ningún miembro sino que hace a cada miembro más fuerte y más adecuado a su finalidad, sin alterar la proporción del conjunto (Crít. R. Pura, Doctr. del método, cap. III). A partir de esta base, Kant habla de la «unidad sistemática del conocimiento, al cual tratan de acercarse las ideas de la razón pura» (Ibid., Dialéctica, cap. III, sec. I). La unidad del Sistema, o sea su posibilidad de derivar de un principio único, es la característica que logra el éxito de la noción en la literatura filosófica del romanticismo. Constituye el ideal de la doctrina de la ciencia de Fichte: «Si debe existir un Sistema único y perfecto del espíritu humano, y no sólo uno o varios fragmentos de un Sistema o, sin más, varios Sistemas, entonces debe existir un principio fundamental absolutamente primero y supremo. Y si de tal principio nuestro saber se expande por sí mismo en muchas series de las cuales todavía resultan otras series y así sucesivamente, todas estas series deben aún estrecharse en un solo anillo, el cual no está atado a nada, sino que, por su propia fuerza se mantiene a sí mismo y a todo el Sistema» (Über den Begriff der Wissenschaftslehre [«Concepto de la teoría de la ciencia»], 1794, § 2). Que el Sistema sea la forma propia de la ciencia y que suponga un principio único y absoluto llega a ser un lugar común en la filosofía romántica. El origen de este lugar común es el ideal matemático en que se habían inspirado Leibniz, Wolff y el mismo Kant, pero este ideal se vuelve en contra de la matemática misma y es reivindicado exclusivamente por la filosofía. «Se admite generalmente –decía Schelling– que a la filosofía conviene una forma suya particular que se denomina sistemática. Presuponer una forma tal no reducida, corresponde a otras ciencias, que ya presuponen la ciencia de la ciencia, pero no ya a ésta que se propone como objeto la posibilidad de una ciencia semejante» (System des transzendentalen Idealismus [»Sistema del idealismo trascendental»], 1800, I, capítulo I). Hegel no hizo más que sancionar el mismo punto de vista: «La ciencia de lo Absoluto es esencialmente Sistema porque lo verdadero, como concreto, lo es sólo en cuanto se desarrolla en sí, se recoge y mantiene en unidad, es decir, como totalidad, y sólo mediante el diferenciarse y la determinación de sus diferencias resultan posibles la necesidad de éstas y la libertad del todo» (Ene, § 14). Hegel agrega que «un filosofar sin Sistema no puede ser para nada científico», porque expresa un modo de sentir subjetivo, y la exigencia sistemática se hizo valer en contra de las doctrinas románticas y racionalistas o fideístas que precisamente se sustraían a tal exigencia. Tal exigencia se ha mantenido y hecho valer siempre en las filosofías idealistas. Dijo Croce: «Pensar un determinado concepto puro significa pensarlo en su relación de unidad y distinción con todos los otros y, de tal manera, lo que se piensa nunca es en realidad un concepto particular, sino el Sistema de los conceptos, el Concepto» (Lógica, 4ª ed., 1920, p. 172).

El ideal del Sistema como el de un organismo deductivo fundado sobre un principio único ha seguido siendo el [1083] patrimonio de la filosofía, que lo ha cultivado incluso cuando, según el ejemplo de Kant, declara tal ideal inalcanzable para el conocimiento humano. Sin embargo, el término ha sido y es adoptado también sin relación con este significado, para indicar cualquier organismo deductivo, aún no teniendo un principio único como fundamento. Éste es el caso de los Sistemas de que se habla actualmente en las matemáticas y en la lógica. Un Sistema hipotético-deductivo, un Sistema abstracto, un Sistema axiomático, &c., no son Sistemas porque tengan un principio único y, más bien, sus principios, o sea los axiomas, deben ser independientes en forma recíproca, esto es, no deducibles uno del otro (véase Axioma; Axiomática). Se denominan Sistemas únicamente por su carácter deductivo y, al mismo tiempo, se habla de Sistema numérico y a veces de «Sistema de axiomas» para indicar un simple conjunto no contradictorio de proposiciones primitivas (cf. M.R. Cohen-E. Nagel, «The Nature of a Logical or Mathematical System», en Readings in the Philosophy of Science, 1953, pp. 129 ss.). En otros términos, el uso de la palabra ha perdido su significado fuerte y elogioso para reducirse al significado tradicional de discurso deductivo.

2) Una totalidad cualquiera o un todo organizado. En este sentido, se dice «Sistema solar», «Sistema nervioso», &c., y se habla también de «clasificación sistemática» o más simplemente de Sistema en lugar de clasificación, como lo hizo Linneo, al insistir acerca del carácter ordenado y completo de su clasificación (Systema naturae, 1735).

3) Una teoría cualquiera, científica o filosófica, especialmente cuando se quiera subrayar su carácter escasamente empírico. En el siglo XVIII se hablaba del «Sistema del mundo» para indicar las teorías cosmológicas (cf., por ejemplo, D’Alembert, Euvres, ed. Condorcet, pp. 165 ss.). Leibniz denominó Sistema a sus teorías acerca de la relación entre el alma y el cuerpo o entre las diferentes sustancias (Systéme nouveau de la nature et de la communication des substances, 1695). Baumgarten denominó Sistema psicológicos a las «opiniones que parecen adecuadas para explicar la relación entre el alma y el cuerpo» (Met., § 761). Y los iluministas hablaron en el mismo sentido, pero en modo peyorativo, del Sistema y del espíritu sistemático. Decía Diderot: «Por espíritu sistemático entiendo aquel que traza planes y forma sistemas del universo a los cuales pretende adaptar luego los fenómenos, por el derecho o por la fuerza» (Euvres, XVI, p. 291). D’Alembert habló igualmente de los Sistemas como de «sueños de los filósofos» (cf., por ejemplo, Euvres, ed. Condorcet, p. 234). Hegel deploró este uso de los filósofos franceses que, según se dice, hacían coincidir al Sistema con la unilateralidad o dogmatismo (Geschichte der Philosophie. I, cap. III, sec. I, B, 4; trad. esp.: Historia de la Filosofía, México, 1955, F.C.E.; I, cap. III, sec. III, C). Tal uso se mantuvo en Francia en el siglo XIX (cf. C. Bernard, Introduction à la medicine expérimentale, 1865, I, II, § 6).

Sistema logístico.

(ingl. logistic system; franc. système logistique; alem. logisticher System; ital. sistema logistico). Un cálculo lógico del cual no se da interpretación alguna. Para constituir un Sistema logístico son suficientes:

1) un vocabulario de los símbolos primitivos;

2) las reglas de formación que determinan las combinaciones de símbolos primitivos permitidas y las que no lo están;

3) las reglas de inferencia, o sea de transformación de las expresiones compuestas, una en otra;

4) algunas proposiciones primitivas o axiomas.

En el Sistema logístico se distingue un lenguaje formalizado, porque para este último se da también una interpretación determinada. Para pasar del Sistema logístico al lenguaje formalizado son necesarias, por lo tanto, algunas reglas semánticas que asignen un significado a las fórmulas del sistema. La diferencia entre Sistema logístico y lenguaje formalizado se puede expresar también diciendo que el primero sólo tiene reglas sintácticas y el segundo tiene también reglas semánticas (cf. acerca de esto, A. Church, «The Need for Abstract Entities in Semantic Analysis», en Proceedings of the American Academy of Arts and Sciences, 1951, páginas 100 ss.; Introduction to Mathematical Logic, 1956). Véase Cálculo; Formalización. [1084]

Sistemática.

(ingl. systematics; franc.. systématique; alem. Systematik). La técnica, o sea el camino o el medio para realizar el sistema. La noción resulta del principio kantiano que enuncia que el sistema es el ideal regulador de la investigación filosófica y no su realidad. «Sin embargo –dice Kant–, el método puede siempre ser sistemático. En efecto, nuestra razón (subjetivamente) es por sí misma un sistema, pero en su uso puro, para simples conceptos, es sólo un sistema de investigación según principios, de la unidad de la cual la experiencia puede suministrar solamente la materia» (Crít. R. Pura, Doctrina del método, cap. I, sec. 1). La noción se ha mantenido sobre todo en el criticismo alemán. Natorp hablaba de «Sistema filosófica» en el sentido de investigación dirigida a otorgar al saber filosófico la unidad en que consiste el sistema (Philosophische Systematik [»Sistemática filosófica»], § 1).

Sistemático.

(ingl. systematic; franc. systématique; alem. systematisch), 1) Que constituye un sistema o pertenece a un sistema, en uno de los sentidos cualesquiera de la palabra sistema. En este sentido se dice «saber sistemático» o «error sistemático».

2) Que procede hacia el sistema pero que no es un sistema: con referencia a sistemática. En este sentido, N. Hartmann distinguió en la historia de la filosofía entre el pensamiento-sistema dirigido a la construcción del sistema y el pensamiento-problema que se mantiene en una indagación abierta (Sys-tematische Philosophie, [»Filosofía sistemática»], 1931, § 1). Por lo demás consideraba que «los ‘sistemas’ construidos se han acabado en filosofía... y la filosofía sistemática se ha vuelto a encontrar en el terreno privado de pretensiones, pero sólido, de la indagación problemática» (Der philosophische Gedanke und seine Geschichte, III, 4; cf. Zur Grundlegung der Ontologie, 1935, p. 31; trad. esp.: Ontología. I: Fundamentos, F.C.E., p. 34).


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