Filosofía en español 
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Forma de los Sacramentos

Siendo la forma, como enseñan los filósofos, lo que constituye a la cosa y le da el ser determinado que tiene, se infiere que la forma de los Sacramentos no es otra cosa que la palabra que concreta la materia, indiferente por sí misma, para que reciba el ser sacramental. Es la doctrina expresada por Eugenio IV en su decreto para los armenios: Sacramenta tribus perficiuntur, videlicet rebus tamquam materia, verbis tamquam forma, et persona ministri cum intentione faciendi quod facit EccIesia. Los Sacramentos, como signos prácticos, son indiferentes por sí mismos para cualquier efecto, y es preciso que se les dé la evidencia de su significación por algún elemento externo. Esto es lo que se llama la forma de los Sacramentos cuando se une con la materia para el efecto de los mismos. La razón es, como dice Billuart, porque los Sacramentos son ciertos compuestos artificiales, no físicos sino morales, y consisten en la unión determinada de las tres cosas dichas que les son esenciales. De donde se infiere que se necesita una forma determinada, por la razón que da Santo Tomás: In sacramentis verba se habent per modum formae, res autem sensibiles per modum materiae. In omnibus autem compositis ex materia et forma principium determinationis est ex parte forme quae est quodammodo finis et terminus materiae; et ideo principalius requiritur ad esse rei determinata forma quam determinata materia; materia enim determinata requiritur ut sit proportionata determinatae formae. Cum igitur in sacramentis requirantur determinatae ses sensibiles, qua se habent in sacramentis sicut materia, multo magis requiritur in eis determinata forma verborum. (Summa, III, p. quaest. LX, art. 7) {(1) Edic. Valentina de Perujo, tomo IX, pág. 28.}

Dejando a un lado la cuestión si Jesucristo instituyó la materia y forma de todos los Sacramentos, in genere o in specie, sobre lo cual no convienen los escolásticos, es preciso convenir que una vez determinada la forma en la actualidad, no es lícito variarla ni alterarla, si se ha de guardar la sustancia del Sacramento. Es necesario pues para la validez del mismo, que no haya alteración en la forma, a no ser tan leve que, a juicio de todos los hombres prudentes, quede siempre la misma y retenga idéntica significación. Los teólogos expresan seis modos de alteración más o menos sustancial de la forma que se expresan en los versos siguientes:

Nihil formae ponas, nihil demas, nihil variabis,
Trasportare cave, corrumpere verba, morari.

Añadir o quitar algo de ella, cambiar o variar las palabras, trasponerlas, corromperlas, interpolarlas con otras o interrumpir su sentido. Todas estas cosas alteran la forma, y los autores de teología moral dicen hasta qué punto debe llegar la alteración para la nulidad del Sacramento.

La forma ha de unirse a la materia presente, para que la significación de la cosa sea clara y comprensible, puesto que ella determina el sentido de la materia, como su parte esencial,

De aquí se infiere contra los protestantes, que puesto que la forma constituye al Sacramento en su ser, no puede menos de ser propiamente consecratoria, y eficaz de lo que significa, es decir, que per se, ex opere operato, produce el efecto del Sacramento, cuando aplicada la materia, el sujeto se halla bien dispuesto. Ridículo es decir que la forma es solamente promisoria, porque sella la promesa de la gracia que se da por la fe, o concionatoria porque excita la fe de los oyentes. En tal caso, dice muy bien Silvio, los Sacramentos aprovecharían lo mismo a los asistentes que a los que los reciben, porque unos y otros oyen las palabras de la forma que podrían excitar su fe. Por el contrario, no producirían efecto alguno en aquellos que son incapaces de fe actual, como son los niños, &c. Finalmente, cualquiera que pronunciase las palabras de la forma, sería ministro de los Sacramentos, porque excitaría la fe de los demás; y aún podría ser ministro para sí mismo, avivando su propia fe; lo cual es inepto y ridículo. Luego la forma considerada de parte de la significación del Sacramento, realiza lo que expresan las palabras y produce el efecto espiritual de gracia y santidad, para el cual está ordenado el Sacramento.

Perujo.