Filosofía en español 
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Infernales

Se llamaron así en el siglo XVI los partidarios de Nicolás Galo y de Jacobo Smidelne, quienes sostenían que en los tres días que Jesucristo estuvo en el sepulcro bajó su alma santísima al infierno de los condenados, y sufrió por dichos tres días los tormentos de estos infelices. Se presume que estos insensatos fundaban su error en un pasaje de los Hechos apost. (II, 24), en que San Pablo dice: que Dios resucitó a Jesucristo libertándole de los dolores del infierno, en el cual era imposible que le hubiesen detenido. Quem Deus suscitavit solutis doloribus inferni, juxta quod impossibile erat teneri illum ab eo. Quiere decir, libre de las ataduras de la muerte, que no tenía ningún derecho sobre aquel que por naturaleza era impecable. Infernus significa la muerte, el sepulcro, el infierno, el limbo, o seno de Abraham. Pero los infernales dedujeron de aquí que Jesucristo había experimentado por lo menos algunas horas los tormentos de los condenados. Pero es evidente que en el salm. XV que cita San Pedro, se trata de los vínculos del sepulcro o de los lazos de la muerte, y no de los dolores de los condenados: la misma expresión se nota en el salm. XVII, 5 y 6. Este es un ejemplo del enorme abuso que hicieron de la Sagrada Escritura los ministros predicantes del siglo XVI. No fueron solos estos herejes los que en el siglo XVI abusaron de la Sagrada Escritura, tergiversando los textos e interpretándolos a su capricho.

E. F.