Juan V
Papa (23, VII, 685-2, VIII, 686), de origen sirio. Cuando aun sólo era diácono, fue designado legado del papa Agatón al VI Concilio ecuménico, y ante la supresión ordenada por el emperador Constantino IV, no tardó en obtener la confirmación imperial. Juan, poseedor, además, de una gran erudición, consiguió la sumisión de los obispos de Cerdeña y resolvió la cuestión del arzobispo de Cagliari, el cual había reclamado para sí la consagración de los obispos de su jurisdicción.