Antonio de Guevara
Biog. Prelado y escritor español, n. en Treceño (Asturias de Santillana) en 1480 (?) y m. en Valladolid en 1545. A los doce años llevóle su padre a la corte de los Reyes Católicos, entrando en la orden Franciscana a la muerte de la reina Isabel, profesando en Valladolid, ó, según otros, en la provincia de Nápoles. Ocupó las más altas dignidades de la Orden; fue guardián de los conventos de Avila, Arévalo y Soria; definidor provincial, predicador, consejero y cronista de Carlos V, inquisidor de Valencia, obispo de Guadix (1527?) y después de Mondoñedo (1537). El mismo refiere sus andanzas, contando que estuvo diez y ocho años siguiendo siempre á la corte del emperador, residiendo con él en Alemania, Roma, París, y desempeñando comisiones por mandato imperial ante el rey de Inglaterra y las Señorías de Venecia, Génova y Florencia. Sostuvo controversias públicas con los judíos de Roma y Nápoles. Intervino en la guerra de los Comuneros de Castilla, como mensajero de paz, como lo refiere en la Epístola que escribió al obispo Acuña. En 1525 fue visitador de los reinos de Valencia, Murcia y Granada; trabajó por la conversión de los moriscos, de los que bautizó personalmente 27.000. Fundó una imprenta, dotó muchos hospitales y colegios, y se trató, sin llevarse a efecto, de introducir la causa de su beatificación. En 1518 empezó a escribir el Libro de Marco Aurelio, leído y celebrado en 1524 por el emperador antes de ser publicado, y del cual empezaron a circular copias llenas de faltas, llegando a hacerse, en 1528, tres ediciones clandestinas con el título de Libro áureo de Marco Aurelio, emperador y eloquentísimo orador, y otras tres, no menos fraudulentas, en 1529. Entonces intervino el autor y publicó en este último año la primera edición legítima que tituló Libro llamado Relox de príncipes en el qual va encorporado el muy famoso libro de Marco Aurelio. A esta edición siguió otra del mismo año, las dos en Valladolid, repitiéndose en años sucesivos las ediciones y siendo traducida al latín, francés, italiano, inglés, alemán, holandés, dinamarqués, húngaro y hasta hubo quien lo tradujo al armenio en el siglo XVIII. En España fue tan leído como el Amadís y La Celestina y, según Cejador, «fue la biblia y el oráculo de los cortesanos y la admiración de los letrados y escritores; el terrero de la envidia de muchos y el escándalo de algunos necios». El Relox de príncipes se divide en tres libros: «En el primero, dice el autor, se trata que el príncipe sea buen cristiano. En el segundo, cómo el príncipe se ha de aver con su mujer y hijos. En el tercero, cómo ha de gobernar su persona y república.» En el extranjero fue copiado e imitado; según Menéndez y Pelayo, Guez de Balzac es un discípulo de la escuela retórica de Guevara; el estilo inglés que recibió el nombre de euphuismo tuvo origen principalmente en la imitación que hizo de Guevara el autor inglés Lily en su novela Euphues, the anatomy of wit. «El Marco Aurelio, sobre todo, dice Jusserand en su obra Le Roman au temps de Skakespeare (París, 1887), traducido por lord Berners en 1532, y por sir Thomas North en 1537, gozó de extremada popularidad. Las disertaciones morales de que aquel libro estaba henchido encantaron a los pensadores más serios; el lenguaje insólito del autor español encantó á las personas frívolas. Antes de Lily ya varios autores ingleses habían imitado a Guevara; cuando Lily apareció, embelleciendo todavía más aquel estilo, el entusiasmo fue tan grande, que se olvidó el modelo extranjero, y aquel estilo exótico fue rebautizado en signo de adopción y de naturalización inglesa.» El mismo año en que publicó El libro de Marco Aurelio dió a la imprenta en Valladolid El libro titulado Monte Calvario y diez años más tarde imprimió en la misma ciudad sus obras Epístolas familiares, primera y segunda parte; Menosprecio de la Corte y alabanza de la aldea; Aviso de privados y doctrina de cortesanos; De los inventores del arte del marear y de muchos trabajos que se pasan en las galeras (pues navegó mucho, según cuenta él mismo, no habiendo cala en el Mediterráneo que no hubiera reconocido), y Décadas de las vidas de los diez Césares emperadores romanos, desde Trajano a Alejandro. En 1542 publicó también en Valladolid el Oratorio de religiosos y ejercicio de virtuosos y en 1608 se imprimió en Amberes, De adventu Sancti Jacobi. Dejó manuscritas: Disputatio contra Judaeos; Crónica imperial de Carlos V, &c. «El estilo de Guevara, dice Cejador, se reconoce al punto por el afectado amontonamiento de antítesis, como las llaman los retóricos, que se corresponden cual frases musicales de un ritmo agradable de suyo; pero que, tan menudeadas, transparentan la afectación y fatigan. La facundia y abundancia en el decir pasa de la raya, y suena a derroche. Si el río de su elocuencia se contuviese dentro de las riberas y no se derramase a la continua sin medida por todas partes, y si el dejo rítmico de la cadencia musical no bambolease tan repetidamente, sería Guevara el más elocuente de los escritores españoles. Suelto, rico, desenfadado, socarrón, elegante, es como el que más; grave en las sentencias, moral en los intentos, como nadie. Pedro de Rua, Antonio Agustín y otros muchos le achacaron el dar por verdadero lo que sólo era obra de su fantasía, cuanto al citar antiguos autores, que jamás vivieron y él fantaseó, y al contar historias que él supo fraguar en su magín. Pero ya él se había curado en salud, diciendo que no creía más que en la Sagrada Escritura, de modo que no le parecía debía contenerse cuando, de su propio caletre, inventaba casos más bonitos y a propósito que los que hallaba en las historias y autores verdaderos. Nuestro hombre los fabricaba á su antojo, sin reparo, y se los colgaba á escritores, que jamás fueron en el mundo, con un tan desenfadado desparpajo y una tan grave seriedad, que no es el menor de los deleites para el que le va leyendo gozar de tan sabrosos embustes, afirmados gravemente por varón tan autorizado y sesudo.»
Bibliografía. M. Menéndez y Pelayo, Orígenes de la novela (t. I, págs. CCCLXV-CCCLXXV); L. Clement, «Antoine de Guevara, ses lectures et ses imitateurs français au XVI siècle», en Revue d'Histoire Littéraire de la France (t. VII, págs. 590-602, 1900; t. VIII, páginas 214-233, 1901); Foulché-Delbosc, Revue Hispanique (t. XXII, págs. 633-635, 1908); F.M. Gálvez, Guevara in England (Berlín 1910); A. Morel Fatio, Historiographie de Charles-Quint (París 1913); J. Garret Underhill, Spanish Literature in the England of the Tudors (Nueva York 1899); Lucas Lubin, «Estudio sobre fray Antonio de Guevara», en la Revista Calasancia (Barcelona 1916).