Filosofía en español 
Filosofía en español

“Clasificación de las Ciencias”
en el Diccionario de filosofía de José Ferrater Mora

 
1941

Editorial Atlante · México 1941páginas 80-81


Clasificación de las Ciencias. Aunque en la Antigüedad y en la Edad Media hayan existido ya bosquejos conducentes a una clasificación de los saberes, el problema de la división de las ciencias puede considerarse como específicamente moderno. Las distinciones platónica y aristotélica entre la opinión y el saber, entre las ciencias prácticas, poéticas y teóricas, o la clasificación estoica del sistema del saber en Lógica, Física y Ética, con las subdivisiones correspondientes según el objeto examinado en cada una de las esferas, representan, ciertamente, una contribución importante al problema, pero no tienen, desde luego, en cuenta la diferencia entre ciencia y filosofía que la época moderna ha establecido como consecuencia de la progresiva independización de las ciencias particulares. Determinante para la elaboración del problema y como comienzo de una serie de clasificaciones que llegan hasta nuestros días y que han situado la cuestión de la clasificación de las ciencias en un lugar central dentro de la problemática epistemológica, es la división de Francis Bacon. Este clasifica las ciencias según las facultades; así, la memoria da origen a la historia, que se subdivide en sagrada, civil y natural; la razón, a la ciencia, que se subdivide en teología natural, en ciencia de la naturaleza y ciencia del hombre. La ciencia natural comprende a su vez la Metafísica o estudio de las causas formales y finales, y la Física o estudio de las causas materiales y eficientes. Finalmente, la ciencia del hombre se subdivide en Lógica o ciencia de la razón, Ética o ciencia de la voluntad y ciencia de la sociedad. La fantasía da origen a la poesía, a la cual corresponden las subdivisiones de la poética clásica. Posteriormente, Hobbes estableció una clasificación basada en la distinción entre el saber de hechos, que es propiamente histórico y empírico, y el saber racional o saber científico-filosófico, que tiene por objeto la deducción de lo que el entendimiento establece. Ampére (Véase) se basa, en cambio, en las distintas relaciones en que el conocimiento se halla respecto a sus objetos y establece una clasificación apoyada en los modos pasivo, activo, comparativo e intuitivo. Schopenhauer divide las ciencias en puras y empíricas: las puras comprenden la teoría del principio del ser y la teoría del principio del conocer; las empíricas abarcan la teoría de las causas, la de las excitaciones y la de los motivos, con las subdivisiones correspondientes. Comte erige una jerarquía de las ciencias de acuerdo con el grado de su “positividad” y las ordena en una serie que va de la Matemática a la Sociología, pasando por la Astronomía, Física, Química y Biología. La Filosofía queda excluida según su definición del filósofo como “especialista en generalidades”. Spencer se basa en una primera división de las ciencias en ciencias de formas de los fenómenos o abstractas, que comprenden la Lógica y la Matemática, y ciencias de los fenómenos mismos, subdivididas en abstracto-concretas (Física, Química, Mecánica, &c.) y concretas (Biología, Psicología, Sociología, &c.). Wundt, en cambio, prefiere fundar la clasificación en una primera división en ciencias formales y ciencias reales. Las primeras comprenden la Matemática pura; las segundas se subdividen en ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, estudiadas cada una de ellas en sus aspectos fenomenológico, genérico y sistemático. Stumpf formula diversas clasificaciones según varios principios. Por los objetos divide las ciencias en ciencias de funciones y de fenómenos psíquicos. Las primeras comprenden las ciencias del espíritu, subdivididas en Psicología, como ciencia de las funciones elementales, y ciencias del espíritu en general como referentes a las funciones complejas. La ciencia natural y sus derivaciones corresponden al grupo de ciencias que estudian los objetos deducidos de los fenómenos. Las ciencias de fenómenos propiamente dichas comprenden la Fenomenología, la Eidología y la ciencia de las relaciones, correspondiendo a la Metafísica la investigación de la mutua dependencia de todos estos tipos de objetos. Según otros criterios, las ciencias se dividen para Stumpf en individuales o generales, es decir, en ciencias de hechos o de leyes; en homogéneas o heterogéneas, comprendiendo las primeras las matemáticas y las segundas las ciencias restantes; en ciencias de lo que es y ciencias de lo que debe ser. La mayor atención prestada al carácter de los objetos mismos otorga a las clasificaciones de Wundt y Stumpf una más precisa concordancia con el camino que siguen las orientaciones actuales, hechas casi todas al hilo de la admisión de la Historia como ciencia y de una primera distinción entre ciencias naturales y ciencias del espíritu, tal como, con diversas variantes, encontramos en Dilthey, Windelband y Rickert. Estas últimas clasificaciones, hechas de acuerdo con los resultados de la teoría del objeto, pueden resumirse en una división que comprende las ciencias del objeto ideal y las ciencias del objeto real; a las primeras pertenecen, entre otras, la Matemática; a las segundas, las ciencias de la naturaleza y las del espíritu. Sin embargo, semejante clasificación exige, por una, parte, una solución de los problemas que plantea la relación entre todas estas ciencias y la Filosofía, y, por otra, la prosecución de las subdivisiones hasta formar un sistema relativamente aceptable, análogo al de las grandes clasificaciones apuntadas. Finalmente, no hay que olvidar que el criterio de los objetos no es el único existente y que, en realidad, deja excluida la cuestión decisiva de la finalidad de las ciencias y, en particular, el problema de las llamadas ciencias normativas, si es que la técnica es estimada como un hacer y no como un saber y, por tanto, si es que el problema de la técnica es eliminado de la estructura del saber científico. Y, finalmente, la cuestión de la clasificación exige asimismo, como tránsito a la teoría de la ciencia y al problema filosófico de la fundamentación del saber teórico, el estudio de lo que separa y vincula propiamente cada una de las ciencias particulares con las demás y con la totalidad, único medio de que la clasificación de las ciencias no se convierta en una cuestión puramente formal.

W. Wundt, Introducción a la filosofía (trad. esp., 1911.– C. Stumpf, Zur Einteilung der Wissenschaften, 1907.– E. Goblot, Essai sur la classification des sciences, 1898.– A. Naville, Classification des sciences, 1888, 3ª ed., 1920.– H. Rickert, Ciencia natural y ciencia cultural (trad. esp., 1922; reed., 1937).– F. Romero, Nota sobre las clasificaciones de las ciencias (Cursos y conferencias, II, 3, 1932).

 

 
1944

Editorial Atlante · México 1944páginas 114-115


Clasificación de las Ciencias. Aunque en la Antigüedad y en la Edad Media hayan existido ya bosquejos conducentes a una clasificación de los saberes, el problema de la división de las ciencias puede considerarse como específicamente moderno. Las distinciones platónica y aristotélica entre la opinión y el saber, entre las ciencias prácticas, poéticas y teóricas, o la clasificación estoica del sistema del saber en Lógica, Física y Ética, con las subdivisiones correspondientes según el objeto examinado en cada una de las esferas, representan, ciertamente, una contribución importante al problema, pero no tienen, desde luego, en cuenta la diferencia entre ciencia y filosofía que la época moderna ha establecido como consecuencia de la progresiva independización de las ciencias particulares. Determinante para la elaboración del problema y como comienzo de una serie de clasificaciones que llegan hasta nuestros días y que han situado la cuestión de la clasificación de las ciencias en un lugar central dentro de la problemática epistemológica, es la división de Francis Bacon. Éste clasifica las ciencias según las facultades; así, la memoria da origen a la historia, que se subdivide en sagrada, civil y natural; la razón, a la ciencia, que se subdivide en teología natural, en ciencia de la naturaleza y ciencia del hombre. La ciencia natural comprende a su vez la Metafísica o estudio de las causas formales y finales, y la Física o estudio de las causas materiales y eficientes. Finalmente, la ciencia del hombre se subdivide en Lógica o ciencia de la razón, Ética o ciencia de la voluntad y ciencia de la sociedad. La fantasía da origen a la poesía, a la cual corresponden las subdivisiones de la poética clásica. Posteriormente, Hobbes estableció una clasificación basada en la distinción entre el saber de hechos, que es propiamente histórico y empírico, y el saber racional o saber científico-filosófico, que tiene por objeto la deducción de lo que el entendimiento establece. Ampère (Véase) se basa, en cambio, en las distintas relaciones en que el conocimiento se halla respecto a sus objetos y establece una clasificación apoyada en los modos pasivo, activo, comparativo e intuitivo. Schopenhauer divide las ciencias en puras y empíricas: las puras comprenden la teoría del principio del ser y la teoría del principio del conocer; las empíricas abarcan la teoría de las causas, la de las excitaciones y la de los motivos con las subdivisiones correspondientes. Comte erige una jerarquía de las ciencias de acuerdo con el grado de su “positividad” y las ordena en una serie que va de la Matemática a la Sociología, pasando por la Astronomía, Física, Química y Biología. La Filosofía queda excluida según su definición del filósofo como “especialista en generalidades”. Spencer se basa en una primera división de las ciencias en ciencias de formas de los fenómenos o abstractas, que comprenden la Lógica y la Matemática, y ciencias de los fenómenos mismos, subdivididas en abstracto-concretas (Física, Química, Mecánica, &c.) y concretas (Biología, Psicología, Sociología, &c.). Wundt, en cambio, prefiere fundar la clasificación en una primera división en ciencias formales y ciencias reales. Las primeras comprenden la Matemática pura; las segundas se subdividen en ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, estudiadas cada una de ellas en sus aspectos fenomenológico, genérico y sistemático. Stumpf formula diversas clasificaciones según varios principios. Por los objetos divide las ciencias en ciencias de funciones y de fenómenos psíquicos. Las primeras comprenden las ciencias del espíritu, subdivididas en Psicología, como ciencia de las funciones elementales, y ciencias del espíritu en general como ciencias referentes a las funciones complejas. La ciencia natural y sus derivaciones corresponden al grupo de ciencias que estudian los objetos deducidos de los fenómenos. Las ciencias de fenómenos propiamente dichas comprenden la Fenomenología, la Eidología y la ciencia de las relaciones, correspondiendo a la Metafísica la investigación de la mutua dependencia de todos estos tipos de objetos. Según otros criterios, las ciencias se dividen para Stumpf en individuales o generales, es decir, en ciencias de hechos o de leyes; en homogéneas o heterogéneas, comprendiendo las primeras las matemáticas y las segundas las ciencias restantes; en ciencias de lo que es y ciencias de lo que debe ser. La mayor atención prestada al carácter de los objetos mismos otorga a las clasificaciones de Wundt y Stumpf una más precisa concordancia con el camino que siguen las orientaciones actuales, hechas casi todas al hilo de la admisión de la Historia como ciencia y de una primera distinción entre ciencias naturales y ciencias del espíritu, tal como, con diversas variantes, encontrarnos en Dilthey, Windelband y Rickert. Estas últimas clasificaciones, hechas de acuerdo con los resultados de la teoría del objeto, pueden resumirse en una división que comprende las ciencias del objeto ideal y las ciencias del objeto real; a las primeras pertenecen, entre otras, la Matemática; a las segundas, las ciencias de la naturaleza y las del espíritu. Sin embargo, semejante clasificación exige, por una parte, una solución de los problemas que plantea la relación entre todas estas ciencias y la Filosofía, y, por otra, la prosecución de las subdivisiones hasta formar un sistema relativamente aceptable, análogo al de las grandes clasificaciones apuntadas. Finalmente, no hay que olvidar que el criterio de los objetos no es el único existente y que, en realidad, deja excluida la cuestión decisiva de la finalidad de las ciencias y, en particular, el problema de las llamadas ciencias normativas, si es que la técnica es estimada como un hacer y no como un saber y, por tanto, si es que el problema de la técnica es eliminado de la estructura del saber científico. Y, por último, la cuestión de la clasificación exige asimismo, como tránsito a la teoría de la ciencia y al problema filosófico de la fundamentación del saber teórico, el estudio de lo que separa y vincula propiamente cada una de las ciencias particulares con las demás y con la totalidad, único medio de que la clasificación de las ciencias no se convierta en una cuestión puramente formal.

W. Wundt, Introducción a la filosofía (trad. esp., 1911).– C. Stumpf, Zur Einteilung der Wissenschaften, 1907.– E. Goblot, Essai sur la classification des sciences, 1898.– A. Naville, Classification des sciences, 1888, 3ª ed., 1920.– H. Rickert, Ciencia natural y ciencia cultural (trad. esp., 1922; reed., 1937.)-. F. Romero, Nota sobre las clasificaciones de las ciencias (Cursos y conferencias, II, 3, 1932).

 

 
1951

Editorial Sudamericana · Buenos Aires 1951páginas 152-153


Clasificación de las Ciencias. Aunque en la antigüedad y en la Edad Media hayan existido ya bosquejos conducentes a una clasificación de los saberes, el problema de la división de las ciencias puede considerarse como específicamente moderno. Las distinciones platónica y aristotélica entre la opinión y el saber, entre las ciencias prácticas, poéticas y teóricas, o la clasificación estoica del sistema del saber en Lógica, Física y Ética, con las subdivisiones correspondientes según el objeto examinado en cada una de las esferas, representan, ciertamente, una contribución importante al problema, pero no tienen, desde luego, en cuenta la diferencia entre ciencia y filosofía, que la época moderna ha establecido como consecuencia de la progresiva “independización” de las ciencias particulares. Determinante para la elaboración del problema y como comienzo de una serie de clasificaciones que llegan hasta nuestros días y que han situado la cuestión de la clasificación de las ciencias en un lugar central dentro de los problemas epistemológicos, es la división de Francis Bacon. Éste clasifica las ciencias según las facultades; así, la memoria da origen a la historia, que se subdivide en sagrada, civil y natural; la razón, a la ciencia, que se subdivide en teología natural, en ciencia de la naturaleza y ciencia del hombre. La ciencia natural comprende a su vez la Metafísica o estudio de las causas formales y finales, y la Física o estudio de las causas materiales y eficientes. Finalmente, la ciencia del hombre se subdivide en Lógica o ciencia de la razón, Ética o ciencia de la voluntad, y Ciencia de la sociedad. La fantasía da origen a la poesía, a la cual corresponden las subdivisiones de la poética clásica. Posteriormente, Hobbes estableció una clasificación basada en la distinción entre el saber de hechos, que es propiamente histórico y empírico, y el saber racional o saber científico-filosófico, que tiene por objeto la deducción de lo que el entendimiento establece. Ampére (véase) se basó, en cambio, en las distintas relaciones en que el conocimiento se halla respecto a sus objetos, y estableció una clasificación apoyada en los modos pasivo, activo, comparativo e intuitivo. Schopenhauer dividió las ciencias en puras y empíricas: las puras comprenden la teoría del principio del ser y la teoría del principio del conocer; las empíricas abarcan la teoría de las causas, la de las excitaciones y la de los motivos, con las subdivisiones correspondientes. Comte erigió una jerarquía de las ciencias de acuerdo con el grado de su “positividad” y las ordenó en una serie que va de la Matemática a la Sociología, pasando por la Astronomía, Física, Química y Biología. La Filosofía queda excluida, según su definición del filósofo como “especialista en generalidades”. Spencer se basa en una primera división de las ciencias en ciencias de formas de los fenómenos o abstractas, que comprenden la Lógica y la Matemática, y ciencias de los fenómenos mismos, subdivididas en abstracto-concretas (Física, Química, Mecánica, &c.) y concretas (Biología, Psicología, Sociología, &c.). Wundt, en cambio, prefiere fundar la clasificación en una primera división en ciencias formales y ciencias reales. Las primeras comprenden la Matemática pura; las segundas se subdividen en ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, estudiadas cada una de ellas en sus aspectos fenomenológico, genérico y sistemático. Stumpf formula diversas clasificaciones según varios principios. Por los objetos divide las ciencias en ciencias de funciones y de fenómenos psíquicos. Las primeras comprenden las ciencias del espíritu, subdivididas en Psicología, como ciencia de las funciones elementales, y ciencias del espíritu en general como ciencias referentes a las funciones complejas. La ciencia natural y sus derivaciones corresponden al grupo de ciencias que estudian los objetos deducidos de los fenómenos. Las ciencias de fenómenos propiamente dichas comprenden la Fenomenología, la Eidología y la ciencia de las relaciones, correspondiendo a la Metafísica la investigación de la mutua dependencia entre todos estos tipos de objetos. Según otros criterios, las ciencias se dividen para Stumpf en individuales o generales, es decir, en ciencias de hechos o de leyes; en homogéneas o heterogéneas, comprendiendo las primeras las matemáticas, y las segundas las ciencias restantes; en ciencias de lo que es y ciencias de lo que debe ser. Renouvier clasifica las ciencias en lógicas o físicas. Las ciencias lógicas comprenden la Poiología o investigación de la cualidad (subdividida a su vez en lógica formal y gramática general) y la Posología o investigación del número, posición, sucesión y devenir (subdividida a su vez en álgebra y aritmética, geometría, dinámica, y estática, y cálculo de probabilidades). Las ciencias físicas comprenden la historia natural (subdividida en Cosmología y Geología –es decir, Geografía, Mineralogía, Geología propiamente dicha y Meteorología, Botanología o Botánica, Análisis vegetal– y Zoología: Zoología y Antropología y Análisis animal) y la Física (subdividida en Astronomía, Físico-Química –o Física especial, Química y Análisis matemático físico-químico– y Biología). A las ciencias lógicas y físicas se agregan las ciencias “imperfectas” o morales, agrupadas bajo el nombre general de Crítica. Ésta se subdivide en Crítica tética (que comprende la Tética del conocimiento en general o Análisis de las categorías de las funciones humanas y de los elementos de la síntesis cósmica; la Tética de las ciencias o Tética de las ciencias lógicas y físicas, y la Tética de las Nociones morales o Ética, Estética, Economía, Política) y Crítica histórica (o Crítica antropológica –Etnología, Lingüística, Arqueología e Historia– y Crítica especialmente intelectual o moral –o Historia de las Ciencias, de la Filosofía, de la Moral, de las Religiones, del Arte, del Derecho económico y político, &c., &c.). Adrien Naville (1845-1930) clasificó las ciencias de acuerdo con las respuestas a tres cuestiones fundamentales. La pregunta por lo que es posible y lo que no es posible da lugar a las ciencias de leyes o Teoremática: La pregunta por lo que es real y lo que no es real da lugar a las ciencias de hechos o Historia. La pregunta por lo que es bueno y lo que no es bueno da lugar a las ciencias de reglas o normativas, es decir, la Canónica. Las ciencias de leyes comprenden la Nomología, la Matemática, la Físico-Química, la Biología somática, la Psicología y la Sociología, cada una de las cuales es más compleja que las anteriores. Las ciencias de hechos comprenden cuatro clases de ciencias históricas: la del mundo inorgánico (Astronomía, Geología, Mineralogía, &c.); la del mundo vegetal; la del mundo animal, con exclusión del hombre, y la historia del hombre. La Canónica se divide en Canónica de la voluntad o Teleocanónica, y teoría de la acción buena o Praxicanónica. Buena parte de las clasificaciones más recientes se basan en la admisión de la Historia como ciencia y en una primera distinción entre ciencias naturales y ciencias del espíritu, tal como, con diversas variantes, la encontramos en Dilthey, Windelband y Rickert. Estas últimas clasificaciones, hechas principalmente de acuerdo con la teoría del objeto, pueden resumirse en una división que comprende las ciencias del objeto ideal y las ciencias del objeto real; a las primeras pertenecen, entre otras, la Matemática; a las segundas, las ciencias de la naturaleza y las del espíritu. Sin embargo, semejante clasificación exige, por una parte, una solución de los problemas que plantea la relación entre todas estas ciencias y la Filosofía, y, por otra, la prosecución de las subdivisiones hasta formar un sistema relativamente aceptable, análogo al de las grandes clasificaciones apuntadas. Finalmente, no hay que olvidar que el criterio de los objetos no es el único existente y que, en realidad, deja excluida la cuestión decisiva de la finalidad de las ciencias y, en particular, el problema de las llamadas ciencias normativas, si es que la técnica es estimada como un hacer y no como un saber y, por tanto, si es que el problema de la técnica es eliminado de la estructura del saber científico. Y, por último, la cuestión de la clasificación exige asimismo, como tránsito a la teoría de la ciencia y al problema filosófico de la fundamentación del saber teórico, el estudio de lo que separa y vincula propiamente cada una de las ciencias particulares con las demás y con la totalidad, único medio de que la clasificación de las ciencias no se convierta en una cuestión puramente formal.

Ch. Renouvier, Essais de critique générale (III. Les Principes de la Nature), 1864.– A. Naville, Classification des sciences. Les idées maitresses des sciences et leurs rapports, 1888 (3ª ed., muy modificada, 1920).– E. Goblot, Essai sur la classification des sciences, 1898.– H. Rickert, Kulturwissenschaft und Naturwissenschaft, 1899 (trad. esp.; Ciencia cultural y ciencia natural, 1922; reed., 1937).– W. Wundt, Einleitung in die Philosophie, 1900 (trad. esp.: Introducción a la filosofía, 1911).– J. Mariétan, Probléme de la classification des sciences d'Aristote à Saint Thomas, 1901.– P. Tillich, Das System der Wissenschaften nach Gegenständen und Methoden, 1923.– Wilhelm Ostwald, Die Pyramide der Wissenschaften, 1929.– F. Romero, “Nota sobre las clasificaciones de las ciencias” (Cursos y Conferencias, II, 3), 1932.

 

 
1958

Editorial Sudamericana · Buenos Aires 1958páginas 224-227


Clasificación de las Ciencias. En un sentido estricto la clasificación de las ciencias es un tema específicamente moderno, pues solamente apareció al reconocerse lo que se ha llamado la “independencia de las ciencias particulares con respecto a la filosofía”. En un sentido amplio, sin embargo, la clasificación de las ciencias es análoga a la clasificación de los saberes (véase Saber) y a las subdivisiones de la filosofía frecuentemente discutidas por los filósofos antiguos y medievales. En el presente artículo nos referiremos principalmente a las clasificaciones de las ciencias en la época moderna propuestas a partir de Francis Bacon, pero precederemos esta información con algunos datos sobre las divisiones antiguas y medievales.

Una primera división de los saberes fue la establecida por Platón cuando distinguió entre la opinión (véase) y el saber propiamente dicho. Aristóteles, Eudemo de Rodas y muchos comentaristas posteriores del Estagirita dividieron la filosofía en teórica y práctica, y consideraron con frecuencia la lógica como un simple instrumento (y no como una parte) de la filosofía. Aristóteles, además, clasificó los saberes en tres clases: teóricos, prácticos y poéticos (o productivos). El objeto de los saberes teóricos es la verdad; el de los saberes prácticos, la acción encaminada a un fin; el de los saberes poéticos o productivos, un objeto exterior producido por un agente. Una clasificación muy común de la filosofía en la edad antigua es la que fue popularizada por los estoicos: la filosofía se divide, según éstos, en lógica, física y ética –división que todavía Kant consideraba como adecuada “a la naturaleza de las cosas”. Una variante de esta división es la epicúrea: la división de la filosofía en canónica, física y ética. Entre las clasificaciones propuestas durante la Edad Media, unas están basadas en la organización de la enseñanza (es el caso de la división de las artes liberales en el Trivium y el Quadrivium) y otras siguen precedentes antiguos, especialmente aristotélicos. En lo que toca a las últimas mencionaremos las siguientes: (a) La clasificación de Avicena, el cual, siguiendo a Aristóteles, dividió las ciencias en especulativas y prácticas, y las primeras en ciencia superior (metafísica, filosofía primera o ciencia divina), ciencia media (matemática) y ciencia ínfima (física). (b) La clasificación de Domingo Gundisalvo, el cual, siguiendo la tradición aristotélica árabe, dividió las ciencias en ciencia humana o filosófica y ciencia divina o de la revelación. La ciencia humana se subdividía en ciencia de la elocuencia, ciencia media y ciencia de la sabiduría. La ciencia de la sabiduría tenía dos aspectos: la filosofía teórica y la filosofía práctica. La filosofía teórica era subdividida en física, matemática y teología o filosofía primera –de acuerdo con los grados de abstracción (véase). La filosofía práctica era subdividida en política (o arte del gobierno civil), economía (o arte del gobierno familiar) y ética. (c) La clasificación de Hugo de San Víctor, según el cual la filosofía se divide en ciencia teórica (teología, matemática y física, por un lado, y aritmética, música, geometría y astronomía por el otro), en ciencia práctica (ética), en ciencia mecánica (artes mecánicas) y lógica (subdividida en gramática y ciencia disertiva –la ciencia disertiva trata de la demostración probable, y se subdivide en dialéctica y en retórica, o arte de la demostración sofística). (d) La clasificación de Roberto Kilwardby, según el cual la filosofía se divide en filosofía de las cosas divinas (subdividida en natural, matemática y metafísica) y de las cosas humanas (subdividida en ética, artes mecánicas y lógica. (e) La clasificación de un autor desconocido del siglo xiii, presentada por M. Grabmann y que consiste en dividir la filosofía en tres ramas: natural, práctica o moral, y racional. La filosofía natural se subdivide en metafísica, matemática (astronomía, geometría, aritmética, música) y física. La filosofía práctica o moral se subdivide en teología sobrenatural, hipótica (probablemente, economía), política y ética. La filosofía racional se subdivide en retórica, gramática y lógica. A estas clasificaciones podrían agregarse otras. Por ejemplo, fue común en la Edad Media la articulación jerárquica del saber en teología, filosofía y ciencia (incluyendo arte mecánica), así como la clasificación de los saberes según diversos tipos de “luces”: luz superior e inferior, luz exterior e interior (como ocurre en San Buenaventura). Con frecuencia se tendió a organizar las ciencias (según hemos visto en algunos ejemplos anteriores) de acuerdo con los grados de abstracción; lo usual fue entonces presentar la serie: matemática, física y metafísica.

La clasificación más conocida en los comienzos de la época moderna es la de Francis Bacon. Éste clasificó las ciencias según las facultades: memoria, razón y fantasía. La memoria da origen a la Historia, la cual se subdivide en sagrada, civil y natural. La razón da origen a la ciencia, la cual se subdivide en teología natural, en ciencia de la Naturaleza y en ciencia del hombre. La ciencia de la Naturaleza se subdivide en metafísica o estudio de las causas formales y finales, y física, o estudio de las causas materiales y eficientes. La ciencia del hombre se subdivide en lógica o ciencia de la razón propiamente dicha, ética o ciencia de la voluntad, y ciencia de la sociedad. La fantasía da origen a la poesía, subdividida según las normas de la poética clásica. Hobbes subdividió las ciencias en ciencias de hechos (o ciencias históricas y empíricas) y ciencias de razón (o ciencias científico-filosóficas, que tienen por objeto la deducción de lo que el entendimiento sienta como verdadero). Ampère dividió las ciencias en cosmológicas y noológicas. Las ciencias cosmológicas se subdividen en ciencias cosmológicas propiamente dichas (matemática, física) y ciencias fisiológicas (naturales y médicas). Las ciencias noológicas se subdividen en ciencias noológicas propiamente dichas (subdivididas en filosóficas –psicología, ontología, ética– y nootécnicas –tecnestesia, glosología) y ciencias sociales (subdivididas en etnológicas –etnología, arqueología, historia– y política –de los medios de gobierno o cibernética, del Derecho de gentes o etnodicea y de la diplomacia). Schopenhauer dividió las ciencias en puras y empíricas. Las ciencias puras comprenden la teoría del principio del ser y la teoría del principio del conocer. Las ciencias empíricas comprenden la teoría de las causas, la teoría de las excitaciones y la teoría de los motivos. Comte erigió una jerarquía de las ciencias de acuerdo con el grado de su “positividad”, ordenándolas en una serie que comienza con la matemática y sigue con la astronomía, la física, la química, la biología y la sociología, con la filosofía como la ciencia más comprensiva en virtud de la concepción comtiana del filósofo como “el especialista en generalidades”. W. Whewell presentó varias clasificaciones de las ciencias. Según R. Blanché, en los manuscritos cantabrigienses del citado filósofo aparece una parte dedicada a las ciencias puras, otra a las ciencias de observación y otra a las ciencias reflejas (reflex sciences). Estas últimas son las “fundadas en nuestro conocimiento de las acciones y sentimientos de nuestras individualidades y no meramente en observaciones externas”; se trata, pues, de las ciencias morales, llamadas asimismo subjetivas. En su obra sobre la filosofía de las ciencias inductivas, Whewell eliminó las ciencias reflejas o subjetivas y se atuvo a una clasificación basada en un cierto número de ideas fundamentales (tales como el espacio, el tiempo, el número, la causa, la polaridad, la simetría, la causa final, &c.). De ello resulta una clasificación de las ciencias en: ciencias puras, ciencias mecánicas, ciencias mecánicas secundarias, ciencias mecánico-químicas, química, morfología, ciencias clasificatorias, biología y ciencias paleotiológicas (o basadas en la llamada causación histórica). Balmes afirmó que hay cuatro especies de seres y que hay una ciencia especial que se ocupa de cada una de ellas: la filosofía natural, que trata de los seres sometidos al orden natural establecido por Dios; la filosofía moral, que trata de los seres morales sometidos a un orden moral constituido por las leyes que, sin forzar al hombre, le obligan para que use rectamente de la razón y del libre albedrío que Dios le ha otorgado; la filosofía de la historia, que trata de los seres históricos o sociales, seres que pertenecen al orden de la sociedad humana, y la filosofía religiosa, que trata de los seres que se refieren a una providencia extraordinaria y estudia los hechos y revelaciones de un orden superior al natural y social. Spencer propuso una división de las ciencias en ciencias de formas de los fenómenos o abstractas (que comprenden la lógica y la matemática) y ciencias de los propios fenómenos, las cuales se subdividen en ciencias abstracto-concretas (como la física, la química y la mecánica) y en ciencias concretas (como la biología, la psicología y la sociología). Wundt dividió las ciencias en formales y reales. Las primeras comprenden la matemática pura; las segundas se subdividen en ciencias de la Naturaleza y ciencias del espíritu, debiendo ser estudiadas en sus tres aspectos: el fenomenológico, el genérico y el sistemático. Peirce se ocupó mucho de clasificaciones de las ciencias. En lo fundamental dividió las ciencias en dos grandes ramas: ciencias teóricas y ciencias prácticas. Las ciencias prácticas comprenden las ciencias de descubrimiento y las ciencias de revisión (entre estas últimas figura la teoría de las clasificaciones de las ciencias). Las ciencias de descubrimiento se subdividen en tres clases: matemáticas, filosofía (la cual tiene carácter cenoscópico [véase]) e idioscopia. La matemática se subdivide a la vez en matemática de la lógica, matemática de las series discretas y matemática de lo continuo y pseudo-continuo. La filosofía se subdivide en fenomenología (véase), ciencia normativa (que incluye estética, ética y lógica) y metafísica (que incluye ontología, metafísica religiosa y metafísica física). La idioscopia tiene dos grandes subdivisiones: ciencias físicas (física general, física clasificatoria, física descriptiva) y ciencias psíquicas (física nomológica o psicología, física clasificatoria o etnología, física descriptiva o Historia). Esta clasificación prosigue mediante numerosas subdivisiones. Renouvier clasificó las ciencias en lógicas y físicas. Las ciencias lógicas comprenden la poiología o investigación de la cualidad (subdividida en lógica formal y gramática general) y la posología o investigación del número, posición, sucesión y devenir (subdividida en álgebra y aritmética, geometría, dinámica y estática, y cálculo de probabilidades). Las ciencias físicas abarcan la Historia natural (subdividida en cosmología y geología, que comprenden geografía, mineralogía, geología propiamente dicha y meteorología, botanología o botánica, análisis vegetal; y zoología, antropología y análisis animal) y la física (subdividida en astronomía, físico-química o física especial, química y análisis matemático físico-químico, biología). A las ciencias lógicas y físicas se agregan las ciencias “imperfectas” o morales, agrupadas bajo el nombre general de Crítica. Ésta se subdivide en crítica tética (que comprende la tética del conocimiento en general o análisis de las categorías de las funciones humanas y de los elementos de la síntesis cósmica; la tética de las ciencias o tética de las ciencias lógicas y físicas; y la tética de las nociones morales o ética, estética, economía, política) y en crítica histórica (o crítica antropológica, etnología, lingüística, arqueología e Historia; crítica especialmente intelectual o moral o Historia de las ciencias, de la filosofía, de la moral, de las religiones, del arte, del Derecho, económico y político, &c.). Adrien Naville (1845-1930) clasificó las ciencias de acuerdo con las respuestas a tres cuestiones fundamentales. La pregunta por lo que es posible y lo que no es posible da lugar a las ciencias de leyes o teoremática. La pregunta por lo que es real y lo que no es real da lugar a las ciencias de hechos o Historia. La pregunta por lo que es bueno y lo que no es bueno da lugar a las ciencias de reglas o normativas, es decir, a la canónica. Las ciencias de leyes comprenden la nomología, la matemática, la físico-química, la biología somática, la psicología y la sociología, cada una de las cuales es más compleja que la anterior. Las ciencias de hechos comprenden cuatro clases de ciencias históricas: la del mundo inorgánico (astronomía, geología, mineralogía, &c.), la del mundo vegetal, la del mundo animal con exclusión del hombre, y la Historia del hombre. La canónica se divide en canónica de la voluntad o teleocanónica, y teoría de la acción buena o praxicanónica. Stumpf formula diversas clasificaciones según varios principios. Por los objetos las ciencias se dividen en ciencias de funciones y ciencias de fenómenos psíquicos. Las primeras comprenden las ciencias del espíritu (subdivididas en psicología como ciencia de las funciones elementales, y ciencias del espíritu en general en tanto que ciencias de funciones complejas). La ciencia natural y sus derivaciones corresponden al grupo de ciencias que estudian los objetos deducidos de los fenómenos. Las segundas comprenden la fenomenología, la eidología y la ciencia de las relaciones. La metafísica averigua la mutua dependencia entre estos tipos de objetos. Según otros criterios las ciencias se dividen en individuales (ciencias de hechos) y generales (ciencias de leyes); en homogéneas (como la matemática) y heterogéneas (como las ciencias restantes); en ciencias de lo que es (como la física) y ciencias de lo que debe ser (como la ética). Para Dilthey hay dos grandes grupos de ciencias: las ciencias naturales y las ciencias del espíritu (que a veces se llaman culturales, humanísticas o morales y políticas). Según Windelband (véase), las ciencias se dividen en nomotéticas e idiográficas. Según Rickert (véase), hay ciencias generalizantes y ciencias individualizantes. Algunos autores proponen dividir las ciencias en ciencias de objetos ideales y ciencias de objetos reales; otros, en ciencias normativas, y no normativas (fácticas). Una de las más recientes clasificaciones es la de L. Tatarkiewicz. Según este autor, todas las ciencias comienzan por tener carácter idiográfico (en el sentido de Windelband y Rickert), de modo que la división entre ciencias idiográficas y ciencias nomotéticas no es aceptable. Ahora bien, las ciencias que no son nomotéticas aspiran sobre todo a agrupar los fenómenos, a establecer sus diferentes tipos. Al final tenemos dos grupos de ciencias: ciencias nomotéticas, que establecen leyes, y ciencias tipológicas, que establecen tipos de fenómenos. Entre las últimas figuran las ciencias históricas. Pero hay, según Tatarkiewicz, ciencias que son tipológicas y no son históricas (como la geografía y la botánica). En cuanto a las ciencias de la Naturaleza, se dividen en nomológicas y tipológicas; estas últimas se subdividen en sistemáticas (como la botánica) e históricas (como la geología histórica).

Un rasgo común a todas las clasificaciones de las ciencias es su caducidad. Ello es comprensible: las ciencias están continuamente en formación; ciertos territorios límites dan lugar con frecuencia a ciencias nuevas; ciertas ciencias pueden insertarse en dos o más casilleros, &c., &c. Ahora bien, tales inconvenientes no significan que las clasificaciones en cuestión sean inútiles; representan esfuerzos para sistematizar y ordenar cuerpos dispersos de conocimiento, y pueden aceptarse siempre que quienes las propongan tengan presentes dos límites inevitables: el primero es su inagotabilidad; el segundo, su provisionalidad.

Indicaremos solamente las referencias para algunas de las clasificaciones presentadas en los períodos más recientes. Para Balmes, El Criterio, cap. XII, 1.– Para Peirce, Collected Papers, 1.180-1.283.– Para Renouvier, Essais de critique générale (III. Les Príncipes de la Nature), 1864.–  Para Wundt, Einleitung in die Philosophie, 1900 (trad. esp.: Introducción a la filosofía, 1911).– Para A. Naville, Classification des sciences. Les idees maîtresses des sciences et leurs rapports, 1883 (3ª ed., muy modificada, 1920).– Para Rickert, Kulturwissenschaft und Naturwissenschaft, 1899 (trad. esp.: Ciencia cultural y ciencia natural, 1922, reed., 1937).– Para Tatarkiewicz, “Sciences nomologiques et typologiques: essai d'une classification des sciences”, Proc. of the Xth. Int. Cong. of Philosophy. 1949, t. II, págs. 621-623.– Véase, además: E. Goblot, Essai sur la classification des sciences, 1898.– J. Mariétan, Problème de la classification des sciences d'Aristote à Saint Thomas, 1901.– P. Tillich, Das System der Wissenschaften nach Gegenständen und Methodem, 1923.– F. Romero, “Nota sobre las clasificaciones de las ciencias”, Cursos y Conferencias, II, 3 (1932; reimpreso en Estudios de historia de las ideas, 1953, págs. 178-187).– La clasificación de W. Ostwald, expuesta en Die Pyramide der Wissenschaften (1929) y antes en Der energetische Imperativ (1912) ha sido mencionada en el artículo sobre Ostwald.

 

 
1965

Editorial Sudamericana · Buenos Aires 1965tomo : páginas


 

 
1979

Alianza Editorial · Madrid 1979tomo : páginas