Filosofía en español 
Filosofía en español

tomo 1

Diccionario de las herejías, errores y cismas
que han dividido a la Iglesia de Jesucristo desde el siglo primero de la era cristiana hasta los tiempos presentes;
 
obra sacada en parte de los santos padres, de los concilios y de las historias eclesiásticas y en parte traducida de la que bajo el mismo título ha publicado en francés Mr. Migne, editor de la Enciclopedia teológica.
 

Tomo I · Introducción - Discurso Preliminar · 370 páginas
Tomo II · Abecedaristas-Calvinistas · 372 páginas
Tomo III · Calvino-Gnósticos · 360 páginas
Tomo IV · Gomar-Materialistas · 364 páginas
Tomo V · Maximilianistas-Quesnel · 352 páginas
Tomo VI · Quesnel-Sociedades secretas · 356 páginas
Tomo VII · Socinianos-Zuinglianos · 320 páginas

Con licencia del Ordinario
 
Madrid 1850 · Imprenta de D. José Félix Palacios, editor [tomo I-III]
Madrid 1850 · Imprenta de la Viuda de Palacios e hijos, editores [tomo IV-VI]
Madrid 1851 · Imprenta de la Viuda de Palacios e hijos, editores [tomo VII]

 

Advertencia de los redactores de la Biblioteca religiosa

El presbítero Francisco Pluquet, licenciado en teología de la Sorbona, publicó en Francia el 1762 una obra titulada: Memorias que pueden servir para la historia de los errores del entendimiento humano; la cual es más conocida bajo el nombre de Diccionario de las herejías. Este tratado para cuyo buen desempeño se necesitaban los conocimientos de un historiador verídico y puntual, la ciencia de un teólogo y la crítica de un hombre imparcial, adolece de errores en muchas de sus partes, como puede notarse desde el primer artículo Abelardo, donde Pluquet absuelve y abona completamente al orgulloso y deslumbrado filósofo francés y vitupera y calumnia al santo y sabio abad de Claraval. Además sola la omisión del artículo jansenismo bastaría para hacer sospechoso al autor; pues tratando de escribir la historia de las herejías antiguas y modernas, es muy raro dejase en olvido las doctrinas funestamente célebres del obispo de Iprés y de sus pertinaces y solapados sectarios.

Con estos antecedentes ya conocen nuestros lectores que no podíamos dar cabida en la Biblioteca religiosa a la obra de Pluquet según él la escribió; pero como la idea nos pareciese excelente y muy oportuna, con especialidad en nuestros días en que el espíritu del error bajo diferentes formas y disfraces ha penetrado en las instituciones, las leyes y sistemas de gobierno de las más de las naciones, pensamos en corregir y expurgar el Diccionario del escritor francés, aprovechando lo que en conciencia pudiera aprovecharse. Nuestro plan era este: rehacer varios artículos añadiendo o quitando lo que nos pareciera conveniente, escribir todas los que el autor omitió sin duda por siniestro fin, y, además los que se refieren a las herejías y errores modernos posteriores al año 1762. De este modo creímos hacer una obra, si no complete ni perfecta bajo el aspecto científico y literario, por lo menos estrictamente ortodoxa y libre de toda malicia y pravedad. En tal trabajo nos ocupábamos cuando vino a nuestras manos un Diccionario de las herejías, errores y cismas, publicado el año 1847 en París por el infatigable y entendido eclesiástico Mr. Migne, editor de la Enciclopedia teológica o serie de diccionarios sobre todas las partes de la ciencia religiosa. Aquella obra comprende: 1.° el susodicho tratado de Pluquet, pero aumentado con más de cuatrocientos artículos y continuado hasta nuestros días respecto de todas las materias y del discurso preliminar, revisto y corregido en todas sus partes (estas importantes adiciones y correcciones se deben a la pluma del presbítero J. J. Claris, catedrático que ha sido de teología): 2.° un Diccionario nuevo de los jansenistas con una noticia de su vida y la crítica de sus obras: 3.° el Índice de los libros prohibidos en Roma por la sagrada congregación del mismo nombre: 4.° las proposiciones condenadas por la iglesia desde el año 411 hasta el presente: 5.° una lista de las obras condenadas por los tribunales franceses.

La lectura de este extenso Diccionario, nuevo en su mayor parte; nos hizo variar de propósito, y después de bien meditado todo nos resolvimos a abandonar nuestro trabajo tocante a los artículos no incluidos en el Diccionario de Pluquet y compuestos por su adicionador, que hemos preferido a los nuestros por ser incomparablemente de más mérito, así en la forma como en el fondo. Por manera que de Pluquet solo conservamos el discurso preliminar corregido y continuado hasta nuestros días por Mr. Claris y todavía reformado en algunos pasajes por nosotros: de este mismo tomamos más de cuatrocientos artículos que ha añadido al Diccionario; y los demás son obra nuestra; para lo cual hemos sacado los materiales de los escritos de los santos padres; de las historias eclesiásticas y de los concilios. Nada diremos de la importancia de este tratado, por más imperfecto que se suponga, porque si siempre ha sido útil conocer hasta dónde raya el delirio del hombre, sobre todo en materias de religión, cuando solo da oídos a la razón orgullosa, hoy es de todo punto necesario aún a los simples fieles estudiar las herejías que han desgarrado las entrañas de la iglesia de Jesucristo, ya para penetrarse de que todos los errores son antiguos, aunque vistan nuevos trajes y tomen formas modernas, ya para preservarse de caer en ellos mediante la sumisión y obediencia a la única maestra infalible nuestra madre la santa iglesia católica.

(tomo I, páginas [5-7].)

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