Célula
La célula es la forma estructural orgánica fundamental que existe, o autonómicamente, o como simple parte integrante de un organismo compuesto (pluricelular). La célula posee una determinada estructura y revela todas las propiedades fundamentales características de la vida: el intercambio de materias, la irritabilidad, la reproducción, &c. Desde los tiempos de Schleiden y de Schwann que descubrieron la célula (1838-1839), se ha comprobado que todos los organismos superiores se componen de complejos de células. Engels apreció el descubrimiento de la célula como un hecho que revolucionó toda la biología, que hizo posible el nacimiento de nuevas ciencias, que preparó la aparición del darwinismo y que obligó a someter a una revisión completa todas las verdades “definitivas” en el terreno de la biología. La célula es una unidad, de cuya multiplicación y diferenciación nacen y se desarrollan todos los organismos superiores. Esto permitió explicar la vida orgánica como un proceso común para vegetales y animales. La correlación entre la célula y el organismo pluricelular no puede ser examinada mecánicamente, pues conduciría a una definición errónea del organismo como un Estado celular o como una federación de Estados celulares. (R. Virchow). El estudio de la conexión interna entre la estructura de una célula germinal y el organismo que de ella se desarrolla, así como la acción recíproca de las células en un organismo compuesto, igual que el estudio de la originalidad cualitativa de los procesos vitales de un organismo compuesto como un todo integro, nos llevan mucho más allá de los límites del estudio de las propiedades de las células sueltas. Muchos organismos durante toda su vida, permanecen indivisos en células sueltas (las más simples o protistas). Pero ya en los protistas se puede hallar el tránsito hacia la pluricelularidad en forma de una “cadena de células” (algunas formas parasitarias: las gregarinas) y en forma de “colonias de células”. Siendo una parte de un organismo pluricelular, la célula, como tal, representa al mismo tiempo un sistema estructural-funcional complejo, compuesto de diversas formaciones estructurales interligadas (núcleo, protoplasma, membrana, organelos), cada una de las cuales posee propiedades físico-químicas y actividades vitales inherentes. Las células aisladas, separadas del organismo, son capaces de una existencia independiente (cultivo de tejidos), aunque con cambios considerables de sus procesos vitales. Sin embargo, las diversas partes integrantes de la célula no pueden existir fuera del cuerpo celular. Extraordinariamente importante es el estudio de la célula desde el punto de vista de la determinación de la unidad genética y estructural de los animales y los vegetales. La gran variedad de forma de las células, tanto en las diversas especies de organismos, como dentro de un individuo, va acompañada, sin embargo, de una presencia obligatoria de protoplasma y de núcleo (y algunas otras partes). El descubrimiento de formas especiales: la masa de protoplasmas con núcleos sin tabiques celulares (plasmodios), la existencia de células mutuamente vinculadas (sincitio), así como la ausencia de un núcleo claramente pronunciado en los fucos azul-verdes y en la mayoría de las bacterias, permite a la ciencia plantear el problema del desarrollo precelular o acelular de organismos y con ello determina también el modo histórico de abordar la propia célula. Los descubrimientos más recientes de las formas microscópicamente invisibles, pertenecientes al reino fronterizo entre lo vivo y lo no-vivo (ultravirus, bacteriófagos) permite ampliar aún más este problema. La vitalidad de la célula se halla en conexión con la herencia de los caracteres del organismo, tanto en la reproducción asexual, como, y especialmente, en la reproducción sexual. Si en el primer cuarto del siglo XX se reconocía la herencia, ligada sólo a una parte determinada de la célula: el núcleo (herencia nuclear), ahora se acumulan hechos que demuestran la herencia en relación con el protoplasma y hasta con toda la célula en general. La ciencia burguesa hace inútiles tentativas reaccionarias por rechazar la teoría celular. El desarrollo ulterior de la ciencia sobre la célula sólo es posible abordando de una manera materialista dialéctica los problemas de la biología.
Diccionario filosófico marxista · 1946:38-40