Problema fundamental de la filosofía
Problema fundamental de la filosofía o problema supremo de la filosofía
El problema fundamental de la filosofía es el de la relación que existe entre el pensar y el ser, entre el espíritu y la Naturaleza. Engels hace notar que los filósofos se dividen en dos campos: idealistas y materialistas, según consideren como primario el ser o la conciencia. Todos los representantes de la filosofía idealista toman como primario la conciencia, la idea, el espíritu. En cambio, los materialistas consideran lo primario la Naturaleza, la materia, y la conciencia lo secundario, como una propiedad de la materia, derivada de ella. El problema fundamental de la filosofía tiene, además, un segundo aspecto; ¿estamos en condiciones de conocer el mundo circundante? La mayoría de los filósofos afirma la posibilidad de conocer el mundo, pero hay algunos agnósticos que la niegan. El materialismo dialéctico refuta el agnosticismo. Nuestras sensaciones, nuestras ideas y conceptos son copias, reflejos, del mundo objetivo. La práctica sirve de criterio de la verdad o del error en nuestro conocimiento. “Desde el momento en que con arreglo a las propiedades que percibimos en las cosas, las aplicamos a nuestro propio uso, sometemos las percepciones de nuestros sentidos a una prueba infalible en cuanto a su exactitud o falsedad” (Engels). Sólo el materialismo dialéctico da una solución consecuente y correcta hasta el final del problema fundamental de la filosofía.
Supremo problema de la filosofía
Ver: Problema fundamental de la filosofía.
Diccionario filosófico marxista · 1946:248-249 y 292
Problema fundamental de la filosofía
Problema de las relaciones del pensamiento con la existencia, del espíritu con la naturaleza. Engels anota que los filósofos se dividieron en dos campos –”idealistas” y “materialistas”– según que considerasen como primario la existencia, o la conciencia. Todos los representantes de la filosofía idealista toman como primario, la conciencia, la idea, el espíritu. Los materialistas, por el contrario, consideran como primario la naturaleza, la materia, y como secundario, la conciencia, propiedad de la naturaleza, derivada de la materia.
El problema fundamental de la filosofía tiene además un segundo aspecto: ¿Estamos en condiciones de conocer el mundo que nos rodea? La mayoría de los filósofos considera que es posible conocer el mundo que nos rodea; pero hay filósofos agnósticos que niegan esa posibilidad. El materialismo dialéctico impugna el agnosticismo. Nuestras sensaciones, representaciones y conceptos solo son copias, reflejos del mundo objetivo. La práctica sirve como criterio de la verdad o falsedad de nuestro conocimiento. “En el momento en que, de acuerdo a las propiedades por nosotros percibidas, de una cosa cualquiera, la utilizamos para nosotros mismos, en ese mismo momento sometemos a inequívoca verificación la verdad o falsedad de nuestras percepciones sensibles” (Engels).
La solución consecuente hasta el fin del problema fundamental de la filosofía solo la da el materialismo dialéctico.
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:89
Cuestión fundamental de la filosofía
o cuestión suprema de la filosofía, es la de la relación entre el pensamiento y el ser, la conciencia y la naturaleza. Es fundamental porque determina la solución de todos los demás problemas filosóficos. Engels hace notar que los filósofos se han dividido en dos grandes campos, en idealistas y en materialistas, según que consideraran como dato primario la conciencia, el pensamiento, o bien el ser, la naturaleza. Todos los filósofos idealistas consideran la conciencia, la idea, el espíritu, como el dato primario. Para los materialistas, es la naturaleza, la materia lo que está en primer término, mientras que la conciencia viene en segundo término como derivado de la materia. La solución materialista de la cuestión fundamental de la filosofía es absolutamente hostil al dualismo, según el cual, la materia y el espíritu existirían separadamente como substancias independientes.
“Por oposición al idealismo, el cual afirma que sólo nuestra conciencia tiene una existencia real y que el mundo material, el ser, la naturaleza, sólo existen en nuestra conciencia, en nuestras sensaciones, en nuestras percepciones, en nuestras ideas, el materialismo filosófico marxista parte del criterio de que la materia, la naturaleza, el ser, son una realidad objetiva, existen fuera de nuestra conciencia e independientemente de ella, de que la materia es lo primario, ya que constituye la fuente de la que se derivan las sensaciones, las percepciones y la conciencia, y ésta lo secundario, lo derivado, ya que es la imagen refleja de la materia, la imagen refleja del ser; parte del criterio de que el pensamiento es un producto de la materia al llegar a un alto grado de perfección en su desarrollo, y más concretamente, un producto del cerebro, y éste, es el órgano del pensamiento, y de que, por lo tanto, no cabe, a menos de caer en un craso error, separar el pensamiento de la materia”. (Stalin, “Sobre el materialismo dialéctico…”, en Cuestiones del leninismo, p. 643, Ed. esp., Moscú, 1941).
La cuestión de la relación del pensamiento con el ser tiene también otro aspecto que concierne a la posibilidad para el hombre de conocer el mundo exterior. Por regla general, la filosofía idealista niega esta posibilidad. El materialismo dialéctico refuta al agnosticismo ampliamente difundido entre los filósofos burgueses y según el cual, el mundo sería incognoscible. Nuestras sensaciones, representaciones, conceptos, son copias, reflejos del mundo objetivo. La práctica es la piedra de toque de la validez de nuestro conocimiento.
El gran mérito del marxismo consiste en haber demostrado que la cuestión de la relación entre el pensamiento y el ser constituye el problema fundamental de la filosofía, y en haber aportado así y por primera vez en la filosofía, un criterio rigurosamente científico para distinguir la filosofía materialista de toda variedad de idealismo cualquiera que sea su máscara. La precisión y la profundidad de este criterio han permitido reducir las numerosas escuelas, orientaciones y corrientes filosóficas en dos grandes campos diametralmente opuestos, y demostrar que la lucha en filosofía es necesariamente entre el materialismo y el idealismo. Siendo la relación entre el pensamiento y el ser la cuestión suprema de toda filosofía, el ser y el pensamiento constituyen las nociones más generales y más amplias. “Se pregunta ahora si existen conceptos más amplios con los que pudiera operar la teoría del conocimiento, que los conceptos de: ser y pensar, materia y sensación, lo físico y lo psíquico. No. Éstos son los últimos conceptos, los más amplios, más allá de los cuales en realidad (si no se tienen en cuenta las modificaciones siempre posibles de la terminología) no ha ido hasta ahora la gnoseología. Solamente el charlatanismo o la indigencia intelectual extremada puede exigir una ‘definición’ tal de estas dos ‘series’ de conceptos últimos que no consistiera en una ‘simple repetición’: uno u otro está considerado como lo primario” (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, pp. 155 y 156, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948).
La solución marxista de la cuestión fundamental de la filosofía se halla en la base del principio del espíritu de partido en filosofía (ver), principio que impone como un deber a los filósofos marxistas el delimitar y oponer con precisión la filosofía materialista y la filosofía idealista, y defender firmemente contra todas las variedades del idealismo, el materialismo dialéctico, única filosofía científica.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:100-101
Cuestión fundamental de la filosofía
Es la que trata de la relación entre la conciencia y el ser, el pensamiento y la materia, la naturaleza; se examina desde dos puntos de vista: en primer lugar, se examina qué es lo primario –el espíritu o la naturaleza, la conciencia o la materia– y, en segundo lugar, qué lazo existe entre lo que se sabe del mundo y el mundo mismo, o dicho de otro modo: si la conciencia corresponde al ser, si es capaz de reflejar fielmente el mundo. Sólo teniendo en cuenta esos dos aspectos, es posible resolver de manera consecuente el problema básico de la filosofía. Los filósofos que constituían el campo del materialismo reconocían que la materia, el ser, es lo primario, y que la conciencia se da en segundo término; consideraban que el conocimiento es el resultado de la acción que sobre la conciencia ejerce el mundo exterior, el cual posee existencia objetiva. Los filósofos que constituían el campo del idealismo entendían que lo primario es la idea, la conciencia, a las que consideraban como única realidad fidedigna. De ahí que, desde su punto de vista, el conocimiento no fuera un reflejo del ser material, sino únicamente un resultado de la propia conciencia en forma de autoconocimiento, de análisis de sensaciones y conceptos, un conocimiento de la idea absoluta, de la voluntad universal, &c. En la resolución de este problema adoptaban una posición intermedia y no consecuente, el dualismo y el agnosticismo. La filosofía anterior al marxismo tenía una visión metafísica del problema fundamental de la filosofía, lo cual se ponía de relieve ya por una subestimación de la actividad de la conciencia, reduciendo el conocimiento a la contemplación pasiva (materialismo metafísico), identificando conciencia y materia (materialismo vulgar), ya por sobrevalorar la actividad del pensamiento dándole un sentido absoluto, separándolo de la materia (idealismo), ya por afirmar su incompatibilidad de principio (dualismo, agnosticismo). Tan sólo la filosofía marxista ha dado una solución materialista-dialéctica, multilateral y científicamente fundamentada, a la cuestión básica de la filosofía. Ve el carácter primario de la materia en que: 1) la materia es la fuente de la conciencia, ésta es un reflejo de la primera; 2) la conciencia es el resultado de un largo proceso de desarrollo del mundo material; 3) la conciencia es propiedad y función de una materia altamente desarrollada: el cerebro; 4) la conciencia humana, el pensamiento no pueden existir ni desarrollarse sin la envoltura material del lenguaje, sin el habla; 5) la conciencia ha surgido como resultado del trabajo del hombre; 6) la conciencia posee un carácter social y está determinado por el ser social material. El marxismoleninismo, a la vez que señala la oposición absoluta entre materia y conciencia exclusivamente en el marco de la cuestión básica de la filosofía, subraya su interconexión e interacción. La conciencia, que es lo derivado respecto al ser material, posee una independencia relativa en su desarrollo y ejerce a su vez un activo influjo sobre el mundo material, contribuyendo a que el hombre lo domine prácticamente y lo transforme. La conciencia humana, apoyándose en la práctica, es capaz de alcanzar un conocimiento fidedigno del mundo. El problema de la relación entre la materia y la conciencia constituye el problema fundamental de la filosofía en virtud de que, por su generalidad, abarca todas las cuestiones filosóficas, predeterminando no sólo la solución de los problemas particulares, sino, además, el carácter de la concepción del mundo en su conjunto, y proporciona un criterio seguro para diferenciar las corrientes filosóficas principales. Por este motivo, la formulación científica de la cuestión fundamental de la filosofía permite observar, consecuentemente, el principio relativo al espíritu de partido de la filosofía, permite delimitar con toda precisión, y contraponer, materialismo, e idealismo, defender enérgicamente la concepción científica, materialista dialéctica, del mundo.
Diccionario filosófico · 1965:96-97
Cuestión fundamental de la filosofía
Problema de la relación entre la conciencia y el ser, el pensamiento y la materia, la naturaleza; se analiza desde dos lados: en primer lugar, ¿qué es lo primario, el espíritu o la naturaleza, la materia o la conciencia? y, en segundo lugar, ¿cómo se relaciona el conocimiento sobre el mundo con el mundo mismo? o, en otras palabras, ¿corresponde la conciencia al ser, es capaz de reflejar con certeza el mundo? Sólo tomando en consideración estos dos aspectos puede ser resuelto de modo consecuente el problema fundamental de la filosofía. Los filósofos partidarios del materialismo reconocen como lo primario la materia, el ser, y como secundario, la conciencia, y consideran que esta última es el resultado de la influencia que sobre el sujeto ejerce el mundo exterior realmente existente. Los filósofos idealistas toman por lo primario la idea, la conciencia, afirmando que ellas son la única realidad verídica. Por eso, desde su punto de vista, el conocimiento no es un reflejo del ser material, sino tan sólo la intelección de la conciencia misma en forma de autoconocimiento de la idea absoluta, la voluntad mundial, &c. La filosofía anterior se distingue por el enfoque metafísico de la solución del problema fundamental de la filosofía, que se manifiesta o bien en la subestimación de la actividad de la conciencia, en la reducción del conocimiento a la contemplación pasiva (materialismo metafísico) y en la identificación de la conciencia y la materia (Materialismo vulgar), o bien en la exageración de la actividad del pensamiento y su elevación al grado de lo absoluto separado de la materia (Idealismo), o bien en la afirmación de su incompatibilidad por principio (dualismo, agnosticismo). Únicamente la filosofía marxista brinda una solución dialéctica materialista exhaustiva y científicamente fundamentada del problema fundamental de la filosofía, subraya el carácter primario de la materia consistente en que: 1) ésta es la fuente de la conciencia, que la refleja; 2) la conciencia es el resultado de un largo proceso de desarrollo del mundo material; 3) la conciencia es propiedad o función de la materia altamente organizada: el cerebro; 4) la existencia y el desarrollo de la conciencia humana, del pensamiento, es imposible sin el substrato material del lenguaje, sin el habla; 5) la conciencia surge, se forma y se perfecciona gracias a la actividad laboral material del hombre; 6) la conciencia reviste un carácter social y se determina por el ser material social. Al constatar la contraposición absoluta entre la materia y la conciencia sólo en el marco del problema fundamental de la filosofía, el materialismo dialéctico señala al mismo tiempo su interconexión e interacción. Siendo derivada del ser material, la conciencia posee relativa independencia en su desarrollo y ejerce una activa influencia inversa sobre el mundo material, coadyuvando a su asimilación y trasformación prácticas. Apoyándose en la práctica, la conciencia humana es capaz de lograr un conocimiento verídico del mundo. El problema de la relación entre la materia y la conciencia, siendo fundamental, no determina sólo la solución de las cuestiones particulares, sino también el carácter de la concepción del mundo en su conjunto, y proporciona un criterio seguro para distinguir las principales corrientes filosóficas. Por eso, una formulación científica del problema fundamental de la filosofía permite aplicar consecuentemente el principio del partidismo de la filosofía, delimitar con precisión y contraponer el materialismo y el idealismo y defender decididamente la concepción científica del mundo del materialismo dialéctico.
Diccionario de filosofía · 1984:347-348