Filosofía en español 
Filosofía en español

Jorge Mijailovich Dimitrov

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Jorge Mijailovich Dimitrov (1882-1949)

Jorge Dimitrov

Guía y educador del pueblo búlgaro, notable militante del movimiento obrero internacional. “En toda la lucha de la clase obrera”, decía el manifiesto del Comité Central del Partido Comunista búlgaro a los miembros del partido y al pueblo búlgaro en ocasión de la muerte de Dimitrov, “y en el movimiento socialista y comunista de nuestro país, no ha habido, en los últimos cincuenta años, ningún acontecimiento importante al que no estuviera vinculado el nombre del camarada Jorge Dimitrov y su apasionante actividad de organizador y dirigente”.

Dimitrov se adhirió al Partido Obrero Socialdemócrata de Bulgaria en 1902, y luchó activamente en el seno de la corriente marxista revolucionaria contra los reformistas. Más tarde, después de la victoria de la Gran Revolución de Octubre en Rusia, y debido al impulso revolucionario que ésta había provocado en Bulgaria, se produjo el nacimiento del Partido Comunista búlgaro. Dimitrov era un internacionalista proletario consecuente. Combatía con abnegación el “chovinismo” y el nacionalismo búlgaros, la guerra imperialista. El gobierno búlgaro reaccionario lo perseguía cruelmente. A pesar de las veces que fue condenado a prisión y de las dos veces que fue condenado a muerte, Dimitrov no cesó sin embargo de luchar por los intereses de los trabajadores.

En 1921, los comunistas búlgaros nombraron a Dimitrov delegado al III Congreso de la Internacional Comunista. En 1923, dirigió conjuntamente con Koralov, la insurrección de Setiembre que contribuyó sensiblemente a despertar la conciencia de clase de los obreros y de los campesinos búlgaros.

Dimitrov era una personalidad notable en el movimiento obrero mundial, uno de los organizadores de la lucha internacional contra la guerra y el fascismo, por la paz y el comunismo. Desplegó una gran actividad en el seno del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. Su intrepidez y su talento de tribuno resplandecieron en 1933 durante el proceso de Leipzig, cuando Dimitrov denunció la provocación fascista y reveló al mundo entero el rostro bestial del fascismo. Su actitud plena de valor desempeñó un gran papel en la movilización de la clase obrera y de todos los trabajadores para la lucha contra la guerra y el fascismo. Gracias a la intervención del gobierno de la URSS y a la acción revolucionaria del mundo entero, Dimitrov fue arrancado de las garras sangrientas del fascismo y llegó a la URSS.

En Moscú, Dimitrov realizó un intenso trabajo para agrupar a los trabajadores en lucha contra el fascismo. Elegido en 1935 secretario general del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, permaneció en ese puesto hasta la disolución de la I.C. en 1943. Dedicado a las cuestiones de estrategia y de táctica de los comunistas en la batalla contra la guerra y el fascismo, luchaba por crear y consolidar el frente único contra la reacción imperialista, por formar y educar los cuadros dirigentes de los partidos comunistas hermanos, fieles a la doctrina del marxismo-leninismo.

Durante la segunda guerra mundial, Dimitrov se consagró a movilizar las fuerzas populares para la lucha contra los invasores hitlerianos. Organizaba los movimientos de liberación antifascista en los países ocupados por los hitlerianos, dirigía la lucha de los patriotas búlgaros contra el fascismo. Por sus grandes méritos en la lucha contra el fascismo, Dimitrov fue condecorado con la Orden de Lenin en 1945.

Cuando el Ejército Soviético entró en Bulgaria, el pueblo búlgaro guiado por Dimitrov, derribó al fascismo e instauró el régimen de la democracia popular. En noviembre de 1945, Dimitrov, de nuevo en Bulgaria después de 22 años de exilio, desplegó una actividad tumultuosa, dirigió todo el trabajo del Partido, y lanzó un llamado a la lucha por la paz, por la democracia y el socialismo. En la edificación del régimen democrático popular de Bulgaria, dio pruebas de su gran talento de estadista. Bajo su dirección tuvieron lugar el referéndum sobre el régimen político y las elecciones a la Gran Asamblea Popular. Después de una brillante victoria en las elecciones, Dimitrov fue elegido por unanimidad, primer ministro de la República Popular Búlgara.

Dirigió la redacción del proyecto de la nueva Constitución que fue en seguida sometido al examen del pueblo entero. La adopción de la nueva Constitución y la nacionalización casi simultánea de la industria y los bancos, consolidaron en Bulgaria el régimen de democracia popular, una de las formas de dictadura del proletariado. Dimitrov dirigió la restauración y el desarrollo de la economía nacional. El pueblo búlgaro obtuvo grandes éxitos en los dominios económico y cultural, en la elevación del nivel de vida de las masas trabajadoras. En diciembre de 1948, el V Congreso del Partido Comunista Búlgaro trazó el plan de construcción de los fundamentos del socialismo en Bulgaria.

Dimitrov era un eminente teórico del marxismo-leninismo. Exhortaba siempre a inspirarse en la doctrina marxista, en la experiencia del Partido Comunista de la URSS. Defendía con ardor la idea del internacionalismo proletario, luchaba incansablemente contra el nacionalismo, cualquiera que fuese. En el internacionalismo, decía, los comunistas ven la garantía del éxito de la clase obrera de cada país que lucha por el socialismo. En sus discursos y artículos relativos a las cuestiones del movimiento obrero internacional, a la estrategia y a la táctica de los partidos comunistas en lucha contra el imperialismo, en la edificación de una Bulgaria nueva, democrática y popular, Dimitrov aplicaba de una manera creadora el materialismo dialéctico y el materialismo histórico. En carta a la redacción de la revista “Filosofska Misl” (Pensamiento filosófico), precisaba que el estudio de la filosofía afirmaba cada vez más su convicción en la “necesidad absoluta de asociar la teoría y la práctica, pues la práctica sin teoría es ciega, y la teoría sin práctica es estéril. Es de una importancia capital para el proletariado que debe no sólo explicar científicamente la realidad, sino transformarla radicalmente para sí y para su pueblo”.

Dimitrov se refirió en detalle a las cuestiones planteadas acerca de la función y las tareas de la revista “Filosofska Misl”. Indicó en modo especial, que la revista tenía que desenmascarar y extirpar por todos los medios la ideología fascista (el racismo, la teoría de la dominación de las razas “superiores” sobre las razas “inferiores”, el “führerismo”, la teoría del superhombre, el “chovinismo” gran-búlgaro); que debía denunciar y estigmatizar toda falsificación fascista de la historia en general y de la historia búlgara en particular. La revista, decía Dimitrov, debe ayudar a los intelectuales a formarse una concepción del mundo marxista-leninista, científica. Debe examinar desde el punto de vista marxista los problemas nuevos planteados por la práctica de la construcción socialista. Dimitrov exigía un lenguaje claro, accesible a los lectores. Para mejorar constantemente la revista, se necesitan conocimientos, un inmenso trabajo de sistematización y una severa autocrítica.

Dimitrov enseñaba a los comunistas y a todos los trabajadores búlgaros a permanecer vigilantes, a desenmascarar implacablemente a todos los enemigos del pueblo, a conservarse fieles hasta el fin a la causa de la liberación de la clase obrera, a la causa del comunismo, a seguir siempre y en todo las enseñanzas del Partido Comunista de la Unión Soviética.

El pueblo búlgaro, bajo la dirección del Partido Comunista de Bulgaria edifica con éxito el socialismo. Su amistad cada vez más sólida con los pueblos de la Unión Soviética y de todos los países del campo de la paz, de la democracia y el socialismo, constituye la garantía de su victoria.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:133-135

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Diccionario filosófico · 1965

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Diccionario de filosofía · 1984