Filosofía en español 
Filosofía en español

Nicolás Alexandrovich Dobroliubov

Nicolás Alexandrovich Dobroliubov (1836-1881)

Gran educador ruso, materialista, socialista utópico, crítico literario, amigo cercano de N. G. Chernishevski (ver), con el cual encabezó el movimiento revolucionario de la década del 60. Dobroliubov es «un escritor que odia apasionadamente la arbitrariedad y que espera apasionadamente la insurrección popular contra “los tercos del interior”, contra el gobierno autócrata» (Lenin). En sus brillantes artículos crítico- literarios, Dobroliubov planteó todos los problemas fundamentales de la lucha revolucionaria contra el zarismo. Escribiendo sobre el drama de Ostrovski, El reino de las tinieblas, Dobroliubov decía que la Rusia autócrata y de servidumbre es “el mundo del imperio del silencio carcelario y sepulcral”, el mundo del imperio de la estulticia salvaje, irracional, inhumanamente cruel. Dobroliubov recibe la aparición de La Tempestad de Ostrovski con el artículo “Un rayo de luz en el reino de las tinieblas” y, tomando como modelo a Catalina, que no hace la paz con el reino de las tinieblas, Dobroliubov advierte que en Rusia ya comienzan a aparecer hombres audaces, activos, que declaran la guerra al “reino de las tinieblas”, dispuestos “a la lucha tremenda, a muerte, contra las circunstancias”, es decir, a la revolución. Dobroliubov es un enemigo intransigente del liberalismo. No hay ni un solo artículo suyo en que no haya desenmascarado a los liberales, estos míseros cobardes y traidores “animados de aspiraciones humanistas”. Analizando la novela de Goncharov, Oblomov, el crítico escribe que Goncharov pronunció una nueva y muy importante palabra, y Dobroliubov pone al liberalismo ruso la etiqueta de “oblomovismo”. Dobroliubov es un materialista, un feuerbachiano; resuelve de manera materialista el problema filosófico fundamental, hablando de la unidad de lo material y lo espiritual en el hombre; comparte el punto de vista de la cognoscibilidad del mundo, afirma que “el hombre no extrae los conceptos de su interior, sino que los recibe del mundo exterior”, que “el material del pensamiento” es precisamente “el conocimiento de los objetos exteriores”. En la interpretación de los fenómenos de la vida social, Dobroliubov fue un idealista, estimando que tanto las ideas como los intereses materiales constituyen por igual el fundamento de las “mejoras sociales”. Pero Dobroliubov exigía que los historiadores investigaran y explicaran la historia del pueblo, y no la de las personalidades; comprendía que en la historia siempre hay una lucha entre los “trabajadores” y los “holgazanes”, que la tendencia de la historia es la de “destruir a los holgazanes y elevar al trabajo”, que “sin la participación de circunstancias especiales, extraordinarias”, es decir, sin la revolución, la situación del pueblo no mejorará y “los nuevos éxitos de la civilización sólo ayudarán a los monopolizadores holgazanes en la explotación de la gente obrera”. Dobroliubov era un socialista utópico, pero criticaba a Roberto Owen por su tentativa de implantar el comunismo mediante la construcción de colonias comunistas. Escribía que Owen “incluso era un tonto” que creía que las “condiciones universales” que determinan la vida de los hombres, “esos absurdos consagrados por los siglos, se pueden destruir de la noche a la mañana”. En la formulación de los principios fundamentales de la crítica literaria, partía de las siguientes tesis: “La literatura es un elemento del desarrollo social; de ella se exige que no sea solamente la lengua, sino también los ojos y los oídos del organismo social… cualquiera que desee aparecer actualmente en público en calidad de literato, debe tener una relación directa con la vida, con la acción, con el hecho”. La veracidad en el reflejo de la vida es la primera exigencia de la obra artística; pero si el artista elige los rasgos no esenciales, casuales, de la realidad, también falsea la verdad. “La fuerza pensadora y la aptitud creadora, escribe Dobroliubov, son inherentes e igualmente necesarias, tanto al filósofo como al poeta; éste y aquél deben tomar los rasgos principales, sustanciales de la vida real”. Hay que distinguir entre los escritores “que sirven de representantes de las aspiraciones naturales, justas, del pueblo y los escritores que sirven de órganos de las diversas tendencias y demandas artificiales”. Marx y Engels leían los artículos de Dobroliubov y le tuvieron en gran aprecio. Engels lo llamaba el “Lessinq socialista”. Marx escribía: “Como escritor le pongo en la misma fila que a Lessing y Diderot”. Las obras principales de Dobroliubov son: El desarrollo orgánico del hombre en relación con su actividad racional y moral, 1858; ¿Qué es el oblomovismo?, 1859; El reino de las tinieblas, 1859; Rasgos para caracterizar al populacho ruso, 1860; ¿Cuándo llegará el verdadero día?, 1860; Un rayo de luz en el reino de las tinieblas, 1860.

Diccionario filosófico marxista · 1946:81-82

Nikolai Alexandrovich Dobroliúbov (1836-1861)

Nicolás Dobroliubov

Gran demócrata revolucionario, filósofo materialista y crítico literario. De igual modo que N. Chernishevski (ver) fue el ideólogo de la revolución campesina en Rusia. En la década del sesenta del siglo XIX, estaba en ascenso en Rusia la ola de los levantamientos campesinos contra la servidumbre y el zarismo. N. Chernishevski y N. Dobroliúbov formularon las principales reivindicaciones democráticas de las masas campesinas, expresaron en sus obras los anhelos y las esperanzas de los campesinos. Rindiendo homenaje a Dobroliúbov, Lenin decía de él que fue un escritor querido por toda la Rusia instruida y pensante, «que odiaba la arbitrariedad y esperaba apasionadamente el alzamiento popular contra los “turcos interiores”, es decir, el gobierno autócrata». (Lenin, Obras, Ed. rusa).

En muchas de sus obras, en sus artículos “El reino de las tinieblas”, “Un rayo de luz en el reino de las tinieblas”, Dobroliúbov hace una crítica implacable del régimen. La Rusia de la servidumbre de la gleba era el “reino de las tinieblas” de donde no se puede salir sino por medio de la revolución. Ninguna reforma es capaz de mejorar la condición del campesino. Era escéptico con respecto a los proyectos de emancipación de los campesinos, expresando con su escepticismo, la desconfianza de los campesinos hacia la reforma. Estigmatizaba a los liberales y fustigaba sus charlatanerías sobre las reformas y el progreso. “No tenemos necesidad de una elocuencia fastidiosa y vana que nos suma en un sopor satisfecho, que nos colme de sueños agradables. Nos hace falta un lenguaje intrépido, nuevo, que encienda en el corazón de los hombres la llama del valor cívico y los anime a una acción de amplitud sin precedente”. Dobroliúbov estimaba que el campesinado, la clase más oprimida de la sociedad rusa, era la fuerza capaz de realizar la revolución. La revolución surgiría de la fusión de diversos alzamientos en uno solo que englobaría a toda Rusia y que aplastaría al zarismo y la servidumbre. Dobroliúbov consagró toda su vida a la preparación de la revolución popular, campesina.

Consideraba que el régimen futuro, nacido de la revolución, no tendría nada en común ni con el régimen autocrático y de servidumbre, ni con el régimen capitalista de los países del Oeste. Consideraba a la democracia occidental, tan alabada por los liberales, como hipócrita, defensora de los derechos de los ricos. Los pueblos de esos países siguen siendo esclavos de la arbitrariedad de los gobernantes. Bajo el capitalismo, los trabajadores sufren un doble yugo: la explotación capitalista y la feudal. “Y así sucedió”, escribía Dobroliúbov, “que el pueblo trabajador se halló doblegado bajo dos yugos, bajo el del viejo feudalismo, que subsiste bajo formas y denominaciones diferentes en toda Europa Occidental, y el de la burguesía que ha echado mano de toda la industria”. Dobroliúbov percibía la lucha de la clase obrera contra la burguesía, “la hostilidad de la clase obrera hacia los empresarios y fabricantes”. A pesar de ver los antagonismos de la sociedad capitalista, Dobroliúbov no llegó sin embargo, al socialismo científico, sino al socialismo utópico. Al no conocer las leyes del desarrollo de la sociedad, estimaba, como todos los demócratas revolucionarios, que la revolución campesina instauraría el régimen socialista. Se decía socialista y partidario de un régimen republicano. En la “república ideal” futura, toda opresión sería abolida, los parásitos y los malhechores serían expulsados, se edificaría la “santa fraternidad” y la igualdad sin “prioridad de la nobleza”. El principio esencial de la nueva sociedad sería el reparto de los bienes materiales de acuerdo con la cantidad y la calidad del trabajo suministrado. “Lo principal es que la importancia del hombre en la sociedad esté de acuerdo con sus cualidades personales y que cada uno adquiera los bienes materiales en estricta conformidad con la cantidad y el valor de su trabajo...”. El socialismo utópico (ver) de Dobroliúbov y de todos los demócratas revolucionarios constituía la tendencia más progresista del pensamiento social de Rusia y de Europa occidental en el período pre-marxista. Dobroliúbov no comprendía sin embargo, que la victoria de la revolución campesina favorecería el desarrollo del capitalismo. La victoria de la revolución campesina hubiera sido para la Rusia zarista, un gran paso adelante, y hubiera creado condiciones favorables a la lucha del proletariado contra la burguesía.

Toda la lucha de Dobroliúbov, todas sus obras se hallan impregnadas de patriotismo. Consideraba que su obra consistía en liberar al pueblo ruso de la servidumbre y de la opresión zarista. Distinguía los rasgos nacionales notables del pueblo ruso, que ha dado grandes sabios, poetas y pensadores. Flagelaba a los cosmopolitas que “reniegan estúpidamente de su patria”. El patriotismo de Dobroliúbov, como el de todos los demócratas revolucionarios, era la expresión de una fe profunda en las fuerzas creadoras del pueblo, en su energía revolucionaria y en el gran porvenir de su patria.

El democratismo revolucionario de Dobroliúbov está estrechamente vinculado con su materialismo filosófico. Su filosofía materialista era la prolongación y el desarrollo de las tradiciones materialistas de la filosofía rusa, provenientes de M. Lomonósov (ver) y A. Radishchev (ver). Los grandes demócratas revolucionarios V. Belinski (ver), A. Herzen (ver), N. Chernishevski, ejercieron una influencia preponderante en sus concepciones, así como los pensadores avanzados de Europa occidental que influyeron mucho en la formación y el desarrollo de sus convicciones. En todas sus obras resuelve como materialista la cuestión fundamental de la filosofía (ver). El mundo material objetivo es el dato primario; la conciencia, el dato secundario. En su solución materialista de la cuestión fundamental de la filosofía, Dobroliúbov se apoya en las realizaciones de las ciencias naturales de la época. De perfecto acuerdo con la ciencia, afirma que el mundo material actúa sobre el hombre y produce las sensaciones. “Sentimos que sobre nosotros actúa algo que es diferente de nosotros, exterior a nosotros, en una palabra, el no-yo. Sacamos en conclusión que existe alguna otra cosa más que nosotros, sin la cual, no podríamos sentir ninguna acción exterior sobre nuestro yo. De donde se infiere que sólo conocemos la existencia de los objetos porque actúan sobre nosotros”. El mundo material está sometido a sus leyes naturales. Dobroliúbov estima contrario a la ciencia y digno de alquimistas de la Edad Media, el deseo de hallar en la naturaleza una “razón misteriosa”. Muchos naturalistas, escribía Dobroliúbov, al referirse a la “razón misteriosa”, tratan de ocultar su ignorancia de las leyes de la naturaleza. Desenmascara la concepción metafísica de la fuerza como aptitud separada de la materia. “La fuerza es una propiedad inherente a la materia y no puede existir aparte de ella”. La fuerza, igual que tal o cual propiedad de un objeto, es inseparable de los objetos materiales. Por esa razón, la fuerza del cerebro humano, su facultad de pensar, es un fenómeno perfectamente natural, propio de la materia en un grado elevado de su evolución. Por consiguiente, no hay en el hombre dos principios opuestos, como tampoco los hay en el mundo. No hay más que un solo mundo material y “el ser humano indisociable”. Dobroliúbov niega como anticientífica la división dualista del mundo y del hombre en dos substancias: material e ideal. Pero no por ello disminuye para él la importancia de la vida intelectual del hombre, y halla inepta la afirmación del materialismo vulgar, “grosero”, de “que el alma humana estaría formada por una cierta materia extremadamente fina”.

Dobroliúbov estimaba que la ley del desarrollo es la ley principal del mundo material, y que la naturaleza y la sociedad están sometidas a ella. “En el mundo, todo está sometido a la ley del desarrollo. En la naturaleza, cuanto existe se encamina de lo simple a lo complejo, pero en todas las cosas sólo hay materia, en diferentes grados de desarrollo”. Consideraba el movimiento y el desarrollo universales, como la base de la diversidad cualitativa del mundo material. El estancamiento y la inmovilidad no existen ni en la sociedad ni en el pensamiento humano.

También como materialista Dobroliúbov resuelve el segundo aspecto de la cuestión fundamental en filosofía. Estima que el hombre puede conocer el mundo material circundante. Desenmascara el agnosticismo (ver), el escepticismo y las mentiras religiosas acerca de las facultades limitadas de la razón humana. Según él, en el proceso del conocimiento, el hombre parte de las impresiones provocadas en sus sentidos por los objetos exteriores, para llegar al descubrimiento de su esencia. El conocimiento está determinado por las necesidades prácticas de la vida y verificado por la actividad del hombre.

Apoyándose sólidamente en la teoría materialista del conocimiento, Dobroliúbov desarrolló los fundamentos filosóficos de la estética de Belinski y Chernishevski. Era un crítico literario eminente. Opinaba que el arte es el reflejo de la realidad objetiva en la conciencia del hombre. Tanto la ciencia como el arte tienen por objeto el mismo mundo material. El artista debe ser un pensador; no debe copiar la realidad, sino descubrir los lazos internos y la continuidad lógica de los fenómenos, generalizar los hechos y sacar conclusiones de ellos. Hacer una imagen fiel, no es fijar los rasgos fortuitos de los fenómenos, sino descubrir su esencia, las particularidades características del fenómeno. Invitaba al artista a reflejar lo típico en los fenómenos, a descubrir su esencia y su vínculo con la realidad ambiente. Exigía de la literatura que sirviera al pueblo trabajador. La teoría estética de Dobroliúbov fue de un alcance muy grande para el desarrollo del arte y de la literatura rusos de vanguardia.

Su materialismo era limitado: aunque concebía como materialista las leyes de la naturaleza, no extendía su concepción materialista a las relaciones sociales. La causa de ello residía en el atraso económico de Rusia. Sin embargo, el democratismo revolucionario de Dobroliúbov dejó huellas de fuerte tendencia materialista en sus concepciones sobre la sociedad: admitía el papel preponderante de las masas en el proceso histórico. Es preciso apreciar los acontecimientos históricos, decía, según la influencia que ejerzan sobre el pueblo. Habiendo comprobado la importancia de las masas en la historia, Dobroliúbov resolvió acertadamente, en cuanto al fondo, el problema del papel de las personalidades notables en el desarrollo progresivo de la humanidad. No oponía el individuo a la masa; al contrario, descubría el vínculo entre el pueblo y la personalidad notable, que expresa sus intereses. En el desarrollo histórico de la sociedad, el aspecto material, el reparto de los bienes entre los hombres, desempeña una gran función. Sin embargo, se mantuvo idealista en sus ideas generales sobre el desarrollo de la sociedad.

Dobroliúbov es ateo. Ve la fuente de la religión en el miedo que el hombre experimenta ante los fenómenos incomprendidos de la naturaleza. Desenmascara el papel reaccionario de la religión, que propaga las supersticiones y la ignorancia, y que exhorta a las masas a la paciencia. Muestra el vínculo entre la religión y la política.

Dobroliúbov fue uno de los precursores de la socialdemocracia rusa. Los clásicos del marxismo-leninismo apreciaron en grado muy elevado a Dobroliúbov, pensador y campeón de la liberación del pueblo ruso de la servidumbre y la autocracia.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:135-138

Nicolás Alexandrovich Dobroliúbov (1836-1861)

Pensador ruso revolucionario, materialista, crítico y publicista, compañero de Chernishevski. Su padre era sacerdote (ortodoxo). Terminó sus estudios en el seminario eclesiástico de Nizhni Nóvgorod. (1853) y en el Instituto Pedagógico Superior de Petersburgo (1857). Desde 1856, colaboró en “El Contemporáneo” del que tuvo a su cargo (1857-61) la sección de crítica y bibliografía. En cinco años de obra creadora, Dobroliúhov escribió muchos artículos sobre ciencia (pedagogía, estética, filosofía) y arte. Los de más relieve son: “Sobre la importancia de la autoridad en la educación” (1857); “El desarrollo orgánico del hombre en relacióncon su actividad intelectual y moral” (1858); “La civilización rusa ideada por el señor Zherebtsov” (1858); “Pequeñeces literarias del último año” (1859); “Robert Owen” y sus ensayos de reformas sociales” (1859); “¿Qué es el oblomovismo?” (1859); “El reino de las tinieblas” (1859); “¿Cuándo llegará, por fin, el verdadero día?” (1860); “Rasgos para la caracterización de las gentes rusas sencillas” (1860); “Un rayo de luz en el reino de las tinieblas” (1860). Al tratar de distintas cuestiones filosóficas Dobroliúbov tomaba en consideración los datos de la ciencia natural de su época, defendía el principio de la comunidad genética entre la naturaleza y el hombre, la idea materialista de la unidad de los procesos psíquicos y fisiológicos en el organismo humano: se manifestó contra el dualismo filosófico, luchó contra el agnosticismo y el escepticismo en los problemas del conocimiento &c. En este plano, polemizó contra la separación de “alma” y cuerpo –uno de los dogmas de la religión cristiana, cuya crítica constituía la tarea capital de los pensadores rusos de vanguardia a mediados del siglo XIX–. Dobroliúbov veía en Feuerbach al fundador de la ciencia sobre el hombre como totalidad, como ser íntegro. En realidad al prestar atención a las cuestiones sociales y mostrar que las acciones humanas se hallan condicionadas socialmente, Dobroliúbov descubrió la insuficiencia y limitación del principio antropológico. Tendía Dobroliúbov al historicismo, defendía el principio de que la naturaleza y la sociedad se hallaban en constante desarrollo. En comparación con Chernishevski, trrbajaba menos en la investigación de la teoría socialista, pero en lo fundamental mantenía las mismas posiciones que su maestro y luchó para que Rusia se orientara hacia el socialismo. Era un esteta de altos vuelos. Dio un nuevo impulso a la tradición de Belinski, señalaba que la literatura y el arte tienen una misión social: representar lo “absurdo” de las relaciones sociales existentes en aquel entonces, ver las “tendencias naturales” del pueblo, buscar el ideal en la vida. El principal mérito del escritor como artista estriba en la verdad de sus representaciones, escribió Dobroliúbov. Aunque defendía y razonaba la tesis acerca de la “crítica real” como medio de investigar la vida y entendía que el fin principal de dicha crítica consistía en despertar y desarrollar la conciencia de la sociedad rusa, consideraba que únicamente la revolución, la acción revolucionaria de las propias masas, podía modificar de raíz el orden existente, romper el mecanismo autocrático que se distinguía por su “total podredumbre”, acabar con el “reino de las tinieblas” del régimen de servidumbre. Dobroliúbov denunciaba el carácter falsamente radical de las acusaciones literarias de los liberales. Soñaba con una sociedad en la que “el significado del hombre... se determinara por sus méritos personales” y “cada uno adquiriera los bienes materiales en rigurosa dependencia de la cantidad y mérito de su trabajo”.

Diccionario filosófico · 1965:126-127

Nikolái Alexándrovich Dobroliubov (1836-1861)

Pensador revolucionario ruso, materialista, crítico y publicista, compañero, de lucha de Chernishevski. Desde 1856 colaboró en la revista Sovreménnik (”El Contemporáneo”), siendo jefe (1857-61) de su sección de crítica y bibliografía. En cinco años de actividad creadora, Dobroliubov escribió muchos artículos sobre problemas de la ciencia (pedagogía, estética, filosofía) y del arte. Los más importantes de ellos son: “Acerca de la significación de la autoridad en la educación” (1857); “El desarrollo orgánico del hombre en relación a su actividad intelectual y moral” (1858); “Robert Owen y sus intentos de reformas sociales” (1859); “El reino oscuro” (1859); “¿Cuándo llegará el día verdadero?” (1860); “Rasgos para caracterizar el pueblo sencillo ruso” (1860); “Un rayo de luz en el reino oscuro” (1860). Tratando distintos problemas filosóficos, Dobroliubov defendía el principio de la comunidad genética de la naturaleza y el hombre, la idea materialista de la unidad de los procesos psíquicos y fisiológicos en el organismo humano, impugnaba el dualismo filosófico, luchaba contra el agnosticismo y el escepticismo en los problemas del conocimiento, &c. Apoyándose en los datos de las ciencias naturales de su tiempo, Dobroliubov se pronunciaba contra la antítesis del “alma” y el cuerpo, o sea, uno de los dogmas fundamentales de la religión cristiana. Dobroliubov estimaba que Feuerbach era fundador de la ciencia del hombre como ser único e íntegro. Pero acudiendo a los problemas sociales y mostrando el condicionamiento social de las acciones humanas, Dobroliubov de hecho ponía de relieve la insuficiencia y la limitación del principio antropológico de Feuerbach. Dobroliubov aspiraba al historicismo y defendía el principio del desarrollo en la naturaleza y la sociedad. Aunque, en comparación con Chernishevski, Dobroliubov dispensó menos atención a la elaboración de la teoría socialista, mantuvo en lo fundamental las mismas posiciones que su maestro y luchó por el desarrollo de Rusia por la vía del socialismo. Dobroliubov era un gran especialista en estética. Desarrollando las tradiciones de Belinski, subrayaba el destino social de la literatura y el arte: presentar “el carácter no natural de las relaciones sociales” en la realidad de aquel entonces, determinar las “aspiraciones naturales” del pueblo y buscar el ideal en la vida. El principal mérito del escritor artista consiste en la veracidad de lo que describe. Estimando que su misión fundamental consistía en despertar y desarrollar la autoconciencia de la sociedad rusa, Dobroliubov suponía, al mismo tiempo, que únicamente la revolución, la acción revolucionaria de las masas puede cambiar de raíz los órdenes existentes, destruir el mecanismo autocrático y acabar con el “reino oscuro” del régimen de servidumbre. Dobroliubov fustigó el carácter falsamente radical de las denuncias literarias liberales. Soñó con una sociedad en la que “la significación del hombre... se determine por sus méritos personales”, y “los bienes materiales se adquieran por cada uno en una rigurosa comedición con la cantidad y la calidad de su trabajo”.

Diccionario de filosofía · 1984:123