Partidismo de la ciencia y de la filosofía
Partidismo de la ciencia y de la filosofía
El materialismo dialéctico enseña que la filosofía, como toda ciencia, tiene un carácter de clase y de partido. “La filosofía más moderna tiene tanto carácter de partido como la de hace dos mil años” (Lenin). Detrás de la lucha de opiniones, en filosofía se oculta siempre la lucha de las clases y de los partidos en la sociedad. Lenin señaló que detrás de los subterfugios verbales de los idealistas machistas “no se puede por menos de ver la lucha de los partidos en filosofía, lucha que refleja, en última instancia, las tendencias y la ideología de las clases enemigas dentro de la sociedad moderna”. En la sociedad clasista no puede haber una filosofía que no sea de clase y de partido. La filosofía y la ciencia fueron siempre, de una o de otra manera, el arma espiritual de la lucha de clases. Los clásicos del marxismo-leninismo subrayan constantemente el carácter revolucionario del materialismo dialéctico, señalan que la filosofía será profundamente científica y militante de una manera proletaria, sólo cuando dirija sus armas contra el régimen capitalista, contra toda clase de esclavitud y de superstición. La unidad de la teoría y de la práctica está indisolublemente relacionada con la teoría marxista-leninista sobre el carácter militante de la filosofía. Entre los bolcheviques, la palabra jamás diverge de los hechos y éste es el principio supremo del carácter militante bolchevique.
Diccionario filosófico marxista · 1946:239-240
Carácter partidario de la ciencia y de la filosofía
El materialismo dialéctico enseña que la filosofía, al igual que cualquier ciencia, tiene un carácter de clase, de partido. “La novísima filosofía tiene un carácter tan partidario como 2.000 años atrás” (Lenin). Detrás de la lucha de los conceptos filosóficos, siempre se oculta la lucha de clases y de partidos en la sociedad. Lenin indicaba que detrás de los verbosos giros de los idealistas-machistas, “no se puede dejar de ver una lucha de partidos en la filosofía, lucha que, en último término, refleja las tendencias e ideología de las clases hostiles de la sociedad moderna”. En la sociedad de clases no puede haber una filosofía fuera de las clases y sin partido. La filosofía y la ciencia siempre fueron, en manos de una u otra clase, un arma espiritual de la lucha de clases. Los clásicos del marxismo-leninismo subrayaban el carácter revolucionario del materialismo dialéctico e indicaban que la filosofía sólo será profundamente científica, con carácter de clase y de partido, cuando dirija sus armas contra el régimen capitalista, contra todas las formas de esclavitud y de superstición. La unidad de la teoría y de la práctica está indisolublemente ligada con la doctrina marxista-leninista sobre el carácter partidario de la filosofía.
Entre los bolcheviques, la palabra nunca se separa de hecho, y esto es el principio superior del partido bolchevique.
Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:13
Espíritu de partido en filosofía
El marxismo-leninismo aborda con espíritu de partido todos los problemas de la filosofía y de la lucha de las tendencias filosóficas. El marxismo-leninismo estima que en una sociedad de clases, toda ideología y, por consiguiente, toda filosofía, expresa los intereses de tal o cual clase. El choque de ideologías, de filosofías es una manifestación de la lucha de clases. Las clases principales de la sociedad capitalista son el proletariado y la burguesía. De ese modo, se enfrentan dos ideologías, dos concepciones del mundo: la concepción socialista y la concepción burguesa. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico forman la base teórica de la ideología socialista del proletariado. A esta concepción progresista del mundo se oponen diversas escuelas del idealismo y de la metafísica que defienden los intereses de las clases explotadoras.
La ideología, la filosofía de una clase, expresan las particularidades de esa clase y se hallan en función del lugar que esta clase ocupa en el sistema de relaciones sociales, de su papel en la historia de la sociedad. La aparición del marxismo representó un salto en la historia de la filosofía, pues el marxismo y su filosofía constituían la ideología del proletariado, de los trabajadores y de las masas explotadas, mientras que todas las escuelas y sistemas filosóficos precedentes, aun los progresistas para la época, expresaban los intereses de una minoría explotadora o de individuos separados del pueblo que combatían a los explotadores aisladamente.
La lucha entre los dos principales partidos opuestos en filosofía se manifiesta como lucha entre el materialismo y el idealismo. Lenin consideraba que uno de los grandes méritos de Marx y de Engels consistía en haber hecho progresar, en el transcurso de medio siglo, el materialismo filosófico en la lucha contra el idealismo. Lenin, que enriqueció el marxismo con su análisis de la nueva época histórica, desarrolló más aún el principio marxista del espíritu de partido en filosofía. En su obra Materialismo y empiriocriticismo (ver), Lenin ofrece un análisis profundo de esta cuestión. Al examinar las tendencias filosóficas, dice, es preciso distinguir, en el amontonamiento de subterfugios terminológicos nuevos, dos líneas esenciales. “No es posible dejar de ver tras la escolástica gnoseológica del empiriocriticismo la lucha de los partidos en filosofía, lucha que en definitiva expresa las tendencias y la ideología de las clases enemigas de la sociedad contemporánea” (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 402, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). Es preciso desenmascarar al idealismo cualquiera que sea su forma. Las tentativas de los “machistas” y otros filósofos de elevarse tanto por encima del materialismo como del idealismo, son calificadas por Lenin de actos de servilismo hacia la filosofía reaccionaria. “La no pertenencia a ningún partido no es en filosofía más que servilismo miserablemente disimulado respecto al idealismo y al fideísmo”. (Ibid., p. 399). Materialismo y empiriocriticismo es un ejemplo de espíritu de partido y de intransigencia apasionada en la crítica de corrientes filosóficas hostiles al materialismo.
En el curso de toda su actividad, el Partido Comunista de la Unión Soviética ha combatido toda tendencia a revisar la filosofía marxista y la teoría del marxismo en general. Demolió el idealismo menchevizante (ver) de los derechistas restauradores del capitalismo y las otras tendencias hostiles a la filosofía marxista. La discusión organizada en 1947 por el Comité Central del Partido sobre los problemas de la filosofía, desempeñó un papel primordial en la lucha por la firmeza de principio y la posición de partido en filosofía. Esta discusión movilizó a los filósofos soviéticos para la lucha contra la ideología burguesa reaccionaria, contra la filosofía, contra las manifestaciones de objetivismo, de socialismo de cátedra (ver), de escolástica, de dogmatismo, que se desprenden de las obras de ciertos científicos soviéticos.
El Partido Comunista enseña a los filósofos y a los economistas soviéticos, y a todos los trabajadores del frente ideológico, el arte de combinar el estudio concreto de los problemas de la actualidad inmediata, con una crítica implacable de las teorías e ideas anti-marxistas.
Para aplicar el espíritu de partido en filosofía, es preciso abordar la solución de los problemas de manera creadora, desarrollar más aún la filosofía marxista-leninista, aliar estrechamente la teoría y la práctica. El espíritu de partido en filosofía es incompatible con el objetivismo. “El materialismo incluye en sí, por así decir, el espíritu de partido, lo que exige, cuando se trata de apreciar un acontecimiento, que se adopte abiertamente y sin equívocos el punto de vista de un grupo social dado” (Lenin, Obras, Ed. rusa). Los ideólogos de la burguesía reaccionaria defiende los intereses egoístas de las clases explotadoras, y son incapaces de descubrir las leyes objetivas de la historia y no tienen por lo demás, ningún interés en hacerlo. Al contrario, deforman la realidad y falsifican los hechos a fin de justificar sus conclusiones y teorías anticientíficas. Se esfuerzan por hacer pasar sus puntos de vista reaccionarios por concepciones “imparciales”, “universales”. Los clásicos del marxismo-leninismo enseñan cómo arrancar la máscara de “imparcialidad” y de “universalidad” a esos apologistas de la ideología burguesa. No es posible admitir la existencia de una filosofía que se eleva por encima de las clases en la época de la lucha encarnizada entre las fuerzas de la reacción y las fuerzas del progreso. Los alegatos en favor de semejante filosofía no son sino una muestra de las posturas habituales de la burguesía.
En la U.R.S.S., donde han sido suprimidas las clases explotadoras, reina indivisa la ideología marxista que expresa los intereses de la clase obrera, pero también los de todos los trabajadores de la sociedad socialista. En la sociedad soviética no hay ni puede haber base social para una ideología burguesa. Sin embargo, ciertos vestigios de la ideología burguesa subsisten todavía en la U.R.S.S., puesto que no hay garantías absolutas que protejan a los soviéticos de la penetración de ideas extrañas procedentes del exterior.
El espíritu de partido en filosofía, como en el marxismo en general, consiste precisamente en luchar contra la ideología burguesa y sus supervivencias, en defender y desarrollar más aún el marxismo-leninismo, única ideología revolucionaria y científica.
Diccionario filosófico abreviado · 1959:166-168
Espíritu de partido en filosofía
Importantísimo principio de la concepción marxista-leninista del mundo. Dicho principio ha sido fundamentado por Marx, Engels y Lenin. En la sociedad de clases, la filosofía, lo mismo que toda la ideología, no puede no tener espíritu de partido: refleja los intereses de determinadas clases y está al servicio de las mismas. En la historia del pensamiento filosófico, las corrientes fundamentales contrapuestas, los partidos que en filosofía han estado en lucha, son el materialismo y el idealismo. La lucha ideológica contemporánea es un reflejo en la conciencia de la humanidad, del proceso histórico en virtud del cual se pasa del capitalismo al comunismo. El espíritu de partido de los ideólogos burgueses se revela en su anticomunismo, en su tendencia a denigrar el socialismo, el marxismo-leninismo, en sus intentos de desvirtuar los antagonismos de la sociedad burguesa, de presentar el Estado burgués como el “Estado de prosperidad general”, los intereses de los capitalistas, como ideales de toda la humanidad. El marxismo aplica consecuentemente el principio de partido en filosofía, considera el materialismo dialéctico e histórico como arma científica del proletariado en su lucha contra el capitalismo, por la victoria del comunismo. Frente al espíritu de partido burgués, encubierto por el objetivismo, el espíritu de partido de la filosofía marxista-leninista posee un carácter abiertamente combativo; sus rasgos distintivos son la intransigencia frente al idealismo y a la metafísica, al revisionismo y al dogmatismo, la coincidencia del espíritu de partido y del espíritu científico, es decir, la auténtica objetividad en el análisis de lo real, la conexión orgánica entre la teoría y la práctica, entre la filosofía y la política, la manera creadora de abordar los problemas de la teoría marxista y de la [151] práctica en la construcción del comunismo. El principio marxista del espíritu de partido niega que la idea de la coexistencia pacífica pueda trasladarse de la esfera de la política al terreno ideológico, exige que se refuten con sólidos argumentos la filosofía burguesa, las teorías reformistas, revisionistas y dogmáticas, que se ponga de manifiesto la orientación política y el sentido de clase de las mismas.
Diccionario filosófico · 1965:150-151
Partidismo de la filosofía
Orientación social objetiva sujeta a ley (en la sociedad dividida en clases, clasista) de toda concepción del mundo. La filosofía nunca es “neutral”. Su partidismo dimana de la dialéctica del progreso social, de las contradicciones objetivas del desarrollo social. La esencia de la orientación subjetivista de la filosofía consiste en que la misma convierte a la filosofía en medio necesario para fines, normas y principios no formulados por ella sobre la base del conocimiento de la marcha objetiva de historia, sino que son introducidos desde fuera en calidad de normas preparadas. El subjetivismo hace descender la filosofía al nivel de sirvienta de los dogmas y de las fuerzas e instituciones sociales que están tras dichos dogmas. Por el contrario, el partidismo de la filosofía objetivo es el resultado del conocimiento consecuente de la verdad y exige seguir únicamente a las conclusiones y apreciaciones obtenidas por la ciencia misma y someter todo, sin excepción, al juicio de la razón y de los valores espirituales. Por eso, no es opuesta sólo al subjetivismo, sino también al objetivismo. La coincidencia del partidismo de la filosofía y la objetividad científica se asegura con una investigación sistemática de la realidad, en particular de su contrariedad dialéctica, y con la búsqueda infatigable de la verdad. Es consecuentemente objetivo el partidismo marxista, comunista que, como el más progresista y auténticamente científico, se opone a todo subjetivismo, al voluntarismo y al irracionalismo, así como al dogmatismo. Enfilado contra el “pluralismo” filosófico, propio de la sociedad capitalista, el partidismo comunista de la filosofía lucha por la verdad y la diversidad de las búsquedas y soluciones científicas, no contradictorias al afianzamiento de la ideología socialista como única ideología científica. Esta diversidad, precisamente, es condición de desarrollo de la cultura científica y artística y expresión de la riqueza de sus resultados. Por eso, el partidismo comunista de la filosofía, lejos de ser hostil a la libertad de discusión científica, la presupone, defendiendo la búsqueda creadora de la verdad contra la rutina del pensamiento, contra el dogmatismo. Arranca de que la discusión y el diálogo son el estado permanente del pensamiento creador y orienta a una crítica activa de la ideología burguesa. El partidismo comunista de la filosofía es el enfoque creador, científico y crítico-revolucionario más profundo de la realidad.
Diccionario de filosofía · 1984:328