Filosofía en español
La historia del Oriente antiguo es la historia de un régimen esclavista, del nacimiento y desarrollo de un estado despótico, de la disgregación de la comuna primitiva, de una creciente diferenciación de clases, de una áspera lucha social. Esta lucha da nacimiento a gérmenes de pensamiento libre, a las primeras protestas contra los dogmas religiosos, se ven rudimentos de una concepción materialista del mundo, y hacen su aparición las primeras teorías políticas. Los primeros golpes asestados a las concepciones religiosas tradicionales en el Egipto antiguo, apuntaban al dogma del más allá. El célebre Canto del arpista, obra clásica de la antigua literatura egipcia, pone en duda ese dogma: “Nadie vuelve a hablar del reino del más allá”. La arquitectura, la agricultura, los trabajos de irrigación, &c., exigían la acumulación y la sistematización de conocimientos: geometría, mecánica, astronomía, elementos de química y de tecnología de los materiales. La invención de la escritura jeroglífica señala una profundización y una extensión del saber humano, lo que a su vez, da nacimiento a embriones de una concepción materialista del mundo. Plutarco afirma que el filósofo griego Tales (ver) “tomó de los egipcios la idea de que el agua es la causa primaria y el principio de toda cosa”. Entre los textos egipcios antiguos, generalmente llenos de ficciones y de quimeras religiosas, se encuentran también escritos totalmente diferentes. Por ejemplo: “El agua fresca de este país prohijó a los seres vivos; toda cosa emana de ella”. Sin embargo, las ideas progresivas eran ahogadas en el Egipto antiguo por doctrinas religiosas idealistas.
Como Egipto, Babilonia ejerció una gran influencia sobre el progreso de la ciencia y de la filosofía en el mundo antiguo. El sistema numérico babilónico precedió a las cifras arábigas. Los matemáticos de Babilonia, que echaron los fundamentos del álgebra, sabían extraer raíces cuadradas y cúbicas, y conocían los principios de la geometría, inclusive el famoso teorema de Pitágoras. La astronomía babilónica disponía de un mapa del cielo estrellado visible a simple vista. La controversia entre el amo y su esclavo sobre el sentido de la vida, constituye un monumento de la dialéctica babilónica. El esclavo, con su gran sagacidad e instruido por la vida, aparece en oposición a su amo, llevado y traído en todo sentido, incapaz de adquirir conciencia de las contradicciones entre sus deseos y la realidad. Sin embargo, en Babilonia igualmente, los rudimentos del pensamiento materialista fueron suplantados cada vez más por doctrinas religiosas, idealistas, expresión de la clase dominante de los explotadores esclavistas.
Las primeras corrientes y escuelas filosóficas materialistas surgidas en la India y en China, aventajaron de lejos las concepciones filosóficas de Babilonia y de Egipto. La vida social en la India y en China había alcanzado un nivel sensiblemente superior al de otros países de Extremo Oriente. En la India, ese desarrollo coincidió con el período en que la esclavitud había comenzado a desbordar el estrecho marco del régimen de castas. La división de la sociedad en castas, que afectaba no solamente a los campesinos sino también a los comerciantes y artesanos de las ciudades, entorpecía el progreso de las fuerzas productivas. Una ola de protestas contra el predominio del brahmanismo y sus sacerdotes que santificaban el régimen de castas, puso en conmoción al campesinado y a las masas de las ciudades, mercaderes y artesanos. En la vida social, adquirieron fuerza elementos nuevos que se oponían al antiguo orden de cosas con su arbitrariedad, la omnipotencia de los sacerdotes y la humillación de las masas. Esas fuertes contradicciones encontraron su expresión en el dominio ideológico. En esa época, una corriente materialista llamada “charvakas”, hizo su aparición en la filosofía hindú. (Se supone que Charvakas fue un pensador antiguo que dio su nombre a esta orientación filosófica. Según otra hipótesis, “charvakas” provendría de la fusión de dos palabras: “charu”, accesible, y “vakas”, palabra). Otro término para designar esta tendencia materialista, “lokayata”, puede significar “opinión de los humildes”. Esta denominación pone el acento en la simplicidad de los principios fundamentales del materialismo, al que se le oponían los refinamientos de las escuelas idealistas y místicas. Muchos eruditos estiman que la escuela materialista en la India antigua, fue fundada por el sabio Brihaspati, a quien se atribuyen poemas donde se expresa independencia de espíritu.
Estos filósofos proclamaban la materialidad del mundo. Todas las cosas están compuestas por cuatro elementos: el aire, el fuego, el agua y la tierra, que constituyen igualmente el cuerpo humano. Después de su muerte, el hombre, las plantas y los animales se transforman de nuevo en esos elementos. La conciencia es una propiedad del cuerpo. El “yo” del hombre no existe sin el cuerpo. No por casualidad se dice: “Yo cojeo”, “yo soy ciego”, “yo soy grueso”, pues la noción de “yo” es inseparable de las propiedades del cuerpo. La muerte del cuerpo significa el fin de la conciencia. El alma no es inmortal, no hay espíritus ni dioses. El paraíso y el infierno han sido inventados por los sacerdotes. En lo que respecta a la moral, la escuela materialista critica la doctrina religiosa del ascetismo y de la eliminación del sufrimiento por el renunciamiento a todo deseo y a toda pasión. La vida humana está necesariamente ligada a goces y sufrimientos. Quien predica el renunciamiento a los goces bajo pretexto de que ellos acarrean sufrimientos, predica el renunciamiento a la vida, predica, por lo tanto, la muerte. El hombre debe esforzarse por reducir sus sufrimientos y por aumentar sus goces. Esta ética está emparentada con el epicureísmo. El desarrollo de la filosofía materialista alcanza un nivel más elevado aun en la China antigua. (Ver Filosofía china).
Diccionario filosófico abreviado · 1959:205-206
Diccionario filosófico · 1965
Diccionario de filosofía · 1984