Filosofía en español 
Filosofía en español

Filosofía de la Edad Media

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Filosofía de la Edad Media

Filosofía de la sociedad feudal. En esa época, la religión era la ideología dominante. Las insurrecciones de los campesinos y de los habitantes de las ciudades contra el régimen de explotación feudal, tenían al mismo tiempo el carácter de “herejías”, vale decir, de lucha contra la Iglesia Oficial (Católica), bastión del feudalismo. La primera tentativa de legitimar los dogmas cristianos, pertenece a la Patrística (ver), doctrina de los “Padres de la Iglesia”. Estrechez religiosa, odio indisimulado por la ciencia, justificación del yugo, feudal, llamados hipócritas al ascetismo tales son sus rasgos esenciales. Tertuliano (160-230 aproxim.), declaraba: “Creo porque es absurdo”. San Agustín (ver Agustín), cuyo sistema estaba basado en el neo-platonismo (ver), doctrina mística e idealista, proclamaba la supremacía del poder de la Iglesia Católica. Del siglo VII al X, apareció en Europa Occidental, la corriente principal de la filosofía medieval, la escolástica (ver), que adquirió su forma definitiva en el siglo XI, gracias a la consolidación del catolicismo. Esta escuela religiosa de la clase dominante, reinó en absoluto en la enseñanza. Los escolásticos adaptaron a las necesidades del cristianismo una mezcolanza ecléctica y falsificada de los sistemas idealistas de la antigüedad. Al principio, el platonismo (ver Platón) ejerció la influencia mayor, y a partir del siglo XII, un aristotelismo deformado ocupó su lugar. “El obscurantismo clerical” escribe Lenin en sus Cuadernos filosóficos, “mató en Aristóteles el elemento vivo, y eternizó el elemento muerto”. El clero transformó la lógica de Aristóteles en una “escolástica rígida”. “La filosofía es la servidora de la teología”, así es como definía la Iglesia Católica el papel de la filosofía escolástica. Su tarea principal, condicionada por su naturaleza de clase, consistía en persuadir a las masas populares de que el régimen de explotación feudal había sido creado y santificado por Dios mismo, y que luchar contra él, era rebelarse contra la voluntad divina. En sus esfuerzos por apoyar y defender la ideología oficial de la Iglesia, los escolásticos recurrían a subterfugios, a argumentos sutiles, puramente formales y artificiales. No tomaban en cuenta, en absoluto, los datos de la experiencia, y se entregaban por entero a logomaquias hueras y a confrontaciones de textos de falsas autoridades. La doctrina más influyente fue la de Tomás de Aquino (ver) que puso todo su empeño en apoyar el dogmatismo católico sobre un aristotelismo falsificado, y en “legitimar filosóficamente” el régimen feudal reinante. A fines del siglo XIX, el Papa proclamó que la doctrina de “santo” Tomás era la “única filosofía verdadera” de la Iglesia Católica. Los obscurantistas actuales también la llevan sobre pavés.

La lucha de clases en el seno del feudalismo se manifestaba por la aparición de tendencias filosóficas opuestas. La lucha del nominalismo (ver) y del “realismo” (ver “Realismo” medieval) durante los siglos X y XI, fue la más significativa. Los “realistas” afirmaban que las ideas generales, los “universales”, tienen una existencia real como substancias espirituales o prototipos anteriores a las cosas particulares. Los nominalistas creían que sólo las cosas particulares, individuales, existen, mientras que los universales no son más que simples denominaciones, nombres que los hombres atribuyen a los fenómenos. En la lucha del nominalismo contra el “realismo”, a través de la bruma teológica de la época, se esbozan los principales partidos en filosofía: el materialismo y el idealismo. El nominalismo constituye una de las primeras expresiones del materialismo. Lenin subraya que “…la lucha de los realistas y los nominalistas de la Edad Media, tiene rasgos comunes con la de los materialistas y de los idealistas” (Obras, Ed. rusa). Ligado al movimiento de oposición contra la Iglesia Oficial, el nominalismo era una expresión específica de la ideología de los artesanos y de los comerciantes, del ascenso de las capas ciudadanas atraídas hacia el conocimiento experimental y poseedores de cierta independencia de espíritu. Esta tendencia encontró su expresión en la doctrina de Abelardo (ver). Las mismas fuerzas sociales estimulaban el interés por las ciencias naturales y las matemáticas, completamente desdeñadas por la escolástica oficial. En Gran Bretaña el auge impetuoso de la economía y la agravación de la lucha de clases condicionan la aparición de la doctrina de Roger Bacon (ver), progresiva para su época. Bacon asignaba una importancia particular a las ciencias naturales y a la técnica. Sus audaces concepciones le valieron la persecución de la Iglesia Católica. Las doctrinas nominalistas presentaban también vagas tendencias materialistas. Duns Scotus (1265-1308 aprox.) explicaba la facultad de pensar que posee la materia, por la voluntad “insondable” de Dios; al mismo tiempo se esforzaba por romper las cadenas que ataban la filosofía a la teología. Estas tendencias alcanzaron su punto culminante en la doctrina del nominalista Guillermo de Occam (ver), quien luchó contra el Papa junto al emperador y a los Ciudadanos avanzados que odiaban a los caballeros dedicados al pillaje, y se esforzaban por poner coto al predominio clerical.

Posteriormente, la escolástica degeneró definitivamente, pero durante mucho tiempo, toda suerte de obscurantistas galvanizaron su cadáver. La escolástica fue la variedad dominante de la filosofía medieval, pero no la única. Diversas doctrinas místicas que reducían el conocimiento a la “iluminación” del hombre o la “unión” de su alma al principio divino, ejercieron también cierta influencia. Enemigo de la experiencia y de la lógica, el misticismo aparece como una tendencia perjudicial y reaccionaria. No obstante, en las condiciones históricas particulares de la Edad Media, ciertas concepciones sociales de los místicos sobre la inutilidad de la Iglesia como “intermediaria” entre Dios y los hombres, sobre la pseudoerudición de los escolásticos, &c., pudieron oponerlos temporalmente a la ideología dominante. Engels consideraba la mística medieval como una forma de oposición al feudalismo.

Los siglos XV y XVI señalan el fin de la filosofía medieval. La aparición y el desarrollo de las relaciones burguesas engendran una nueva ideología, la del Renacimiento. La cultura del Cáucaso, del Asia central, de los árabes y de otros pueblos de Oriente, estaba más adelantada, hasta el siglo XIII, que la de Europa Occidental. Los representantes progresivos de la civilización oriental, se entregaban al estudio de las ciencias naturales, de la medicina, de las matemáticas, de la geografía, de la técnica. Fueron los árabes y otros pueblos orientales, quienes hicieron conocer la brújula, la pólvora, el papel, &c., a los europeos. Los más brillantes pensadores de Oriente –Ibn-Siná (Avicena) (ver), Ibn-Rochd (Averroes) (ver), &c.– ejercieron una gran influencia, muy a menudo positiva, sobre la filosofía de Europa Occidental. A través de la espesa capa del idealismo, se abrieron paso fuertes tendencias materialistas (eternidad de la materia, naturaleza mortal del alma individual, determinismo de la naturaleza, &c.). La historiografía burguesa escamotea la importancia de la cultura oriental con el objeto de acreditar la idea reaccionaria de la prioridad y de la supremacía absolutas de la civilización de Europa Occidental, “aria”, “nórdica”. Hoy los ideólogos burgueses se afanan por resuscitar el cadáver de la escolástica medieval y por utilizar las “teorías” obscurantistas, en interés de la reacción imperialista.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:202-204

Filosofía medieval en los países de la Europa occidental

Filosofía de la sociedad feudal del Occidente de Europa en la época comprendida entre el hundimiento del Imperio romano (siglo V) hasta la aparición de las formas tempranas de la sociedad capitalista (siglos XIV-XV). Al derrumbarse la sociedad esclavista grecorromana, se produjo también una decadencia de la filosofía. La herencia filosófica clásica se perdió y hasta la segunda mitad del siglo XII permaneció desconocida de los sabios de la Europa Occidental. La ideología imperante fue la religiosa: en el Cercano Oriente, en Arabia y en los países de lengua árabe, musulmana; en Europa, cristiana, en dos variantes (catolicismo romano y ortodoxia bizantina). La escuela y la instrucción pasaron a manos de la Iglesia, cuyos dogmas figuraban en la base de todas las representaciones acerca de la naturaleza, del mundo y del hombre. El desarrollo de las escuelas (seglares y eclesiásticas) así como, desde mediados del siglo XII, la creación de las primeras universidades (en Italia, Inglaterra, Bohemia y Francia) plantearon a la filosofía el problema de ayudar a la Iglesia a explicar e incluso fundamentar filosóficamente los dogmas de la fe. Durante varios siglos, la filosofía se convirtió en la «sierva de la teología». Ya había desempeñado esta función, en la obra de los apologistas, defensores del cristianismo contra el paganismo, como también, más tarde, en los trabajos de los «padres de la Iglesia». En Occidente, el más importante de todos ellos, Agustín (354-430) introdujo en el sistema de doctrinas de la filosofía cristiana varias ideas del neoplatonismo. Constituyeron otra de las fuentes –para el Occidente– de esta influencia, adaptada a los objetivos de la ideología cristiana, los neoplatónicos orientales, entre ellos el denominado seudo Dionisio, el Areopagita (siglo V). Una de las personalidades que dejó más profunda huella en la filosofía del Medioevo fue Juan Escoto Erigena. Al explicar los dogmas de la fe, los filósofos medievales se encontraron con una serie de complejos problemas acerca de la relación entre lo singular y lo general y respecto a la realidad de lo general. En dependencia del procedimiento que empleaban para resolverlos, la filosofía escolar, que fue denominada escolástica, elaboró varios puntos de vista entre los cuales se destacaron como más importantes las doctrinas del realismo (Realismo medieval) y del nominalismo, que se combatieron recíprocamente. En el siglo XII, Pedro Abelardo se manifestó contra las posiciones extremas de ambos puntos de vista. Desde mediados del siglo XII, las obras principales de Aristóteles se tradujeron al latín. Las teorías aristotélicas, acogidas al principio hostilmente por la Iglesia, se tomaron pronto como base filosófica del cristianismo. Desde entonces, los maestros de escolástica se convirtieron en exégetas y sistematizadores de Aristóteles. Adaptaron el aristotelismo a sus conceptos religiosos y filosóficos, aprendieron dogmáticamente las partes envejecidas de la concepción del mundo de Aristóteles (por ejemplo, el sistema geocéntrico, los principios de su física), rechazaron toda búsqueda de lo nuevo en la ciencia. Los sistematizadores principales de la escolástica, en el siglo XIII, fueron Alberto Magno, Tomás de Aquino y Juan Duns Escoto. La Iglesia ha concedido la máxima valoración a la obra y a la doctrina de Tomás: le ha incluido en el número de sus «santos» y, en la segunda mitad del siglo XIX, declaró su sistema, doctrina filosófica oficial de la Iglesia (Neotomismo). En el siglo XIII, al mismo tiempo que los tres sistematizadores de la escolástica, actuaron varios eminentes filósofos, entre los cuales se destaca como más importante Roger Bacon. En su doctrina resuena ya la protesta contra las bases sociales del feudalismo. El crecimiento registrado en el siglo XIII, de las ciudades medievales, de la artesanía y del comercio, así como de las vías de comunicación y el incremento de las relaciones con el Oriente durante las Cruzadas, originaron cierto auge de la filosofía, en particular del nominalismo, del que Guillermo de Occam se convirtió en su figura más eminente, seguido por sus discípulos de la escuela occamista de París. En la filosofía medieval, la lucha ideológica no se planteaba sólo como lucha interna de la escolástica. A esta misma se contraponía la mística, que situaba la autoridad de la Iglesia y sus doctrinas en un plano inferior al del testimonio del sentimiento, personal y de la conciencia subjetiva. En la vida espiritual del feudalismo, la mística se convertía con frecuencia en la forma que adoptaba la oposición contra la doctrina religiosa oficial y obligatoria: la actitud personal del creyente respecto a Dios se convertía en crítica e incluso en lucha contra la ideología y contra el sistema social del feudalismo. Pero en la mística existía también una corriente reaccionaria (Bernardo de Clairvaux, Buenaventura). En el siglo XIII, apareció en la filosofía medieval un fuerte movimiento antiescolástico fecundado por la teoría de Averroes acerca de la mortalidad del alma individual y respecto a la razón, común a todos. Desarrolló valientemente las ideas de Averroes, el luchador contra la escolástica en la Universidad de París, Siger de Brabante, quien padeció una muerte atroz en 1282. Ya a principios del siglo XII, para aplastar las manifestaciones heréticas y hostiles a la Iglesia, así como para luchar contra nuevas ideas filosóficas, fueron instituidas las órdenes monásticas de dominicos y franciscanos. Fueron precisamente sabios de estas dos órdenes quienes, en el siglo XII dieron cumplimiento al proyecto del Papa Gregorio IX en el sentido de «corregir» la doctrina de Aristóteles en interés de la ideología católica. Pese al relativo auge que experimentó la filosofía medieval en el siglo XIII, los resultados a que ésta, llegó durante más de mil años de desarrollo fueron sumamente pobres tanto para la filosofía como para la ciencia, ya que incluso los grandes pensadores buscaban no tanto la verdad cuanto los procedimientos para fundamentar la fe, y el régimen espiritual de la sociedad, en el Medioevo; aherrojaba la iniciativa y el vuelo del pensamiento de quienes se atrevían a rebasar los límites del cometido indicado. Únicamente el surgimiento de un nuevo método de producción, el capitalista, y de una nueva manera de concebir los objetivos prácticos y teóricos de la ciencia liberó gradualmente, del cautiverio de la filosofía medieval, al pensamiento de los hombres avanzados de la sociedad del Occidente de Europa.

Diccionario filosófico · 1965:186-188

Filosofía medieval

(En los países de Europa Occidental): filosofía de la sociedad feudal, que se desarrolló en la época desde el desmoronamiento del Imperio Romano (siglo 5) hasta el surgimiento de las primeras formas de la sociedad capitalista (siglos 14-15). El hundimiento de la sociedad esclavista antigua estuvo acompañado del decaimiento de la filosofía. La herencia filosófica antigua fue desconocida para los sabios de Europa Occidental hasta la segunda mitad del siglo 12. Pasó a dominar la ideología religiosa: musulmana en Asia Anterior, Arabia y en los países de habla árabe; y cristiana en sus dos variedades (catolicismo romano y ortodoxia bizantina) en Europa. La escuela y la educación pasaron a manos de la Iglesia, cuyos dogmas constituían la base de todas las representaciones acerca de la naturaleza, el mundo y el hombre. El desarrollo de las escuelas (laicas y conciliares) y, desde mediados del siglo 12, también la fundación de las primeras universidades (en Italia, Inglaterra, Bohemia, Francia) plantearon ante la filosofía la tarea de ayudar a la Iglesia en la explicación filosófica y hasta en la fundamentación de los dogmas de la fe. Durante varios siglos, la filosofía desempeñó el papel de “sirvienta de la teología”: la actividad de los apologistas, defensores del cristianismo contra el paganismo, y, más tarde, las obras de los “Padres de la Iglesia”. El más notable de ellos en Occidente –Agustín– introdujo en el sistema de doctrinas de la filosofía cristiana varias ideas del neoplatonismo. En la formación de la filosofía medieval corresponde un importante papel a Juan Escoto Erigena. En la explicación de los dogmas de la fe, los filósofos medievales tropezaron con graves problemas: la relación de lo singular con lo general y la realidad de lo general. En dependencia del modo de solución de dichos problemas, la filosofía escolar, denominada escolástica, ideó varios puntos de vista, entre los que pasaron a ser principales las doctrinas del realismo (Realismo medieval) y del nominalismo, que entraron en pugna entre sí. En el siglo 12 se pronunció contra los aspectos extremos de ambos puntos de vista Abelardo. Desde mediados de aquel mismo siglo se empezó a traducir al latín las principales obras de Aristóteles. Al comienzo la Iglesia recibió de uñas la doctrina aristotélica, pero al poco tiempo la reconoció base filosófica del cristianismo. Desde aquel entonces, los maestros de escolástica se convierten en interpretadores y sistematizadores de Aristóteles. Adaptan el aristotelismo a sus conceptos religiosos y filosóficos, aprenden de modo dogmático las partes anticuadas de la mundividencia de Aristóteles (por ejemplo, el sistema geocéntrico y los principios de su física) y rechazan todas las búsquedas de lo nuevo en la ciencia. Los principales sistematizadores de la escolástica en el siglo 13 eran Alberto Magno, Tomás de Aquino y Juan Duns Escoto. La actividad y la doctrina de Tomás de Aquino recibieron la más alta apreciación de la Iglesia, que lo canonizó, y en la segunda mitad del siglo 19 proclamó su doctrina como doctrina filosófica oficial de la Iglesia (Neotomismo). En el siglo 13, simultáneamente con los tres sistematizadores de la escolástica, trabajaron notables filósofos. El más destacado de ellos era R. Bacon. En su doctrina suena ya la protesta contra los fundamentos sociales de la sociedad feudal. El desarrollo en el siglo 13 de las ciudades medievales, de la artesanía y el comercio, de las vías de comunicación y las relaciones con Oriente, intensificadas en el curso de las cruzadas, condujeron a cierto ascenso de la filosofía, en particular del nominalismo. Su teórico máximo pasó a ser Ockham y más tarde, sus adeptos de la escuela parisiense del occamismo. La lucha ideológica en la filosofía medieval no se reducía sólo a la lucha en el seno de la escolástica. A esta última se le opuso la mística, que ponía la autoridad de la Iglesia y de sus doctrinas por debajo de los testimonios del sentimiento personal y de la conciencia subjetiva. En la vida espiritual de la sociedad feudal, la mística se convertía no pocas veces en forma de oposición a la doctrina religiosa oficial y obligatoria: la actitud personal del creyente hacia Dios se transformaba en crítica e incluso en lucha contra la ideología feudal y el sistema social feudal. Pero en la mística existía también un ala reaccionaria. En el siglo 13, en la filosofía medieval surgió un fuerte movimiento antiescolástico, pertrechado con la doctrina de Ibn Rusd sobre la mortalidad del alma personal y sobre la razón común para todos. A principios del siglo 12, con el objeto de reprimir las manifestaciones heréticas y anticlericales, y de luchar contra las nuevas ideas filosóficas se instituyeron ya las órdenes religiosas de los dominicanos y los franciscanos. A pesar del relativo ascenso de la filosofía medieval en el siglo 13, más de mil años de su desarrollo reportaron escasos resultados tanto para la filosofía como para la ciencia, pues incluso los pensadores notables no buscaban tanto la verdad como los procedimientos de fundamentación de la fe, y el régimen espiritual de la sociedad medieval aherrojaba la iniciativa y el vuelo del pensamiento de quienes tenían la osadía de rebasar el marco de esta tarea. Sólo el surgimiento del modo de producción nuevo, capitalista, y de la nueva comprensión de las tareas prácticas y teóricas de la ciencia liberó gradualmente de la prisión de la filosofía medieval al pensamiento de los hombres de vanguardia de la sociedad euroccidental.

Diccionario de filosofía · 1984:180-181