Filosofía en español 
Filosofía en español

Hombre

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

no figura

Diccionario filosófico abreviado · 1959

Hombre

Ser social. Desde el punto de vista biológico, en el plano de las premisas naturales de su aparición, el hombre es considerado como el grado supremo del desarrollo de los animales en la Tierra. Se diferencia de los animales más desarrollados por la conciencia, por el lenguaje articulado. Mientras que la conducta del animal está plenamente determinada por los instintos, en tanto que reacciones al medio circundante, la conducta del hombre está directamente determinada por el pensamiento, por los sentimientos, por la voluntad, por el grado en que se conocen las leyes de la naturaleza y de la sociedad, por la profundidad del conocimiento de uno mismo. Los idealistas, atribuyendo un valor absoluto a esta particularidad de la conciencia humana, ven la esencia del hombre en la razón, en las tendencias subjetivas de que se posee conciencia, en la religiosidad, &c. En realidad, la diferencia radical entre el animal y el hombre estriba en que éste produce instrumentos de trabajo con el fin de actuar sobre la naturaleza y transformarla. El animal se adapta a las condiciones naturales; en cambio el hombre, mediante la producción, adapta a sí mismo la naturaleza. El hombre no puede existir separado de otros hombres, se forma en determinadas condiciones sociales. “...La esencia humana –escribió Max–, no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales”. El marxismo ha explicado por primera vez que los motivos realmente objetivos que determinan la actividad del hombre se encuentran, en última instancia, en sus condiciones materiales de vida. Los rasgos específicos del hombre, que expresan la esencia del mismo como “hombre” –conciencia, vida espiritual, capacidad para utilizar los instrumentos de trabajo más variados, &c.– son el producto del trabajo social. En lugar de las viejas teorías filosóficas sobre la “naturaleza humana” en general, el marxismo ha presentado la concepción sobre la naturaleza concreta del hombre, condicionada por el régimen histórico concreto de la sociedad. Al mismo tiempo, en cualquier estadio de la sociedad, el hombre es un producto del desarrollo de la humanidad entera, asimila y reelabora los resultados obtenidos en el transcurso todo de la historia. Las formas en que se asimila toda la cultura precedente, las particularidades del influjo que sobre el hombre ejercen las relaciones sociales históricamente dadas, están determinadas, en última instancia, por el carácter de la producción. Cuando existe la división del trabajo tal como se da en las formaciones de clase antagónicas, el hombre no puede desarrollar libremente sus posibilidades físicas e intelectuales; se forma inevitablemente, de manera unilateral, lo cual se expresa, ante todo, en la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo físico, y el hombre se convierte (como ocurre bajo el capitalismo) en un apéndice de la máquina, &c.; la mayoría de los hombres, constituida por las masas trabajadoras, son objeto de explotación, están aislados de la vida social activa, de los valores culturales acumulados. Tan sólo bajo el socialismo y, sobre todo, bajo el comunismo, el hombre encuentra todas las posibilidades de desarrollarse plenamente, de poner de manifiesto y cultivar al máximo todas sus aptitudes e inclinaciones individuales.

Diccionario filosófico · 1965:222-223

Hombre

Sujeto del proceso histórico, del desarrollo de la cultura material y espiritual en la Tierra; ser biosocial (representante de la especie homo sapiens), genéticamente enlazado con otras formas de vida, que se separó de ellas gracias a la capacidad de fabricar instrumentos del trabajo, y que posee lenguaje bien articulado, pensamiento y conciencia. Las concepciones premarxistas y burguesas modernas del hombre forman un conglomerado complejo de ideas (existencialismo, antropología filosófica), que giran en torno a dos polos: la intelección idealista, religioso-mística, de la esencia del hombre y el antropologismo naturalista, que utiliza enfoques biologizadores. El marxismo asocia la comprensión de la esencia del hombre con las condiciones sociales de su funcionamiento y desarrollo, con la actividad consciente, en el curso de la cual el hombre es al mismo tiempo premisa y producto de la historia. Al subrayar la importancia de las relaciones y características sociales del hombre, el marxismo no nivela, ni mucho menos, a los distintos individuos y no minimiza sus propiedades específicas como personalidades provistas de carácter propio, voluntad, capacidades y pasiones. Por el contrario, hace hincapié en las regularidades generales para poder matizar con mayor relieve y hacer científicamente explicables estas cualidades personales de los hombres. Enfocando la esencia social del hombre, el marxismo toma en consideración a la vez las complejas interacciones de los factores sociales y biológicos y establece la prioridad de los primeros. Como ser biosocial, el hombre no posee una “naturaleza doble”, aunque los factores biológicos tienen gran importancia. El marxismo rechaza las concepciones biologizadoras del hombre y de su futuro, que aparecen hoy, en particular, con las alusiones a la etología, la genética y otras ciencias. La teoría marxista-leninista vincula el futuro del hombre con el desarrollo social de la humanidad hacia el comunismo en el que el desarrollo libre, pleno e integral de cada individuo y de todos los miembros de la sociedad se convierte en un “fin en sí mismo”. El hombre del futuro será individuo razonable y humanista, ansioso de conocimientos y activo, que a la vez sabrá disfrutar de la belleza; un individuo integral y desarrollado en todos los aspectos, que encarnará el ideal de la auténtica unidad de las fuerzas esenciales del hombre y de su perfección espiritual y física. En su calidad de ser social, el hombre se afianza precisamente como personalidad con sus rasgos originales irrepetibles, con la unicidad de su “Yo” individual.

Diccionario de filosofía · 1984:213