Filosofía en español 
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Imperialismo

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Imperialismo

Etapa superior y última del capitalismo, que comenzó a fines del siglo XIX y comienzos del XX, etapa de su descomposición y muerte, etapa de las revoluciones socialistas victoriosas. La teoría del imperialismo fue creada por Lenin, que señaló los siguientes cinco rasgos principales del imperialismo: 1) la concentración de la producción y del capital, que condujo a la formación de los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la formación sobre esta base del “capital financiero” y de la oligarquía financiera; 3) la exportación del capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere un significado particularmente importante; 4) la formación de las uniones monopolistas internacionales de los capitalistas, que se reparten el mundo; 5) la culminación de la división territorial del mundo entre las mayores potencias capitalistas. La esencia económica y el rasgo principal del imperialismo es la sustitución de la libre concurrencia por el dominio de los monopolios. Los monopolios establecieron su dominio absoluto sobre la economía y la política de los más grandes países capitalistas. Así, en los EE.UU., ciudadela del imperialismo, están monopolizadas en la actualidad todas las ramas principales de la producción entre el 60% y el 100%.

El dominio de los monopolios capitalistas en la vida económica es completado por su poder omnímodo en la política. Los monopolios someten a su arbitrio el aparato del Estado y lo utilizan en beneficio de su enriquecimiento. El imperialismo es el capitalismo parasitario, putrefacto y moribundo. Lleva hasta los últimos límites la contradicción entre el trabajo y el capital, entre los diversos estados imperialistas, entre los estados imperialistas y los países coloniales y dependientes. La extrema agudización de las contradicciones de la sociedad capitalista en la época del imperialismo no significa el estancamiento absoluto del capitalismo. Lenin decía: “sería un error pensar que... la tendencia a la putrefacción excluye el rápido crecimiento del capitalismo; no, algunas ramas de la industria, algunas capas de la burguesía, algunos países presentan en la época del imperialismo con mayor o menor fuerza a veces una y otras veces otra de estas tendencias”.

El desarrollo del capitalismo en la época del imperialismo es extremadamente desigual y se realiza a saltos. Cambia la correlación de las fuerzas económicas y militares de los estados imperialistas.

La desigualdad del desarrollo conduce con el tiempo a una violenta ruptura del equilibrio dentro del sistema mundial del capitalismo, a la agudización de las contradicciones y al debilitamiento mutuo de los países enemigos. Por eso, enseña el leninismo, en la época del imperialismo es posible la victoria del socialismo al principio en algunos países o en un país por separado, y es imposible la victoria simultánea del socialismo en todos los países. Guiándose por esta doctrina, la clase obrera de Rusia en unión con todos los trabajadores y encabezada por el Partido Comunista, realizó la revolución socialista y lleva a cabo la construcción de la sociedad comunista.

Desde la victoria de la Revolución de Octubre, el mundo se dividió en dos sistemas, el sistema del socialismo y el sistema del capitalismo. El rasgo principal de la época post-bélica lo constituye la salida del socialismo de los marcos de un solo país y su transformación en sistema mundial. Como resultado de la victoria de la revolución democrático-popular, emprendieron el camino del desarrollo socialista la República Popular China y una serie de otros países de Europa y Asia; la población de los países del campo socialista supera los 950 millones de personas. El movimiento comunista y democrático en los países capitalistas se hizo más activo y se transformó en una fuerza poderosa. El auge de la lucha nacional liberadora en los países coloniales y dependientes condujo a la proclamación de la independencia de la India, Indonesia, el Pakistán, Birmania, Siria, Túnez, Sudán, Marruecos y una serie de otros estados. A la orden del día está el problema de la liquidación total del sistema del colonialismo.

La consolidación de la nueva sociedad socialista y la muerte del capitalismo monopolista llenan todo un período, a lo largo del cual coexisten obligatoria y simultáneamente países con diversos sistemas sociales. Toda la política de los estados que adoptaron el camino socialista de desarrollo se basa en el principio leninista de la coexistencia y la emulación pacífica de los dos sistemas sociales.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:253-254

Imperialismo

Estadio superior y último del capitalismo; se inició a fines del siglo XIX y comienzos del XX. La teoría del imperialismo fue expuesta por Lenin de manera sistemática y circunstanciada en su trabajo El imperialismo, fase superior del capitalismo (1916). Después de analizar la economía de los países capitalistas modernos y luego de poner de relieve lo que constituye la esencia económica del imperialismo, Lenin señaló cinco rasgos principales característicos de dicho estadio del capitalismo: 1) la concentración de la producción y del capital en la época del imperialismo llega a un nivel tan elevado de desarrollo que conduce a la creación de los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica de los estados capitalistas; 2) el capital monopolista bancario se funde con el capital monopolista industrial y sobre esta base se forma el capital financiero, la oligarquía financiera; 3) la exportación del capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere un significado particularmente importante; 4) el proceso de monopolización llega hasta la formación de poderosos monopolios internacionales, entre los cuales se efectúa el reparto económico del mundo; 5) ha terminado la división territorial del mundo entre el puñado de potencias capitalistas más importantes. Al pasar a su estadio monopolista, el capitalismo se transforma en un capitalismo parasitario, en descomposición. Lenin caracteriza el período del imperialismo como vísperas de la revolución socialista. La Revolución Socialista de Octubre, que rompe la cadena del imperialismo en uno de sus eslabones más importantes, señala el principio de la quiebra del imperialismo. El proceso de descomposición del capitalismo ha alcanzado singular fuerza en nuestros días. Los nuevos fenómenos que se dan en los países capitalistas confirman plenamente el análisis leninista. El sistema imperialista mundial se encuentra desgarrado por agudísimas contradicciones, las crisis económicas se hacen cada vez más profundas y devastadoras, el paro forzoso no sólo aumenta, sino que adquiere un carácter crónico. Es un claro exponente de la descomposición y el parasitismo del régimen capitalista, el dominio del militarismo. El militarismo devora los recursos naturales y humanos, esquilma y arruina a los pueblos, prepara nuevas guerras desoladoras. El imperialismo es el más grande opresor de las naciones. En el estadio actual, el capitalismo monopolista se ha convertido en capitalismo monopolista de Estado, aunando la fuerza de los monopolios y la fuerza del Estado con el fin de intensificar la explotación de las masas, el enriquecimiento de los monopolios, el fortalecimiento del régimen capitalista. La formación del sistema mundial del socialismo ha hecho más honda la crisis del imperialismo, ha acelerado los procesos que conducen al fin del mismo. Con creciente potencia, se desarrollan las revoluciones de liberación nacional, antiimperialistas. Se desploma el sistema colonial en todo el mundo. Aumentan las contradicciones entre el trabajo y el capital. La política y la ideología del capitalismo sufren una profunda crisis. La política anticomunista que lleva a cabo la burguesía imperialista acelera la quiebra del imperialismo. En el nuevo programa del P.C.U.S. se analiza detalladamente al imperialismo moderno. “El imperialismo –se dice en el Programa– ha entrado en el período de su ocaso y de su ruina. Un irreversible proceso de descomposición corroe al capitalismo desde sus cimientos hasta su cúspide: su régimen económico y estatal, su política y su ideología. El imperialismo ha perdido definitivamente el poder sobre la mayor parte de la humanidad. El contenido principal, la dirección principal y las particularidades del desarrollo histórico de la humanidad, los determinan el sistema socialista mundial y las fuerzas que luchan contra el imperialismo por la reorganización socialista de la sociedad”.

Diccionario filosófico · 1965:236

Imperialismo

(lat. imperium: poder, dominación.) Capitalismo monopolista, fase superior y última de desarrollo del capitalismo y antesala de la revolución socialista. La teoría científica del imperialismo la formuló Lenin, el cual estableció que en la divisoria de los siglos 19 y 20 el modo de producción capitalista adquirió una serie de importantes peculiaridades nuevas: en la esfera del desarrollo de las fuerzas productivas, el logro de un alto nivel de concentración de la producción, que lleva a la formación de los monopolios capitalistas; en la esfera de las relaciones de producción, el establecimiento del dominio de dichos monopolios. Según Lenin, las “relaciones de dominación y de violencia ligada a dicha dominación” (t. 27, p. 323), implantadas por los monopolios en las relaciones económicas del capitalismo, provocaron en su superestructura política el viraje de la democracia burguesa a la reacción (hasta a la instauración de los regímenes fascistas). Todo ello permitió a Lenin llegar a la conclusión de que el capitalismo había entrado en la fase específica, imperialista, de desarrollo: “El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de toda la Tierra entre los países capitalistas más importantes” (t. 27, p. 387). La monopolización de la economía predetermina el lugar histórico del imperialismo como fase superior y última de su desarrollo, como capitalismo en descomposición, parasitario y agonizante. La monopolización condiciona la especificidad de la acción de todas las leyes económicas del capitalismo en esta fase, comprendida la ley del desarrollo económico y político desigual de los países capitalistas. La desigualdad aumenta en flecha, adquiriendo el carácter de desarrollo mediante saltos y crisis, lo cual, en las condiciones de la terminación del reparto del mundo entre las potencias imperialistas, engendra las guerras mundiales. La política exterior de los países imperialistas es agresiva, de rapiña, y refleja el afán de los monopolios de establecer su dominación mundial. Dentro del país, tal política se acompaña del reforzamiento de la militarización de la economía. La monopolización conduce a la socialización cada vez mayor de la producción y, con ello, a la agravación creciente de los antagonismos de clase, creando las premisas objetivas para el triunfo del socialismo. La Gran Revolución Socialista de Octubre puso comienzo a la crisis general del capitalismo, proceso histórico de sustitución del modo de producción capitalista por el socialista. La formación del sistema socialista mundial y el desmoronamiento del sistema político del colonialismo significan la profundización de dicha crisis. En el contexto de la lucha contra el socialismo, las esferas dominantes de los países capitalistas temen como nunca que la lucha de clase se convierta en movimiento revolucionario de masas. Para fortalecer sus posiciones, aumentar la eficacia y el ritmo de desarrollo de la producción e intensificar la explotación de los trabajadores, los monopolios utilizan ampliamente los adelantos de la revolución científico-técnica, así como el capitalismo monopolista de Estado, el cual, empero, no es capaz de resolver la contradicción fundamental del capitalismo, sino que constituye una forma específica de su movimiento y agudización, atestiguando de esta manera que el imperialismo carece de perspectiva histórica.

Diccionario de filosofía · 1984:226