Filosofía en español 
Filosofía en español

Godofredo Guillermo Leibniz

Leibniz · comentarios críticos

Godofredo Guillermo Leibnitz (1648-1718)

Famoso filósofo y matemático alemán, precursor del idealismo clásico alemán. La filosofía de Leibnitz nació y se desarrolló bajo las condiciones del desmembramiento feudal de Alemania. La debilidad de la incipiente burguesía alemana condicionó el carácter conciliador de su ideología, que se manifestó claramente en la filosofía de Leibnitz, con el propósito de conciliar la religión con la ciencia. El fundamento de la Naturaleza, según Leibnitz, son ciertas sustancias espirituales (ideales) independientes: las mónadas (ver: Mónada). Las mónadas que son móviles, diligentes, constituyen la base de todas las cosas, de toda la vida, son una fuerza activa, vital, y la materia sólo es la manifestación de esta fuerza, el “otro ser” de la esencia espiritual de las mónadas. Las mónadas nacen como producto de la creación de la mónada principal, universal: dios. El vínculo de las mónadas entre sí forma la “armonía preestablecida”. Por eso, afirmó Leibnitz, todo es perfecto en éste, el mejor de los mundos. El mundo inorgánico representa la unión de las mónadas inferiores; el hombre es la combinación de las mónadas superiores que poseen una clara representación y comprensión do la realidad. De esta manera, toda la Naturaleza es orgánica; no hay Naturaleza no viva, según Leibnitz. En la teoría de las mónadas se entrelazan el idealismo y la metafísica (el nacimiento sobrenatural de las mónadas) con la idea dialéctica sobre el movimiento interno de la materia y sobre la conexión mutua de todas las formas de manifestación de la vida (a través de las mónadas). Lenin señaló por eso: “A través de la teología, Leibnitz llegó al principio de la relación indisoluble (y universal, absoluta) entre la materia y el movimiento”. Sin embargo, Leibnitz desarrolló paralelamente los principios mecanicistas de la continuidad del desarrollo, negaba los saltos y subordinaba las leyes del movimiento físico a la teleología. En la teoría del conocimiento trató de conciliar el racionalismo con el empirismo. Al conocido principio del empirismo: “no hay nada en el intelecto que no haya estado antes en los sentidos” agregó: “fuera del propio intelecto”, estableciendo así la conciliación con el racionalismo. En el terreno de las matemáticas su papel es inmenso. Independientemente de Newton, descubrió el cálculo diferencial y el integral (el análisis de lo infinitesimal), que son un poderoso medio de conocimiento del mundo, ya que permiten, como lo señaló Engels, representar no sólo el estado, sino también los procesos de la Naturaleza. Las obras principales de Leibnitz son: “El nuevo método de los máximos y mínimos”, 1684; “Nuevo sistema de la Naturaleza y de la comunicación de las substancias, así como de la unión que hay entre el alma y el cuerpo”, 1695; “Teodicea”, 1710; “Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano”, “Monadología”, 1714. Además dejó gran número de cartas (cerca de 15 mil) en las que expone muchas de sus ideas.

Diccionario filosófico marxista · 1946:170-171

Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)

Eminente filósofo y matemático, precursor del idealismo alemán de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. La filosofía de Leibniz hizo su aparición en la Alemania feudal desmembrada. La debilidad de la burguesía alemana naciente era la causa del carácter compromisorio de su ideología reflejada en el sistema de Leibniz. Este quería conciliar la religión con la ciencia, explicar las desdichas de los hombres con invocaciones a la voluntad divina. Esta doctrina se asocia directamente con la enseñanza religiosa sobre la omnipotencia de Dios. El universo se compone, según Leibniz, de substancias espirituales independientes, llamadas mónadas (ver), que son las “almas”, los elementos constitutivos de todas las cosas, de toda la vida. Las mónadas son activas y la representación constituye la esfera de su actividad. La materia no es sino una manifestación de esas entidades espirituales independientes. Dios, mónada suprema, crea la multitud infinita de mónadas cuya jerarquía engendra una armonía preestablecida. Por eso, afirma Leibniz, el mundo así creado es el mejor de los mundos.

El mundo inorgánico es un conjunto de mónadas inferiores; el hombre está formado de mónadas superiores capaces de representación y comprensión de la realidad. Así, toda la naturaleza es orgánica: no hay naturaleza no viva. En esta doctrina se entrelazan el idealismo y la metafísica (origen sobrenatural de las mónadas) por una parte, y la intuición dialéctica del movimiento interno de la materia y de la conexión de todas las formas de vida (manifestándose a través de las mónadas) por otra parte. A este propósito, Lenin decía: “...por medio de la teología, Leibniz se aproximó al principio del vínculo indisoluble (universal, absoluto) de la materia y del movimiento” (Cuadernos filosóficos, Ed. rusa). Por otra parte, Leibniz desarrolló los principios mecanicistas de un desarrollo continuo, sin saltos y sostuvo que las leyes del movimiento físico estaban subordinadas a la teleología. En la teoría del conocimiento, Leibniz se esforzaba por conciliar el racionalismo (ver) y el empirismo (ver), sobre la base del racionalismo. A la conocida tesis del sensualismo (ver): “no hay nada en el intelecto que no esté en las sensaciones”, Leibniz agrega: “excepto el intelecto mismo”.

Leibniz cosecha grandes méritos en el dominio de las matemáticas. Independientemente de Newton (ver) descubrió el cálculo diferencial e integral (análisis de los infinitamente pequeños), medio poderoso para conocer el mundo, que permite a las ciencias no sólo representar los estados, sino también los procesos, el movimiento. Leibniz formuló una de las leyes de la lógica formal, la de la razón suficiente. Principales obras: Nuevo método para determinación de los máximos y de los mínimos (1684), Nuevo sistema de la naturaleza y de la comunicación de las substancias (1695), Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano (17001705), Teodicea (1710), Monadología (1714). Leibniz dejó también una correspondencia importante.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:278-279

Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716)

Filósofo alemán, idealista objetivo. Fue el primer presidente de la Academia de Ciencias de Berlín; desde 1676 hasta el fin de su vida, ocupó el cargo de bibliotecario del duque de Hannover. Leibniz unía a conocimientos de Matemática (fue uno de los inventores del cálculo diferencial), conocimientos de física (preconcibió la ley de la conservación de la energía); era, además, geólogo, biólogo, historiador. La filosofía de Leibniz ha de ser examinada como intento de sintetizar las ideas del materialismo mecanicista (Descartes, Hobbes) con las de la doctrina aristotélico-escolástica sobre las formas substanciales activas. Al explicar la realidad, Leibniz procuraba unir el principio mecánico con la teoría de las mónadas, expuesta en su Monadologia (1714). Las mónadas, según Leibniz, constituyen substancias espirituales indivisibles de las que se forma todo el universo. El número de mónadas es infinito, cada una de ellas posee percepción y apetición. Leibniz es uno de los fundadores de la dialéctica idealista alemana. Como indicó Lenin, Leibniz “a través de la teología llegó al principio de la conexión indisoluble... entre la materia y el movimiento” (t. XXXVIII, pág. 377). No obstante, al explicar el movimiento Leibniz incurría en contradicción: a juicio suyo, las mónadas no actúan recíprocamente entre sí y, al mismo tiempo, forman un mundo único en movimiento y desarrollo, que es regulado por la armonía preestablecida, la cual depende de la mónada suprema (el absoluto, Dios). El concepto de armonía preestablecida sirvió de base a la parte más reaccionaria de la filosofía de Leibniz, a su teodicea (Teodicea, 1710). Leibniz orientaba la teoría del conocimiento –racionalismo idealista– contra el sensualismo y el empirismo de Locke. A la tesis de Locke: “Nada hay en el intelecto que no haya estado en las sensaciones”, añadió Leibniz: “excepción hecha del intelecto mismo”. No compartía las concepciones de Locke según las cuales la mente es una tabla en blanco (“tabula rasa”), negaba la experiencia sensorial como fuente de la universalidad y necesidad del saber y afirmaba que sólo el entendimiento puede ser dicha fuente, sostenía que el alma contiene desde siempre los principios de los diversos conceptos y proposiciones, principios que sólo despiertan... por la acción de los objetos exteriores (Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, 1704, editada en 1765). En el fondo, Leibniz presenta una variante de la teoría de Descartes sobre las ideas innatas, ideas, que, según Leibniz, se hallan incluidas en el entendimiento de modo análogo a como las vetas de la piedra se hallan en el bloque de mármol. Consideraba que el criterio de la verdad estriba en la claridad, en la precisión y en la ausencia de contradicciones del conocimiento. En consonancia con este criterio, para comprobar las verdades del entendimiento, según Leibniz, bastan los principios de la lógica aristotélica (de identidad, de contradicción y de tercero excluido), para comprobar las “verdades de hecho” es indispensable el principio de razón suficiente. Se considera a Leibniz (Russell y otros) como fundador de la lógica matemática. La concepción del mundo sostenida por Leibniz expresaba la ideología de compromiso de la burguesía alemana respecto al feudalismo.

Diccionario filosófico · 1965:264-265

Gottfried Wilhelm von Leibniz (1646-1716)

Filósofo, científico y personalidad pública alemana. Hizo un gran aporte al desarrollo de las matemáticas (uno de los creadores del cálculo diferencial) y de la física (anticipó la ley de la conservación de la energía); además, se ocupaba de la geología, la biología, la historia y la lingüística; es autor de una serie de inventos técnicos. Leibniz empezó su evolución filosófica por el materialismo mecanicista. Pero, insatisfecho con el carácter pasivo de la substancia en el marco de esta concepción del mundo, pasó a ocupar más tarde las posiciones del idealismo objetivo, lo que halló su expresión en la doctrina de las mónadas (Monadología, 1714). Según Leibniz, la materia no puede ser substancia, porque posee extensión y, por tanto, es divisible, mientras que la substancia debe ser absolutamente simple. Las mónadas son substancias espirituales indivisibles, de las que se forma todo el Universo. El número de mónadas es infinito, cada una de ellas posee percepción y aspiración, lo cual asegura, según Leibniz, la movilidad y el carácter activo de la substancia. En ello se manifestó la dialéctica de su doctrina. Pero esta dialéctica era idealista y teológica. A juicio de Leibniz, las mónadas no interaccionan físicamente unas con otras, pero al mismo tiempo forman un mundo único en desarrollo y movimiento, regulado por la armonía preestablecida la cual depende de la mónada superior (lo absoluto, Dios). El concepto de armonía preestablecida constituyó la base de la parte más reaccionaria de la filosofía de Leibniz. Su teoría del conocimiento –racionalismo idealista– está enfilada contra el sensualismo y el empirismo de Locke. Leibniz no compartía la opinión de Locke de que el intelecto es una tábula rasa, negaba la experiencia sensorial como fuente de la universalidad y necesidad del saber y afirmaba que tal fuente sólo puede ser la razón (Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano, 1704). En esencia, Leibniz modificó la doctrina cartesiana de las ideas innatas, que, a su juicio, están contenidas en la razón. Consideraba que el criterio de la veracidad son la claridad y el carácter no contradictorio del saber. En conformidad con ello, según Leibniz, para verificar las verdades de la razón son suficientes las leyes de la lógica aristotélica (la de la identidad, la contradicción y el tercero excluido); para comprobar las “verdades de hecho” es necesaria la ley de la razón suficiente. Leibniz fue el fundador de la lógica matemática moderna. Consideraba como ideal la creación del lenguaje (cálculo) universal, que permitiese formalizar todo el pensamiento. En su actividad sociopolítica, Leibniz expresaba los estados de ánimo del compromiso de la burguesía alemana con el feudalismo.

Diccionario de filosofía · 1984:249-250