Filosofía en español 
Filosofía en español

Libertad y necesidad

Libertad y necesidad

Los metafísicos contraponen habitualmente la libertad y la necesidad como conceptos que se excluyen mutuamente, afirmando algunos que la voluntad es absolutamente libre, es decir, que no está condicionada por nada. Otros creen que no hay libre albedrío, que sólo existe la necesidad absoluta. Libre albedrío o necesidad, así plantean los metafísicos. El punto de vista de los que consideran que la voluntad humana es absolutamente libre e independiente de toda causa, significa la negación completa de las leyes objetivas de la Naturaleza y de la Sociedad. Tal punto de vista sobre la libertad no es científico, y en política, conduce al aventurerismo, al voluntarismo (ver). Por ejemplo, los populistas rusos se situaron completamente en las posiciones del voluntarismo; según su opinión, el destino de la historia depende únicamente de la voluntad de las personalidades ilustres. Pero si la voluntad de cada uno no es condicionada por nada y de nada depende, no es posible en general ningún libre albedrío. El marxismo-leninismo niega este planteamiento anticientífico del problema y lo resuelve de una manera materialista y dialéctica. Desde el punto de vista del materialismo filosófico marxista, la libertad consiste no en una independencia imaginaria respecto de las leyes de la Naturaleza, sino en el conocimiento de dichas leyes, en la posibilidad de utilizarlas para la actividad práctica. “Mientras no conocemos la ley de la Naturaleza, ésta, al existir y actuar al margen de nuestro conocimiento, nos convierte en esclavos de la ‘ciega necesidad’. Una vez conocida esta ley que actúa (como miles de veces lo había repetido Marx) independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nos hacemos los amos de la Naturaleza” (Lenin). La necesidad, las leyes de la Naturaleza son lo primario, y la voluntad y la conciencia del hombre son lo secundario. Mientras el hombre no conoce la necesidad, se halla esclavo de ella; pero cuando el hombre adquiere conocimiento de la necesidad, aprende a dominarla. Así la libertad sólo es posible sobre la base de tener conciencia de la necesidad. El libre albedrío no es más que la capacidad de adoptar las decisiones con conocimiento de causa. Es una necesidad de la que se tiene conciencia. La libertad es un producto del desarrollo histórico de la sociedad. Al comienzo de su historia, el hombre era un esclavo de la Naturaleza. Más adelante se fue emancipando paulatinamente de esa esclavitud. Pero en una época muy temprana, a la esclavitud natural del hombre se asoció la esclavitud social. Con el desarrollo de la propiedad privada y el nacimiento de la sociedad de clases, los hombres se convirtieron en esclavos de sus propias relaciones sociales. La opresión de clase alcanza su grado supremo en la sociedad capitalista. La revolución socialista emancipa a los hombres de esta opresión. Las relaciones sociales dejan de gobernar sobre los hombres, dejan de ser ya una fuerza extraña para ellos. “Los hombres, al convertirse finalmente en dueños de su propia existencia social, se convierten por ello en dueños de la Naturaleza, en dueños de sí mismos, se hacen libres” (Engels).

Diccionario filosófico marxista · 1946:177-178

Libertad y necesidad

Los metafísicos contraponen, de ordinario, la libertad y la necesidad. Unos de ellos afirman que la voluntad es absolutamente libre, es decir, no está condicionada por nada. Otros sostienen que no existe el libre albedrío; que existe tan sólo la necesidad absoluta. O la libertad de la voluntad, o la necesidad, afirman los metafísicos.

El marxismo-leninismo niega este planteamiento anticientífico del problema y lo resuelve dialécticamente. Del punto de vista del materialismo filosófico-marxista, la libertad consiste no en una imaginaria independencia de las leyes de la naturaleza, sino en el conocimiento de esas leyes, en la posibilidad de aprovecharlas en la actividad práctica. “…Hasta que nosotros no conozcamos una ley de la naturaleza, esa ley, existiendo y actuando al margen, fuera de nuestro conocimiento, nos hace esclavos de la ciega necesidad. Cuando hayamos conocido esa ley, actuando –como mil veces repetía Marx– independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nosotros seremos ya los amos de la naturaleza” (Lenin).

La libertad de la voluntad no es otra cosa que la actitud de aceptar una solución con conocimiento de causa. “La libertad consiste, de consiguiente, en el dominio de nosotros mismos y de la naturaleza exterior; en el dominio basado en el conocimiento de las necesidades de la naturaleza” (Engels). En consecuencia, la libertad es la necesidad consciente. Sin comprender la necesidad, no puede haber verdadera libertad. Los hombres, que por fin se hicieron dueños de su propia existencia social, se hacen, por su consecuencia, dueños de la naturaleza, dueños de sí mismos: libres (Engels).

Diccionario de filosofía y sociología marxista · 1959:55-56

Libertad y necesidad

Categorías filosóficas que ponen de relieve la correlación entre las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad por una parte, y la actividad humana por otra. Los metafísicos oponen la libertad a la necesidad como dos nociones que se excluyen recíprocamente. Unos pretenden que la voluntad de los hombres es absolutamente libre, vale decir, que nada la condiciona. Otros rechazan el libre albedrío, y para ellos sólo existe la necesidad absoluta. O libre albedrío o necesidad: he ahí el punto de vista de los metafísicos. Los que consideran la voluntad humana como absolutamente libre e independiente de toda causa, niegan la existencia de las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad. Semejante concepción de la libertad es anticientífica y conduce al voluntarismo (ver). Por ejemplo, los populistas rusos estimaban que el curso de la historia dependía únicamente de la voluntad de personalidades eminentes; que el desarrollo de la sociedad humana se guiaba exclusivamente por los deseos y la voluntad del hombre. La teoría que no reconoce más que la necesidad absoluta y que niega completamente la libertad de la acción humana es también contraria a la ciencia. Es lo que se llama el fatalismo (ver): la actividad del hombre se reduce a nada y no es sino una consecuencia de leyes que no dependen de él.

El marxismo-leninismo rechaza tanto una como la otra de estas dos concepciones de la libertad y de la necesidad, considerándolas como erróneas y nocivas. El materialismo dialéctico y el materialismo histórico enfocan la libertad y la necesidad en su correlación. La libertad no consiste en una independencia imaginaria respecto a las leyes de la naturaleza, sino que consiste en el conocimiento de esas leyes para poder servirse de ellas en la actividad práctica: “...en tanto que ignoramos una ley natural, esa ley, existiendo y obrando al margen y fuera de nuestro conocimiento, hace de nosotros los esclavos de la ‘ciega necesidad’. Tan pronto como conocemos esa ley, que acciona (como repitió Marx miles de veces) independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nos hacemos dueños de la naturaleza”. (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 207, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948). La necesidad, el determinismo en la naturaleza es un dato primario, en tanto que la voluntad y la conciencia del hombre son datos secundarios. Mientras que el hombre no tiene conocimiento de la necesidad, actúa ciegamente, inconscientemente. Desde el momento en que la conoce, la domina y se sirve de ella para el bien de la sociedad. Así, la actividad libre no es posible si no se funda en el conocimiento de la necesidad. La libertad es la necesidad conocida.

Según la concepción marxista, la libertad es el producto del desarrollo histórico de la sociedad. En los albores de su historia, el hombre era esclavo de la naturaleza. Luego, al penetrar las leyes objetivas de la naturaleza y al transformar la naturaleza, se emancipa poco a poco de esa esclavitud. Pero muy pronto, a la esclavitud natural, viene a agregarse la esclavitud social. A medida que se desarrollaba la propiedad privada y que se formaba la sociedad clasista, los hombres se convertían en esclavos de sus propias relaciones sociales. La opresión de clases alcanza su apogeo en la sociedad capitalista. La revolución socialista emancipa al hombre de toda opresión social. Las relaciones sociales cesan de dominar a los hombres y de ser una fuerza hostil y extraña. La tesis marxista según la cual los hombres se convierten en amos de sus relaciones sociales no significa que bajo el socialismo desaparezcan las leyes objetivas; ello significa que los hombres comienzan a conocer esas leyes y a saber aplicarlas en la edificación de una vida nueva, que los hombres se emancipan de toda opresión social gracias a la abolición del régimen capitalista que los transformaba en esclavos de sus propias relaciones sociales y los subordinaba al juego de fuerzas ciegas.

La sociedad soviética provee un ejemplo de esta actividad humana libre. La lucha de los soviéticos por el comunismo bajo la dirección del Partido Comunista, constituye un ejemplo de actividad consciente de los hombres que se han hecho dueños de las leyes de desarrollo social. El Partido Comunista, como vanguardia de los trabajadores, y su papel dirigente, constituyen una perfecta encarnación de la actividad libre de las masas populares, fundada en el conocimiento de las leyes del desarrollo social. El Partido orienta el progreso de la sociedad soviética en plena conformidad con las tareas y las necesidades históricas apremiantes; moviliza y organiza a los trabajadores para el cumplimiento de esas tareas, y se convierte en el alma y el cerebro de toda la obra de transformación revolucionaria del pueblo soviético. El marxismo-leninismo pone en claro las leyes objetivas del desarrollo de la naturaleza y la sociedad y permite así actuar a las masas no a ciegas, espontáneamente, sino con conocimiento de causa. De ese modo también, es un factor importante en el desarrollo bajo el régimen socialista, el crecimiento de la conciencia de las masas populares dirigidas por el Partido Comunista. Ahí reside la fuerza que acelera los procesos históricamente necesarios de la marcha de la sociedad soviética hacia el comunismo.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:292-293

Libertad y necesidad

Categorías filosóficas que expresan la relación entre la actividad del hombre y las leyes objetivas de la naturaleza y de la sociedad. Los idealistas consideran la libertad y la necesidad como conceptos que se excluyen mutuamente y entienden la libertad como autodeterminación del espíritu, como libre albedrío, como posibilidad de proceder según expresión de la voluntad no determinada por las condiciones exteriores. Afirman que la idea de determinismo con que se establece el carácter necesario de las acciones humanas, releva por completo al hombre de toda responsabilidad y hace imposible valorar moralmente sus acciones. Desde su punto de vista, tan sólo la libertad no sujeta a limitación ni a condición alguna se presenta como única base de la responsabilidad del hombre y, por consiguiente, de la ética. En la explicación de la libertad, admiten un subjetivismo extremo, por ejemplo, los partidarios del existencialismo (Sartre, Jaspers y otros). Sostienen una posición diametralmente opuesta y también errónea, los partidarios del determinismo mecanicista. Estos niegan el libre albedrío basándose en que los actos y la conducta del hombre siempre se hallan predeterminados por circunstancias exteriores, que no dependen de él. Semejante concepción netamente antidialéctica atribuye un valor absoluto a la necesidad objetiva y conduce al fatalismo. La explicación científica de la libertad y de la necesidad se fundamenta en el reconocimiento de su interconexión dialéctica. La primera tentativa de elucidar dicha interconexión pertenece a Spinoza, quien definió la libertad como necesidad de la que se ha tomado conciencia Hegel, desde posiciones idealistas, expuso una concepción desarrollada de la unidad dialéctica de libertad y necesidad. La solución auténticamente científica, materialista dialéctica, del problema de la libertad y de la necesidad, se basa en el reconocimiento de la necesidad objetiva como lo primario, en el sentido gnoseológico, y de la voluntad y conciencia del hombre como lo secundario, lo derivado. La necesidad existe en la naturaleza y en la sociedad en forma de leyes objetivas. Las leyes no conocidas se manifiestan como necesidad “ciega”. Al comienzo de su historia, el hombre, incapaz de penetrar en los secretos de la naturaleza, era esclavo de la necesidad no conocida, no era libre. Cuanto más profundamente iba conociendo el hombre las leyes objetivas, tanto más consciente y libre se hacía su actividad. Por otra parte, la limitación de la libertad humana está condicionada por la dependencia en que los hombres se encuentran no sólo respecto a la naturaleza, sino, además, respecto a las fuerzas sociales que imperan sobre ellos. En la sociedad dividida en clases antagónicas, las relaciones sociales contraponen a los hombres hostilmente y los dominan. La revolución socialista suprime el antagonismo de clases y libera a los hombres de la opresión social. Con la socialización de los medios de producción, la anarquía de la producción social propia del capitalismo se sustituye por otra organización, planificada, consciente, y las condiciones de vida hasta entonces dominantes, bajo el aspecto de fuerzas espontáneas, extrañas, respecto a los individuos, quedan sujetas al control del hombre. Se produce un salto del reino de la necesidad al reino de la libertad (Engels). La experiencia histórica de la construcción del socialismo atestigua que la sociedad socialista proporciona al hombre la posibilidad de utilizar conscientemente las leyes objetivas en su actividad práctica, de orientar de manera racional y planificada el desarrollo de la sociedad; le permite crear todas las premisas materiales y espirituales necesarias para el desarrollo multilateral de la sociedad toda y de cada individuo en particular, es decir, para la realización de la libertad auténtica.

Diccionario filosófico · 1965:274-275

Libertad y necesidad

Categorías filosóficas que expresan relación entre la actividad de los hombres y las leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad. La mayoría de los idealistas enfocan la libertad y la necesidad como conceptos mutuamente excluyentes y entienden por libertad el libre albedrío, posibilidad de proceder de acuerdo con la voluntad no determinada por las condiciones exteriores. Suponen que la idea del determinismo, que establece la necesidad de los actos humanos, suprime por completo la responsabilidad del hombre e imposibilita la valoración moral de sus actos. Tan sólo una libertad incondicional y no restringida por nada constituye, desde su punto de vista, la única base de la responsabilidad humana y, por tanto, de la ética. Los adeptos del existencialismo (Sartre, Jaspers y otros) explican la libertad desde el punto de vista del subjetivismo extremo. Los partidarios del determinismo mecanicista tienen al respecto una opinión diametralmente opuesta, pero también errónea. Niegan el libre albedrío so pretexto de que las acciones y conducta del hombre están determinadas en todos los casos por las circunstancias externas, que no dependen de él. Esta concepción metafísica significa la absolutización de la necesidad objetiva y conduce al fatalismo. La explicación científica de la libertad y la necesidad se basa en el reconocimiento de su interconexión orgánica. El primero en tratar de fundamentar este punto de vista fue Spinoza, quien definía la libertad como la necesidad hecha conciencia. Hegel formuló, desde posiciones idealistas, una amplia concepción de la unidad dialéctica entre la libertad y la necesidad. La solución científica, materialista dialéctica, del problema de la libertad y la necesidad parte del reconocimiento de que la necesidad objetiva es lo primario, y la voluntad y conciencia del hombre, lo secundario, derivado. La necesidad existe en forma de leyes objetivas de la naturaleza y la sociedad. Las leyes no conocidas se manifiestan como necesidad “ciega”. Al comienzo de su historia, el hombre, siendo incapaz de penetrar en los enigmas de la naturaleza, era esclavo de la necesidad no conocida, no era libre. Cuanto más a fondo concebía el hombre las leyes objetivas, tanto más consciente y libre era su actividad. La libertad humana no se restringe sólo por la naturaleza, sino también por el hecho de que el hombre depende de las fuerzas sociales que dominan sobre él en determinadas condiciones históricas. En la sociedad dividida en clases antagónicas, las relaciones sociales se oponen a los hombres como hostiles y dominan sobre ellos. La revolución socialista suprime el antagonismo entre las clases y libera a los hombres de la opresión social. Al ser socializados los medios de producción, la anarquía de la producción es sustituida por su organización consciente y planificada. En el curso de la edificación del socialismo y el comunismo, las condiciones de vida de los hombres, que anteriormente dominaban sobre ellos como fuerzas espontáneas y ajenas, se someten a su control. Se produce un salto del reino de la necesidad al reino de la libertad (Engels). Todo ello permite a los hombres utilizar conscientemente las leyes objetivas en su actividad práctica, dirigir de modo racional y planificado el desarrollo de la sociedad y crear todas las premisas materiales y espirituales necesarias para el desenvolvimiento integral de la sociedad y de cada uno de sus miembros, es decir, para la realización de la libertad auténtica como ideal de la sociedad comunista.

Diccionario de filosofía · 1984:255