Adoptantes
Herejes que pretendían que Jesucristo como Dios, era por su naturaleza hijo de Dios, pero que como hombre lo era solo por la adopción verificada en el bautismo y en la resurrección, por cuyos medios adopta el Ser supremo por hijos, a todos los demás hombres. Juzgaban pues poco respetuoso llamar a un ser humano hijo de Dios, en la estricta acepción de esta palabra. Elipando, arzobispo de Toledo, y Félix, obispo de Urgel, introdujeron esta herejía en 783 haciendo muchos prosélitos en Francia y en España. Carlo Magno en un sínodo celebrado en Ratisbona, hizo condenar y deponer a Félix su vasallo. Esta condenación se repitió en Francfort sobre el Mein, en 794, y en Roma y en Aquisgrán en 799, a causa de la obstinación de Félix, quien como después de dos retractaciones insistiese en su herejía, fue condenado a vivir perpetuamente bajo la vigilancia del obispo de Lion. Pero cuando murió Elipando, quedó olvidada esta disputa notable solo por la moderación que mostró en ella Carlo Magno, y porque la opinión de los adoptantes, ha sido abrazada muchas veces por aquellos que penetrando demasiado lejos en el misterio de la divinidad de Jesucristo, han pretendido acomodarlo a las imperfectas facultades de la razón humana.