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Naturaleza en sentido particular (ns) / Naturaleza en sentido global, cósmico o universal (N)
El concepto de “naturaleza” [69], en sentido particular (ns), se ajusta al formato de los conceptos universales genéricos o específicos; de este modo, “naturaleza” es un término genérico y sin duda oblicuo, respecto de sus especies (oblicuo, por cuanto el concepto genérico de naturaleza no contiene en sí mismo la representación de ningún componente material de las naturalezas específicas) que designa a un número indefinido de naturalezas específicas que, a su vez, se multiplican (“homotéticamente”) en las naturalezas individuadas. La individualidad está contenida, en todo caso, en la propia idea de naturaleza, por cuanto “naturaleza” dice actividad o “principio de acción”, pero, a su vez, esta individualidad sólo puede considerarse como naturaleza en la medida en que se ajusta a un patrón específico o estructural de actividad, que es el que le confiere su actividad propia. Cuando la naturaleza individual se supone que procede por generación (naturaleza de nascor = nacer) de otra naturaleza de la misma especie (aun cuando esto no es necesario: diversas naturalezas de la misma especie, por ejemplo, las moléculas de un compuesto químico determinado, pueden constituirse a partir de elementos no vinculados entre sí por lazos genéticos, es decir, sin constituir clases diatéticas [26]), entonces se atribuirá a la especie el principio de su actividad determinada, en sus más mínimos detalles, en una dirección más bien que en otra. “Lo que ha nacido” es lo que tiene una naturaleza, pero no por haber nacido, sin más, sino por haber nacido siguiendo un prototipo o modelo específico (la bellota ha nacido de la encina; el cordero de la oveja). Incluso si el nacido es un monstruo mantendrá la relación a su especie natural: una oveja monstruosa se distingue de una vaca monstruosa (el “monstruo” no es la no especie, como tampoco el cadáver de un organismo es un “cuerpo amorfo abiótico”). Un lecho, dice Aristóteles, hincado en tierra húmeda, no da lugar a otro lecho: el lecho no es una naturaleza, una estructura natural, sino artificial. La naturaleza, en cuanto principio de acción o de operación no es, sin embargo, meramente una “estructura”, porque las estructuras pueden darse en campos o sistemas no operatorios o activos (un triángulo es una estructura o sistema de rectas, pero no es una naturaleza), las naturalezas son “estructuras dinámicas” y, por tanto, corpóreas: en la tradición escolástica, estas “estructuras”, se conciben en función de las sustancias, aunque, a raíz de los debates en torno al nestorianismo, se llegó a reconocer la posibilidad de que dos naturalezas (la naturaleza humana y la naturaleza divina de Cristo) se dieran en una única sustancia (la persona de Cristo).
La característica estructural de las naturalezas es muy significativa por cuanto implica la segregación de una naturaleza actuante (como fysis) extra causas respecto de su génesis. Este proceso de segregación de la idea de naturaleza (fysis) respecto de su génesis es el proceso mismo de construcción de la idea de una naturaleza que actúa extra causas y puede ilustrarse muy bien por medio del ejemplo del tronco cilíndrico que utiliza Aulo Gelio en otros contextos (aunque no muy alejados del contexto presente): “Si arrojas un cilindro de piedra por una pendiente abajo, tú eres la causa primera, el principio de su caída, pero después, él, al caerse, va dando vueltas no porque tú seas causa de ellas, sino porque así corresponde al modo de ser y a la sustancia del cilindro [es decir, a su naturaleza]”.
El concepto de Naturaleza, en su sentido global (N), se ajusta en cambio al formato de los conceptos idiográficos. La “Naturaleza” es única (la “Madre Naturaleza”) y equivale muchas veces al “Cosmos” (al Cosmos de Anaximandro) o al “Mundo” (siempre que se acepte con Mauthner que “es una insolencia formar el plural mundos, como si hubiese más de uno”), y otras veces a “Universo” (aun cuando el uso nos ha acostumbrado en nuestros días a hablar de “mundos” o de “universos”: los “cuatro mundos entre los que se distribuyen las sociedades contemporáneas”, el “universo de Picasso”, o los “universos del discurso” de Poretsky); en la tradición kantiana “Mundo” (Welt) es el “conjunto matemático de todos los fenómenos”, por oposición a Naturaleza (Natur), “conjunto dinámico”, que conserva la nota de acción que los escolásticos le habían asignado. En conclusión: la Naturaleza (cósmica) mantiene su sentido idiográfico aunque no por ello pueda considerarse un individuo de una clase, salvo que nos situemos en la hipótesis de la “pluralidad de mundos”. Y, aun supuesta esta hipótesis, cuando hablamos de la “Naturaleza” nos referimos a la “nuestra”, como única Naturaleza (según Burnet, el concepto de fysis, Naturaleza, creado en la época presocrática, tendría que ver sobre todo con la Naturaleza en sentido cósmico).