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Causas / Razones / Datos “flotantes”
Asociaremos el dato flotante [131] configurado en un sistema según la identidad de clases [132] con la pregunta por el ¿por qué? cuya respuesta, si la hay, sea una razón; asociaremos el dato flotante configurado en un sistema según esquemas de identidad de procesos individuales con la pregunta por el ¿por qué? cuya respuesta, si la hay, sea una causa. Desde la perspectiva de la razón o de la causa obtenida, el dato flotante podrá recuperarse al menos parcialmente, para el sistema, sea como una resultante, sea como un efecto, respectivamente. No tenemos espacio para discutir hasta qué punto la razón “asimila” el dato flotante a través de una cierta rectificación de los esquemas de identidad de clase (en la demostración que Euclides ofrece del teorema pitagórico la rectificación podría consistir en el regressus hacia una red de relaciones tendidas sobre el sistema fenoménico tal que nos permita reiterar la apariencia “contingente” de la igualdad empíricamente advertida); mientras que la causa asimilaría el dato flotante mediante una rectificación del sistema fenoménico manteniendo el esquema procesual de identidad. Cuando un proyectil sigue su trayectoria natural de caída va dibujando una línea parabólica o, si se prefiere, la línea fenoménica que, durante milenios, dibujan los proyectiles, arrojados por los hombres, al caer a tierra es muy parecida a una parábola; solamente cuando el sistema fenoménico se supone organizado por el esquema material de identidad procesual asociado a una masa individual que llamamos “principio de la inercia” y que Galileo aún no sabe utilizar adecuadamente (tenía que servirse del artificio de un plano horizontal), aparece la curvatura de la trayectoria como un dato problemático; aun cuando fenoménicamente jamás podamos constatar homonímicamente el esquema de identidad axiomático según el cual se desplaza una masa m por el eje de las x (x=vt, siendo vx el componente horizontal de la velocidad de m que suponemos constante) no por ello lo rectificaremos, sino que, por el contrario, rectificando el contexto fenoménico, introducimos una causa, la fuerza gravitatoria (y=1/2mg2) que, compuesta con la anterior nos conduce a la trayectoria parabólica (y=kx2) con eliminación del tiempo como variable. La composición de la causa con el esquema de identidad es, en este caso, como en otros muchos, tan constante que el propio concepto de efecto es el que parece oscurecerse -a diferencia del caso de una masa que se desplaza en movimiento uniforme rectilíneo y, en un momento dado, se desvía de su trayectoria. En este caso, el efecto, tiene una desviación unívoca. Pero cuando estamos ante la trayectoria del proyectil, el efecto habrá que ponerlo no ya siquiera en los segmentos muy pequeños de recta –que nos llevarían a una poligonal, no a una parábola–, sino en puntos situados cada vez a distinta altura del eje de las y, lo que equivaldría a tener que trazar las rectas de los sistemas virtuales de identidad por alturas variables. Y ello podría sugerirnos reinterpretar la trayectoria parabólica no como un efecto respecto de la inercia horizontal –para no hablar del efecto de desplazamiento vertical respecto de la ley de caída como esquema de identidad– sino como una clase de efectos concatenados; pero esta reinterpretación sería sumamente artificiosa, puesto que la masa que se desplaza mantiene su identidad individual “sustancial” y los esquemas de identidad son un mismo esquema que también se desplaza continuamente.
{FGB 220-221}