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Emic / Etic
Distinción introducida originariamente en Lingüística por Kenneth Lee Pike: estudiando sin intérprete el idioma de los indios mixtekas advirtió la posibilidad de transcribir su habla en alfabeto fonético o por grabación, sin entender su significado, aunque con posibilidad de que la grabación o la transcripción fuera entendida por terceros conocedores de la lengua mixteka; llamó etic (de fon-ética) a las transcripciones de ese idioma; la traducción de su significado fonético a frases en inglés (o en español, etc.) con significado implicaba adoptar la misma perspectiva de los nativos o “agentes” del habla, perspectiva a la que llamó emic (de fon-émica).
La distinción se generalizó a otros campos, como la antropología, etnología, psicología, moral, sociología, política, derecho procesal, historia, etc. La perspectiva emic describe los hechos desde el punto de vista de sus agentes; la perspectiva etic describe los hechos desde el punto de vista del observador (etnólogo, historiador, periodista, juez, etc.). Un chamán describirá (emic) su experiencia de éxtasis como un contacto con los antepasados que hablan por su boca; un etnólogo describirá (etic) el éxtasis del chamán detallando la actitud de su cuerpo, las circunstancias de sus posturas e incluso recogiendo sus palabras, pero sin atribuirlas desde luego a los difuntos.
Cuando el lingüista, el etnólogo, el antropólogo, el historiador, etc., dicen intentar el conocimiento de determinadas instituciones, gestas, ceremonias o, en general, contenidos culturales de un pueblo estarían propiamente:
(1) (a) O bien tratando de reproducir esos contenidos culturales tal como se les aparecen a los individuos humanos (actores, agentes) que pertenecen al pueblo o cultura de referencia; (b) o bien tratando de reproducir las operaciones que los sujetos agentes de esas gestas, ceremonias, etc., llevan a efecto cuando las realizan. En los casos (a) y (b) se estaría procediendo desde un punto de vista emic. Notemos que las situaciones (a) y (b) pueden darse conjuntamente: al reproducir las operaciones de un carpintero que fabrica una mesa reproduzco la mesa tal como la percibe el carpintero. Aquí la perspectiva emic subjetual se corresponde con la perspectiva emic objetual y recíprocamente. Pero podría ocurrir que una reconstrucción emic subjetual no nos condujese a una reconstrucción objetiva, es decir, podría ocurrir que la imitación de las operaciones de otro sujeto no nos pusiese delante de objetos o configuraciones similares a las percibidas por él.
(2) O bien se está tratando de reproducir, o al menos, fijar las coordenadas, de estos contenidos culturales a partir de factores que acaso no son percibidos como internos por los miembros de ese pueblo, o agente de referencia, sin que por ello (al menos, según la tesis “eticista”) tengamos que abandonar la pretensión de haber alcanzado un mayor grado de potencia en la reconstrucción. Estaremos entonces en la perspectiva etic. También esta perspectiva etic puede referirse solamente a un punto de vista etic operatorio que no nos lleve al emic objetual; o bien a un etic operatorio que nos lleve, sin embargo, a una configuración etic objetual: pudiera ocurrir que se llegue a una reconstrucción emic objetual a partir de operaciones etic distintas de las emic subjetuales, como cuando se reconstruyen fotografías que han sido previamente digitalizadas.
Por lo demás, los resultados de la perspectiva etic desde la que se analiza un contenido cultural dado, no siempre resultarán ser diferentes, ni mucho menos contradictorios, con los resultados de una perspectiva emic determinada. Pueden coincidir total o parcialmente; lo que demuestra que la oposición emic / etic no es disyuntiva (un “dilema”, suelen decir los antropólogos), sino una alternativa.
Ejemplos:
1. Un hispanohablante, considerado desde un punto de vista emic (y en el ejemplo, emic podría parafrasearse: “desde el interior de la estructura de la lengua castellana”), no percibirá diferencias fon-éticas entre la voz “real” que aparece en el contexto de “derechos reales”; más aún, si nos mantenemos en el horizonte del español, será probable que alguien establezca la “etimología popular” (es decir, emic) de “derechos reales” como algo que tiene que ver con los derechos debidos al Rey o exigidos por el Rey. Pero desde un punto de vista etic (aquí, desde el exterior de la lengua española, desde el latín), la semejanza desaparece en el momento de la génesis etimológica (fon-émica) porque la fonética del adjetivo “real” en el sintagma “derechos reales” procede del latín res, rei (= cosa), mientras que el adjetivo “real” del sintagma “derechos reales” procede del latín rex, regis (= Rey).
2. Desde la perspectiva emic de Cristóbal Colón, de los Reyes Católicos, o de quienes apoyaron la empresa de la “navegación hacia el Poniente”, puede decirse que Colón no descubrió América (Colón creyó haber llegado al Cipango o al Catay) y que la empresa no se organizó para descubrirla. Decirlo sería un anacronismo, tanto más grave cuanto que históricamente los motivos que determinaron la empresa colombina actuaron precisamente al margen de América (por ejemplo, actuaron a través del proyecto estratégico de “coger a los turcos por la espalda”). Pero desde una perspectiva etic, que es la nuestra (la de nuestra Geografía), habrá que decir que Colón descubrió América.
Dos tipos de cuestiones suscita principalmente esta distinción:
(1) El conocimiento pleno de la realidad (etnológica, sociológica, jurídica…) ¿requiere la perspectiva etic o bien la emic, o ambas (en cuyo caso se planteará el problema de las conexiones que han de mantener entre ambas)?
(2) La perspectiva emic, aun en el caso en que sea considerada errónea, puede sin embargo contribuir al desarrollo efectivo de la realidad histórica o social. El “descubrimiento de América” es una formulación etic de los viajes colombinos, que emic fueron interpretados como una nueva ruta que le habría conducido al Paraíso terrenal. Y, sin embargo, el impulso de los viajes hacia Poniente no se generó en perspectiva etic (no se había formado aún el concepto de América), sino en perspectiva emic, puesto que su objetivo político y comercial era descubrir una nueva ruta hacia la India (acaso para poder atacar a los musulmanes por su retaguardia, después de la toma de Granada y de su repliegue a Oriente). Más aún: probablemente, al margen de esta perspectiva emic, los viajes hacia el Poniente no se hubieran organizado en el siglo XV. La perspectiva emic no recoge, por tanto, meras “superestructuras mentales” (ya sean estas mentalidades psicológicas, ya sean las mentalidades históricas en torno a las cuales algunos historiadores pretenden edificar una disciplina denominada “historia de las mentalidades”), sino estructuras psicológicas, sociales, históricas o políticas que intervienen en el proceso mismo de la realidad humana.
{N&E 9-11 / LFA 369-370 /
→ N&E / → BS01 3-32}