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Religión secundaria o Fase de la religión secundaria
Los pueblos que aún hoy comúnmente son computados como animistas (frente a las religones superiores) se encuentran en la fase que llamamos secundaria (aunque muestran influencias abundantes de las religiones superiores). Las causas necesarias para explicar el tránsito hacia la religión secundaria hay que situarlas en las transformaciones objetivas a que el desarrollo circular (demográfico, por ejemplo) y radial-tecnológico, junto con el propio desarrollo religioso primario, han operado en el medio real y, por supuesto, en el cambio efectivo que, por otros motivos (entre ellos, sequías, epidemias), el propio medio real ha podido experimentar. Los cambios más significativos podrían ser agrupados en dos rúbricas:
(1) El progresivo agotamiento de la caza, determinado, en parte, por el progreso tecnológico y social (flechas, organización cooperativa de los cazadores). Culmina con la “desaparición de la megafauna del Pleistoceno” y, con ella, de las referencias efectivas de los grandes númenes paleolíticos.
(2) La domesticación de los animales. El significado del neolítico lo pondremos en el control de los animales y, en particular, en el control técnico de su reproducción. Pues éste ha de llegar a constituir un cambio efectivo en las relaciones angulares de dependencia que los hombres tienen respecto de los animales durante el período de la religiosidad primaria.
La transición hacia las formas de religiosidad secundaria no puede entenderse como un proceso de desaparición de los númenes, sino como el proceso de su transformación o anamórfosis [94], en virtud de la cual, las figuras animales numinosas se mantienen gracias a que se produce un cambio específico de sus referencias, una “metábasis [104] a otro género” diferente [57-61]. Un género de referencias que ya no serán identificables con los animales empíricos, sino con entidades que ya no son animales, aunque tengan alguna conexión imaginaria con ellos y conserven constantemente las huellas de su origen. Si llamamos dioses a estos nuevos númenes, podríamos definir la religión secundaria, en primera aproximación, como la religión de los dioses. Los cambios de dirección señalados en los ejes antropológicos son profundamente significativos en lo que respecta a lo que venimos llamando metábasis de los númenes. En efecto:
(a) los cambios operados en los ejes circular y angular permiten entender la metábasis como orientada hacia una inversión de las referencias animales y humanas. Al invertirse la relación de dependencia que los hombres mantenían respecto a los animales numinosos, y al pasar los hombres a la posición de “señores”, del control (en el plano tecnológico de la reproducción) de los animales, será la figura humana aquella a la que habrá de aplicarse la numinosidad. De este modo, la metábasis por inversión nos llevaría ya a los dioses antropomorfos. En la metábasis por inversión, propia de la religión secundaria, las nuevas referencias adquieren su aura numinosa mediante la influencia explícita de las referencias primarias. Por ejemlo, la diosa madre (la tierra), del neolítico mediterráneo, es “señora de los animales”.
(b) En cuanto a los cambios operados en los ejes circular y radial (por ejemplo, los cambios en los mapas cosmogónicos o meteorológicos): se comprende que orientarán la metábasis o cambio de referencia en el sentido de una expansión o transferencia hacia nuevas referencias (meteorológicas o astrales) asignables a los númenes. Las figuras de los númenes primarios serán utilizadas como modelos para reorganizar los nuevos fenómenos. La bóveda celeste se poblará de animales numinosos, como bóveda zodiacal, como si en ella se hubiesen proyectado las figuras que, en el primer período, poblaban las bóvedas de las cavernas. {AD2 262-268 / → AD2Esc 8:381}