Filosofía en español 
Filosofía en español


[ Julián Sanz del Río ]

Kant
Noticia biográfica

Kant

Manuel Kant nació en Konisberg el día 2 de Abril de 1824. A la edad de 13 años tuvo la desgracia de perder a sus padres; el director de uno de los colegios de la ciudad, el colegio Federico que el joven Kant frecuentaba en esta época, presintiendo que las felices disposiciones que manifestaba aquel ofrecían grandes esperanzas, le tomó bajo su protección y se encargó de sus adelantamientos. En 1740 comenzó los estudios superiores en la universidad, dedicándose a un mismo tiempo y con iguales resultados a las matemáticas, la lógica, la física y algo más adelante a la teología dogmática que profesaba en la universidad el doctor Schultz, el protector y primer maestro de Kant en el colegio Federico.

Después de cinco años que frecuentaba la universidad y a los 22 de su edad, se atrajo la atención del público científico por una: Disertación acerca de las fuerzas vivas, obra esta que sin haber causado notable sensación entre los profesores, le granjeó la estima de los más, no solamente por la naturaleza del asunto sobre que versaba, sino por el espíritu serio científico que reinaba en el desempeño{1}.

Terminados los estudios universitarios, la situación precaria de su fortuna le obligó a aceptar el puesto de institutor o auxiliar de párroco en Judschen, pueblo en las cercanías de Konisberg. Pasado algún tiempo de esto, lo encontramos desempeñando el cargo de preceptor al lado de dos familias nobles que habitaban en las inmediaciones de la misma ciudad. Pero en ninguno de estos estados privados dejó de cultivar sus estudios favoritos, madurando más y más en el sosiego sus originales ideas.

Al cabo de diez años de haber dejado a Konisberg volvió a ella con el firme propósito formado de adquirirse un puesto entre los profesores de la universidad. Para obtener, conforme a la práctica de las universidades alemanas, el derecho a la enseñanza pública, escribió una disertación sobre el fuego, la cual, fue recibida con general aplauso. Por primera vez en el semestre de 1755 comenzó sus explicaciones públicas; versaron éstas primeramente sobre las matemáticas, más adelante las extendió a la física, por último a todos los restantes ramos de la filosofía, la lógica, la metafísica la moral y la enciclopedia de la filosofía.

Desde las primeras lecciones fue numeroso el concurso de los oyentes, sin que este concurso disminuyese, antes bien fue en aumento en los años sucesivos: uno de los primeros discípulos y que después fue constante amigo del filósofo (Jachman) nos refiere que el Auditorium, o sala de las explicaciones, no bastaba de ordinario para que todos pudieran estar cómodamente; la antesala se llenaba también las más veces cuando la explicación versaba sobre materias en que fuera de los estudiantes podía también el público tener algún interés{2}, no tardaron en multiplicarse las tareas del joven profesor hasta el punto que además de dar dos explicaciones públicas diarias, hubo de señalar horas extraordinarias para recibir a los estudiantes que acudían a pedirle aclaraciones sobre puntos dados de la explicación pública.

En medio de esta concurrencia que de todas partes se apresuraba a venir a escuchar las lecciones de Kant, este había adelantado muy poco en su situación económica, porque no gozando en calidad de privat-docens que era sueldo alguno por el gobierno, ni por la universidad se hallaba atenido a la módica retribución que en Alemania pagan a los privat-docentes sus discípulos. Sábese acerca de esto por personas fidedignas, que repetidas veces procuraron varios de sus más afectos hacerle aceptar bajo honestos motivos algunas cantidades fuera de la retribución establecida por la costumbre; pero Kant rehusó constantemente semejantes ofertas.

Por, dos veces en 1756 y 1758 habiendo fallecido los profesores, el de matemáticas y lógica{3} y el de lógica y metafísica se veía llamado Kant por la opinión pública a ser elevado de su estado secundario a la clase de profesor ordinario; pero la vez primera el Gobierno dispuso proveer la cátedra, y la segunda obtuvo la preferencia sobre Kant un privat-docent más antiguo, si bien de menor nombradía, de más escasos merecimientos que él (el doctor Buck). Así pues, hubo de continuar todavía doce años más en su puesto inferior de privant-docent. Pero durante este intervalo su reputación, y con ella sus tareas científicas se aumentaban constantemente, abrió nuevas enseñanzas sobre la geografía física, la anthropología, la filosofía de la religión, &c.: el desenvolvimiento de sus ideas originales se fortificaba con estas comparaciones y ojeadas generales que llevaba de todos lados en el campo de la ciencia.

Por último en 1770 tomó posesión de la cátedra de filosofía que había sido durante tantos años el blanco fijo de su noble ambición y de sus esfuerzos. Con esta ocasión solemne leyó delante de la Academia reunida la célebre disertación: «de mundi sensibilis atque inteligibilis forma et principiis» trabajo breve pero precioso, el cual encierra en resumen todo el sistema filosófico que desenvolvió Kant más adelante en sus obras, y por medio de la enseñanza. Desde este año comienza la época de la publicación de los más importantes escritos del filósofo: la crítica de la razón pura: la crítica de la razón práctica: Elementos metafísicos de la naturaleza. –Elementos metafísicos de las costumbres. –Elementos metafísicos del derecho. –Ideas para la composición de una historia universal bajo el punto de vista cosmopolita.– La preparación y composición de estos escritos junto con las multiplicadas lecciones orales (a las cuales dice el arriba citado Jachman, que durante nueve años había asistido a ellas, no faltó Kant una sola vez) nos obligan a formar una alta idea de la actividad del escritor y del profesor, como de la regularidad de conducta que debía guardar para poder cumplir con todas sus obligaciones científicas{4}. A este propósito nos ocurre incidentalmente, y no hemos de dejar pasar un dicho oportuno de un escritor contemporáneo y amigo de Kant{5}: «el gran reloj de la catedral de Konisberg no cumple su obligación de señalar el curso del tiempo con más impasibilidad, ni con más regularidad que lo hace mi compatriota Manuel Kant.»

Las relaciones de Kant con sus discípulos fueron constantemente las de un amigo y un protector benévolo. Igualmente como profesor que cuando mas adelante fue promovido al rectorado de la universidad (en 1786), llevaba siempre su principal atención a formar el carácter moral en los estudiantes aprovechando toda oportuna ocasión para estimularlo y fortificarlo. Si observaba que alguno se distinguía por su aplicación o por sus talentos, luego procuraba ofrecer todas las ocasiones y los medios de adelantar en lo uno como en lo otro. Ni aún auxilios pecuniarios escaseaba, y de ello dio repetidos ejemplos con el fin de hacer progresar en la educación científica a los jóvenes que se habían mostrado merecedores de su protección.

Durante uno de los rectorados en que Kant se hallaba al frente de la universidad, habiendo fallecido Federico II se presentó aquel a cumplimentar en nombre de la academia al nuevo monarca Federico Guillermo II. El rey contestó al discurso del rector con las palabras más lisonjeras dándole el nombre de el primer filósofo de Alemania. El ministro entonces de Gabinete conde de Herzberg, el cual en particular tenía para Kant una grande estimación, queriendo darle de ello una prueba solemne, alcanzó del monarca que aumentara el sueldo fijo que gozaba el profesor hasta 220 thalers anuales acompañando el decreto en esta razón con las siguientes palabras que nos permitimos copias, «Nos Federico Guillermo &c. Interesados como estamos de corazón por el mejoramiento de nuestras universidades, los hombres celosos que se aplican constantemente a este fin son dignos de toda nuestra estima. Desde largo tiempo hemos observado con satisfacción el celo y el interés con que el profesor M. Kant trabaja constantemente sin solicitar por esto aumento alguno en su sueldo; y últimamente según el programa que se nos ha presentado de los cursos abiertos en la universidad observamos que ha añadido este profesor a los que desempeña uno nuevo sobre la lógica. Para darle una prueba de nuestra satisfacción aumentamos su sueldo en 220 thalers y ordenamos (que se le hagá saber)» con este sobresueldo ascendía el total que Kant recibía del gobierno como profesor ordinario a 440 o 450 thalers (6600 reales): a esta suma deben agregarse para estimar el total, las retribuciones que según costumbre recibía de los estudiantes, retribución que crecía según era la explicación, o pública o privada o privatísima.

A pesar de la regularidad de costumbres y de la estricta sobriedad que guardaba en el régimen dietético puede decirse que la salud de Kant fue enfermiza durante la mayor parte de su vida. Era tal la delicadeza de sus nervios, que una hoja de papel húmedo recién salida de la imprenta le causaba tos a veces por algunos días, pero llegó a ganar tan completo imperio sobre su voluntad y a ordenar tan bien su vida y sus ocupaciones, que su salud durante largos años nunca decayó de manera que le imposibilitase para el trabajo, y en cuanto al espíritu, lo mantuvo siempre igual, tranquilo y con toda la vivacidad y frescura de la juventud. La experiencia me ha enseñado, decía, que la actividad del espíritu es ella por sí sola un remedio seguro que podemos emplear cuando queramos, oponiéndolo contra los dolores del cuerpo. Aunque mi constitución es débil, y me conozco con una propensión fatal a la hipocondría, he llegado a hacerme dueño de la influencia sobre mis pensamientos, y he aprendido a distraer la atención del dolor que me causa mi pecho demasiado estrecho para que puedan moverse libremente en él el corazón y los pulmones.

Hacia los últimos años de su vida y de su laboriosa carrera dejó de dar lecciones privadas, y en los Colegios o lecciones públicas se limitó a los cursos de lógica y metafísica que eran sus asignaturas obligatorias. También en su carrera de escritor se nota hacia la misma época una variación de tendencia o por lo menos la preferencia a puntos determinados, puesto que el mayor número de las publicaciones que trabajó durante sus últimos años, versaba más principalmente sobre la política y la moral, que sobre la metafísica y la filosofía de la religión.

El último superior grado y el más glorioso a que Kant llegó en su carrera científica, fue el de Senior de la Facultad de Filosofía, honor extraordinario que el senado académico de Konisberg le confirió de por vida. Un accidente que le sobrevino en su último periodo le hizo conocer y gozar él mismo de la estimación con que su nombre era venerado en toda Alemania. Habíase extendido en 1797 la noticia prematura de su fallecimiento; pero restablecido felizmente de la indisposición que dio ocasión a esta noticia, recibió Kant sobre esto numerosas felicitaciones de las ciudades y universidades alemanas, en particular de Halle, Jena y Breslau.

La mencionada enfermedad sin embargo le obligó a interrumpir el curso de sus lecciones, y poco más adelante a cerrarla definitivamente, mas no por esto dejó de continuar trabajando en sus escritos y precisamente se ocupaba en estos años de una obra importante cuyo título debía ser: Transición de la metafísica a la física, con ocasión de la cual y como observase él mismo que no le acompañaba el vigor de espíritu otro de que había gozado en trabajos anteriores, se le oía decir alguna vez: «Yo no hago ahora otra cosa que recoger de lo pasado.» En 1799, último año en que publicó bajo su propia dirección y revisión el conjunto de sus obras, decía un día a los que le acompañaban: «amigos míos me encuentro viejo y débil, no me debéis tratar sino como a un niño: no obstante si se me ofrece alguna ocasión en que yo pueda hacer el bien la aprovecharé al momento.» En general durante sus últimos días hablaba él mismo frecuentemente de la muerte como hombre que la ve acercarse esperándola a pié firme y con rostro sereno, sin desearla pero sin temerla.

En medio del visible decaimiento de sus fuerzas no se permitió alterar sus costumbres de vida; solamente en 1802 anticipó la hora del descanso, pero guardó fielmente la de levantarse que siempre había sido a las 5 de la mañana; mas esta variación no influyó en el restablecimiento de su salud, a las veces los pies le faltaban y caía en tierra. Todavía pudo prolongar durante dos años su existencia en medio de una alternativa de decidida postración y de cortos restablecimientos; apenas podía dar algunos paseos acompañado de un íntimo amigo (Warianski) hasta un jardín que había arrendado inmediato a la ciudad. El último día en que celebró su natalicio (22 de abril de 1802) lo celebró, verdaderamente como un día de fiesta, pero a la noche se encontró más fatigado que los días anteriores; cumplía entonces 80 años de edad. Dos días después en la Biblia en que solía leer, y donde anotaba los más importantes sucesos de su vida escribió lo siguiente. Según la Biblia, nuestra vida dura de ordinario 70 años, a 80 alcanzan los más favorecidos, en adelante la más afortunada no es sino pena y fatiga.

La debilidad de fuerzas que aumentó visiblemente en el setiembre próximo, llegó en enero del año siguiente a tal extremo que no parecía ya tomar interés alguno en la conversación de los que le acompañaban, la vista se disminuyó de manera que se temía una ceguera total; alguna vez rehusaba decididamente tomar alimento. Quejándose en uno de estos últimos días con su amigo Warianski de que el doctor Eluner su médico, no hubiese parecido a la hora acostumbrada añadió inmediatamente «no creáis sin embargo por estas quejas que me haya abandonado el sentimiento de la humanidad.» En tal estado y sostenido por los cuidados de sus amigos pudo prolongar todavía su vida hasta el 12 de enero de 1803; en este día los ojos se cerraron enteramente, pero el semblante quedó igual y tranquilo. «El día 12 de febrero a las once de la mañana, nos refiere el citado Warianski, su hermana se hallaba de pie al extremo de la cama, su sobrino junto a la cabecera, yo de rodillas al lado procuraba descubrir con la vista fija en el rostro del enfermo alguna señal de vida. Inmediatamente llamé a su criado para que presenciara el último momento de su amo y amigo; hice también llamar a otra persona y de esta manera en medio de todos sin dolor y sin crisis cesó Kant de existir.»

Tal fue la vida y la carrera de este filósofo, el cual si no hizo él mismo ganar a la ciencia y a la humanidad una nueva plena luz, señaló el camino por donde se debía buscar, y puso a los venideros en estado de hallarla por sí mismos. Ahora solo nos falta recoger algunas de las máximas que eran la norma de su conducta.

«La religión es el reconocimiento de la totalidad de nuestros deberes, formalmente como preceptos divinos: ella va delante de nosotros y nos lleva a la fe en la existencia de Dios.

«El carácter no es inmediatamente un don de la naturaleza sino que el hombre se lo forma él propio. El temperamento le es dado por la naturaleza; pero el carácter es producto de la voluntad.

«Lo propio que ennoblece el carácter del hombre es el ser inapreciable: podemos a la verdad poner a disposición de otro, o para particulares fines, los talentos, y aún hasta ciertas cualidades del corazón; pero el carácter no pertenece sino a sí mismo, y nadie puede hallarle, un precio.»

«En el fondo de su corazón el hombre no aprueba el mal de donde se sigue que no degenera a la perversión sino por falta de principios.»

(Concluirá.)

Julián Sanz del Río.

——

{1} El lema de esta disertación presentía el filósofo reformador «nihil magis praestandum est quam ne pecorum ritu sequamur antecedentium gregem pergentes, non qua eundum est sed qua itur. Séneca de vita beata, c. I.»

{2} En las explicaciones sobre antropología y geografía, a las cuales asistían constantemente aun los funcionarios públicos y oficiales de la guarnición, como observase Kant que las lecciones sobre teología natural eran poco frecuentadas, resolvió no anunciar este curso, mas habiéndole dicho que los oyentes eran candidatos teólogos a quien hacían un bien en dar las explicaciones, las volvió a anunciar de nuevo a pesar de lo repugnante que le era no hablar sino a un escaso auditorio.

{3} El profesor Kunti.

{4} Kant se explicaba con facilidad; por lo común solo tenía delante notas breves que había escrito antes de la lección, o bien manuales formados que le servían de tema; desenvolvía el asunto comenzando como si él mismo ensayara consigo, mediante algunas reflexiones formarse una idea clara del punto capital, después continuaba ampliando o confirmando los primeros resultados de la reflexión, ya con definiciones conocidas o con ejemplos; por último concluía en un breve resumen toda la explicación. Por lo demás repetía frecuentemente que no quería imponer sus ideas a los oyentes, sino darles dirección para que pensasen por sí mismos.

{5} Enrique Heine.

 


La Ilustración, periódico universal
Madrid, sábado 22 de diciembre de 1849
tomo I, número 43
página 338

Kant
Noticia biográfica

(Conclusión.)

Los trabajos escritos que hasta ahora se han publicado bajo el nombre de Kant, son ordenados según el tiempo, los siguientes:

1747. Pensamientos acerca de la verdadera estimación de las fuerzas vivas, y juicio de las demostraciones que Lisbuit y otros matemáticos han deducido sobre esta cuestión, con algunas consideraciones preliminares relativas a las fuerzas de los cuerpos en general. Konisberg: introd. 16. fóls. Texto 240 ts.

1754. Investigación sobre las cuestiones siguientes, propuestas como tema de premio por la Academia de ciencias de Berlín. Si la tierra en el movimiento de rotación sobre su eje, del cual resulta en alternativa del día y la noche, ha sufrido desde su origen alguna variación, cuál ha sido la causa de ello y de donde pueda ser esta causa demostrada. Konisberg: 9 ts.

1754. La cuestión ¿La tierra envejece? considerada físicamente. Konisberg: 24 ts.

1753. Historia general de la naturaleza y teoría del Cielo; ensayo acerca de la estructura y origen del mecanismo del Universo: considerado según los principios de Newton (anónimo.) Leipsig; 24. 200 fs.

1755. Meditationum quarumdam de igne succinta delineatio: 17 ts.

1755. Piincipiorum primorum cognitionis metaphisicae nova dilucidatio. Konisberg: 40 ts.

1756. Historia y descripción natural de los más notables fenómenos del terremoto que a fines de 1755 conmovió una gran parte de la tierra. Konisberg: 40 ts.

1756. (Continuación del precedente tratado.) Consideraciones sobre los terremotos acaecidos de algún tiempo a esta parte. Konisberg.

1756. Metaphisicae cum Geometría junctae usus in philosofia naturali, cujus specimen primum continet monodologiam phisicam. Konisberg: 16 ts.

1756. Nuevas observaciones para la explicación de la teoría de los vientos. Konisberg: 8 ts.

1757. Prospecto y anuncio de un curso de geografía física; acompañan algunas consideraciones sobre la cuestión: si los vientos de poniente (en Konisberg), que reinan en nuestras comarcas son húmedos porque pasan sobre un gran mar. Konisberg: 8 ts.

1758. Nuevo modo de concebir el movimiento y el reposo, y deducciones que de aquí resultan y se refieren a los primeros elementos de la ciencia de la naturaleza. Konisberg: 8 ts.

1759. Ensayo de algunas consideraciones sobre el optimismo. Konisberg: 8 ts.

1760. Pensamientos con ocasión de la temprana muerte de un amigo. (J. F. Funk.) 8 ts.

1760. La falsa sofistería que envuelven en sí las llamadas Cuatro figuras silogísticas. Konisberg: 35 ts.

1763. Ensayo para aplicar a la filosofía y a las investigaciones filosóficas la noción de las cantidades o magnitudes negativas. Konisberg: 72 ts.

1763. El único medio y fundamento posible para una demostración de la existencia de Dios. Konisberg: 14–205 ts.

1764. Discurso sobre las aventuras de J. P. 7. Komarnikis Idem: 17 ts.

1764. Ensayo sobre las enfermedades de la cabeza. Idem.

1764. Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime. Id: 110 ts.

1764. Investigación sobre la claridad de los fundamentos de la teología natural y de la moral. (O tratado sobre la evidencia en las ciencias metafísicas.) Berlín: 33 ts.

1765. Prospecto para sus lecciones durante el semestre de invierno. 1765–66, Konisberg: 8 ts.

1766. Sueños de un visionario explicados por los sueños de la metafísica (an.) Konisberg; 128 ts.

1768. De los primeros fundamentos de la distinción de las regiones en el Espacio. Konisberg: 2 ts.

1770. De mundi sensibilis atque inteligibilis forma et principiis. Konisberg: 38 ts.

1775. De las diferentes razas humanas. Konisberg: 12 ts. 4º.

1781. Crítica de la razón pura. Riga. 20 y 856 ts. gr. 8.º

1783. Prolegómenos para una futura metafísica que pueda exponerse como ciencia. Riga: 222 ts. 8.°

1783. Recensión sobre el ensayo de Schulz; guía de una doctrina moral para todos los hombres sin distinción de religión. Konisberg: 7 ts.

1784. Ideas para una historia general civil. Bevhis: 35 ts.

1784. Contestación a la cuestión ¿Qué es ilustración? Idem: 14 ts.

1785. Recensión de la obra de Ilerdes: ideas para la filosofía de la historia de la humanidad: 27 ts.

1785. Sobre los volcanes en la luna. Berlín. 14 ts.

1785. Declaración del concepto de Raza humana. Berlín.

1785. Fundamentos para una metafísica de la moral. Riga. 16. 128 ts. 8.º mayor.

1786. Presuntos orígenes de la historia humana. Berlín. 28 ts.

1786. Recensión de la obra de Hufeland: ensayo sobre los fundamentos del derecho natural.

1786. ¿Qué sentido tiene orientarse en el pensar? Berlín. 28 ts.

1786. Principios metafísicos de las ciencias naturales. Riga. 24–158 ts.

1786. Observaciones sobre el escrito de L. U. Jacob: examen de las Horas de la mañana por Mendelzon. Leipy: 7 ts.

1788. Sobre el empleo de los principios teológicos en la filosofía. 45 ts.

1788. Crítica de la razón práctica. Riga: 292 ts. 8.º mayor.

1790. Crítica de la fuerza del juicio. Berlín: 58– 476 ts.

1790. Sobre un descubrimiento, según el cual toda crítica ulterior de la razón debe ser ya innecesaria después de una crítica, una vez establecida. Konisberg: 126 ts.

1790. Sobre el fanatismo y los medios en contrario.

1791. Sobre el mal éxito de todos los ensayos filosóficos en la teórica. Berlín: 28 ts.

1792. Sobre el mal radical (mal original) en la naturaleza humana, Berlín: 62 ts.

1793. La religión dentro de los límites de la razón. Konisberg: 22–296 ts.

1793. Sobre el dicho común: esto es bueno para la teoría; pero no sirve en la práctica. Berlín: 83 ts.

1794. Algunas consideraciones sobre el influjo de la Luna en las estaciones. Berlín: 15 ts.

1794. El fin de todas las cosas. Berlín: 28 ts.

1794. Consideraciones sobre la filosofía en general. Riga: 50 ts.

1795. Para la paz perpetua; proyecto filosófico. Konisberg: 154 ts.

1796. Sobre el tratado de Sommernig: órgano del alma, ídem: 7 ts.

1796. Sobre un nuevo presuntuoso tono en el tratar materias filosóficas, Berlín: 39 ts.

1796. Anuncio de la conclusión de un tratado para la paz perpetua en filosofía. Berlín: 19 ts.

1797. Principios metafísicos del Derecho. Konisberg: 52–235 ts.

1797. Principios metafísicos de la moral. Id.: 10–190 ts.

1797. Sobre un pretendido permiso para mentir sobre motivo de amor humano. Berlín: 13 ts.

1797. Sobre el poder del ánimo para enseñorearse del dolor mediante un firme acto de la voluntad (vid. abajo).

1798. Sobre los hacedores de libros: dos cartas. Konisberg: 22 ts.

1798. Disputa entre las facultades; en tres secciones. Konisberg: 30–205 ts.

La 2.ª Cuestión es: Si el linaje humano camina en constante progreso hacia lo mejor.

La 3.ª Sobre el poder del ánimo... (vid. arriba).

1798. Antropología pragmáticamente tratada. Konisberg, 14–334 ts.

Manifestaciones o declaraciones públicas sobre puntos científicos hechas por Kant.

1792. Sobre el autor de la obra titulada: Crítica de todas las revelaciones.

1799. Sobre el tratado: Doctrina de la ciencia: por J. G. Fichte.

Obras publicadas sobre manuscritos o lecciones orales de Kant.

1800. Lógica. Manual para las lecciones forales.

1802. Geografía física. Konisberg: 16. 312 ts.

1803. Pedagógica. Konisberg: 6–146 ts.

1804. Sobre la cuestión de premio propuesta para el año de 1791 por la Academia de ciencias de Berlín: ¿Cuáles son los progresos efectivos que la metafísica ha hecho en Alemania desde Leibnitz y Wolf?

1831. Lecciones sobre la doctrina filosófica de la Religión. Leipzig.

1831. Lecciones sobre la metafísica. Leipzig.

1831. Guía para el conocimiento del hombre y del mundo. Leipzig.

1831. La misma obra bajo el título de: Antropología filosófica. Id.

——

De la relación anterior resultan algunos hechos generales que debemos notar aunque sea brevemente, porque forman, en efecto una parte principal de la noticia biográfica. La vida activa científica de Kant duró 57 años; desde 1747 hasta 1804. La vida que podemos llamar útil en este género, comenzó con algunos cortos trabajos literarios y mediando largos intervalos, versando aquellos sobre materias y cuestiones determinadas de las ciencias físicas; esto se observa principalmente durante los primeros diez años. Sus producciones científicas crecieron gradualmente así en número como en importancia del asunto; versando las más sobre la metafísica, la teología natural o racional y la historia así universal como natural, y la historia de nuestro linaje; lo cual tuvo lugar principalmente durante los 30 años siguientes. Por último, se marca con bastante distinción un tercer periodo en la vida activa del filósofo, durante el cual versaban sus trabajos principalmente sobre materias particulares en aplicación de la filosofía a la vida, vida política y moral; a cuestiones psicológicas y antropológicas; esto se observa durante los últimos 17 años.

Si clasificamos bajo una idea científica los escritos de Kant, aparece que a la metafísica o la ciencia de los principios primeros, así primeros fundamentales y de totalidad como principios de ciencias particulares pertenecen 17 escritos; y a la historia de la metafísica uno. Que a la ciencia formalmente como tal, ya bajo el nombre de metodología ya bajo el de construcción u órgano científico pertenecen dos publicaciones; a la Teología natural como ciencia propia tres publicaciones; a la Lógica en particular dos; a la Física once; a la Historia ya universal ya en particular, Historia de la humanidad seis; a la Antropología tres; a la Moral tres; al Derecho tres; a la Política dos; a la Psicología uno; a la Pedagogía dos; a la Estética uno; a la Medicina uno. Los restantes versan sobre crítica o sobre asuntos enteramente particulares. Por último, la correspondencia literaria con Lambert, Fichte y otros.

La unidad interior reina decididamente en medio de este grande número y variedad de trabajos científicos, y para prueba de ello basta observar que en todas las regiones principales de la ciencia, se encuentran de Kant trabajos bajo el concepto de construirla en unidad bajo un primer principio y un plan; es decir, una parte superior o metafísica: así se encuentra una metafísica del Derecho, de las costumbres, de la historia, &c.

Illescas, 21 de de octubre de 1849.

Julián Sanz del Río.