Revista Ibérica
Madrid, 30 de enero de 1862
Tomo II, número II
páginas 128-130

Bibliografía

¿Los anarquistas, los socialistas
y los comunistas, son demócratas?,
por D. Ceferino Treserra. Barcelona, Manero, 1862

Casi tomamos la pluma, no sin temor, para anunciar este folleto que nos llega de la capital del antiguo Principado, y nace nuestro temor de que la cuestión que en él se ventila, iniciada quizá por vez primera públicamente en una Revista, en la cual tomamos alguna parte, dio entonces margen a muy tempestuosas discusiones, y aún a la larga, estudiada detenidamente en el seno mismo de los que habíamos provocado tal examen, produjo nuevas disidencias de doctrina. El autor del folleto que anunciamos, uno de los más entendidos publicistas del antiguo Principado, abre de nuevo el [129] palenque, y armado de todas armas, se presenta a sostener la, en su juicio, doctrina racional de la democracia.

Comienza el Sr. Treserra afirmando, que en el credo del partido democrático reina la mayor confusión, y el hecho es innegable, y basta derramar la vista en torno, para convencerse de la exactitud del aserto. Con el nombre de demócratas, figuran socialistas, anarquistas, comunistas, individualistas, &c., y como estas doctrinas son antitéticas, es evidente, o que el dictado de demócratas nada significa, o que la pura doctrina democrática excluye a los socialistas, como a los anarquistas, a los individualistas como a los comunistas. Estudiando la acepción histórica de la palabra democracia, el Sr. Treserra la rechaza y con razón, como contraria al sentido actual: la democracia moderna no arranca más allá de la revolución francesa, y es injuriar a la historia hablar de democracia ateniense, o romana, o italiana, dando a las constituciones aristocráticas de la antigüedad o de los siglos medios, el sentido liberal de la democracia moderna. El Sr. Treserra cree, que su único significado aceptable es el filosófico, y en tal sentido convenimos con el escritor catalán.

Nada dice ni nada significa el origen etimológico de la palabra, poco o nada su valor histórico en remotas edades, su verdadero sentido debe buscarse en la cultura y en el adelantamiento modernos. Rechaza como demócratas el Sr. Treserra a los anarquistas, a los comunistas y a los socialistas, y sobre este punto nos complacemos en atestiguar nuestra conformidad con el Sr. Treserra. Nada tienen, no ya de demócratas, sino de racionalistas, cuantos siguen los principios de aquellas sectas políticas: nada tienen, ni aún de liberales. Pero a renglón seguido el Sr. Treserra proclama su doctrina, y en esta parte de la afirmación no podemos adherirnos a sus opiniones. Puesto que la democracia es una escuela filosófica, como escuelas filosóficas son todos los partidos políticos, es preciso proceder científicamente al determinar la idea de derecho, la de Estado, la de sociedad. Proclamar la libertad absoluta como remedio universal; proclamar el derecho absoluto en el individuo, es incurrir en el error de los individualistas, y afirmar la misma doctrina que se ha rechazado, bajo el nombre de anarquismo. Proponer la teoría del contrato como medio de régimen y vida social, es esquivar la dificultad, no resolverla. Para nosotros el Estado tiene realidad, no es obra del pacto, la sociedad existe como existe el individuo, no es obra de los individuos, y como ser tiene derecho, y este derecho es tan sagrado como el derecho individual. La doctrina individualista proclamada por el señor Treserra, es quizá un excelente antídoto contra las tendencias socialistas de la época, pero es sólo un remedio empírico, no es una afirmación racional que es lo que anhelamos en política.

Sin embargo, en un folleto no caben ciertas disertaciones: el Sr. Treserra promete una nueva obra con el título de armonía de la libertad absoluta: para entonces aplazamos esta controversia. [130]

Seríamos injustos si no felicitáramos al Sr. Treserra por su folleto, que es un acto de valor cívico a la par que una meritoria empresa literaria. Urge desarraigar del seno de nuestro pueblo las malas semillas arrojadas por la predicación socialista, y para tan loable fin será altamente provechoso el folleto del distinguido publicista catalán.

F. de P. Canalejas

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