La Ilustración Cantábrica
Madrid, 8 de junio de 1882
tomo IV, número 16
página 188

Rafael Torres Campos
Institución Libre de Enseñanza

IV
Las excursiones

Responden las excursiones a la tendencia de la pedagogía moderna de enseñar sobre los objetos mismos, mediante la observación directa, más que por explicaciones teóricas. Es, según ella, la escuela como el laboratorio donde se trabaja sobre los datos previamente recogidos; mas para que tengan valor real hay que salir a buscarlos a la vida social y a la naturaleza. Requiérese una comunicación no interrumpida entre éstas y aquéllas, para que sea la escuela una institución de su tiempo y se desenvuelva orgánicamente en el seno de la sociedad. Con tal objeto se han introducido las excursiones como procedimiento de enseñanza.

Entre las clases de la mañana y la tarde salen los alumnos de la Institución, ya a un sitio de campo en los alrededores de la capital, donde haya vegetación y espacio libre para el juego y el ejercicio físico, ya a excursiones en el interior de Madrid.

Los museos de Historia Natural, Antropológico, Naval, de Artillería, Ingenieros, Arqueológico, de Pintura y de reproducciones, la Armería Real, el Jardín Botánico, la Escuela de Agricultura, el Vivero municipal, las fábricas y talleres, el palacio de Justicia, los Cuerpos colegisladores, la diputación provincial, el ayuntamiento, dan motivos para la aplicación del método realista de enseñanza. A fin de que sea posible atender individualmente a los alumnos, partir en la explicación de sus observaciones y preguntas, despertar en ellos el espíritu de observación, van en corto número, seis, con cada uno de los profesores excursionistas.

Para el estudio de fenómenos geológicos y geográficos, explotaciones agrícolas, minas, fábricas y monumentos, se llevan a cabo viajes cortos de uno o dos días a los sitios y poblaciones próximos a Madrid.

Los montes del Pardo, Robledo, el Escorial, Torrelodones y el puente de la Marmota ofrecen tipos de accidentes geográficos, rocas y terrenos; una explotación de pinos y fábrica de resinas, Navas del Marqués; Ciempozuelos, minas de glauberita; fabricación de loza, Valdemorillo; Griñon, sitio a propósito para recolecciones botánicas; los palacios del Pardo, Aranjuez, Vista-Alegre y el Escorial, objetos de arte; Avila, su catedral, templos románicos y un excelente tipo de arquitectura militar de la Edad Media; Alcalá, la Complutense, el palacio de los arzobispos y la Magistral; Guadalajara, el palacio del Infantado; Toledo, restos monumentales de todas las épocas, una grandiosa catedral, mezquitas, sinagogas, nuestra más preciada joya del arte ojival en su último período, iglesias mudéjares, numerosas manifestaciones del florecimiento artístico del siglo XVI, además de la fábrica de armas; y en todos estos sitios aire libre, campo, expansión, movimiento, un mundo de cosas nuevas que atrae poderosamente el interés de los niños y les abre amplios horizontes de vida y de trabajo.

Se hacen también viajes de cuatro ó cinco días, cuyos itinerarios comprenden varias poblaciones, y otros dé quince a treinta días para el estudio de una comarca, que son los de mayor valor educativo, en cuanto ponen la vida entera del alumno bajo una dirección sistemática. Encaminada la educación primaria a capacitarnos prácticamente para el libre uso de nuestras facultades, será ocasión propicia para ejercerla aquella que ofrezca mayor complicación de accidentes, en que ocurran más cosas que hacer. Encuéntranse en tal caso los viajes; se vive en ellos mucho, y por esto cabe, mediante los mismos, obtener, bajo el punto de vista pedagógico, un resultado de importancia.

Cuando se abandonan los caminos trillados y los itinerarios hechos, ocurren lances y contrariedades que enseñan a buscar recursos y a tomar partidos, contribuyendo poderosamente a desenvolver la individualidad, a formar los caracteres. Acostumbrarse a apreciar las circunstancias, adquirir la flexibilidad y soltura bastantes para plegarse a ellas, obrando siempre con discreción y tacto, educarse, en una palabra, para el trato social, requiere una experiencia difícil de adquirir cuando se está encerrado en un círculo de personas que piensan y viven de la misma manera; es posible en los viajes, donde se rompe la monotonía del trato ordinario para alternar con gentes de muy diversas procedencias, clases y condiciones.

En estas excursiones se atiende al desarrollo físico de los alumnos por medio de largas caminatas, ascensiones y ejercicios varoniles que dan vigor al cuerpo, al mismo tiempo que energía moral y temple al alma; estudian directamente los objetos naturales y el territorio como teatro vivo de la actividad humana; herborizan, recogen minerales y fósiles; se les da a conocer la vida económica actual, los fenómenos de la industria y el comercio, cuyo estudio prepara para la vida práctica, y se estimula a la vez el cultivo de las facultades estéticas, despertando el sentido del ideal mediante la contemplación de la naturaleza y del arte. Que desde la catedral al infusorio no haya manifestación de la actividad natural o humana que sea indiferente a los alumnos, es la inspiración a que obedecen estos trabajos.

Algo tienen de original nuestros viajes, a diferencia de los que se hacen en el extranjero. Más que complemento de estudios, vienen a ser un procedimiento educador; trata la Institución de hacerlos entrar en la vida como cosa formal y frecuente, para que nuestro pueblo se conozca y se compare con los otros. Por esto los extiende aun a los alumnos de corta edad y los repite mucho.

No puede pedirse a un niño que sin preparación especial abarque demasiadas cosas en un viaje; exige esto hábito, ejercicio. Reconociéndolo así, se principia por excursiones sencillas, en que no se apura el pormenor de las cosas, haciéndose en serie graduada, cada vez más complejas, a medida que los alumnos se encuentran en aptitud de realizarlas con fruto.

No se excluye de ellas a los alumnos menos aprovechados, que más, si cabe, que los mejores, necesitan de la influencia directa y continua ejercida por el profesor durante los mismos.

El coste de los viajes de un día se aproxima o excede poco de cuatro pesetas. Los de quince suponen un gasto de 125, por término medio. Una excursión de treinta días a Sigüenza, Aragón, el Mediodía de Francia, Provincias Vascongadas y Burgos, ha costado 250 a cada uno de los expedicionarios. La cooperación de las empresas de ferrocarriles, que conceden una rebaja de 50 por 100, por lo menos, en el precio de los billetes; las simpatías y la ayuda que por todas partes encuentran los viajeros, explican este resultado, que demostrando el eco que semejantes esfuerzos tienen en el país, debe ser un estímulo para que otros establecimientos de enseñanza adopten el sistema de excursiones, en bien de la cultura patria.

R. Torres Campos

I / Institución Libre de Enseñanza / Alejandro Chao
II / Historia / Joaquín Sama
III / La Enseñanza / José de Caso
IV / Las excursiones / Rafael Torres Campos
V / El edificio / Manuel Bartolomé Cossío


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