Filosofía en español 
Filosofía en español


A La Unión

Como el Pedro Crespo de El Alcalde de Zalamea, hace algún tiempo

...que hemos tomado
por política discreta
jurar con aquel que jura,
rezar con aquel que reza.

Y en tal sentido, y puesto que tú nos tratas con relativa cortesía, con la misma vamos a contestar a tu artículo La guerra al matrimonio, en que atacas sin nombrarlo al libro Moral Jesuítica.

En él cometes una porción de inexactitudes, entre ellas la de que en EL MOTÍN escribe un cura, cuando muchas veces te hemos dicho que, como el personaje de cierta comedia creía que un negro era una porquería en una cocina, nosotros opinamos lo mismo de un cura en una redacción... y en otras partes.

Pero prescindiremos de lo que has dicho, para hablar de lo que has callado.

Has callado que la obra está escrita por el eminente teólogo de la Compañía de Jesús, Tomás Sánchez (el Cordobés); que es inmoral en grado sumo, más que por su estilo, por su tendencia; y que horroriza pensar en los trastornos que habrán introducido en las familias católicas, los confesores que se hayan ajustado a ella para regular las conciencias.

También has callado que se publicó con todas las licencias y aprobaciones necesarias; que los jesuítas han venido teniéndola y la tienen aún por obra de consulta para resolver las altas cuestiones de lujuria en el confesonario; y que da asco abrirla por cualquiera de sus páginas.

El que estuviese escrita en latín para que sólo anduviera en manos de personas de determinadas condiciones, es argumento inocente bajo un punto de vista, porque todas las obras de la Iglesia se escribían por aquel entonces en aquella lengua; y es contraproducente bajo otro, porque sólo prueba que tiraban la piedra de la inmoralidad y escondían la mano.

Lo que tú, Unión, debes probar, es que la obra no es de ese jesuíta; o declarar que ese jesuíta fue un libertino inmundo que la escribió para que sirviera de texto en los burdeles, y no para enseñanza y guía de sus cofrades; o de lo contrario, que no contiene nada ofensivo para la moral y las buenas costumbres. Todo lo que esto no sea, es divagar y tontear.

En lo que estamos perfectamente de acuerdo contigo, es en lo que afirmas de que esa obra tiende a la disolución del matrimonio cristiano; pues precisamente para hacer ver eso, la hemos publicado.

Sí; tiende a la disolución del matrimonio cristiano, pero es por el libertinaje, por la corrupción, por los horrores a que pueden dar lugar sus enseñanzas, por los refinamientos de lujuria jamás soñados por la joven pura y la esposa honrada.

Sí; tiende a la disolución del matrimonio cristiano, por los recelos y desconfianzas que puede despertar en los cónyuges el confesor que con arreglo a ella pregunte para inquirir pensamientos y actos, y por los distingos que establece para disculpar algunos.

Sí; tiende a la disolución del matrimonio cristiano, porque deja el lecho conyugal al descubierto, haciendo trizas el velo del pudor, pisoteando el recato, y profanando todo cuanto debe permanecer en el misterio de la vida íntima.

Sí; tiende a disolver el matrimonio cristiano, por lo que excita y espolea los sentidos; y porque, lo que no se atrevería a proponer borracho a su mujer el voluptuoso más corrompido, lo explica y lo analiza el confesor, a pretexto de profundizar en las raíces del pecado.

Da miedo pensar en las ideas que se alzarán en el cerebro de la joven inocente y la esposa digna, al levantarse del confesonario donde un jesuíta celoso y severo las haya interrogado con arreglo a esa obra infame. ¡Qué monstruosos deleites jamás presentidos! ¡Qué de liviandades nunca imaginadas! ¡Qué de inmundicias! ¡Qué de asquerosidades! Y como remate lógico de todo esto, ¡qué de sospechas y qué de dudas! ¡Qué frialdad unas veces, y qué delirios otras! ¡Y cuánta separación en los espíritus, y cuánto lodo en los cuerpos!

Desengáñate, Unión. Hay cosas que no pueden defenderse, y ésta es una de ellas. El lenguaje tuyo y el de los periódicos de tu secta contra la libertad, la masonería, el libre-pensamiento y la República, engendra ideas de represalias que se desarrollan y sintetizan, como y cuando se puede.

La necesidad de defender lo que amamos, nos ha obligado a arrojaros al rostro esa obra abominable. El golpe ha sido contundente, y os ha llegado al alma: estamos satisfechos, porque de eso tratábamos. Resignaos, pues, con esa desgracia; y si tenéis algo parecido que echamos en cara, hacedlo, pues harto se nos alcanza que la lucha emprendida es sin cuartel.

¡Sus! ¡y caiga el que caiga! Esta es nuestra divisa. Si también es la tuya, Unión, aprieta de firme, que aquí te esperamos.