Augusto Barcia
El socialismo en Inglaterra. La Sociedad Fabiana (Fabian Society)
En una reunión celebrada en Londres, allá por el año de 1883, con el fin de organizar una serie de conferencias sobre materias y problemas económicos, trabajo de organización dirigido por Thomas Davidson, se creaba un centro de propaganda para difundir las doctrinas intervencionistas, enfrente de la escuela manchesteriana, a la sazón reinante en las esferas del pensamiento y en la realidad de la vida política inglesa. El centro a que acabamos de aludir fue bautizado, por los elementos avanzados que a él concurrían, con el nombre de Fabian Society, y por la gente menos activa y de tendencias más templadas con el de New Fellowship.
La Fabian Society, tal y como vivió hasta nuestros días, tardó algunos años en formarse y en aparecer como un organismo definido constituido para una determinada función.
A partir del año de 1883 se inició la labor de formar el apostolado de la nueva institución. Gente estudiosa y perseverante, durante cuatro años de un trabajo reposado de controversia y de análisis, discute las orientaciones que se han de imprimir a la naciente Sociedad y formulan las bases doctrinales y el programa de táctica que han de propagar y poner en práctica.
La publicación del folleto Facts for socialists en 1887 y del santa santorum del fabianismo en 1888, Fabian Essay in socialism, son las primeras señales de vida que da la incipiente organización, son las dos piedras angulares de aquel gran centro de propaganda, en el cual figuran nombres tan prestigiosos como los de Bernard Shaw, Lady Besant, Sydney Olivier, Graham Wallas, Webb, Clarke, Bland y otros muchos.
El carácter distintivo de estos propagandistas está en su nota acentuadamente intervencionista, desde el punto de vista político de sus opiniones socialistas, en el terreno económico, si bien limitando sus aspiraciones en este respecto a implantar, dentro de la organización actual, el sistema de la socialización de los medios de producción.
Así para los fabianos las doctrinas colectivistas no pueden ser nunca el remedio general de los males sociales presentes sino uno particular para combatir aquellos que nacen de la defectuosa organización industrial y de la fundamentalmente inicua distribución de la riqueza. Para los inspiradores de la Fabian Society, el socialismo no puede ser en ningún momento una reforma que afecte un sabor de carácter religioso, ni una solución para los problemas relativos a las relaciones sexuales, ni una regulación para las cuestiones de la constitución familiar, tanto en la esfera jurídica, como en punto a su misión social.
El socialismo es una cuestión que afecta únicamente un carácter económico, buscando un nuevo sistema de organización de las fuerzas industriales y de la producción en general para obtener todos los medios indispensables para que el hombre pueda vivir socialmente, sin que con ello se limiten a sostener con Schaeffle que la cuestión social era una cuestión de estómago.
Sostienen, con Marx y Engels, y coincidiendo con todos los pensadores que comulgan en los principios de la interpretación materialista de la historia, que dentro de la evolución total social, la que orienta y dirige todo el movimiento y desarrollo de la actividad humana, es la evolución económica. Fatalistas en sus concepciones políticas, proclaman la inutilidad de toda lucha que tienda a variar el cauce natural porque discurre el torrente de las energías sociales, afirmando que la labor del político sabio y prudente está en orientarse conforme a ellas y, en ciertos momentos, favorecerles, para provocar los efectos que habían de producirse con mayor lentitud.
Sydney Olivier, en el capítulo Moral, de los Ensayos, dice de un modo claro que la ética del socialismo ha de manifestarse como un substratum espiritual de la organización productiva del porvenir, del mismo modo que la moral reinante es la expresión del régimen capitalista actual. Pero si en este punto se dan la mano con el marxismo puro, se diferencian de la doctrina del gran revolucionario alemán en la idea, fundamental para la ortodoxia colectivista, de que el valor no está fundado sobre el concepto del trabajo, sino que con Stanley Jevons sostienen como fundamento de esta categoría económica el final degree of utility. Desde este punto de vista los fabianos son los más decididos adversarios del marxismo puro, como lo prueban sus constantes polémicas con los partidarios de las doctrinas del gran Marx. Sus divergencias no son de índole teórica y doctrinal exclusivamente –véase el libro de Hyndmen, Economics of socialism–sino que, en el terreno de la lucha política, organización, táctica, &c., les separa una enorme distancia, o, si la distancia es corta, un abismo profundísimo.
En este respecto, los fabianos han sido considerados siempre por los socialistas ingleses como un partido burgués, pero nosotros nos atrevemos a sostener que mejor les cuadra el título de socialistas que el de individualistas, si estos dos nombres, en la jerga del colectivismo, representan las ideas del proletariado y burguesía.
Aplicando a la industria ciertas medidas propuestas por George en la reforma de la organización agrícola, se diferencian de un modo esencial de la Federatión socialist democratyque, desde el punto de vista doctrinal, diferencia que al traducirse en hechos de la vida real, les separa de un modo absoluto, en cuanto a los procedimientos de lucha.
Shaw{1}, de un modo contundente, dice que la táctica de los fabianos ha de consistir en sustituir la lucha de clases por la conquista teórica de los adversarios. Es decir, que enfrente de ese procedimiento guerrero de proletariado, organizado como clase, batallando contra la burguesía, el ideal fabiano pone ante todo la propaganda doctrinal como medio de conseguir prosélitos, aplacando los entusiasmos bélicos de los combatientes, declara ineficaz esa oposición de las dos grandes fuerzas sociales que batallan estérilmente y con perjuicio de la causa socialista.{2}
En el terreno de la propaganda científica, debemos asegurar que la Sociedad Fabiana llegó a poner en práctica todo género de procedimientos y agotó los más ingeniosos recursos. Conferencia, mitin, revistas, periódicos, carteles, cuestionarios, proclamas, &c., &c., estudiando los más interesantes problemas y proponiendo soluciones y dando orientaciones y medios para llevar a cabo las reformas pedidas.
Los cuestionarios dirigidos a los candidatos en los momentos de lucha electoral, fueron y son documentos interesantísimos, en los que se dan siempre entrada a los problemas de actualidad y que más pueden interesar a la masa obrera.
Como instrumento curioso de propaganda está el repertorio, profusamente repartido entre la gente campesina, intitulado “What the Farm Labourer wants”, modelo de sencillez y claridad en las ideas y en el estilo.
En la imposibilidad de tratar ahora –sin hacer demasiado extenso este trabajo– el aspecto principal y de más trascendencia para Inglaterra de la propaganda fabiana, el socialismo municipal, haremos de esta materia el objeto de un próximo artículo.
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{1} Véase George Bernard Shaw, The Fabián Society, pág. 26.
{2} Un acuerdo recientísimo de los fabianos viene a rectificar los procedimientos de lucha. Hablaremos de ello en otro artículo.