Filosofía en español 
Filosofía en español


Gorki elogia al gobierno bolcheviki

La obra cultural, creadora del Gobierno ruso, que trabaja en las más difíciles condiciones y al precio de heroicos esfuerzos, está a punto de tomar un incremento y una forma desconocida hasta hoy en la historia de la humanidad. No es esto una exageración. Hace poco era yo adversario del Gobierno y lo soy aún, naturalmente, sobre sus métodos de trabajo. Pero sé que los historiadores del porvenir, cuando estimen el valor de la obra realizada por los trabajadores rusos, no dejarán de admirar la magnificencia de su trabajo en el campo de la cultura.

No es este el lugar de citar algunos ejemplos; sólo quiero decir que todo hombre que se interese realmente en este movimiento, por el cual el pueblo ruso va a participar de la cultura mundial, que todo hombre que luche por la renovación del mundo, ha de sentirse dichoso de la rapidez y del ardiente celo del pueblo ruso en su esfuerzo para crearse una nueva vida y obtener su parte de conquista de humanidad. Paréceme que ya es tiempo para los seres pensantes y honrados de darse cuenta de que el capitalismo ha perdido su facultad creadora, que no es más que una pesada reliquia del pasado y un obstáculo para el desenvolvimiento de la cultura mundial, que excita la enemistad y el odio entre los individuos, las familias, las clases y las naciones, y que el hermoso sueño de la fraternidad de los pueblos no puede ser una realidad en tanto que exista un conflicto irreconciliable entre el capital y el trabajo.

No niego los servicios prestados por el capital a la porción laboriosa de la humanidad, con la carne y la sangre de la cual, crea las condiciones preliminares para una transición hacia formas nuevas, más completas y más justas de la vida de la comunidad, esto es, el Socialismo. Pero ahora, desde que esta guerra ha arrojado toda la luz sobre la incapacidad, la falta de humanidad, la crueldad del viejo sistema, cuya estupidez y podredumbre se han puesto en claro, ha sido pronunciada la sentencia de muerte del capitalismo.

Nosotros, los rusos, como pueblo que ha sido considerado justamente atrasado, como pueblo sin tradición, y por lo tanto, más arriesgado, más rebelde, menos sujeto al pasado, hemos sido los primeros en franquear resueltamente el paso que conduce a la destrucción de las tradiciones del Estado capitalista, y estamos convencidos que podemos en nuestra grande obra hacer un llamamiento a la simpatía y a la acción de las clases trabajadoras del mundo entero, lo mismo que a los hombres que antes de la guerra habían criticado, severa y justamente, las condiciones sociales bajo las cuales vivían los pueblos.

Si esas críticas tenían entonces algún sentido y fundamento, todos los hombres honrados de Europa y América deben reconocer nuestro derecho a dirigir nuestra vida como nosotros lo entendemos. Si una parte de los trabajadores intelectuales está realmente interesada en la solución de la cuestión social, debe levantarse gallardamente contra los que se esfuercen en reconstruir el anterior orden de cosas.

Vladimir Lenine sostiene fuertemente en su mano la antorcha de la revolución rusa que difunde su luz sobre el mundo entero. El proletariado y los trabajadores intelectuales deben decidir lo que sea mejor para ellos: o los defensores del antiguo régimen, los representantes de un sistema de gobierno de la minoría sobre la mayoría, sistema anticuado, imposible para el porvenir y destructor de toda cultura, o el jefe e iniciador de los nuevos ideales y sentimientos sociales que personifica para todos los trabajadores los hermosos pensamientos de dicha, de trabajo libre y de fraternidad de los pueblos.

En diferentes periodos de la historia han sido muchos los pueblos que han creído que ellos eran el Mesías llamado a salvar al mundo, porque en ellos había nacido la fuerza mejor y más ideal.

Bien claro está hoy que es al pueblo ruso, a ese pueblo hambriento, torturado por tres siglos de esclavitud y extenuado por la guerra, a quien la historia ha confiado esta gran misión. En medio de todo esto, Rusia dice a los trabajadores y a las gentes sensatas del Universo:

“Venid con nosotros hacia una nueva vida, para la creación de la cual trabajamos sin reservarnos nosotros mismos ni reservar a las gentes y a las cosas. Errando y sufriendo en medio de la gran alegría de la labor, dejamos todos nuestros actos al juicio imparcial de la historia. Venid con nosotros a batiros contra el antiguo régimen y a trabajar por las nuevas formas de la vida. ¡Adelante por la libertad y por la belleza de la vida!”

Máximo Gorki.