Filosofía en español 
Filosofía en español


Escritores Mexicanos Contemporáneos

Pbro. Don José Franco Ponce

Nació en la población de Manuel Doblado, perteneciente al Estado de Guanajuato, el 27 septiembre de 1887. En la misma población hizo sus primeros estudios, y al concluirlos ingresó en el Seminario Conciliar de León, en 1900. En este Seminario cursó humanidades, conquistando, merced a su aplicación, los primeros lugares en cada una de las asignaturas.

En 1906, por ser un alumno distinguido, se le designó para ocupar una beca en el Pontificio Colegio Pío Latino Americano, de Roma, plantel que, como ya hemos dicho en alguna ocasión, ha alcanzado fama por haber estudiado en él las ciencias eclesiásticas los más claros talentos de la América Española.

Durante su permanencia en Roma, asistió a las aulas de la célebre Universidad Gregoriana; para estudiar, como los otros alumnos del Colegio Pío Latino, Filosofía, Ciencias Naturales, Teología y Derecho Canónico.

En esa misma Universidad, en la que se hallaban inscritos alumnos de todas las naciones de la tierra, se le concedió el honor de que su nombre figurara entre los de los alumnos que sobresalían en los cursos. Entre otros actos universitarios, sustentó examen público, para la laurea de Filosofía, en junio de 1909, y tal acto, celebrado en presencia de más de cuatrocientos alumnos y de la totalidad del Claustro Universitario, resultó en extremo brillante.

En el mismo plantel, mereció ser designado, eligiéndosele entre un gran número de condiscípulos, para que sustentara otro examen público, que llevó a cabo con igual éxito que el precedente, en junio de 1913, obteniendo la laurea de Teología.

En diferentes concursos celebrados en la misma Universidad, obtuvo numerosos premios y medallas de oro, teniendo que disputárselos a estudiantes de valía.

En octubre de 1912 recibió las órdenes sagradas el presbítero Franco Ponce, y en septiembre del año siguiente emprendió el retorno a su patria.

Tanto en el Seminario de León como en otros establecimientos católicos de enseñanza, ha tenido a su cargo las cátedras de Filosofía y Ciencias, logrando la estimación de sus alumnos y el aprecio de sus superiores.

Buscando un campo más amplio para su actividad sacerdotal y un medio intelectual propicio para sus labores de escritor, vino a radicarse a esta capital en el año de 1914.

En 1919, a pesar de las circunstancias precarias porque atravesaba el país, pudo llevar a cabo la fundación de la Revista Eclesiástica.

Esta publicación fue adoptada el siguiente año, como órgano oficial, en la mayor parte de las diócesis de la República Mexicana. Dicha Revista ha seguido publicándose bajo su dirección, y en la actualidad es la primera en su género, pues está suficientemente prestigiada entre el elemento eclesiástico de todo el país y goza del favor del público, por contar con colaboradores de reconocida competencia, tanto nacionales como extranjeros.

Como alma de esa Revista, ha publicado en ella numerosos trabajos apologéticos, filosóficos, históricos, literarios y de controversia, sobre asuntos relacionados con el dogma.

Aparte de su labor periodística, el señor presbítero don José Franco Ponce ha escrito varias obras de interés, que han tenido una acogida franca por parte de la crítica y del público.

Entre las obras que ha producido su pluma, figuran como principales las siguientes:

Ipandro Acaico o Mons. Montes de Oca y Obregón, Arzobispo de Cesárea del Ponto, Obispo de San Luis del Potosí.

Varios literatos mexicanos y del extranjero se han ocupado de elogiar esta obra. En diciembre del año próximo pasado opinaba de ella un crítico de El Universal:

«Es todo un panegírico de Mons. Montes de Oca. Un panegírico lleno de noble entusiasmo. En este volumen, y magistralmente, el señor Franco Ponce compendia la vida y la obra de Ipandro Acaico; y constituye su obra, por tal hecho mismo, una contribución muy valiosa a nuestra historia literaria.»

Impreso en Santander, en 1921, apareció el libro del P. Ponce: Homilías sobre los Evangelios de todas las Domínicas.

El mismo diario decía, hablando del autor y de su obra:

«El doctor y maestro Pbro. don José Franco Ponce ha enriquecido nuestra literatura sagrada con la publicación de sus Homilias sobre los Evangelios de todas las Domínicas del Año.

Continúa en esta obra el señor Ponce nuestra noble tradición española en el género místico. A una suavidad y unción resultantes de la índole misma de los temas, aúnase vigor de pensamiento y de forma. El autor es laureado en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, y considérasele como una de las figuras más prominentes del clero mexicano.»

A raíz del fallecimiento de Benedicto XV, ocurrido en el mes de enero último, el presbítero Franco Ponce concibió la idea de escribir una obra sobre el finado Papa. Tituló este libro, Benedicto XV, Pontífice de la Paz y Benemérito de la Humanidad.

Bellamente impreso, con numerosas láminas, apareció hace pocos meses, dando lugar a los siguientes comentarios de la prensa:

«Dedica su libro el señor Franco Ponce a la memoria de Su Santidad Benedicto XV, “el gran Pontífice de la paz –dice—que, elevado a la cumbre del poder en la época más aciaga que registran los anales de los pueblos en los años en que la humanidad entera, poseída de salvajes furias parecía no respirar sino sangre, hizo resonar desde la colina del Vaticano su potente voz de Padre común de toda la Cristiandad, predicando el amor, la paz y la concordia, voz paternal y amorosa que en alas de los vientos repercutió en los campos de batalla y apagó más de una vez el fragor de los cañones, hizo caer de las manos las armas fratricidas y extinguió en los pechos rencores, odios y venganzas.”

Acaso en su exaltación entusiasta del Pontífice, el señor Franco Ponce vaya más de acuerdo con el fervor amoroso de su espíritu que con la verdad histórica. Porque es lo cierto que, por lo breve de su pontificado, así como por los tiempos en que éste se registró, la silueta del finado Papa es un tanto cuanto borrosa. Ni se apagó el fragor de los cañones ni cayeron de las manos las armas fratricidas por obra de la voz misericordiosa de Benedicto XV. ¡Ojalá que hubiera sido así! Ello no obstante, la obra diplomática de Su Santidad tuvo una elevada significación; así como fueron bellos y magníficos sus rasgos de misericordia y de piedad; circunstancias todas éstas que lo hacen digno de la gratitud y respeto de la humanidad entera, y que el señor Pbro. Franco Ponce, con documentación admirable, pone de relieve en su libro: a tal punto y con tan singular ciencia que nos da a conocer a un Benedicto XV casi ignorado para quienes nada saben de negociaciones entre las cancillerías y de íntimas familiaridades del Vaticano.»

«Parecería, dice otro crítico, que en nuestro medio intelectual no hay personas suficientemente documentadas para escribir la vida de un tan altísimo personaje como Su Santidad Benedicto XV; sin embargo, el joven sacerdote autor de esta obra nos demuestra irrefutablemente que, dentro del aislamiento mundano que le impone su ministerio sacerdotal, ha podido observar a través del tiempo y del espacio, no sólo los meritorios actos del jefe de la Cristiandad, sino los múltiples fenómenos sociológicos que se han producido en el mando durante los últimos años.

El joven padre Ponce es un paciente y disciplinado compilador de datos, escritor fluido y agradable, admirador sincero y entusiasta del Papa fallecido, y devoto convencido de la gran obra que realizó Benedicto XV.

Ensalza sobre todo su gran amor a la paz, a la concordia de los hombres y de las naciones, puesto en práctica durante la colosal guerra que no ha mucho terminó. Y desde ese punto de vista, que es el principal del libro, considera al Sumo Pontífice como uno de los hombres más grandes que ha producido la humanidad.

Menciona el autor las miradas de amor que Benedicto XV dirigió a México en momentos difíciles. Recuerda que a los cincuenta y dos días de su elevación al trono pontificio, envió un donativo al Episcopado mexicano, desterrado y perseguido entonces, a la vez que dirigía una tierna carta al Ilmo. señor Arzobispo de México, haciendo suyos los sufrimientos que padecían los prelados mexicanos.

Cartas semejantes escribió sobre la situación del clero de nuestra patria al Obispo de Texas y a otros prelados, aparte de otros muchos documentos que expidió concediendo indulgencias, bendiciones y otros bienes espirituales a los católicos de aquí.»

Por su labor serena y plausible, que resulta exótica en nuestro medio, debido a las amplias perspectivas que abarca, es merecedor el presbítero Franco Ponce de figurar entre los escritores de significación, pues aún producirá obras de importancia, según lo prometen su juventud y su cultura.