Filosofía en español 
Filosofía en español


El abandono del Sagrario por la fe sin Catecismo y sin obras

Quiénes no deben ser Marías
Normas concretas sobre la modestia

Como esperaba al escribir estas “Normas”, los queridos Directores de los Centros de Marías, se han apresurado a manifestar no sólo su completa conformidad con ellas sino sus enhorabuenas más entusiastas por lo que elevan y afinan a la Obra y por encontrar en las mismas un medio expedito y preciso de quitarse de ansiedades y perplejidades con respecto a la conducta un poco equívoca y de promiscuación de algunas Marías o aspirantes a serlo.

Este hermoso espíritu respiran las cartas que voy recibiendo de Directores y Marías de numerosos centros.

¡Dios sea bendito!

Debido a peticiones de esas mismas cartas las he impreso en una numerosísima tirada de hojitas del tamaño de nuestras “Hojas eucaristizadoras” y las pongo a disposición de los Centros para que puedan divulgar entre todas sus Marías el conocimiento y práctica de las mismas. Para ese mismo fin de la mayor divulgación, repito su publicación en El Granito a la vez que quedan aclarados dos o tres términos que, a juicio de algunos Directores, daban lugar a alguna duda en la primera publicación.

Dice así la Hoja:
 

A las consultas que de no pocos Centros me dirigen sobre lo que se puede permitir en concreto a las Marías en punto a modas y trato social, respondo con la natural repugnancia que cuesta recordar a las señoras cosas que nunca tuvieron que mentarse ni parece que debieron olvidarse y con toda la seguridad que dan la voz, o mejor, la queja del Corazón de Jesús y el acuerdo unánime de personas de autoridad.

No deben ser Marías

1.° Las que vistan trajes ceñidos o transparentes o tan escasos de tela que dejen al descubierto más de media pierna, contando desde la rodilla al suelo, o más de medio brazo o la más ligera parte del pecho o espalda, sean de la edad que sean.

2.° Las que sentadas, toman habitualmente la inmodesta postura de echar una pierna sobre la otra.

3.° Las que van tomando el peligroso proceder de reunirse y pasear solas con personas de otro sexo que no sean padres, hermanos o maridos.

4.° Las que sin necesidad van a playas en las que se bañan juntos hombres y mujeres, y menos aún si son de las desdichadas, que en el mismo traje de baño tratan y juegan con ellos.

5.° Las que, sin ser forzadas por padres y maridos ¡los hay tan desgraciados! frecuentemente asisten a teatros y cines sin preocuparse de la moralidad de lo que representen o a bailes modernos (agarrados), aunque no sea para tomar parte en ellos sino sólo para ver y entretenerse, o comer o tomar el té mientras los demás bailan.

6.° Las que se hacen cortar, afeitar y arreglar el cabello por peluqueros varones; que si no es moral que las mujeres hagan ese oficio con los hombres tampoco debe serlo a la inversa.

¿Que dejarán de entrar muchas o se disminuirá bastante su número?

No lo temo, porque gracias a Dios, aún están en mayoría las mujeres sólidamente piadosas y discretas.

Pero si es por ese motivo solo, lo sentiré por ellas y me alegraré por la mejor y más fina y limpia compañía que recibirá Jesús.

Me quedará el consuelo de decir con respecto a los sagrarios lo que el Papa ha repetido muchas veces de los Colegios dirigidos por Religiosas: que prefiere verlos vacíos que llenos de jóvenes inmodestas, olvidadas de la conciencia de su dignidad y de la dignidad de su conciencia.

Sí, y mil veces sí, más quiero ver a Jesús solo en su Sagrario vacío que a Jesús abochornado en Sagrarios llenos de mujeres inmodestas y provocadoras.

¿Que las admiten en otras asociaciones?

Entren en buena hora: pero en la nuestra que es obra de reparación no sólo no se admiten mujeres inmodestas sino que no deben admitirse más que las muy modestas, porque reparación y escándalo no caben en una misma alma y la mujer inmodesta, por muy reparadora que pretenda ser, es siempre causa de escándalo.

El uso del privilegio de la Misa en la casa de las Marías enfermas

Como Moderador general de la Obra, declaro y hago saber que las Marías que habitualmente no guardan estas reglas de modestia, no pueden gozar de este gran Privilegio, que se ha concedido por el Papa sólo en favor de las Marías enfermas que han cumplido como buenas cuando sanas.

Queridos Directores

Por amor de Jesús avergonzado y afligido por tanta inmodestia de niñas, jóvenes y mujeres que se llaman piadosas, por compasión hacia la Madre purísima del purísimo Jesús, por honor de la Madre Iglesia y de nuestra Obra y hasta por lástima de las almas, ¡sed inflexiblemente exigentes! ¡hasta la dureza! en no dar o en quitar la honrosa medalla de María a las que no acepten leal y generosamente estas reglas de modestia!

¡Que de las que queden, muchas o pocas, pueda decir con descanso el Corazón de Jesús: con éstas cuento!...

Málaga, Octava de la Epifanía de 1929.

Manuel González
Obispo de Málaga. Moderador General de la Obra de las Tres Marías y de los discípulos de San Juan