Problemas actuales
[ Germaine Dulac ]
¿Qué es el Cinema?
Se me presenta una cuestión: ¿Qué es el cinema? Yo entiendo que con ella, no se pretende comprometerme en una polémica de tendencias estéticas sino de orden moral. Hecha esta afirmación, veamos mi respuesta: “El cinema es un arte, puesto que hace una llamada para existir a la creación intelectual y sensible de los artistas, cuyo cerebro concibe y realiza las imágenes y los sonidos que lo componen. Y es también una industria puesto que, materialmente, depende de las sociedades financieras que lo sostienen y lo explotan comercialmente, sometiendo su desenvolvimiento a leyes puramente económicas. La corporación cinematográfica se compone también de dos fracciones netas y precisas. La fracción industrial es la que reúne los capitales y encarga la ejecución de films, según las condiciones del mercado. Y la fracción artística que es la creadora y técnica que compone y realiza estos mismos films con el ideal y la originalidad individual ligada a toda obra de arte.
A la parte industrial, incumben las responsabilidades financieras, la cualidad –yo subrayo comercial– del film que debe responder, para su mayor difusión, al gusto del público de su país de origen y al del mundo entero. Un film entrevisto industrialmente es el producto oneroso del que, el precio del coste, debe estar garantizado por una venta segura y amplia. Indiscutiblemente, es también una mercancía de primera necesidad, puesto que alimenta todos los días las numerosas salas cinematográficas de todos los países.
Sin embargo, el cinema, es más bien un arte que una industria. Es –quiérase o no– el reflejo intelectual y sensible de toda una raza; una expresión que exige, para desenvolverse, una idea creadora; un autor, por consiguiente.
Las cualidades comerciales de un film, no son las de la sensibilidad, las de la inspiración, las del valor técnico o todas las inherentes a un cerebro, a una ciencia, al último elemento de esencia artística…
Un producto industrial se repite, se imita, se copia. Cada film, posee, por el contrario, una forma personal; en un momento dado, se evade siempre de la red de fuerzas y de controles de quienes es tributario. Su valor depende exclusivamente de éste o de los que él crea: de éstos o de los creados por sus inspiradores y creadores visuales. Lógicamente, prácticamente, pertenece al arte y al comercio y no solamente al comercio pese a las teorías actuales.
Si existiese una entente completa y total entre el artista y el industrial llegaríamos a la forma perfecta del desarrollo cinematográfico. El realizador visual tiene necesidad del industrial para trabajar. Y el industrial, tiene necesidad del autor del film para crear lo que él considera simplemente como una mercancía, El comerciante que encarga una película, se equivocaría creyendo que el autor de “su” film, no es más que un simple artesano bajo su contrato de alquiler. Así pues, su fortuna, ¿no depende en su mayor parte del talento del realizador? Para ser más justos establecemos una asociación: el autor visual aporta su capital artístico, y el industrial su capital en especies comerciales.
Llegamos, pues, a otra cuestión: ¿qué es el autor de un film?
El autor de un film, en mi opinión, es el que hace salir de la nada la idea visual, la imagen y los productos sonorizables que crean la obra filmada. Los ejecutantes no pueden ser autores puesto que no hacen más que obedecer una sugestión, a una voluntad. La creación, está en el tema y en la imagen.
En una obra lírica, encontramos al autor del libreto y al autor de la música. La orquesta y los cantantes ejecutan, interpretan, pero no crean. En el cinema, la situación es idéntica. De una parte el tema; de la otra el desarrollo musical. Un libreto, un tema cinematográfico, pueden existir fuera de la música o de la imagen. Pero la música, solamente concede al libreto su valor lírico como la imagen solamente concede al tema su valor cinegráfico.
Algunas veces, no hay más que un solo autor: el compositor visual llamado “metteur en scène”. Otras hay dos autores: el compositor visual y el escenarista; el autor del tema y el autor de la idea.
En estos dos casos. el autor y los otros han creado. Han hecho obra artística y puesto que hay creación intelectual, hay invención; por consiguiente, propiedad. El autor, legalmente, no tiene derecho a pedir protección para su pensamiento realizado. ¡Por eso muchas veces, los autores de films, ven cómo la industria pone en duda todos sus derechos!
Una vez terminado un film, aceptado por la casa editora inclusive, es retocado –y recortado– frecuentemente, encubriéndose en las necesidades llamadas de difusión comercial. Nada de extraño en esto, sin embargo. La óptica de la escena, revela muy a menudo ciertos defectos pasados inadvertidamente a su lectura. Se ha visto muchas veces, ante la sola demanda de algún empresario, retocar y suprimir escenas antes y después de la presentación oficial del film. Generalmente, el autor, por sí mismo, produce algunos cambios. Pero casi siempre es ajeno a ellos. Nada comparable al cinema. El editor, dice frecuentemente: “He comprado o financiado este film y me corresponde en toda su propiedad”. Y el film es cortado y recortado; se invierten las imágenes y los conceptos sin que el autor de la acción y el autor del film sean prevenidos… hasta mucho más tarde. Y muchas veces, inútilmente. Y el nombre del pobre autor se estampa a la cabeza de una obra que no se parece en nada a la que él había creado. Sobre una obra, de la que él mismo reniega, por desequilibrada, ofensiva e ilógica.
Germaine Dulac