Un enemigo de Europa
La ofensiva del “leptinotarsa decemlineata” queda detenida en las fronteras de Alemania
Ludwig Kapeller
Europa está amenazada por un enemigo, el cual podría conseguir en brevísimo tiempo provocar un hambre aniquiladora en el Continente, sino se realizase con la mayor energía una campaña contra él.
Es un insecto coleóptero del tamaño de la punta de un dedo, el peor parásito del campo en nuestras regiones. Su denominación científica es “leptinotarsa decemlineata”. Se le llamaba antes escarabajo del Colorado, pero se le rebautizó después con el nombre de escarabajo de las patatas. Este coleóptero ha ganado ya una campaña. La segunda ofensiva ha sido contenida gracias a una organización modelo y a un gigantesco empleo de hombres y material.
El compañero inofensivo
El peligro que se cernerá sobre nosotros mientras no haya desaparecido del Continente europeo el último dorífora puede deducirse claramente de la historia de la primera campaña que emprendió en su patria, Norteamérica. Originariamente -como todos los parásitos- era un escarabajo inofensivo que vivía en solanáceas silvestres al pie de las Montañas Rocosas. Un Zoólogo lo descubrió en 1824, se extasió ante el insecto de sorprendente belleza y policromía y lo incorporó a la ciencia con el nombre de “leptinotarsa decemlineata”. Pues sólo era un insecto insignificante, con interés sólo para un par de naturalistas, que se alimentaba de cualquier planta sin importancia perteneciente a la familia de las solanáceas.
Pero estas solanáceas son una estirpe que nos proporciona ahora alimento, remedios y tóxicos y cuyo papel en la historia de la humanidad podría dar tema para la novela de una familia botánica. Pueden citarse aquí, para ilustrar su importancia, el tabaco, la belladona, el tomate y la patata. El escarabajo escogió entre ellas el tubérculo. Le resultó muy sabroso, lo encontró en enorme cantidad y así se propagó su pueblo en proporciones tan formidables que ahora puede llevar con razón el nombre con que hoy se le conoce.
La primera campaña
Lo que ocurrió cuando llegó a aclimatarse en las patatas no tiene precedentes en la historia de la entomología. En 1859 se encontraba el escarabajo todavía a cien millas al Oeste de Omaha, en Nebraska. En 1865 atravesó ya el Mississipi. Los sabios americanos informan a propósito de esta irrupción en Illinois que había recorrido el Estado en varios gigantescos cuerpos de ejércitos separados. En 1870 lo encontramos en Indiana, Ohio, Pensilvania, Massachussets y el Estado de Nueva York. Cuatro años más tarde alcanza la costa americana del Atlántico y este hecho bastó para poner a Europa en estado de alarma.
Esta pestilencial propagación en pocos años sólo fue posible por la fecundidad sin precedentes del escarabajo. En el transcurso de un año nacen tres generaciones y una sola hembra es capaz de producir una descendencia de más de treinta millones de hijos nietos y biznietos. No puede maravillar, por tanto, que en las épocas de los grandes vuelos en enjambre, cayeran también algunos cientos o millares en los buques fondeados en los puertos o en los tinglados del muelle, con lo cual podía considerarse ya en Europa.
Pero aquende del Océano se estaba alerta. Se prohibió la importación de patatas y otros tubérculos y raíces, fueron registrados los buques que arribaban de Norteamérica y se impuso a los cultivadores de patatas la obligación de vigilar con celo y escrúpulo sus sembrados. A pesar de ello lograron algunos escarabajos romper el bloqueo. En 1877 se encontraron en Mühlheim, sobre el Rin, y en Schildau (Alemania Central), cerca de Torgau. Diez años más tarde aparecieron en las proximidades de Hannóver. Hubo después en Alemania un largo periodo de calma y volvieron a presentarse otras dos veces, en 1914 y 1934, introducidos por barcos en ambas ocasiones a Stade. Se consiguió exterminarlos inmediata y radicalmente.
En Europa se forma una cabeza de puente
Después de la victoriosa terminación de su campaña en América no se tomó el dorífera ni un instante de reposo. Su afán de expansión le impulsó hacia Europa y no puede describirse con suficiente claridad el peligro que con ello surgió para el “continente de las patatas”. Hacia fines de la gran guerra logró poner pie cerca de Burdeos sin que se parasen en él las mientes. Fue descubierto en 1922. un mal presentimiento indujo a proseguir las investigaciones y se descubrió con horror que se había propagado tranquilamente sobre un territorio de doscientos cincuenta kilómetros cuadrados. El escarabajo americano había formado la cabeza de puente en Europa.
Entonces transcurrieron para Francia trece años funestos. Fueron estériles todos los esfuerzos realizados para exterminar el parásito. Francia fue conquistada por el insecto, que amenazó pronto a Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Alemania y Suiza. Así discurría el frente hacia el año 1935 -fue rebasada la frontera belga y se situó a veintidós kilómetros de la alemana, distancia peligrosísima por tratarse de un enemigo que puede avanzar al año ciento ochenta kilómetros.
Por eso todas las autoridades competentes reuniéronse en el Reich para deliberar sobre cómo se podría conjurar cuando menos en Alemania el peligro que se cernía sobre la libertad de alimentación del pueblo. En noviembre de 1935 se crearon mediante la fundación de un servicio defensivo los fundamentos de la organización de combate.
El ataque contra Alemania podía esperarse para 1936. así fue: el parásito apareció en veinticuatro municipios de la región fronteriza occidental. Pero el servicio de lucha contra el escarabajo, que había establecido su cuartel general en Heidelberg, permanecía vigilante. Durante el invierno de 1935/36 estaban ya dispuestas cinco unidades motorizadas que contaban con todos los instrumentos y utensilios necesarios para la lucha contra el insecto. Una franja de cien kilómetros de anchura a lo largo de la frontera fue declarada zona de peligro. Pudo reconocerse claramente el éxito de estas medidas: en contraste con los países vecinos, invadidos ya, el insecto sólo se encontró en 1937 en treinta y cinco puntos de Alemania, a pesar de la peligrosa vecindad.
El aciago año 1938
Entonces llegó “el aciago año” 1938. En otoño de 1937, a pesar de la magnífica organización y a pesar de la indudable localización del insecto en territorios agrícolas que no pueden considerarse cultivadores intensivos de patata, se agudizó considerablemente el peligro. En octubre se encontraban aún en el suelo abundantes escarabajos, había que contar con focos permanentes de parásitos en territorio alemán y durante una conferencia sobre la situación estratégica comprobaron los técnicos en otoño de 1937 que debían esperarse grandes invasiones desde Francia y que desde Bélgica, Luxemburgo, Holanda y Suiza amenazaban nuevos asaltos del enemigo alado. Esto representaba la ampliación del frente de combate.
Los temores concebidos para el año 1938 fueron superados por la realidad, que, según se dice en un informe oficial, “colocaba a Alemania, Luxemburgo, Bélgica, Holanda y Suiza, los países fronterizos con Francia, ante nuevas tareas casi imposibles de realizar.
El año comenzó con tiempo lo más desfavorable posible, sin que en primavera pudiera presentirse lo que ocurriría en verano. El proceso se inició en Francia, donde el 11 de marzo se encontró ya en Versalles, sobre un terreno, el primer escarabajo de las patatas. Tres días antes se había encontrado otro en Alemania, pero en una expedición de hortalizas procedente de Perpiñán. La estación rural germano-francesa de Ahun, que se había instalado para la lucha contra el parásito, observó en abril muchos vuelos aislados.
Entonces volvió la tranquilidad y los técnicos respiraron aliviados en los últimos días de abril y de mayo. El tiempo era malo y los escarabajos se arrastraban otra vez bajo la superficie de la tierra o interrumpían la puesta. Pero a fines de mayo se produjeron las condiciones climatológicas más favorables para la propagación del insecto: primero días sofocantes y después temporales del Sudoeste.
Cuando se lee la relación de los lugares donde aquellos días se descubrieron escarabajos se comprende lo fulminantemente que surgió el peligro para la cosecha de patatas.
Ocurría, por ejemplo, que cuando una mujer se dirigía al lavadero para llenar de agua un balde descubría sobre el grifo un escarabajo, que los niños hallaban sobre el empedrado del patio de la escuela los bonitos insectos y los llevaban a los adultos, que los ciclistas los sentían chocar contra su rostro, que aparecían en los canalones, en los depósitos y en lugares no tenían la menor relación con los patatales.
Naturalmente, se estableció entonces el máximo estado de alarma. Se reforzó el servicio de investigación y se emplearon sobre todo escolares. El número de lugares infestados creció enormemente. Frente a los 46 focos existentes en 1937 en los 35 lugares donde se hallaron escarabajos, había en 1938 14.841, procedentes sobre todo de Francia. La misma suerte que los territorios fronterizos alemanes corrieron Suiza, Luxemburgo, Holanda y Bélgica, los restantes países limítrofes con Francia.
Puede creerse ahora que estas cifras prueban la impotencia de la humanidad frente al insecto enemigo del mundo. Sin embargo, una sola, la correspondiente a los focos del año 1939, permite probar lo contrario: sólo se encontraron 12.210. El servicio de investigación y defensa pudo contener la amenaza ofensiva de 1938.
Se impide el arrasamiento de las cosechas
Esta descripción de los hechos nos muestra dos cosas. En primer término, la escueta enumeración de cifras patentiza la magnitud del peligro que amenaza a Europa. En segundo, puede reconocerse que el consecuente y ejemplar servicio alemán de investigación y defensa, al cual los sabios extranjeros dedicaron grandes elogios en el Congreso Internacional de Entomólogos celebrado en 1938 en Berlín, acertó a frenar esta avalancha de parásitos, pues se limitaron extraordinariamente los territorios invadidos por el escarabajo.
La esencia del peligro consiste en un arrasamiento de los campos de patatas. Las rojas larvas y los rayados escarabajos son capaces, si no se les detiene, de transformar en yermo toda la vegetación de los campos de patatas y de no dejar ni un solo tallo. Los treinta millones de descendientes que una sola hembra puede traer en un año al mundo de los patatales son capaces de destruir dos hectáreas y media de este cultivo. Con otras palabras, esto representa la pérdida de cuarenta y cinco toneladas de patatas comestibles, es decir, la carga de tres vagones de ferrocarril. Recordemos de nuevo que estos perjuicios son la obra de la descendencia de una sola hembra.
En Alemania no se han podido comprobar daños directos por el arrasamiento de las cosechas. Una amplia defensa pudo impedirlo. Pero el menos descuido en la vigilancia acarrearía inmediatamente nuevos ataques del enemigo. Los países que han sido devastados por el parásito tienen por ello el deber de hacer los mayores esfuerzos para reducir al mínimo el peligro del escarabajo en Europa occidental e incluso para expulsarlo por completo del Continente.
Ocho medios de lucha
La organización alemana de lucha contra este insecto, que ha demostrado ser eficaz y ejemplar, trabaja con ocho medios.
Figura en primera fila el servicio de investigación, al que precede una minuciosa propaganda en hogares y escuelas. Columnas de investigación integradas por 12 ó 15 personas examinan sistemáticamente el campo. La ejecución de esta tarea es de la competencia del alcalde. Si se encuentra un escarabajo, una larva o un huevo, hay que comunicarlo al alcalde o a las autoridades locales de policía, además de señalar el lugar del encuentro; los escarabajos han de ser muertos de acuerdo con determinadas normas, pero las larvas y huevos se dejan en el lugar del hallazgo para que los examinen los peritos.
Si se conoce la existencia de focos, se pone en ejecución la eliminación de los mismos, como tercera medida. En caso de encontrarse larvas, crisálidas o insectos jóvenes se limpia el suelo con cedazos. Después entran en actividad, para sanearlo, inyectores especiales con cuya ayuda se inyecta en el suelo sulfuro de carbono. Las plantas de patata existentes aún en los campos invadidos son protegidos en un radio de trescientos metros mediante la llamada inyección de arseniato de cal. Para estar completamente seguro, el foco descubierto se somete a vigilancia. En la zona de peligro puede ordenarse además el tratamiento preventivo de los patatales.
Estas ocho medidas han forjado con una rigurosa organización un arma eficaz que ha podido contener en las fronteras de Alemania el torrente de insectos. Han demostrado que el resultado compensa el esfuerzo cuando se hace de la lucha contra el parásito una causa del pueblo. Pues no fueron sólo los setecientos dieciséis especialistas, técnicos, funcionarios y obreros quienes pudieron anotarse el primer éxito que registra la historia de la lucha contra el parásito de la patata. La campaña fue posible sólo porque escolares, aldeanos y habitantes de las ciudades recibieron la ilustración necesaria en films y conferencias, folletos, volantes y fotografías. Únicamente así pudo ponerse en práctica la primera de las ocho medidas, el servicio de investigación.
El porvenir
Año tras año habrá que continuar efectuando investigaciones, inyecciones y saneamientos. Pues cuando alguna vez vengan tormentas tras días bochornosos de mayo o junio, volverán tal vez a llover del Oeste escarabajos de las patatas. Así se plantea la misión europea de agotar el manantial de esta calamidad y cuidar de que este pequeño enemigo no obtenga nuevas conquistas de terreno.
El dorífora no tiene adversarios naturales que se opongan a su propagación. El hombre intenta remediar esta deficiencia. Ha logrado vides resistentes a la filoxera. ¿Por qué no ha de conseguir algún día patatas resistentes al escarabajo?
Acaso se logre de otro modo el exterminio en masa de tales parásitos. El Instituto Biológico del Reich comprobó hace algunos meses que un moho, el “beauveria efusa”, ataca y causa la muerte del escarabajo. Se espera que los escarabajos infectados con las esporas de este hongo contagien a otros y se produzca entre ellos una hecatombe en masa.
Pero también se ha comprobado que el peligro de este insecto puede disminuirse mucho haciendo que las patatas se produzcan a mediados de junio en lugar de a mediados de mayo. El escarabajo no encuentra entonces alimento al despertar de su sueño invernal y perece en grandes cantidades. Además, se reproducen mucho menos.
Pero, por ahora, el servicio de defensa continúa siendo el recurso más fuerte contra el parásito. Todos los Estados europeos deben contribuir a mejorarlo y difundirlo sin cesar, pues es necesario preservar a Europa de una catástrofe en su alimentación.