Filosofía en español 
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Bibliografía

I. P. Pavlov, Los reflejos condicionados aplicados a la Psicoterapia y Psiquiatría, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1955

Hace 21 años, el 27 de febrero de 1935, fallecía uno de los hombres-cumbres de la ciencia universal, Iván P. Pavlov.

En su larga y fecunda vida, realizó aportes fundamentales al conocimiento del sistema nervioso y de la actividad cerebral; Pavlov fue un ejemplo, tal vez inigualado, de probidad científica, de honestidad absoluta en cada una de sus afirmaciones y de una incomparable tenacidad en la búsqueda de la verdad.

Y estas características, necesariamente, tenían que hacer de Pavlov un investigador materialista, al que ningún preconcepto, ninguna doctrina, ninguna influencia ideológica, podían apartar de una severa fidelidad a la verdad, de una actitud inconmoviblemente ceñida a la realidad a la que observaba, para investigar, deducir sus leyes, con una escrupulosidad, con una reiteración inacabable de pruebas y experiencias que garantizaban la seguridad absoluta de la veracidad de los resultados.

Diez y seis años pasó Pavlov con sus discípulos, preparando y realizando con rigor absoluto millares de experiencias sobre animales, antes de intentar la interpretación de los mismos reflejos en la especie humana; y cuando lo hizo, acumuló simultáneamente la más copiosa colección de reparos, prevenciones y observaciones, sobre la influencia que podrían tener en aquella interpretación las diferencias evidentes entre la especie humana y la animal.

El rigor científico de la obra de Pavlov la hace indestructible; su altísimo valor no sólo se mide por el camino seguro que abrió en la ciencia de la actividad cerebral, sino también por las conquistas ya efectuadas en el campo del tratamiento de numerosas enfermedades mentales y de los más diversos órganos en el triunfo de la técnica del parto sin dolor que comienza a aplicarse universalmente.

Las concepciones idealistas, que afirmaban –para concordar con las teorías místicas de un alma separada del cuerpo– que el pensamiento y toda la actividad psíquica eran independientes del cerebro material, ponían una barrera infranqueable a la comprensión de los fenómenos cerebrales, a la investigación misma de su origen y fundamento.

Pavlov, continuando la escuela fisiológica rusa de Setchenov, no podía admitir barreras a la investigación de la verdad.

Sus experiencias innegables, terminantes, demolían las falsas concepciones idealistas. Pavlov combatió por la verdad y no se arredró jamás. Su presencia en los congresos internacionales era combativa y revolucionaria contra todos los fetichismos pseudo-científicos.

La posición de sus adversarios no era nada cómoda; para no reconocer la justeza de las afirmaciones de Pavlov, tenían que dar el deplorable espectáculo de que se negaban a admitir la verdad si ésta iba contra sus posiciones idealistas. Así hizo el famoso fisiólogo inglés Scherrington, que le decía a Pavlov en 1912: “No, sus experiencias no tendrán éxito en Inglaterra, porque ellas son materialistas”; reiteraba esta afirmación en su libro El cerebro, su mecanismo, publicado en 1933, para culminar en 1942, en su nuevo libro El hombre y su naturaleza, negando la posibilidad del conocimiento.

Pero el camino del materialismo es el único certero, tanto en el terreno científico como en el social. Al tiempo que se agiganta la herencia de Marx y Engels, enriquecida con los aportes de Lenin y Stalin, y que ya está cambiando la faz del mundo, se afirman las concepciones científicas del materialismo; el mes pasado, el Papa Pío XII, jefe supremo de la vasta congregación idealista católica, hacia públicamente la apreciación concreta de los trabajos de Pavlov, y le decía a los creyentes que la técnica del parto sin dolor, conquista magnífica de la aplicación de los reflejos condicionados, podía ser aplicada sin desmedro de sus creencias.

Si esto es así o no; si las teorías idealistas pueden mantenerse junto a la teoría materialista que las niega y demuestra su razón con los hechos, es dilema que se les plantea únicamente a los idealistas. Los materialistas, ceñidos a la realidad, no tienen enredos de este género.

El hecho es que Pavlov con sus trabajos tenaces de más de 60 años de labor rigurosamente científica, realizó la unidad de la materia y el pensamiento, de la fisiología cerebral y de la psicología, arrojando luz sobre nuevos campos del materialismo científico.

No hay un médico para las almas alteradas y otro para la materia cerebral enferma; el fisiólogo y el psiquiatra están fundidos en un solo científico materialista que ahora puede curar.

Y es en este camino que avanza la medicina soviética, siguiendo los trabajos de Pavlov.

El régimen soviético rodeó al sabio Pavlov de todo lo necesario para la feliz continuidad y extensión de sus trabajos; le asignó considerables sumas para sus laboratorios y creó la estación fisiológica de Koltouchi para sus trabajos personales.

En 1921, a cuatro años de la Revolución de Octubre y en pleno periodo de guerras civiles e invasiones desatadas contra la joven república soviética, Lenin firmaba el decreto, al que se le llama “decreto pavloniano”, por el que se le aseguraban a Pavlov todos los elementos y condiciones para su labor científica, y se nombra a Máximo Gorki como presidente de la comisión encargada de garantizarle condiciones de vida tranquila y normal en los durísimos años de ese periodo.

Así pudo el sabio dar a sus investigaciones el impulso magnífico que caracterizó su obra de los últimos tiempos.

Estos trabajos han sido reunidos en un volumen, bajo el título de Los reflejos condicionados aplicados a la Psicopatología y Psiquiatría, editado en agosto del año pasado por “Ediciones Pueblos Unidos”.

El volumen tiene un prólogo y un apéndice. Como un símbolo de la unidad científica materialista, el prólogo lo escribe el Académico Orbelli, fisiólogo; el apéndice es un trabajo del Académico Popov, clínico psiquiatra. El interés profundo de estos trabajos sobrepasa la esfera técnica; constituyen una nueva y poderosa luz que aclara los problemas del ser y de la conciencia; y por sobre todas las cosas, marcan el camino de las realizaciones prácticas, de las conquistas efectivas en el dominio de las causas de las alteraciones psíquicas y psicológicas, de donde se desprenden indicaciones seguras para su curación.

J. F. Pazos