Octavio Nicolás Derisi
V Congreso Interamericano de Filosofía
I. Organización del Congreso
1. La primera nota de este Congreso es el modo singular cómo se ha elaborado su plan. El Comité Ejecutivo del V Congreso Interamericano de Filosofía invitó a los filósofos americanos a participar del mismo sin prefijar los temas a que habían de ajustarse los trabajos. El programa se organizaría de acuerdo a las comunicaciones presentadas. Tal procedimiento pudo aparecer a primera vista capaz de conducir a una multiplicidad informe de temas dispares; y sin embargo no sucedió así, ya que los trabajos pudieron ser ubicados fácilmente dentro de las divisiones clásicas de la Filosofía y de su historia. En cambio, se consiguió así resguardar mejor la libertad en la elección de los temas. Cada filósofo pudo elegir y tratar el tema que quiso y como quiso, sin adaptarlo a un plan prefijado.
A esta nota de amplitud del Comité organizador que facilitó el trabajo de los congresistas, debemos añadir una segunda, que hizo posible la participación de muchos filósofos desconocidos para el Comité: la de pedir a cada uno de los miembros más conocidos y especialmente invitados la nómina de diez filósofos de su propio país a quienes el Comité pudiese solicitar intervenir en la justa filosófica.
2. El Congreso tuvo lugar en Gallauder College –la célebre institución, única en su género. consagrada a la rehabilitación de los sordos– por un generoso ofrecimiento de su Dirección. Nunca olvidaremos los participantes del Congreso la cordial acogida y la constante y dedicada atención de que fuimos objeto por parte de la Dirección, profesores y personal del Gallaudet College, durante los días del Congreso. Realmente nos sentimos como en nuestra propia casa, rodeados del afecto y delicada solicitud por parte de todo el personal de esta institución, así como de los miembros del Comité Ejecutivo del Congreso y de sus familiares. Queremos nombrar aquí especialmente a Roderick M. Chisholm, Presidente del Comité Ejecutivo, a Cornelius Krusé, Presidente de la Sociedad Interamericana de Filosofía, y a Christopher B. Garnett, Presidente del Comité Local del Gallaudet College, aunque somos conscientes de muchas omisiones, ya que deberíamos recordar aquí muchos otros nombres. Al fin de la primera parte de esta relación vamos a consignar los de los diversos Comités del Congreso, que actuaron con tanta dedicación, y eficacia. [216]
Por primera vez, que sepamos, en la historia de estas reuniones, el Comité Ejecutivo logró concentrar en un mismo lugar el hospedaje de los participantes del Congreso y las sesiones del mismo. Con lo cual se logró no sólo evitar los inconvenientes del traslado, sino sobre todo realizar una verdadera convivencia y hacer vivir intensamente, full-time, el Congreso; pues las conversaciones y discusiones de los temas planteados en las reuniones del mismo, se pudieron continuar sin dificultad durante el día ya en los salones del Instituto, ya en su hermoso parque. Esta convivencia plena permitió un mayor acercamiento personal de los filósofos; lo cual, en reuniones como ésta, es sin duda uno de los saldos más valiosos de las mismas.
3. Las horas de trabajo del Congreso fueron distribuidas del siguiente modo: por la mañana las reuniones plenarias y, por la tarde temprano, las reuniones ordinarias. De este modo quedaban libres las últimas horas de la tarde, en las cuales el Comité Ejecutivo organizó visitas a las Naciones Americanas, a la Biblioteca del Congreso, a la Galería Nacional de Arte, a la Casa Blanca y monumentos de la ciudad, a un concierto y a un espectáculo de danzas folklóricas. Sin perder ningún día de trabajo, gracias a la buena organización y a los medios de traslado que el Comité puso a su disposición, los congresistas pudieron disfrutar de estos paseos y visitas culturales, que contribuyeron también a una mayor comunicación y amistad de sus miembros. Y sabido es que un trato íntimo favorece la mutua comprensión entre los hombres de buena voluntad y en muchos casos la bondad personal suaviza la agresividad e intolerancia que de sí tienen las ideas.
4. Finalmente, durante el Congreso reinó un espíritu de mutuo respeto, comprensión y cordialidad, que no lograron romper las discusiones –a veces sostenidas y un tanto agrias– de los filósofos. A crear tal ambiente contribuyó sobremanera el espíritu juvenil y generoso de los dueños de casa: de los miembros de los Comités Ejecutivos y Local ante todo, y también de los filósofos norteamericanos, en general. Su alegría desbordante y casi infantil, su amistad cordial y generosa, lograron contagiar a todos e imprimir esta impronta al ambiente. Porque la verdad es que los norteamericanos –también cuando son filósofos– poseen una vigorosa salud espiritual y un auténtico respeto por los demás, aún en el caso de profesar sistemas antiespíritualistas, neoempiristas y neopositivistas, que de por sí deberían conducir a la negación de tal espíritu. Diríamos que, aún en tales casos, como personas son superiores a sus ideas; y que éstas no han logrado diluir ni envenenar ese buen espíritu. [217]
5. Con el fin de obviar los inconvenientes provenientes de los dos idiomas de los congresistas, inglés y castellano, el Comité Ejecutivo tomó las siguientes medidas: la de publicar en mimeógrafo todas las comunicaciones en su lengua original –inglés o castellano o portugués– y en su traducción inglesa o castellana. Los congresistas tuvieron así la oportunidad de leer en su propio idioma todas las comunicaciones antes de las reuniones.
En segundo lugar, mientras los autores leían o exponían sus comunicaciones, los traductores las vertían al inglés y al castellano, según los casos, de modo que cada uno de los oyentes podía oír ya al propio relator ya a su traductor con un receptor auricular.
6. El Comité Organizador del Congreso estuvo formado por los siguientes profesores de Estados Unidos: Presidente: Roderick M. Chisholm; Vocales: Hubert G. Alexander, William R. Dennes, Marvin Farber, Elizabeth F. Flower, Christopher B. Garnett, W. V. Quine, Patrick Romanell y Herbert W. Schneider.
El Comité Organizador del Programa del Congreso estuvo formado por los siguientes profesores: Presidente: Patrick Romanell; Vocales: Hubert G. Alexander, Roderick M. Chisholm y Elizabeth F. Flower.
El Comité Local del Congreso estuvo formado por los siguientes profesores: Presidente: Christopher B. Garnett; Vocales: Aníbal Sánchez Reulet, Howard F. Cline, Monseñor John F. Ryan, Rdo. Padre Edward Jacklin, S. J., Ralph C. John, Eugene Holmes, Lucius Garvin y William Gerbert.
Debemos recordar aquí también, por su eficaz intervención, a la American Philosophical Association, con su Presidente Max H. Fisch, y a la Sociedad Interamericana de Filosofía, con su incansable organizador y Presidente Cornelius Krusé.
II. El Congreso en sí mismo
1. El Congreso abarcó los más diversos tópicos de la Filosofía agrupados de la siguiente manera:
- I. Sesiones plenarias
- 1. La Filosofía y los Filósofos.
- 2. Proyecto y Hombre.
- 3. Conducta humana. [218]
- 4. Kierkegaard y Heidegger.
- 5. Valor y ontología.
- II. Sesiones ordinarias
- 1. Lógica y Ética.
- 2. Kant y Mill.
- 3. Ética y Filosofía Social.
- 5. Filosofía del Arte.
- 6. Lógica y Verdad.
- 7. Descartes y el Cartesianismo.
- 8. Metafísica y Cosmología.
- 9. Filosofía de las Ciencias.
- 10. Historia de la Filosofía y Filosofía de la Historia.
- 11. Filosofía del Derecho.
- 12. Filosofía de la Cultura.
- 13. Filosofía del Hombre.
- 14. Existencialismo
- 15. Filosofía en América.
- 16. Filosofía de la Filosofía.
El Congreso ha reflejado las preferencias por las que se inclina la Filosofía actual en América, principalmente la Norteamericana, ya que, como era natural, los filósofos de este país formaban la mayoría del Congreso.
Tales preferencias se han polarizado principalmente en dos temas centrales en sus múltiples derivaciones: 1) el Hombre con sus diversos problemas sobre la persona en sí y frente a la Sociedad, su libertad y su conducta moral individual y social, su ser en el tiempo y en la historia, su cultura, el derecho y el arte; y 2) el problema del Saber Científico, y de la Lógica Matemática como su expresión más rigurosa.
2. El problema del Hombre y del Humanismo en todas sus manifestaciones es indudablemente el tema central de la Filosofía actual en el mundo, también en América.
Tal tema ha sido abordado en el Congreso en sus múltiples aspectos y con las más opuestas soluciones: desde la clásica-ontológica, que busca en sus raíces sustanciales de espíritu y [219] materia la constitución del ser del hombre y de las múltiples realizaciones de su vida y su relación con la Sociedad, hasta las existencialistas, que intentan explicar al hombre como algo que no es, desprovisto de toda naturaleza, y que simplemente se hace, pasando por las zonas intermedias de las descripciones empírico-fenomenológicas, culturales e históricas, sin mayor penetración metafísica.
Bajo la influencia germana de Dilthey y especialmente de Husserl, Scheler y Hartmann un buen número de trabajos del Congreso se han orientado hacia los problemas de la cultura y de los objetos y sobre todo de los valores, en relación principalmente con el Arte, la Ética y el Derecho.
El Tiempo y la Historia, en relación con el ser y el obrar del hombre, ha sido otro de los problemas abordados con más insistencia y desde diversos ángulos. Sin haber sido mencionado siempre en tales temas ha quedado patente la influencia, o la presencia al menos, de la Filosofía europea contemporánea, principalmente de Heidegger.
El problema de la Libertad, que acucia como nunca a la conciencia de Occidente –sin duda porque nunca el hombre ha estado más amenazado de perderla– ha sido tratado ya en un plano estrictamente ontológico o antropológico, ya en un plano moral en relación con la doctrina de las normas éticas y jurídicas.
Las relaciones de la Persona con la Sociedad fueron también siempre en un sentido personalista o en defensa de la persona individual frente al Estado, bien que con fundamentaciones diversas, en ocasiones realmente antipersonalistas. No se oyó ninguna defensa del monismo totalitario, y menos aún en su faz materialista dialéctica. Era natural que así sucediese en este Congreso, celebrado en un País que se enfrenta contra el Comunismo y donde el respeto a la libertad y a los derechos de la persona humana son realmente reconocidos y acatados como la razón misma de ser del Estado.
El Arte, en América como en Europa, sigue apasionando a los Filósofos, no tanto en la constitución misma de la factura artística, cuanto en las raíces humanas que lo nutren, es decir, como creación y proyección del ser mismo del hombre individual y social.
Es importante subrayar que en su mayor parte los trabajos presentados en torno a los diversos aspectos del ser del hombre –ontológico, antropológico, axiológico, ético, cultural, histórico y estético– se orientan a de-velar el sentido recóndito del hombre en su íntimo ser o en sus más variadas proyecciones, en busca de una solución constructiva, para organizar su vida individual y social, de acuerdo a sus exigencias espirituales y humanas, es decir, se orientan en busca de una solución espiritualista y humanista. ¡Lástima que muchos de esos [220] esfuerzos –en ocasiones de aguda penetración y casi siempre de elevada nobleza– no pasen de descripciones empírico-fenomenológicas y vagas aspiraciones sin alcanzar una sólida fundamentación, a causa del espíritu anti-metafísico de que vienen cargadas por prejuicios sistemáticos o metodológicos!
Es oportuno advertir finalmente, que la mayor parte de las comunicaciones de los filósofos latinoamericanos –fieles a su espíritu latino– se han ubicado en uno de los aspectos de este primer tema central del Congreso, acerca del Hombre; bien que sobre el mismo versaran también no pocos trabajos de los filósofos de Estados Unidos.
3. En cambio, el tema del Valor de las Ciencias y de la Lógica Matemática –abundantemente abordado en el Congreso– ha sido objeto de una preferencia abrumadora por parte de los representantes norteamericanos. Sin duda tal preferencia obedece a una realidad histórica por ellos vivida: el desarrollo enorme de las Ciencias empíricas y especialmente de las Físico-matemáticas y de sus aplicaciones técnicas. Un deseo de descubrir la estructura y valor de las mismas y de buscarles una expresión lógico-matemática adecuada y rigurosa ha conducido a los Filósofos de Norteamérica –aunque no exclusivamente a ellos, como puede verse en los trabajos del Congreso– a optar por ese tipo de Filosofía, de acuerdo a la realidad histórica tan intensamente vivida en su país, en consecuencia, por lo demás, con las preferencias pragmáticas de su propia idiosincrasia y con la tradición de los grandes representantes de la Filosofía nacional: James, Peirce y Dewey.
La Lógica-matemática contemporánea viene cargada del neoempirismo del Círculo de Viena: sólo lo verificable por la experiencia de muchos, es decir, únicamente lo material sensible, puede ser objeto de la Ciencia y de la Filosofía. Todo lo que trasciende estos fenómenos son pseudo-problemas.
Algunos Filósofos del Congreso participaban de esta concepción, que arbitrariamente limita el objeto de la Filosofía, privando a ésta de sus problemas más acuciantes y fundamentales, como el de la Metafísica –qué es el ser y el Ser divino–, de la Antropología –qué es el Hombre– y de la Moral –cuál es el camino del perfeccionamiento humano.
Sin embargo. muchos otros filósofos –acaso los más eminentes– han demostrado en el Congreso haber superado tales prejuicios neo-empiristas y puesto en claro que su posición denota solamente una limitación en la elección del tema filosófico. En efecto, no pocos de estos Filósofos que ahondaron los abstrusos temas de la Lógica-matemática simplemente buscan alcanzar un lenguaje matemático cada vez más preciso del concepto, sin otra [221] preocupación. Es cierto que por momentos, aún en algunos de ellos, afloró el nominalismo empírico, pero aún en tales casos nos quedamos con la duda de si tal posición empirista o materialista, subyacente a su concepción lógico-matemática o epistemológica, llegaba o no a constituir una tesis propiamente tal, en que se fundamentasen y dependiesen sus teorías lógicas. Más bien aparecía una dedicación exclusiva a la lógica-matemática o a la epistemología, sin intención, al menos confesada y expresa, de fundamentarlas en el empirismo
Como ya lo la advertido muy sabiamente uno de sus más eminentes cultores, el Padre I. M. Bochenski –y también J. Maritain– la Lógica-matemática como expresión matemática rigurosa del lenguaje y de los conceptos y juicios es independiente y separable de la Filosofía neo-empirista, tan pobre, que le dio origen. Más aún, sólo con independencia de ella y del consiguiente nominalismo es capaz de alcanzar toda su significación y fecundidad lógica. La validez de esta lógica no depende del neo-empirismo que le dio origen, sino que paradojalmente ha prosperado a pesar e independizándose de él.
Algunos trabajos y discusiones de Washington han demostrado el gran desarrollo y precisión que esta Lógica-matemática, cultivada por sí misma y sin prejuicios de ningún orden, ha alcanzado, especialmente en los cultores norteamericanos. Indudablemente el lenguaje filosófico ha logrado en ella una expresión cada vez más rigurosa, que permite llevar el raciocinio más y más lejos, a nuevos términos, y con un rigor y precisión hasta ahora no alcanzados, que eliminan casi enteramente toda posibilidad de desviación en el aspecto formal aún en los raciocinios más complicados y abstrusos.
De todos modos es éste uno de los puntos donde la Filosofía contemporánea ha logrado más positivos avances y más auténticos resultados, y uno de los pocos –sino el único– donde parece haberse conseguido una unanimidad sustancial de sus cultores.
El Congreso de Filosofía ha puesto en evidencia tales avances y tal unanimidad, debidos en gran parte a la seriedad e intensidad con que tales estudios se realizan en la actualidad en el mundo y especialmente en Estados Unidos.
4. El Congreso ha puesto en evidencia que el espíritu anti-metafísico, que con diversas alternativas ha dominado en América después de la Colonia, no ha sido enteramente dominado. Muy pocas comunicaciones del Congreso han versado ex-professo sobre temas metafísicos.
El problema gnoseológico, abordado por alguno que otro trabajo y tocado o subyacente en muchos, tampoco llegó a constituir preocupación dominante del Congreso: y se ve que desde la [222] Fenomenología y, más aún, desde el Existencialismo, ha perdido su carácter dominante y casi excluyente, que poseyó durante un siglo desde Kant.
El vigor del espíritu americano –aumentado en los norteamericanos por su salud física y psíquica– que busca confiadamente una salida a sus problemas, no confirió al Existencialismo y a las Filosofías nihilistas y pesimistas la importancia que poseen en Europa. Tales Filosofías apenas sí asomaron en el horizonte del Congreso y, en alguna comunicación, más a título de exposición y crítica, que de defensa.
Tampoco apareció, al menos claramente, la defensa del Materialismo dialéctico, aunque alguna comunicación, muy veladamente y sin nombrarlo siquiera, apuntara a cierta justificación del Comunismo.
Conclusiones
El fin de los Congresos, tal como de hecho se realizan, con la intervención de representantes de sistemas tan opuestos, no puede ser otro que el de reflejar la vida filosófica del mundo o de una región: en el caso de este Congreso Interamericano era el de reflejar la realidad filosófica de América. ¿Lo ha logrado?
Creemos que substancialmente sí. A través de sus múltiples comunicaciones y discusiones el Congreso ha hecho ver que la Filosofía en América es seriamente cultivada; que se ha superado en gran parte –aunque no del todo– la improvisación y la limitación de otros tiempos; y que para un número creciente de estudiosos de nuestro Continente constituye el objeto de una dedicación exclusiva. Sin embargo, debemos reconocer que aún no ha sido enteramente superado el gran mal que aqueja a la Filosofía y a la Ciencia americanas: la falta de consagración total a ella y el practicarse en ocasiones sin el debido instrumental metodológico y cultural. Todavía hay gente en América –aunque en número cada vez menor– como se vio en el Congreso, que dedicada a las Letras, a la Historia o a otras actividades, también consagra algún tiempo a la Filosofía; y, lo que es más grave, lo hace improvisadamente, sin la debida preparación metodológica, histórica y privados de la indispensable formación doctrinal. Y así no faltaron comunicaciones carentes de método y rigor filosóficos. Pero vamos en camino de superar esta deficiencia propia de los pueblos nuevos, según se pudo comprobar también en el Congreso.
El éxito de éste no es el haber descubierto un genio o haber develado una nueva teoría filosófica: sino haber cumplido con el fin señalado de semejantes reuniones: haber puesto de manifiesto la riqueza y la seriedad de una vida auténticamente filosófica, cultivada por un [223] número cada vez mayor de hombres exclusivamente dedicados con inteligencia y con amor a ella, pese a que sus resultados no hayan sido siempre extraordinarios y a veces hasta pobres; en estos casos a causa de no haberse alcanzado las condiciones metodológicas o formativas necesarias, cuando no la libertad indispensable para superar los prejuicios de sistemas o círculos. Porque en América, sobre todo en la del Sur, inciden en la Filosofía otras corrientes ideológicas, principalmente políticas y sectarias.
Lamentamos la ausencia de muchos Filósofos americanos en el Congreso. La verdad es que muchos Filósofos, a veces muy representativos, parecieran huir de estas reuniones, sea por miedo de comprometer su prestigio en las discusiones, sea también por la misma manera de ser de su vida contemplativa, que no se aviene siempre a estos encuentros. Los Filósofos más audaces en las especulaciones, son a veces tímidos en la vida cotidiana y en el contacto con los demás. Sea ello lo que fuere, es de lamentar tal ausencia, principalmente de numerosos Filósofos católicos de Estados Unidos, que por lo demás suelen tener sus congresos anuales entre ellos. No llegamos a comprender cómo este abundante y vigoroso pensamiento filosófico de Norteamérica no haya estado presente y aportado al Congreso su benéfica contribución.
Pese a esta y otras limitaciones, juzgamos que el V Congreso Interamericano de Filosofía deja un buen saldo en su favor. He aquí las notas sobresalientes de su contribución:
1) En primer lugar, haber realizado el fin primordial del Congreso: mostrar la realidad de la Filosofía en América.
2) El Congreso ha logrado además poner en contacto vivo y fecundo a casi trescientos Filósofos de toda América. Y como quiera que son ya cinco los Congresos Interamericanos de Filosofía, realizados con regular periodicidad, tales encuentros internacionales han contribuido a mantener un contacto vivo entre los principales Filósofos de América y a crear entre ellos una cordial amistad, que ayuda muy eficazmente a una mutua comprensión y a un intercambio espiritual fecundo entre los distintos representantes de la Filosofía en América.
3) Este mismo intercambio intelectual y cordial intensamente vivido durante varias jornadas por los filósofos más sobresalientes de América, ha contribuido también a tomar conciencia de las distintas direcciones por donde se encamina el pensamiento filosófico en nuestro Continente, en una palabra, a una visión comprehensiva de la compleja realidad histórica de la Filosofía americana en el momento actual. [224]
4) Estas múltiples y diferentes corrientes filosóficas, puestas de manifiesto en el Congreso, han mostrado que la Filosofía en América no es sino la Filosofía simplemente tal, la Filosofía que ha alcanzado su ápice en Occidente y, concretamente en Europa; y que los filósofos americanos, con su modalidad y estilo propios, son filósofos en la línea tradicional de Europa. La realidad del Congreso viene a echar por tierra el mito tendencioso de la Filosofía Americana, en el sentido de una Filosofía autóctono y diversa de la de Europa, ya que esta Filosofía Americana, con su manera de ser y sus problemas propios, no tiene sin embargo otra realidad ni otro sentido que la de la Filosofía europea o, mejor todavía, de la Filosofía universal o simplemente tal.
En conclusión, tanto por su organización, como por la vida filosófica tan intensamente desarrollada en sus jornadas, el V Congreso Interamericano de Filosofía ha aportado positivos resultados y constituye un verdadero paso hacia adelante en el camino de conquista de la Filosofía en el Nuevo Mundo.
Damos a continuación la nómina de los títulos de las Comunicaciones presentadas al Congreso con el nombre de sus respectivos autores:
Julio 1957, Lunes 8
Sesiones ordinarias
I. Héctor Neri Castañeda: Nota sobre la Lógica de los Fines y Medios. Alan Ross Anderson: The Logic of Norms. Charles A. Baylis: Empirical Grounds for Normative Ethical Judgments.
II. Bernard Wand: Reason, Grace and Freedom. David Baumgardt: What is left of the Categorical Imperative? George A. Clark: Is Mill’s Notorious Analogy Valid?
III. Mons. Octavio Nicolás Derisi: Relaciones del Bien de la Persona y del Bien de la Sociedad. William T. Fontaine: Segregation and Desegregation as Complex Ethical Agreement. Leopoldo Zea: Fenomenología y Dialéctica de la Derecha y la Izquierda.
Martes 9
Primera sesión plenaria.
Fulton H. Anderson: The Role of Aesthetical Concepts in Aristotle’s Philosophy. Robert J. Henle, S. J.: Intelligence and Modern Philosophers. [225] Cornelius Krusé: The Centenary of a Great American Philosopher: Josiah Royce. José Vasconcelos: La Etapa de la Armonía en el Pensamiento Filosófico. Jorge Millas: El Pensamiento Racional como Sustituto de la Experiencia.
Sesiones ordinarias
IV. Walter Blumenfeld: Valor y Valoración. Oliver A. Johnson: The Necessity of Value in a World of Facts. Peter A. Bertocci: The Person, Obligation and Value. J. Cruz Costa: História das Idéias e Valores.
V. Joseph Margolis: Proposals on the Logic of Esthetic judgments. Arthur Berndtson: Beauty and Embodiment. Max Rieser: Metaphoric Expression in Plastic Arts. Rosaura García Tudurí: El Aspecto Social del Arte. Samuel Ramos: Sobre Estética.
Miércoles 10
Segunda sesión plenaria.
Manuel Granell: Notas para una Ciencia del Autohacerse del Hombre. Curt J. Ducasse: Life, Telism and Mechanism.
Sesiones ordinarias
VI. George Nakhnikian & Wesley Salmon: ‘Exists’ as a Predicate. R. M. Martin: The Notion of Analytic Truth. Arthur Pap: Nominalism, Empiricism, and Universals. Hugo Adam Bedau: The Analysis of Thought.
VII. Robert C. Gilpin: Experience and Deduction in the Method of Descartes. Leonora C. Rosenfield: Peripatetic Adversaries of Cartesianism in Seventeenth Century France. Bogumil Jasinowski: Sur l’Impossibilité de Traiter le Probléme du Cogito Séparément de l’Argument Ontologique e de la Théorie Leibnitsienne de jugement Analytique. Camille Lhérisson: Les Nouvelles Bases Philosophiques de la Science. [226]
Tercera sesión plenaria
Eduardo García Maynez: El concepto y papel de las definiciones en el campo jurídico. Charles W. Hendel: Sovereignty and the Idea of Republic. Miguel Reale: A Crise do Normativismo jurídico e o Exigéncia de una Normatividade Concreta. John A. Irving: The Aesthetic Temper in Ethics.
Jueves 11
Cuarta sesión plenaria
Arthur E. Murphy: Examination of the Thesis of Kierkegaard that Truth is Subjectivity. Fritz Joachim von Rintelen: Heideger’s Existentialism.
Sesiones ordinarias
VIII. Charles Hartshome: The Primacy of Asymmetrical Relations as Clues to Philosophical Solutions. Walter Cerf: Abstraction and the History of Geometry. R. S. Brumbaugh: The Appearance of Time. Eduardo Nicol: El Fundamento Apodíctico de la Ciencia Metafísica.
IX. Francisco Miró Quesada: Crisis de la Ciencia y Teoría de la Razón. Mario Bunge: Sobre el Dominio Causal de las Leyes Naturales. Roberto Torretti: Causalidad y Evolución. Thelma Z. Lavine: The Genetic Fallacy and the Sciences of Man.
X. R. A. Tsanoff: Problems of the Historical Method in Philosophy. Pedro Vicente Aja: La Historicidad de la Vida Humana. Félix Schwartzmann: Significado de las Relaciones entre Naturaleza e Historia para el Conocimiento Histórico. A. R. Caponigni: The Time of History.
Viernes 12
Quinta sesión plenaria
Jaime Vélez Saenz: Sobre la Ontología de los Valores. Risieri Frondizi: Valor y Situación.
Sesiones ordinarias [227]
XI. Luis Recaséns Siches: Justicia. Investigación sobre las Implicaciones Axiológicas de la Idea Formal de Proporción. Mercedes García Tudurí de Coya: Esencia y Forma de la Democracia. Benigno Mantilla Pineda: Los Derechos Inalienables de la Persona humana. Ladislao Tamói de Tharnó: ‘Posibilidad’ y ‘Efectividad’ del ‘Ser’ del Derecho.
XII. José R. Echeverría: Reflexiones sobre la Cultura. Laureano Pelayo García: Contorno del Hombre. Carlos Cossio: La Opinión Pública.
XIII. Juan Adolfo Vázquez: La Idea del Hombre y los Planos del Ente. John E. Smith: Knowledge of Selves and the Theory of Interpretation. William E. Nietmann: Personal Decision and Knowledge.
XIV. Andrés Avelino: Los Problemas Antinómicos del Existencialismo de Heidegger. Agustín Basave Fernández del Valle: Un Bosquejo Valorativo del Existencialismo. José A. Franquiz: Hunger for God and Thirsi for Inmortality in Don Miguel de Unamuno. Angel J. Casares: La Autenticidad Existencial.
XV. Edward H. Madden: Charles S. Peirce’s Search for a Method. Emanuel G. Mesthene: The Role of Language in the Philosophy of John Dewey. Arturo Ardao: Arte y Estética en John Dewey y Pedro Figari.
XVI. Walter Robert Corti: A Swiss Conception of an International Phiosophical Academy. William Gerber: The Significance of Disagreement among Philosophers. Humberto Piñera Llera: El esencial problematismo de la Filosofía.
Mons. Dr. Octavio N. Derisi
The Catholic University of America
Washington, 15 de julio de 1957.