Crónica de cine
La nueva cara de Hollywood
por Alfonso Sánchez
Cada seis o siete años los temas se fatigan, cede la vocación por el hallazgo, hay una tregua en la inventiva y hasta parece que el aficionado al cine siente la necesidad de un reposo al esfuerzo intelectual a que ha estado sometido. Entonces, invariablemente vuelve a dominar el cinema norteamericano. Basta ver las carteleras de las principales ciudades europeas para comprobarlo. Jean-Luc Godard, con su gusto por la “boutade”, declara que cada ocho o nueve años los realizadores europeos debieran organizar un Vietnam en Hollywood. No falta tanto, pues asistimos a una transformación del sistema de Hollywood. Ya es revelador que los directores del año, en 1969, sean Frank Perry, Mike Nichols y Roman Polanski. También que Hollywood haya renunciado a las superproducciones de grandes presupuestos –la única excepción en 1969 es Paint your wagon– para confiar más en el talento.
El sistema de Hollywood nunca fue perfecto, pero cualquier mirada al pasado denuncia lo exagerado de algunas críticas. Cierto que son muchos los casos en que el productor traiciona al realizador con su manipulación de la película, pero eso no ha impedido la enorme cantidad de buen cine que ha dado Hollywood. Godard y sus compañeros de “nouvelle vague” lo reconocían con su admiración a ese cine que tantas enseñanzas les dio. Estos días he debido repasar la historia del “cine negro norteamericano” que nace con El halcón maltés, de John Huston, y asombra la cantidad de “obras maestras” que registra. Se habla también con desmesura de la “generación perdida”, pero al ver luego casos como el de Edward Dmytryk, queda la duda de si algunos realizadores “se perdieron” por los condicionamientos de esa hora o por la escasa cuerda de su talento.
Sam Peckinpah se lamenta de las manipulaciones que sufrió su película Mayor Dundee. El productor le amputó cuarenta minutos, cambió el montaje y varió el final, con lo que modificaba la moral de la película. En el final de Peckinpah, Dundee no encontraba al indio Charriba y se veía obligado a perseguirle sin fin. En cambio no sólo contrariaba el deseo de Peckinpah, que tiene sangre india por vía materna, de restituir la autenticidad de la vida del indio, sino su idea de que la acción constituye un fin por sí misma. Pero Sam Peckinpah tiene singular talento y se ha tomado pronto la revancha con Grupo salvaje, que viene a ser una continuación de Mayor Dundee. Se le califica como el film más violento de toda la historia del “western”. Cuando su estreno en París, Peckinpah declaraba: “He hecho Grupo salvaje porque estaba encolerizado contra toda una mitología hollywoodiense, contra una cierta manera de presentar a los criminales, contra el romanticismo de la violencia. Generalmente, los realizadores hacen trampa con la violencia, que en la mayor parte de las películas es un juego. En Grupo salvaje no es un juego. He querido que el público participe poco a poco en los momentos de violencia y arrojarle en la acción. Creo que todos estamos fascinados por la violencia. Debemos tomar conciencia de esta fascinación para combatirla.” Peckinpah confiesa haber visto miles de metros de noticiarlos y centenares de fotos sobre hechos criminales para realizar un film realista sobre la mala conciencia norteamericana. Grupo salvaje es una película física en un clima de cataclismo, pero en el fondo de su violencia épica laten varios temas. Entre los principales anotaremos la reacción contra la tiranía, la piedad por sus víctimas y las relaciones del hombre con la Historia. Sam Peckinpah se vale de un género clásico para hacer una serie de reflexiones sobre temas actuales. Es un realizador más joven por su cine que por su edad – tiene ahora cuarenta y cuatro años–, que ganó fama por su realización de The deadly companions, no conocida en las salas europeas. Era su primer largometraje después de una larga carrera como escritor y director de televisión y ayudante de dirección de varios realizadores. Duelo en la alta sierra reveló luego su potencia y originalidad.
Coinciden ahora en nuestras pantallas tres realizadores de las nuevas hornadas: Sam Peckinpah, George Roy Hill y John Boorman. Los tres retornan a las fuentes originales de géneros clásicos para anular sus convicciones, devolver su pureza, renovarlos en auténticas creaciones de autor. Esta es, a mi juicio, la revolución que se opera en Hollywood: permitir la creación personal del autor. Hay en estos realizadores, sobre todo en los dos primeros, junto al afán de desmitificar, el deseo de componer testimonios históricos. Grupo salvaje reconstruye varios hechos verídicos. El ataque de la compañía de ferrocarriles se inspira en un famoso hecho de los hermanos Dalton en 1894. El personaje de Mapache está inspirado en dos o tres generales de Huerta. La batalla está rodada en el mismo lugar donde se desarrolló durante la guerra civil mejicana, e, incluso las huellas de balas que se ven en los muros datan de entonces. Estas precisiones son dictadas por algo constante en el pensamiento de Peckinpah: los personajes en retraso con la Historia.
También George Roy Hill, del que nuestro público conoce su film anterior –Millie, con Julie Andrews–, se vale de dos personajes históricos, Butch Cassidy y Sundance Kid, en esa gran película que es Dos hombres y un destino. Ambos personajes están tratados tal como fueron en la realidad. Sólo se introducen algunas variaciones en el de Etta Place, a la que Kid encontró en un burdel. El tono es siempre realista. Sus momentos de comicidad nace del verismo de las situaciones. La forma es la clásica de la película de aventuras, pero con una aproximación moderna de los personajes, lo que consigue Roy Hill dándole una apariencia de cuento.
La personalidad fuera de serie de John Boorman se manifestaba bien en A quemarropa. Infierno en el Pacífico es su tercera o cuarta película. Con ella renueva el género de la película de guerra. Supone un ejercicio muy difícil. Hay una escena en la que Boorman indica bien claramente su intención de renunciar a toda facilidad: la del duelo. En una serie de “flashes”, Boorman insinúa el ceremonial japonés y lo que ambos rivales pueden o quisieran hacer. Una vez hecha la sugerencia, Boorman opta por lo difícil. Sólo dos hombres –la intervención de un tercero desmoronaría la situación– en una isla desierta. No hablan la misma lengua, por lo que todo diálogo resulta imposible. Es la aventura en abstracto, donde los personajes cobran valor de símbolos. Deben definirse, incluso dar sus antecedentes, por su conducta. Toda la expresión se confía a la fuerza de la imagen. El realizador opera con Lee Marvin y Toshiro Mifune, dos monstruos sagrados. Privados de la palabra, pues no se comprenden, deben recurrir a la potenciación del gesto. Son el actor-actor. La disciplina de Boorman les impide el riesgo de entregarse al “número”. El final parece llegar por sorpresa, pero es justo donde está la moral de la película: hasta los enemigos están dispuestos a unirse por instinto de conservación, pero apenas disponen de un mínimo de confort material reaparecen los prejuicios y vuelven al estado de lucha.
Tres realizadores, tres películas muy significativas de los cambios que Hollywood introduce en su sistema. Tres pruebas también de cómo el autor puede expresar su pensamiento a través de unos géneros clásicos, que de paso liberan de sus convenciones, les restituyen la autenticidad y los renuevan.
Desfile de estrenos
Hasta que llegó su hora. Cines: Lope de Vega, Canciller, Alcalá Palace, Infante, Alvi. Calma chicha en un argumento del Oeste --escrito y dirigido por un italiano que se ha distinguido en el género-- y en el cual se echa de menos la acostumbrada actividad de estos films. La paralización de las cámaras ante los hombres y la quietud y silencios de éstos desconciertan no poco al público, que no obtiene ningún otro valor a cambio. El tema, una venganza largamente esperada, tampoco renueva el cine del viejo Oeste, aunque un plantel de actores encabece la cartelera y no se haya escatimado nada respecto a la técnica. Producción: Rafrán - San Marco. Director: Sergio Leone. Protagonistas: Henry Fonda, Claudia Cardinale, Charles Bronson, Jason Robards.
La huella conduce a Londres. Cines: Capitol, Salamanca, Argüelles. Yul Brynner se maneja con soltura en el ambiente ya estereotipado de los agentes de policía internacionales que el cine ha puesto en las salas de proyección. Su laboriosa misión es alcanzar al escondido jefe de una banda de falsificadores de dólares que opera en todo el mundo. Ello le supone cantidades ingentes de movimientos, uso del revólver y de los puños y algunas muertes muy sentidas: entre otras, la de su propia prometida. Producción: David E. Rose. Director: Sam Wanamaker. Protagonistas: Yul Brynner, Charles Gray, Edward Woodward.
El hombre perdido. Cines: Palacio de la Prensa, Bilbao, Velázquez, Progreso, Regio, Liceo. Un problema --el racial-- está presentado aquí, en cierto modo, con acritud, pero suavizado para no herir susceptibilidades de los extremistas que pelean en ambos bandos. La gente de color en Estados Unidos –ya se sabe-- intenta integrarse en la vida normal del país, desde las escuelas al trabajo. Unos han elegido los métodos pacíficos, como las manifestaciones, sin oponer resistencia, y otros, los medios violentos. Universal Films da una muestra de ambas tendencias y cómo un “no violento” se ve obligado a matar y otro pacifista ayuda a su amigo perseguido, que sólo ansiaba idealísticamente un mejor futuro para las generaciones que ahora nacen. Producción: Edward Muhi – Melville Tucker. Director: Robert Alan Aurthur. Protagonistas: Sidney Poitier, Joanna Shimkus, Al Freeman Jr., Michael Tolan.
Golpe de mano (¡Explosión!). Cine: Palacio de la Música. Con el deseo de centrarse en un hecho de la guerra civil española del 36, en un plano desapasionado, Promofilm limita la trama a contar un suceso heroico, en el cual, lo mismo vencedores que vencidos, se muestran altamente valientes. Lo más dramático es que un odio personal empaña la hazaña que sin esto hubiera sido, en términos de guerra, considerada gloriosa. Pero el que cate en esta debilidad es castigado, juzgado y degradado. Toda la cinta cuenta la toma de un pueblo aragonés, en 1938, con bella fotografía y color y escogida distribución musical, dejando a la guitarra subrayar, con su elocuencia de sus cuerdas, los instante de más patético interés. Producción: José María Carcasona. Director: José Antonio de la Loma. Protagonistas: Simón Andreu, Patty Shepard, Daniel Martín, Rafael Hernández, Fernando Sancho.
I Delfini (“Juventud corrompida”) Cine: Alexandba (de Arte y Ensayo). Con una antigüedad que delatan desde los primeros planos las imágenes y el vestuario, esta película italiana, con subtítulos en español, es una versión más de la crítica con que se observa a las clases ricas de las capitales de provincia, donde la “dolce vita” enmascara unas vidas truncadas, frustradas y más lamentables que envidiables, pese al aspecto seductor que tiene para los conciudadanos que no la comparten. Aunque alguno de los envueltos en la red de esta sociedad viciada por el poder y por el dinero pretenda liberarse, no sabe hacerlo y queda preso en sus mallas. Producción: Lux-Vides. Director: Francesco Maselli. Protagonistas: Claudia Cardinale, Gerard Blain, Anna María Perrero, Betsy Blair, Thomas Millan.
Guapa, ardiente y peligrosa. Cines: Luchana, Torre de Madrid. Divagante comedia italiana en color, de amor y de robos ilógicos, deliciosamente encuadrada en una esmerada presentación, típica de las que desean quienes asisten al cine para evadirse de todos los problemas propios y extraños. Obra más de lucimiento de actores que de esfuerzo interpretativo o de tema. Claudia Cardinale y su compañero llevan muy atrayentes equipos montañeros y atuendos de diversa índole, según las incidencias que les depara el guionista, ducho en prepararles viajes intercontinentales. Producción: Franco Cristaldi-Vides. Director: Francesco Maselli. Protagonistas: Rock Hudson, Claudia Cardinale.
Le Defroque (“El renegado”). Cine: Peñalver (de Arte y Ensayo). De principio a fin, una cuestión religiosa que hace quince años era actual y que el paso del Concilio Vaticano II ha arrumbado, ante otros problemas más vivos y acuciantes del día presente. Se narra la soberbia de un sacerdote católico, de una gran inteligencia, que abandona su ministerio y con su actitud convierte a un descreído, que le devuelve a su Iglesia, después de un violentísimo encuentro. Dos cosas pretende este film: patentizar que el hombre ordenado es sacerdote “in aeternum” y el poder de la oración de los cristianos, o sea, la comunión de los santos. Descontado lo perdido por el paso del tiempo, la interpretación de los artistas, especialmente de Pierre Fresnay, es muy elogiable, En francés, con subtítulos en español. Director: Leo Joannon. Protagonistas: Pierre Fresnay, Pierre Trabaud. Nicole Stephane.
Espectador A
Publicación del Reglamento de la XV Semana de Cine de Valladolid
Acaba de ser publicado el reglamento de la XV Semana Internacional de Cine Religioso y de Valores Humanos de Valladolid, que se celebrará en dicha ciudad del 19 al 26 de abril próximo.
El reglamento consta de diecinueve artículos y está traducido a las lenguas francesa, inglesa, italiana y alemana, además de la española.
Este certamen otorgará los premios Lábaro de Oro, Espiga de Oro, Ciudad de Valladolid, San Gregorio y Carabela a los mejores largometrajes de valores religiosos y humanos, que destaquen el progreso espiritual de individuo y sociedad, de comprensión entre los hombres y de más calidad humana entre las obras presentadas por países del mundo hispánico, respectivamente.
Estrenos de No-Do para esta semana
NO-DO presenta esta semana en su “Revista Cinematográfica Española” número 1.413 versiones A y B, amplias informaciones sobre las inundaciones de Almería, el Salón de la Moda Española y los actos celebrados en Madrid con motivo de la festividad de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas.
Entre los reportajes, destacan los dedicados a un interesante estudio sobre las estrellas y a la actuación del circo soviético sobre hielo.
Los deportes están representados por el Cross Internacional de Lasarte y los campeonatos europeos de saltos de esquí celebrados en Innsbruck (Austria).
Las páginas en color, finalmente, ofrecen diversos aspectos del nuevo acuarama del zoo de Barcelona y un amplio reportaje sobre el monasterio benedictino de Samos (Lugo).