Filosofía en español 
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Joaquín Estefanía Moreira

Nobel de Economía

Un socialista y un derechista

La Academia Sueca ha premiado a la derecha y a la izquierda moderada. Hayek y Myrdal representan respectivamente, a la socialdemocracia y al capitalismo químicamente puro.

“La Real Academia Sueca de Ciencias ha concedido el Premio Nobel de Economía de 1974, a los profesores Gunnar Myrdal, sueco, y Friedrich von Hayek, austríaco, por ser los iniciadores de la teoría de las fluctuaciones monetarias y económicas y por su penetrante análisis de la interdependencia de los fenómenos económicos, sociales e institucionales.”

Gunnar Myrdal, defensor de la planificación económica estatal de la socialdemocracia, moderadamente socialista, comparte el Nobel con Von Hayek, conservador, autor de varios ataques furibundos contra el sistema de planificación socialista.

Gunnar Myrdal

Gunnar Myrdal no es ningún revolucionario. Simplemente preconiza una mejor distribución de la riqueza desde presupuestos moderadamente socialistas, presupuestos que en algún momento quedan totalmente olvidados. Su obra no es puramente económica; en sus estudios, la sociología completa el panorama que en cada caso analiza.

Myrdal es el principal teórico del “círculo vicioso de la pobreza y de la riqueza”. Basándose en el efecto acumulativo de ambos fenómenos advierte un principio de causación circular, partiendo de la desigual distribución de la riqueza. “Porque al que tiene se le dará y abundará, pero a quien no tiene se le quitará”, con esta frase bíblica, el profesor sueco resume su teoría sobre los desequilibrios acumulativos que afectan negativamente a los países en vías de desarrollo y subdesarrollados.

Por la distinta estructura de los países debida a la desigualdad en la distribución de la riqueza, los sectores productivos no tienen la misma significación, según Myrdal, igual que la industria juega un papel decisivo en naciones de alta renta per capita, en los países subdesarrollados ha de catapultarse prioritariamente la agricultura, creando la infraestructura precisa (carreteras, silos, transportes…), y permitiendo el alza de los precios de los productos agrícolas.

Este camino hacia el desarrollo no puede conseguirse en un sistema autárquico. Las razones que invalidan el proceso de industrialización como preferente en los países pobres son, la falta de personal técnico adecuado, el analfabetismo, las rígidas estructuras sociales, que impiden la efectividad de este concepto occidental. Myrdal considera que “lo razonable será esperar que un impulso considerable por la expansión industrial no pueda ofrecer directamente oportunidades de empleo, más que a una pequeña fracción de la fuerza laboral, e incluso esa ganancia puede ser contrarrestada parcial, total, o más que totalmente por efectos negativos”.

Pero los conceptos anteriores no son los únicos que han abarcado los estudios de Myrdal. Los análisis, teniendo en cuenta la dinamicidad de la economía, han sido pioneros de los trabajos que han contado con la variable “tiempo”, para la expresión de las relaciones y de los fenómenos económicos.

El enfoque estático, de carácter abstracto, queda definitivamente superado por las interdependencias y desencadenamientos de períodos sucesivos. Su monumental obra “Un dilema americano…” es un estudio socioeconómico del negro americano y de la democracia. “Nada hay más peligroso que la falta de disciplina para la democracia”, la exigencia de un control gubernamental que vigile por el cumplimiento de las leyes y el abandono de la palabrería socialista, “que amparada en principios igualitarios impide el desarrollo”, son los puntos básicos de este libro que sirvió de texto desde 1944 en que fue publicado.

Von Hayek

Austria se mantiene en el pelotón de cabeza entre los países con mayor número de premios Nobel. Friedrich von Hayek ha supuesto el decimonoveno para su país, cuando nadie lo esperaba. Como Myrdal, inició su carrera en los años veinte, ésa y su aproximada edad de nacimiento deben ser las únicas casualidades que les unen en el galardón económico de este año, un año en el que el premio de Estocolmo se está caracterizando por recaer en personas que más cerca están de ser viejas glorias que creadores en pleno rendimiento.

Joaquín Estefanía Moreira