Filosofía en español 
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Fueros vascos

Guipúzcoa y Vizcaya los reivindican

Suprimido ya el calificativo de “provincias traidoras”, Vizcaya y Guipúzcoa reivindican nuevamente sus Fueros tradicionales.

“A pesar de ciertos partidismos y mutuas contradicciones en que han incurrido algunos historiadores de la época que vamos a tratar, hay hechos en la historia que, por su magnitud, no pueden ser ocultados ni olvidados.

Este es el caso de los sistemas e instituciones por las que se rigieron los pueblos vascos desde tiempo inmemorial hasta hace menos de cien años, concretamente hasta 1876, en que, como consecuencia de la pérdida de las guerras carlistas, les fueron arrebatados por el poder centralista.”

Con estas palabras comenzó su conferencia, en el Ateneo madrileño, Jesús María Arrieta Sagasti, bajo el título general “Visión panorámica de los Fueros vascos”. Que el tema interesa quedó nuevamente ratificado a juzgar por la enorme asistencia de público con que contó en esta ocasión el Aula de Cultura Vasca.

“Los Fueros no provienen de privilegio –puntualizó Arrieta–, sino de contrato pactado. Estos Fueros forman parte de las condiciones con las que las provincias vascongadas se unieron a la corona de Navarra, primeramente, y a la de Castilla, más tarde.”

Provincias traidoras

Los Fueros vascos ratificados en el Convenio de Vergara, de 1839, fueron modificados y profundamente limitados por la ley del 21 de julio de 1876, como consecuencia de la pérdida de la segunda guerra carlista. Tan sólo Navarra consiguió solucionar su situación en 1841 y, actualmente, es la única que mantiene sus tradicionales privilegios.

Guipúzcoa y Vizcaya mantuvieron el último vestigio de los Fueros, el llamado “Concierto económico”, hasta 1937, privilegio que desapareció, “en razón de que cuando se produjo el Movimiento Nacional sus tropas militaban al lado de los republicanos, puesto que había sido la República –nos dice Arrieta– quien les concedió, en 1936, el decreto de autonomía. El mando nacional castigó a Vizcaya y Guipúzcoa derogando esta ley del concierto económico”.

La ley de Derogación, de 1937, calificaba a Vizcaya y Guipúzcoa de “provincias traidoras”, preámbulo calificador que se ha mantenido hasta la ley del 6 de junio de 1968, en que fueron suprimidos estos términos.

La ley de Bases de Régimen Local, que comenzará a debatirse probablemente a principios del próximo año, contiene una enmienda firmada por el procurador familiar por Navarra, Jesús Ezponda Garaicoechea, que aúna el sentir de diversos procuradores en torno al problema de los Fueros de Guipúzcoa y Vizcaya.

Dicha enmienda, presentada el pasado mes de julio, dice textualmente:

“Que en las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa se restablezca su régimen tradicional de acuerdo con la situación legal concertada y vigente con anterioridad al 23 de junio de 1937, y acomodada a las circunstancias actuales.”

Su justificación viene expresada en el siguiente texto:

“Los evidentes antecedentes históricos demostrativos de una situación, de hecho y de derecho, que tuvieron siempre estas provincias hermanas y cuyas reivindicaciones han sido reiteradamente expresadas por la eficacia demostrada en la administración y gestión de dichas provincias en la época que tuvieron los Fueros, el concierto económico y las consecuencias que supone la permanencia de una situación inviable dentro de una comunidad.”

Puestos al habla con Jesús Ezponda nos ha manifestado que, a su juicio, no basta con que se revierta de nuevo a Vizcaya y Guipúzcoa el concierto económico, sino que es necesario devolverles todo lo que en su día tuvieron.

Ezponda cree que en esto de los Fueros se han perdido ya veinte años. “Si hoy Guipúzcoa y Vizcaya gozan de un buen nivel de vida –subraya–, ¡imagínese qué ocurriría si gozasen de sus privilegios tradicionales!”