Filosofía en español 
Filosofía en español


Impresiones

La Fiesta de hoy

Fiesta hispana por excelencia la de hoy, en que todos los pueblos de habla castellana celebran una de las más gloriosas efemérides de la Humanidad: el descubrimiento de América.

En la solemne conmemoración, donde rendimos fervoroso culto a las históricas figuras de Colón y de los Reyes Católicos, España y sus hijas de América, se unen espiritualmente para enaltecer al sabio y audaz navegante y a su augusta valedora la católica Reina Isabel.

Pero el himno triunfal que los pueblos de cuna común entonan, tiene acentos y matices que se confunden en un mismo purísimo amor, el amor a la raza evidenciado en sus anhelos de progreso y civilización.

Campea en el ambiente de esta fiesta un espíritu superior, fuerte y libre, que no quiere recordar del pasado sino el punto de arranque, la hazaña grandiosa del que se han deducido tanto hechos fundamentales, transcendentes en la vida del mundo, dejando sumidos bajo la losa guardadora del pasado sucesos y episodios que pugnan con la realidad del presente y las perspectivas del futuro.

¡La raza!…

¡Qué orgullosos se sienten los pueblos iberoamericanos de pertenecer a nuestra raza que les incorpora a nuestra Historia. El alma hispana, noble, valiente y generosa impera en ellos que son por ella grandes y fuertes y es ella la que les hace ser una promesa viva en los destinos de la Humanidad.

No se comprende del mismo modo aquí que allá esta hermosa fiesta. Es en nosotros distinto el ambiente, menos limpia la atmósfera, más limitados los horizontes.

América, al emanciparse de la madre España, supo despojarse de lo que tienen de más pernicioso y asfixiante todas las tradiciones, aún las más venerandas y gloriosas. Dijérase que sólo se reservaron el espíritu de los Comuneros de Castilla y de los Justicias de Aragón; y con basamentos tan recios y firmes forjaron sus respectivas nacionalidades que poco a poco se depuran y perfeccionan.

En América, y con ocasión de la Fiesta de la Raza, se afirma el culto a la Justicia, al Progreso y a la Libertad. Nosotros les contemplamos admirativamente con infinita simpatía y mientras, nuestros vates cantores conquistan la inmortalidad cantando las proezas del Cid, la belleza de la mujer y la pujanza de los pueblos que nos enorgullecemos de haber civilizado y que ya son nuestros maestros.

Emilio